Cuando ambos se quedaron solos, Yoongi tuvo el descaro de acercarse a Jimin y dar un beso en su frente.

— Adelante, trata de arreglar eso ahora. — Sonrió Yoongi.

Jimin se alejó y lo abofeteó.

— Eres un maldito infeliz. Me tienes aquí a tu lado si siquiera tocarme, solo como un puto trofeo. ¿Por qué no me dejas? Mujeres no te faltan, maldito infeliz. — Jimin frunció el ceño. — Soy feliz con Nam, no te pido nada porque lo tengo todo con él. ¡Dejame ya!

— ¿Dejarte? ¿Y arriesgar mi imágen? — Yoongi rió. — Y a pesar de que creía que no eras chistoso.

Jimin se giró para irse solo para sentir su mano sobre el antebrazo propio. El agarre fue lo suficientemente fuerte como para hacerlo jadear de dolor.

— Yoongi... sueltame...

Su marido lo empujó hasta él duramente antes de hablarle bajo.

— Escuchame bien Jimin. Cuando entremos sonreirás, fingirás ser lo más feliz del mundo y si no te lo haré pagar.

— No. — Guñó Jimin, quitándo su brazo a pesar del dolor. — ¡Ya no quiero fingir más! ¡Lo que hiciste hoy fue suficiente para mí! ¡Ya no quiero ser un ment...! — Y sus gritos se callaron cuando Yoongi lo tomó de la cintura y lo besó.

Jimin, en la bruma de su odio y asco, escuchó un par de tacos y unas voces bajas antes de que se alejaran y Yoongi lo soltó.

— Te lo estoy advirtiendo Jimin.

Éste se limpió la boca con el dorso de su mano antes de girarse.

Esa noche, después de la fiesta, Jimin durmió en la habitación de invitados. Después de años rogando por el amor de Yoongi y siendo ignorado, ahora era Yoongi quién fue ignorado y desafiado.

Por supuesto, la primera noche ni siquiera lo sintió. Ni siquiera la primera semana

Cuando se cumplió el mes, Yoongi se sentía completamente molesto.

¿Quién se creía Jimin para ignorarlo? El chico solo se movía por la casa como si estuviera solo.

Es más, mientras lo veía cada vez más lejos de él, notaba a Jimin mucho más... ¿lindo? ¿rebelde? ¿Atractivo?

Comenzó a dejarse el cabello sin arreglar por lo que su cabello se alzó con ondas, rizando las oscuras hebras que se partió al medio.

Camisas blancas con solo algunos botones prendidos. Jeans, pantalones de cuero... incluso ni siquiera se molestaba en ocultar las marcas de las noches anteriores.

Ahora, a Yoongi, ya no lo llenaba completamente el estar acostándose con mujeres. Así que fue un poco más allá y se acostó con hombres... sin tener esa satisfacción de antes.

Estaba más enfadado, su rostro era el doble de bello y duro que el antes. Se pasaba horas y horas en el gimnasio tratando de bajar esa tensión que se estaba acumulando en su cuerpo.

Y esa tarde, cuando llegaba del gimnasio a las diez de la noche, Jimin iba bajando con una camiseta mangas largas y cuello en V, pantalones jeans azules ajustados a sus muslos y unas zapatillas negras.

El cabello igual de despeinado y hermoso. Su piel radiante, su cuello con una marca casi lejos.

— ¿A dónde vas? — Gruñó Yoongi, detiendose en la puerta.

— ¿Acaso yo te pregunté a dónde ibas estas tardes? — Respondió Jimin, el ruido de llaves sonando desde su mano.

— Responde. Una pregunta no es una respuesta. — Gruñó Yoongi, tomandolo de su muñeca antes de que Jimin se liberara... ¿Tenía delineador negro en sus ojos?

— Ok, ¿a dónde voy? NamJoon me invitó a cenar hoy y como últimamente sales más seguido pensé en que no quiero dormir en una cama fría y la NamJoon es caliente, muy caliente.

— ¿Cómo te atreves a...? — Gruñó Yoongi y Jimin lo interrumpió.

— ¿Cómo me atrevo? De la misma forma en la que tú lo hiciste todos estos años. ¿No te fue difícil verdad? A mí tampoco me resulta difícil.

— Jimin, al menos aparentaba una imagen feliz.

— ¡Oh! ¡Voy a sonreír, no te preocupes por ello! — Jimin respondió y Yoongi se sintiò acabado.

Cerró la puerta y lo tendió al hombro. Jimin comenzó a golpear su espalda duramente antes de escuchar como lo insultaba de mil y una forma.

Peor fue momentos después, cuando lo tiró a la cama y le tiró su celular al lado de él.

-Llamale a NamJoon- gruñó Yoongi, quitándose su abrigo- Dile que esta noche la pasarás en la cama de tu marido.

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