PRÓLOGO

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Existe una serie de cosas malas que le pueden suceder a un piloto de Fórmula Uno. Primero está no quedar en el podio, eso siempre es triste; después está ni siquiera figurar en los puntos, lo que te deja abajo para conseguir el título de campeón mundial y además tampoco ayuda a tu escudería en el campeonato de constructores; peor que no hacer ningún punto está estrellarte; a eso le sigue tener que abandonar una carrera por algo que no fue tu culpa; y, finalmente, lo peor de lo peor, es ni siquiera poder empezar la carrera.

Hay muchas cosas malas de no poder participar en un Grand Prix, y son terribles en distintos aspectos. Ser reemplazado es uno de esos aspectos. No hacer puntos es otro.

Pero cuando tu escudería te dijo hace poco que no va a renovar tu contrato y que en su lugar han elegido al siete veces campeón mundial, Lewis Hamilton, y tú no puedes correr en la segunda carrera de la temporada debido a una cirugía de emergencia... Bueno, entonces las cosas se sienten bastante peores que de costumbre.

El anuncio del traslado de Hamilton a Ferrari, al asiento actual de Carlos Sainz, salió a la luz a comienzos de febrero, pero Carlos escuchó la noticia un par de semanas antes.

A diferencia de otros pilotos que habían corrido para Ferrari, él no era un institucionalista. Valoraba a Ferrari tanto como valoraba a cualquier escudería que le diera la oportunidad de correr, de ganar, y además le pagara bien por eso. No era que no les tuviera lealtad en absoluto, claro, porque había tenido algunos buenos años en Ferrari, pero también había tenido algunos no tan buenos.

Pese a todo, Ferrari todavía era su mejor opción para ser campeón del mundo, y se le había escapado de las manos. Y cuando más cosas tenía por probar, a su equipo actual, a su futuro equipo (fuera el que fuera) y a sí mismo, debía perderse el Gran Prix de Arabia Saudita.

En su lugar, debutaría un chico de dieciocho años que actualmente corría para la Fórmula 2. Oliver Bearman.

Probablemente no habría demasiadas personas dispuestas a ir al paddock y a estar en los boxes de su escudería al día siguiente de que les quitaran el apéndice para ver una carrera en la que él tendría que haber estado compitiendo. Sin embargo, Carlos recibió instrucciones del doctor que incluían ser cuidadoso y caminar. Y, bueno, él podía caminar igual de bien en el paddock que en su habitación de hotel, y las pantallas para ver la carrera eran más grandes en el garaje así que era una decisión simple.

Así que ahí estaba, en boxes frente a la gran pantalla, esperando el comienzo de la carrera, con la sensación de haber sido arrollado por un tornado. Era una sensación extraña, una mezcla de tirantez, vacío y presión en la zona de la cirugía, donde, por cierto, iba a quedarle una cicatriz.

Si su forma de caminar en esos momentos era extraña, tenía mucho que ver con que cada paso le dolía y nadie tenía ningún derecho a opinar al respecto.

—Va a comenzar —indicó uno de los ingenieros, entregándole unos audífonos a Carlos. Él se los colocó con cuidado y no apartó la vista de la pantalla.

Los autos se movieron para la vuelta de formación. Bearman era uno de los pocos pilotos que iniciarían la carrera con llantas suaves, los demás se habían inclinado por medias, pero dada las circunstancias, a Carlos le parecía que era la mejor estrategia para un novato.

El inicio es relativamente tranquilo. Verstappen comenzó con su típica ventaja inicial mientras que Charles y Checo combatían ligeramente detrás de él. Eran todavía las primeras curvas cuando Bearman comenzó a abrirse ligeramente e intentar atacar a Tsunoda, pero fracasando en el proceso. No se detuvo a pesar de eso, en la segunda vuelta los autos ya estaban peligrosamente cerca de tocarse y Bearman claramente tenía algunos problemas con el asunto de adelantar.

Carlos estaba suficientemente concentrado como para escuchar vagamente al ingeniero darle algunos consejos a Bearman y soltar algunos comentarios propios, pero solo un mínimo fragmento de su cerebro estando atento a la conversación a través de la radio y lo demás a la carrera en las pantallas...

Era la quinta vuelta y había siete décimas entre Bearman y Tsunoda, pero Tsunoda se mantenía cerca de Stroll con DRS.

Bearman se detuvo para cambio de llantas y bajó a P12, pero con Zhou y Hulkenberg por delante, que deberían detenerse en cualquier momento permitiendo a Bearman recuperar posiciones.

Finalmente, en la décima vuelta, Bearman logró pasar a Tsunoda y quitarle la onceava posición. En la primera curva de la vuelta número catorce, Bearman pasó a Zhou y ascendió a P10, comenzando a figurar en los puntos.

Cuatro vueltas después, estalló una batalla entre Hulkenberg y Bearman, en la que Bearman lo adelantó, pero Hulkenberg no tardó en recuperar la posición con el DRS. En la vuelta número veintiuno, Bearman se posicionó en noveno lugar.

Para la vuelta 34, Bearman estaba seis segundos atrás de Russell y diez segundos adelante de Hulkenberg, pero propenso a ganar dos lugares debido a la salida pendiente de Hamilton y Norris a boxes. Poco después Hamilton sale y regresa con neumáticos blandos detrás de Bearman. Norris sale también y pronto es quien persigue a Bearman, con Hamilton detrás de él.

—Van a alcanzarte pronto —señaló Carlos, en la vuelta 45—, pero tienes oportunidad de mantener posición. Debes hacer la carrera lo más rápido posible.

Solo dos vueltas después, Norris ya estaba en problemas con la degradación de los neumáticos.

Con dos vueltas restantes, Norris estaba solo 2.7 segundos detrás de Bearman. La brecha se redujo a 2.3, y fue la distancia final entre ellos cuando completaron la última vuelta, y Bearman obtuvo la séptima posición.

Carlos observó su teléfono. Los montones y montones de notificaciones de redes sociales, y los mensajes sin leer: de su padre y de su primo (que también era su agente).

No esperaba buenas noticias. No particularmente. No después de no haber corrido, mucho menos después de su cirugía. No cuando todo el mundo debía estar teniendo dudas sobre cuál sería su desempeño cuando volviera al Circuito en Australia, si es que la FIA le daba la autorización para eso, primero.

El mensaje era, sin embargo, suficientemente positivo.

"Lawrence Stroll acaba de decidir que está interesado, harán el movimiento para acercarse según tu resultado en Australia. Podemos aprovechar esto".

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro