Cada adicto tiene su
veneno favorito;
tú eres el mío.
Me ahogué en
un río lleno de
tus metáforas.
Me levanté
en un prado
atestado de tus aromas.
Recorrí el
paraíso donde
tus demonios reinan.
Me desvestí
frente a los ojos
del clamor.
Dispuse de murallas
para eludir
tus labios.
Escudriñé
encontrar tus
sonrisas amplias en veracidad.
Volé entre
las balas de
tus palabras.
Rompí tu
máscara y me
aferré a tus cadenas.
Escuché
ruidos sordos
y aullidos solitarios.
Moví
cielo y tierra
por tus brazos.
Leí los
subtítulos de tus
enunciados.
Dejé que
atravesaras con tu
mano mi pecho.
Me permití
caer a tus pies,
se acechada.
Me revelé
ante el mandato
unánime en mi corazón.
Tomé riendas,
piedras y cabezas;
me paré y seguí de largo.
Dejé a mi
ánima ser libre
y decidir por sobre el corazón.
Me desprendí
de tu amañada risa
y tus sentimientos farisaicos.
Me mantuve
sumisa ante
tus ideales.
Oí y desoí
a tu gusto y
lugar.
Caminé
según tu mano
indicara el camino.
Ví la luz
que sólo tú
encendías.
Bebí de
tu veneno
sin rechistar.
Abandoné mi
espíritu en tu
esfera de cristal.
Fui presa
en la cárcel
de tus manos.
Entre barrotes
de tus dedos,
mi nueva vida se presentaba.
Anhelé, pedí
y recé
por un nuevo día.
Aprendí a
decir adiós
entre intermedios.
Me cautivaron
las curvaturas
de tu alma.
Apoyé mi
mano en
tu hombro.
Y mi cabeza
en tu
pecho.
Me entregué
ante la
incertidumbre.
Puse las
piezas de éste
rompecabezas en
tus manos.
Y las
entrelacé
con las mías.
Te escribí
cartas empapadas
en 'te amo'.
Y nos llevé
al ojo de la
tormenta.
Suspiré
tu nombre
una y otra vez.
Le pedí a la luna
no destaparme jamás de
debajo de las sábanas de la mentira.
Me dejé acunar
entre el embozo
de tu cuerpo.
No pronuncié
el rótulo de
tus siniestras.
Nadé en
las aguas
del infierno.
Bailé
de tu mano
sin cesar.
Hasta que
volamos juntos
por la eternidad.
La perfecta
melodía de
tus 'te quiero'.
Los etéreos
pasos y
movimientos.
Las fatales
noches y
pesadillas.
Me doy cuenta
de que hemos
cumplido más años
que promesas.
Encadenamos al otro
con cadenas de porcelana
y besamos el cielo.
Nos pusimos máscaras
que ahora no somos
capaces de romper.
¡Espero que les guste!
S I L K Y;
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro