Hoy el cielo
me concedió su caridad.
Todos mis desvelos
le provocaron piedad.
Mis lágrimas derramadas
son cada gota de lluvia
que caen lentamente
para terminar olvidadas.
He añorado llorar
y que la lluvia pudiera borrar
cada rastro que mis lágrimas
pudieran dejar.
La brisa que lo acompaña
son mis caricias,
y mi corazón que te extraña;
es el petricor que te envicia.
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