༺ veinte ༻

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Primero sentí las cosquillas en mi espalda, arriba y abajo, y después noté unos labios trazando un camino desde mi nuca hasta el hombro lastimado.

──Tengo que irme ──susurró Yoongi sobre mi piel.

Ronroneé completamente adormilado y me giré en el colchón para quedar boca arriba, pudiendo tener su rostro como la primera imagen del día.

──Cinco minutos más ──pedí con un quejido débil.

Él sonrió un poco y comenzó a acariciar mi pecho desnudo bajo la sábana, cosa que, sorprendentemente, no me avergonzó.

──Si me pidieses que me quedase lo haría, ¿sabes? ──murmuró.

Esbocé una sonrisa adormilada y usé la mano sana para acariciar su suave y lacio cabello rubio.

──No puedes hacer eso y lo sabes ──repliqué, siempre poniendo las responsabilidades por delante.

Él debía volver a su trono y cumplir las promesas que me hizo, y yo debía volver a casa y cumplir con la que le hice a Taehuyng.

──Podría fingir mi muerte y huir como Agust ──sugirió.

Se me escapó una risa por la ocurrencia, pero en seguida me callé por el pinchazo que recibí en el hombro.

──¿Te duele mucho? ──preguntó en seguida, con su ceño fruncido.

Negué con los labios prensados, esperando a que mis músculos se relajasen. Mi brazo se había contraído un poco, pero dado que llevaba horas sin moverlo supuse que sería normal.
Cuando se me pasó pude soltar una bocanada de aire.

──Tengo que activarlo con ejercicio o irá a peor ──murmuré para mí, abriendo y cerrando la mano por mucho que doliese.

──Jimin, de veras podría quedarme un poco más...

──No. ──Le corté──. No es necesario, me recuperaré poco a poco y volveré a casa con Hoseok.

Al ver la firmeza en mis palabras calló y en lugar de responder con palabras se alzó sobre su codo y se inclinó hacia mis labios, presionando con relativa fuerza al besarme.
Al apartarse unos segundos después me sostuvo el rostro con una mano y acarició mi mejilla con el pulgar. Su mirada volvía a tener un leve rastro rojo de su lobo, lo que me llevó a pensar que quizá el período de cortejo no sería muy largo.

──¿Dónde vives? ──preguntó.

Aquello me pilló desprevenido, así que no pude pensar antes de responder.

──En Busán, cerca de la plaza central pero rozando el borde del bosque, en una casita de madera oscura con el techo azul ──farfullé.

En cuanto obtuvo la respuesta descendió a mi cuello, casi con prisa, y buscó el inicio de mi aroma con un gruñido. Mi lobo se alteró demasiado, aulló y saltó dentro de mí antes de rascar con tanta intensidad que me mareé y la habitación comenzó a dar vueltas.

──Yoongi...

Sus dientes mordisquearon mi piel mientras sus feromonas me cubrían por completo, como una manta cálida de hierbabuena y tierra húmeda.

──Jimin. ──Su voz sonó ronca──. Iré a verte y te pediré un cortejo frente a tu padre, como es debido ──gruñó──. Sólo entonces podré cumplir mi deseo de llamarte mi omega.

Tanto mi lobo como yo nos encogimos ante la declaración, así que no pude hacer nada más que emitir un sonido de afirmación. Eso lo había visto en otros omegas cuando estaban con sus alfas, como mis propios padres, pero mi lobo no había sabido cómo hacerlo hasta ese instante.

──Sólo... ──Tragué saliva para aclarar mis pensamientos, buscando el valor para hablar──. Dame una semana de margen ──pedí.

Un nuevo gruñido de su parte, esa vez algo más profundo, me hizo temblar de pies a cabeza.

──¿Tanto? ──murmuró en tanto tomaba distancia para mirarme──. Jimin, ¿qué le diré a mi lobo cuando te llame?

Me aguanté la risa con tal de que el brazo no me doliera, pero al morderme el labio inferior pareció pegarse un poquito más a mí.

──Cinco días ──murmuré──. Ni siquiera sé cuándo volveré a casa, ten piedad.

Soltó una risita traviesa mientras buscaba mi mano buena y le dejaba un beso allí.

──Cinco días ──susurró sobre mi piel, haciéndome cosquillas──. Ahora he de irme, cachorro.

Arrugué la nariz entre el descontento y el apodo.

──No me llames así. ──Reí encandilado por su sonrisa──. Prefiero entrometido.

Escuché un gruñido alegre de su parte antes de que besase la punta de mi nariz.

──Nos vemos en cinco días, omega entrometido ──susurró.

Asentí con un ronroneo satisfecho y me atreví a soltar un poquito de feromonas, sólo lo justo para hacerle saber que le echaría de menos.
Tras unos segundos en los que sentí su corazón más tranquilo contra el mío, se apartó.

──Cuídate ──susurró.

Se levantó con tranquilidad y recogió su hanbok.

──Cuídate ──repetí mientras le observaba vestirse.

Con nuestros aromas rodeando el aire mis párpados pesaron, pero esperé a que finalmente saliese de la tienda para acomodarme de nuevo. Y pese a ser de día volví a dormirme.

DOS DÍAS DESPUÉS

Conforme el carruaje frenaba, comencé a abrir y cerrar mi mano derecha. No quería que mis hermanos se diesen cuenta de mis tics o la falta de fuerza que me había quedado como efecto colateral de la guerra. Al menos no me había quedado sin brazo.

Alcé la mirada a Hoseok y me acerqué para darle unos toquecitos en la rodilla buena.

──Eh, creo que hemos llegado ──murmuré.

Él bostezó mientras estiraba los brazos. Por suerte éramos la última parada del transporte militar, así que solamente quedábamos unos diez soldados y el general Kim, que resultó ser del mismo pueblo que Hoseok. Sin embargo, solamente él y yo nos dirigimos hacia Busán una vez bajamos en la frontera.

Por suerte le habían proporcionado una pierna de madera y un soporte para ayudarlo a caminar en tanto se acostumbraba, pero él parecía encantado de parecer un pirata.

──¿Crees que asustaré así a Taehyung? ──murmuró de pronto, sorprendiéndome.

Pensé en ello mientras atravesábamos la plaza central, recibiendo algunas miradas y cuchicheos que ignoré.

──No creo... Él no es superficial ──respondí honestamente──. Quizá ni siquiera diga nada al respecto para no incomodarte.

De reojo le vi sonreír con la mirada en el suelo.

──Sólo espero que quiera casarse conmigo ──susurró.

Prensé los labios al escucharlo porque no podía asegurar nada, tenía mi bendición y la de mi padre, pero Taehyung era libre y recordaba cuando me dijo que aún no lo conocía. Pero tenía fe.

──Ten paciencia y sé romántico, es todo lo que puedo decir ──canturreé.

Él me dio un pequeño codazo en el costado, con cuidado.

Pocos minutos después alcancé a ver las tejas azules de mi casa y las lágrimas comenzaron a acumularse solas en mis ojos. No podía creer que estaba allí de nuevo, prácticamente sano y salvo, con una gran recompensa por mi servicio. No podía esperar a darles de comer manjares y calentarlos con la mejor leña del pueblo.

Conforme nos acercábamos yo apretaba el paso sin darme cuenta, y pronto vi tras el bajo muro de entrada unas manos colgando la ropa lavada. Sin poder aguantarme más corrí hacia allí y abrí la puerta de un golpe, descubriendo a Taehuyng.

──¡Tete! ──chillé mientras una lágrima se me caía silenciosamente.

La tela de un hanbok se le resbaló de las manos y se giró hacia mi voz, esbozando una de sus sonrisas cuadradas.

──¡¿Mimi?!

En seguida corrió hacia mí y yo lo recibí con los brazos abiertos, levantándolo del suelo en cuanto me abrazó.

──¡Has vuelto! ──gritó alegre──. ¿No volverás a irte?

──La guerra ha terminado, hemos ganado ──aseguré con un hilo de voz, sin poder dejar de llorar.

No quería mentirle, porque no sabía si terminaría en el palacio, pero estaba seguro que jamás volvería al ejército por voluntad propia.

──¡Hemos ganado! ──gritó.

Nunca lo había visto tan contento, al menos no desde que papá murió.

──Te he extrañado tanto ──murmuré, apretándolo fuerte aunque el brazo me doliese por ello.

──Y yo a ti, Mimi, nosotros-

Escuché la puerta y supe que Hoseok habría llegado porque Taehyung contuvo el aliento y no pudo terminar la frase.

──¡Jung! ──gritó.

Lo solté para dejarlo ir hacia él, viendo cómo se abrazaban como si estuviesen enamorados y pronto comenzaron a susurrarse algo al oído. Aquello me hizo sonreír mientras me limpiaba las lágrimas, pero no tardaron en volver a aparecer al sentir otro aroma.

──¿Qué es este jaleo? ──preguntó mi padre, abriendo la puerta con su espalda.

En cuanto se giró con Jungkook en brazos dejé ir un sollozo.

──Papá ──susurré sin aliento.

──¡Jimin! ──chilló mientras Jungkook se estiraba hacia mí.

Por detrás las niñas aparecieron corriendo y no pude menos que agacharme a recibirlas en mis brazos, aguantando el dolor un momento. Mis hermanos estaban un poquito más grandes, a esas edades se notaba más y con sólo una semana ya crecían, así que entre ellas y Jungkook uniéndose después me faltaron brazos.

──¡Mimi está en casa! ──chilló Jungkook.

──Mis niñas ──lloré besando la cabecita de Jisoo y Lisa──. Cómo habéis crecido, sois unas princesas... ¡Jungkook es todo un señorito! ──Reí mientras achuchaba sus mofletes que esperaba que fuesen más regorditos con la comida que podría conseguir.

──Jimin...

Alcé la vista hacia papá Jinnie, que esperaba en la entrada de casa con una expresión tierna. Sin embargo yo sabía que su nariz roja era de aguantar las lágrimas, así que dejé una serie de besos en todas las mejillas de mis hermanitos y los dejé ir hacia Taehyung, que seguía hablando con Hoseok, pero con más distancia.

──Papá ──susurré mientras me acercaba a sus brazos extendidos, sin siquiera poder contener el sollozo que me salió──. Lo siento muchísimo, te quiero mucho, no quería irme... Os quiero muchísimo, he ganado por vosotros, yo-

──Ya está pequeño ──susurró cortándome con la voz débil, abrazándome fuerte──. No te libras de una buena regañina después, pero sólo quiero aprovechar el tiempo que tengamos juntos.

Me sorbí la nariz como pude mientras me apoyaba en su hombro, aspirando el aroma paternal, tan dulce como siempre y ronroneé.

──Tenemos tiempo, lo prometo ──murmuré.

En ese momento, escuchando las risas de mis hermanos y siendo arrullado por mi padre, habría rechazado a cualquiera. Sin embargo, sabía que en cuanto viese a Yoongi de nuevo eso cambiaría.

──No nací ayer, Minnie ──musitó con una risita.

Me alejé un poco y fruncí el ceño, sin entender, mientras papá me secaba las lágrimas con cuidado.

──¿Crees que un padre no conoce el aroma de sus cachorritos? ──comentó, peinándome los mechones que se salían del recogido──. Nunca habías olido tan dulce, Mimi.

Con una pequeña sonrisa triste traté de calmar los sollozos e intenté no sonrojarme demasiado.

──Tengo que contarte muchas cosas... ──confesé en bajo.

No quería que nadie más se enterase, no al menos hasta que Yoongi le pidiese una bendición oficial a papá.

──Ya lo creo, pero después del tirón de orejas ──murmuró.

──¡No papá!, ¡no me volveré a ir sin avisar! ──rogué.

Sin siquiera importarle la presencia de Hoseok me estiró de las orejas para llevarme adentro de la casa. Escuché de fondo risas, pero di gracias que no estaba Yoongi al menos.

Mientras me sentaba en la cocina con papá Jinnie para recibir la regañina, recé para que el enojo se le pasase antes de los tres días que me quedaban para ver al rey.

El encuentro de Jimin con su familia me hizo llorar, el más esperado por toda la comunidad hispana unida 😭😭

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro