𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟵

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Nunca digas nunca.

━━━━━━━━━━━━ 🏰 🔮 🪄 ━━━━━━━━━━━━.

Llegó la noche y con Harry caminamos hacia el bosque tenebroso en dónde Hagrid nos esperaba.

—Harry, ¿Trajiste la capa de invisibilidad como te lo pedí? —dijo éste.

—Sí —afirmó Harry—. Pero hagrid, ¿A dónde vamos?

—Si, ya me cansé —suspiré con cansancio.

—Pronto lo sabrán niños —dijo hagrid—. Pongan atención, es importante.

—¿Qué es importante? —le pregunté

—¡¿Y esa flor?! —musitó Harry—. ¡Hagrid! ¡¿Te peinaste?!

—Ah, ¿O sea qué el no se peinaba? Al menos no soy la única —seguí caminando con una sonrisa.

—¡Claro que me peiné! —exclamó Hagrid—. Ustedes deberían hacer lo mismo algún día, sobre todo tú, Lina.

—Aquí el que tiene cabello de princesa es Harry, no yo, que se peine él —me burle y removí el cabello de Harry

De repente sentimos una especie de... ¿Rugido? ¡El de un dragón!

—¿Qué fue eso? —le susurré a Harry.

Luego escuchamos el susurro de alguien diciendo: ¡Hagrid!

—La capa, ¡Pongansela! —ordenó Hagrid y caminamos hacia donde provenía el llamado.

Hagrid saludo a la directora de la escuela de las niñas azules.

¿Madam Máxime? Si, creo que así se llamaba.

—¡Oh hagrid! Pensé que no ibas a venir —dijo Máxime con su acento... Extraño—, pensé que tal vez... Me habías olvidado

—Cémo podría olvidarme Olam —Harry y yo hicimos una mueca de asco

—¿Qué querías mostrarme? —preguntó Máxime —. Cuando hablamos te escuché tan... Exaltado

—No te vas a arrepentir —respondió hagrid con un cierto brillo en sus ojos—. Créeme

Hagrid abrió unas ramas y con hagrid nos acercamos a ver.

Efectivamente, eran dragones.

Harry no lo quiso admitir, pero se asustó. Yo, en cambio, quería un dragón.

—¿Podemos acercarnos? —preguntó Máxime acercándose un poco

Harry nos saco la capa y miró a Hagrid

—¡Dragones! —exclamó éste—. ¡Es la primera prueba!

—¿Es enserio? —pregunté.

—Tranquilos niños, son tan solo criaturas incomprendidas—respondió hagrid.

—Oye, yo soy una criatura incomprendida y no soy así —dije con ironía.

De repente, uno de los dragones arrojó fuego por su boca, logrando que Harry se asustara y se callera al suelo.

—Ja, niñita —me burle y lo ayude a levantarse.

—Okey, admito que ese colacuerno si que da miedo... —admitió hagrid—. Ron casi se desmaya cuando lo vio.

—¿Ron lo vió? —preguntó Harry con confusión.

—Si, su hermano Charlie los trajo de Rumania —afirmó Hagrid—. ¿Ron no te lo dijo?

—No, están peleados, aplicando la ley del hielo y separando a nuestro pequeño grupo —dije sacando mi celular mientras veía la hora—. Tengo que irme, gracias Hagrid por enseñarnos esto —le lanzé un beso y me fui sola por el bosque.

🔮

Mientras caminaba por los pasillos oscuros pensaba en como acordarme los ingredientes que Snape nos había dicho que debíamos de acordarnos de memoria.

Iba nombrándolos, no en voz alta, pero sí susurrando. Últimamente me sentía Hermione estudiando tanto sin que me obligasen. Mientras aprendía anteriormente con Snape, siempre me obligaba a hacer las tareas, memorizar, y todo lo que conllevaba estudiar, pero supongo que debo de agradecercelo ya que las cosas no se me complican.

Observando el libro de mis anotaciones me choqué con alguien, lo que ocaciobó que mi libro y hojas suetas cayeran al suelo.

—Lo lamento, no te vi —dije sin levantar la vista ya que mi libro era más importante, tenía miedo de que se rompiera alguna hoja o la tapa dura, después de todo era un regalo de Snape el cual apreciaba muchísimo.

—Deberías de ver mejor, ¿O podrías comprarte unos lentes, quizás? —sugirió el chico con arrogancia, pero al cruzar nuestras miradas comenzó a ayudarme. Nuestras manos se tocaron y lo mire a los ojos.

Era verdaderamente... muy lindo, tenía los ojos casi negros, el cabello del mismo color con algunas ondas, pero jamás lo había visto en Hogwarts.

Me levanté rápidamente del suelo y limpié mi libro, luego, saqué mis hojas de sus manos.

—¿Acaso eres nueva? Estoy seguro de que nunca olvidaría una cara tan bonita como la tuya —preguntó éste posicionándose enfrente de mi.

—¿Acaso esa es tu frase para conquistar a las chicas? —le pregunté confusa —. No, no soy nueva, o bueno sí. Estuve en segundo año aqui, en tercero no aparecí, y ahora estoy retomando las clases en cuarto y...

—Oh sí, debes ser la Everlina Smith de la que todo el mundo habla, eres muy famosa entre todos, sobre todo entre los chicos.

Ignoré su comentario porque sabía que lo decía para hacerme enojar, después de todo, su arrogancia se olía a kilómetros.

—¿Y tú quién eres? —fruncí el ceño.

—Marcus Riddle.

Me quedé en shock, ¿Era ese hermano de Tom? ¿Del que me habían comentado mis amigos?, así que todo lo que decía era cierto.

—Ah, debes ser el rebelde hermano de Tom, del que nunca escuché hablar —lo rodee y seguí mi camino, no quería tener que ver más con algún Riddle, ya estaba cansada, pero éste aún así me siguió.

—No tuve el gusto de estar en tu llegada porque me habían suspendido —volvió a ponerse enfrente de mi—. Y por tu cara, supongo que mi hermanito ya hizo algo para molestarte, ¿Verdad? Típico de Tom. Aunque ahora que lo pienso... tú debes de ser esa chica que se acercó a él en la fiesta, ¿No es así?

—Ay no, como crees, Tom es un amor, la dulcura misma, ¡Incapaz de matar una mosca! —sonreí falsamente mientras pronunciaba mis palabras con ironía━━. Me acerqué a él porque estaba borracha, nada fuera de otro mundo.

—¿Estás segura de que estamos hablando del mismo Tom? —preguntó confuso━━. ¿Y por qué te pones así? ¿Acaso te rechazó y piensas que yo voy a hacer lo mismo?

Ignoré sus palabras y seguí caminando, pero éste siguió siguiéndome.

—Tal vez podría compensar tu enojo invitándote a salir —volvió a ponerse enfrente de mi—. ¿Qué dices?

Baje mis brazos cansada de la situación y lo fulminé con la mirada.

—No sé que carajos tienen los Riddle con pensar que todas las chicas nos morimos por mierdas como ustedes —me acerqué a él quedando casi a centímetros, pero con una sonrisa—. No me conoces, ni tampoco quieres conocerme, no me pidas salir, porque te aseguro, que nunca jamás saldría con un Riddle.

Volví a rodearlo y seguí mi camino.

—¡Nunca digas nunca! —lo escuché gritar por última vez.

Al llegar a mi torre, mientras subía las escaleras, encontré una carta. La levanté del suelo y leí su interior:

No sé cuando leas esto, pero sea cuando sea que lo leas, aún estaré esperándote. Te invito a una cena a la luz de la luna cerca del lago, espero que puedas asistir. Si asistes, lo tomaré como que tú también podrías sentir algo por mi como yo por ti. Pero si no, lo entenderé y ya no volveré a hablar del tema.

                                                                    Con cariño, Cedric.

Grité emocionada y salté en el mismo lugar. Corrí hacia adentro de mi habitación y me arreglé hasta que el sonido de mi teléfono me distrajo. Atendí y dejé la llamada en altavoz.

—¿Diga? —pregunté aún arreglándome ya que no logré ver el nombre de la persona.

—¡Lina! ¿Dónde estás? ¡Dijiste que pasaríamos la noche juntas! —exclamó Hermione.

Reí ante lo que había dicho.

—Her, no lo digas así que lo mal pienso... —sonreí y me coloqué un poco de labial.

—¿Qué? —preguntó con confusión.

—No, nada, no importa, lo lamento, me olvidé de nuestra noche de chicas —admiti y tomé el celular —. Pero Her, ahora tengo una cita...

—¡¿Qué?! ¡¿Con quién?! —escuché desde la otra línea como se le había caído algo.

—Con... Cedric —admití—. Tengo que apresurarme o creerá que no quiero nada con el...

—¿Y te gusta? ¿Tú quieres algo con el? ¡¿Quieres ser su novia?!

—Me gusta, sí. Es solo que... quiero dirigir mi atención en ltras cosas, dejar un poco de lado el caos y difrutar de mi juventud. Y quién sabe, tal vez en un futuro... Tengamos algo —sonreí embobadamente━━. Además, prometió sacarme a bailar en la próxima fiesta...

—Ay el amor... Si tan solo fuera así de fácil —la escuché suspirar—. Buenos cuando termines la cita, ven hacia aquí, ¡Y cuéntamelo todo! ¿Okey?

—Lo prometo, Adiós her —colgué la llamada y me coloqué rápidamente los zapatos.

No iba tan reproducida, tenía un vestido negro un poco corto, con escote y con volado a el final, llevaba unas ondas en el cabello, y unos zapatos negros también.

Me coloqué el tapado y corrí sin tratar de caerme hacia donde cedric me había dicho.

Al llegar, desde lejos lo ví. Estaba centrado, mirando la luna. A su lado habían unas copas, comida y demás.

Sonreí otra vez embobada y me acerqué a él.

—Me esperaste —susurré.

El se dió media vuelta y me miró con una especie de brillo en sus ojos.

—A tí, siempre.

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