Capítulo 1: Un Mundo Más Grande

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Aclaraciones antes de empezar:

- Trataré de usar un nuevo formato de diálogos para probar a ver como queda.

- Trataré de darles mejores personajes de lo que les doy, saliendo de lo cliché

- No planeo ofender a nadie, es una idea que vengo barajando desde hace mucho

- No va a durar mucho, no más de 15 caps, como máximo.

Ahora con La Historia:

La tarde empezaba a desvanecerse en un ocaso rojizo cuando Jiraiya llegó a las ruinas ocultas en un rincón remoto de lo que él consideraba el fin del mundo conocido. Su viaje lo había llevado más allá de las montañas occidentales, a través de desiertos inhóspitos y bosques impenetrables, siguiendo pistas vagas sobre un templo olvidado. El aire estaba cargado de una energía antigua, casi mística. Jiraiya, con su inconfundible melena blanca y su túnica roja adornada con un gran símbolo de "油" en la espalda, sentía una mezcla de emoción y cautela. Sabía que lo que había descubierto no era una simple reliquia del pasado.

Las ruinas estaban rodeadas por una vegetación densa y retorcida que parecía desafiar el paso del tiempo. Columnas caídas y estatuas mutiladas salpicaban el paisaje, sugeriendo la grandeza de una civilización olvidada. Los muros de piedra erosionados por siglos de viento y lluvia estaban cubiertos de extraños símbolos que, a pesar de su apariencia, no pertenecían a ninguna escritura que Jiraiya conociera. Eran curvos, estilizados, y tenían una cualidad casi alienígena.

—"Esto no es solo historia... es algo más," —murmuró para sí mismo mientras recorría con la yema de sus dedos las inscripciones en una columna. Su expresión se endureció. "Un poder diferente... algo que ni siquiera los sabios mencionaron."

Mientras avanzaba más allá de la entrada principal del templo, un brillo débil atrapó su atención. Un pasadizo oculto había quedado al descubierto entre las piedras desplomadas. Sin perder tiempo, Jiraiya se deslizó por la grieta estrecha, descendiendo por una escalera de piedra que crujía bajo su peso. La oscuridad era profunda, pero él podía sentir la presencia de algo esperando en las profundidades. A medida que avanzaba, el aire se volvía más denso, cargado de un aroma metálico y húmedo.

Al final del túnel, una cámara circular lo recibió. En el centro, sobre un pedestal desgastado, una esfera flotante irradiaba una luz etérea. Jiraiya se acercó, intrigado. La esfera parecía mostrar un mapa... pero no era el mapa de su mundo. Los continentes no coincidían, los océanos no estaban donde debían, y las líneas de costa eran completamente ajenas a cualquier referencia conocida.

Jiraiya frunció el ceño. "¿Un mundo diferente... o una dimensión alterna?"

Con un gesto casi instintivo, extendió su mano hacia la esfera. En cuanto sus dedos rozaron la superficie brillante, sintió una sacudida que lo desorientó. Una fuerza invisible lo arrastró hacia adelante, envolviéndolo en un torbellino de energía. El mundo a su alrededor se desvaneció, y cuando abrió los ojos nuevamente, ya no estaba en las ruinas.

Ahora se encontraba en un paisaje completamente distinto. Las montañas agrestes y la vegetación selvática habían sido reemplazadas por verdes colinas onduladas que se extendían hasta donde la vista alcanzaba. Un cielo gris, con nubes pesadas que prometían lluvia, se alzaba sobre él. A lo lejos, una ciudad de aspecto europeo dominaba el horizonte. Jiraiya podía ver edificios de ladrillo con chimeneas humeantes, techos inclinados y una gran torre de reloj que resonaba a lo lejos, marcando el paso del tiempo. Las calles estaban pavimentadas con adoquines, y el sonido de ruedas girando sobre la piedra llegaba hasta él.

"¿Dónde diablos estoy?" —se preguntó en voz alta. Su mente estaba en pleno proceso de asimilación, pero su instinto lo obligaba a mantenerse alerta.

El sonido de motores le llamó la atención. Girando sobre sus talones, observó algo completamente desconocido para él: vehículos con carrocerías metálicas y luces en la parte delantera se desplazaban por las calles. Los vehículos se movían a gran velocidad, y a su paso, dejaban un zumbido vibrante que resonaba en los oídos de Jiraiya. Eran automóviles, algo que en su mundo no existía. Aunque había visto carruajes tirados por caballos, estos "carros sin caballos" le parecían asombrosos.

—"¡Vaya, esos son... monstruos de hierro!" —exclamó en voz baja. Sus ojos se abrieron con asombro infantil, aunque su expresión pronto se suavizó en una sonrisa amplia—. "Tsunade no creería esto, ni aunque se lo mostrara."

Jiraiya caminó hacia la ciudad, observando cada detalle con la curiosidad que lo caracterizaba. Las personas que pasaban a su lado hablaban en un idioma que no entendía, pero la cadencia y la estructura del lenguaje le eran familiares; sonaba a lo que alguna vez había oído en un libro antiguo sobre lenguas europeas. Los hombres y mujeres vestían de manera completamente distinta a lo que estaba acostumbrado: abrigos largos, sombreros elegantes y bufandas de lana. Parecían menos guerreros y más estudiosos o artesanos. Pero Jiraiya sabía que las apariencias podían engañar.

Al adentrarse en la ciudad, llamó la atención por su aspecto inusual. Su cabello blanco, desordenado y suelto, junto con la vestimenta de shinobi, destacaban en medio de la moda victoriana que predominaba en las calles. Pronto, un pequeño grupo de hombres uniformados, que parecían ser soldados o agentes de alguna autoridad local, se acercaron a él. Sus uniformes azules, decorados con insignias doradas, sugerían que eran guardianes de la paz.

—"You there! Stop!" —dijo uno de ellos, señalando a Jiraiya con firmeza.

El sabio pervertido levantó las manos en un gesto pacífico, sonriendo de manera despreocupada, aunque sabía que la situación podría complicarse.

—"Lo siento, chicos, pero no hablo su idioma," —dijo en tono jovial, aunque su mente ya estaba trabajando en cómo resolver la situación.

Los agentes intercambiaron miradas de confusión. Jiraiya aprovechó el momento para realizar un jutsu simple de genjutsu, haciendo que los guardias lo percibieran como un visitante inofensivo. Funcionó lo suficiente para que lo llevaran a un edificio imponente de piedra oscura. Allí, un hombre de cabello gris bien peinado, con un porte sofisticado y expresión severa, lo recibió. Era obvio que se trataba de un diplomático o alguien con poder.

Gracias a la intervención de un traductor y una conversación llena de gestos y dibujos en papeles, Jiraiya logró explicar parcialmente su procedencia. Cuando realizó algunas técnicas ninja como la creación de clones y la invocación de un pequeño sapo, la sorpresa y el asombro en los rostros de los presentes fue evidente. El diplomático, tras recomponerse, comenzó a discutir las posibilidades de un intercambio cultural.

Mundo Shinobi, Konohagakure no Sato:

Días después, Jiraiya regresó a su mundo con la intención de informar a Minato y Kushina sobre su descubrimiento. La residencia de los Namikaze estaba tan animada como siempre. El jardín estaba lleno de risas mientras un pequeño rubio de cuatro años, con ojos azules llenos de energía, corría de un lado a otro. Naruto, siempre inquieto y curioso, jugaba a ser un ninja, imitando a su padre. Vestía un sencillo conjunto naranja, su color favorito, mientras su cabello en punta se agitaba con cada movimiento. Kushina, una mujer de largos cabellos rojos que caían en cascada sobre su espalda, lo perseguía con una sonrisa.

—"¡Naruto! ¡No corras tan rápido o te caerás!" —gritó con cariño, aunque se notaba la diversión en su voz. Ella llevaba un delantal blanco, claramente en medio de las tareas del hogar, pero siempre dispuesta a participar en las travesuras de su hijo.

Minato, un hombre alto de complexión delgada pero atlética, con cabellos rubios y cortos que reflejaban su juventud, observaba la escena desde el porche. Vestido con su característico abrigo blanco con llamas rojas en el borde, no podía evitar sonreír ante la vivacidad de su familia. En sus brazos, sostenía a Menma, su hijo menor, que apenas tenía un año y balbuceaba mientras trataba de alcanzar los mechones dorados de su padre.

—"Es incansable," —comentó Minato con una sonrisa tranquila—. "No sé de dónde saca tanta energía... aunque creo que tiene mucho de ti, Kushina."

Kushina dejó escapar una risa mientras finalmente atrapaba a Naruto y lo alzaba en sus brazos, haciéndolo reír a carcajadas.

—"¡Claro que sí! ¡Es un Uzumaki! Estamos hechos para nunca rendirnos," —dijo con orgullo, sus ojos resplandeciendo con determinación.

La escena familiar fue interrumpida por la llegada de Jiraiya, quien, con su habitual entrada despreocupada, les hizo un gesto de saludo. Pero la expresión en sus ojos era inusualmente seria, algo que tanto Minato como Kushina notaron de inmediato.

Una vez dentro de la casa, Jiraiya les explicó en detalle su descubrimiento: la existencia de un mundo paralelo con un nivel tecnológico muy avanzado, y la oportunidad de establecer un vínculo que podría beneficiar a ambos lados. Minato escuchaba atentamente, con el ceño fruncido. Kushina, sin embargo, fue la primera en hablar.

—"¿Estás sugiriendo que enviemos a Naruto a vivir a ese lugar?" —preguntó, claramente escéptica.

—"Lo sé, suena peligroso, pero escúchenme," —dijo Jiraiya, cruzando los brazos mientras trataba de ordenar sus pensamientos—. "Ese mundo tiene conocimientos y técnicas que podrían complementar lo que ya sabemos. Además, es un lugar más seguro para él. Allí, Naruto no sería el hijo del Hokage ni el portador del Kyūbi; sería un niño normal, sin la carga que aquí se espera de él."

Minato intercambió una mirada preocupada con Kushina. Ambos sabían que el futuro de Naruto en Konoha estaba lleno de expectativas y peligros, pero la idea de enviarlo tan lejos les resultaba difícil de aceptar. Kushina, en particular, apretó los puños.

—"Jiraiya-sensei, Naruto es mi hijo. No puedo imaginarme separarme de él tan pronto... solo tiene cuatro años."

Minato colocó una mano en el hombro de Kushina, tratando de calmarla, pero también entendía sus sentimientos. Miró a Jiraiya con determinación.

—"¿Qué tan seguro es ese lugar? ¿Con quién estaría? Necesito saber todo antes de siquiera considerar esto."

Jiraiya asintió, preparado para las preguntas. Les explicó sobre el instituto en el Reino Unido, donde la educación era de alto nivel, tanto en disciplinas académicas como en entrenamiento físico. Describió la seguridad del lugar, la amabilidad de las autoridades locales y cómo Naruto estaría rodeado de personas que no lo juzgarían por su origen.

La conversación se prolongó por horas. Kushina finalmente se retiró con lágrimas en los ojos, sintiendo el peso de la decisión, mientras Minato y Jiraiya continuaban hablando.

—"Sé que es difícil," —dijo Jiraiya suavemente—, "pero esto le dará la oportunidad de crecer en un entorno diferente, lejos de las presiones que inevitablemente enfrentará aquí."

Minato suspiró profundamente, mirando a Naruto, quien ahora dormía junto a su hermano recién nacido en la habitación contigua. Finalmente, asintió con determinación.

—"Haremos lo correcto por él. Si este es sumejor camino... entonces lo apoyaremos."

La decisión de ambos padres estaba tomada, por lo que dejaron que pasaran unos días, donde Minato tomó unas vacaciones de ser Hokage, aprovechando a estar con su hijo, todo el tiempo posible, a la par que lo incentivaban a viajar y crecer, tratando de ofrecerle un mejor futuro, lejos de la conflictividad del mundo shinobi, donde por cualquier estupidez podría iniciar una guerra, algo que en las tierras a las que iba podría pasar, pero bueno, estaban más controlados en ese tema a comparación con los shinobis.

Time Skip, el Día de la Partida:

El día de la partida llegó más rápido de lo que cualquiera esperaba. Naruto, a pesar de su corta edad, comprendía que algo grande estaba por suceder, aunque no entendía del todo lo que significaba. Vestía una nueva capa azul sobre su ropa habitual, y llevaba un pequeño bolso a la espalda. Menma, a upa de su madre, demasiado joven para comprender la situación, sostenía el dedo de su madre, mientras ella luchaba por mantener una expresión serena.

Minato se arrodilló frente a Naruto, colocando una mano sobre su cabeza.

—"Hijo, este será un viaje largo y emocionante. Aprenderás cosas nuevas, harás amigos y te harás más fuerte. Pero siempre recuerda que no importa cuán lejos vayas, tu hogar siempre estará aquí con nosotros."

Kushina, con los ojos enrojecidos, se agachó y abrazó a Naruto con fuerza.

—"No olvides quién eres, Naruto. Sé valiente, sé amable, y nunca pierdas esa sonrisa. Estaremos esperando tu regreso."

Naruto, sin entender del todo el peso de la situación, simplemente sonrió con la inocencia propia de un niño.

—"¡Prometo que seré el mejor ninja, mamá! ¡Voy a hacer que todos se sientan orgullosos de mí!"

El portal dimensional que Jiraiya había abierto brillaba con un resplandor azul. Naruto dio un último vistazo a su familia antes de dar un paso hacia el umbral. Justo antes de entrar, miró a Jiraiya.

—"Ero-Sennin, ¿hay ramen en el otro lado?"

Jiraiya soltó una carcajada.

—"No estoy seguro, pero si no lo hay, ya encontraremos la forma de prepararlo, pequeño."

Naruto se rió mientras cruzaba el portal. Al instante, el mundo cambió. Los cielos azules y el sol brillante dieron paso a un entorno más sombrío, con cielos grises y edificios imponentes que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Lo primero que captó su atención fue el sonido: el rugido de motores, algo que jamás había escuchado. Miró a su alrededor, sorprendido, al ver vehículos de metal que se desplazaban a toda velocidad por las calles.

—"¡Woah! ¡Eso es increíble! ¿Son como... carros gigantes?"

Jiraiya sonrió al ver la expresión fascinada de Naruto.

—"Bienvenido a tu nuevo hogar por un tiempo, Naruto. Este es un mundo lleno de misterios, y será tu tarea descubrirlos."

El instituto al que llegaron era un edificioimponente, con paredes de piedra oscura cubiertas en parte por enredaderas,ventanas con vitrales decorativos y una gran puerta de madera que parecía llevar siglos siendo el portal hacia un lugar de conocimiento.

Al ingresar, fueron recibidos por el director, un hombre alto con bigote y cabellos canosos y ojos sabios, que se inclinó ligeramente ante ellos.

—"Señor Jiraiya, es un honor recibirlos. Y tú debes ser Naruto," —dijo con una sonrisa cálida mientras se arrodillaba para estar a la altura del niño—. "Te aseguro que aprenderás mucho aquí y harás muchos amigos."

Naruto, un poco nervioso pero emocionado, simplemente asintió.

Con las presentaciones hechas, Jiraiya entregó a Naruto al cuidado de los tutores, observando con una mezcla de orgullo y tristeza cómo el hijo de su aprendiz se alejaba por los pasillos de su nuevo hogar. Sabía que esto era solo el comienzo de algo grande.

Mientras el sol se ocultaba lentamente, bañando el cielo en tonos anaranjados, Naruto se asomó por una de las ventanas del instituto, observando el mundo desconocido a su alrededor. Con una mezcla de emoción y nostalgia en su corazón, murmuró para sí mismo:

—"Papá, mamá... voy a hacerlo. Voy a ser el mejor ninja que pueda ser, sin importar dónde esté."

El viento sopló suavemente, llevando consigo las primeras gotas de lluvia, como si el cielo también despidiera a Naruto en su nueva aventura.

Fin del Cap.

Espero les guste esta nueva proposición que les traje.

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