Capítulo 15

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Capítulo 15



Durante el viaje hasta España me agarro una migraña que descendía de mis ojos a mi frente y no era soportable por lo cual tenía que llevarme mis dos manos a la zona y apretar un poco mi piel, porque no tenía aspirinas, o algún calmante a mano.

Y sé que eso no sirve para nada porque el dolor punzante sigue estando aunque te aprietes la cabeza con lo que encuentres, pero bueno supongo que es la costumbre que casi todos tenemos frente a un dolor, pensamos que masajeando la zona, vas a poder que ese dolor se borre y no moleste más.

Acostumbraba a tomar uno de esos calmantes e irme a la cama a dormir hasta que se me pasara y hubiera recargado energía.

Jayden cada tanto me miraba con preocupación, hasta que me pregunto si me encontraba bien... lo único que pude decirle es que estaba bien. Pero la verdad era que mentía porque mi cabeza iba a explotar.

Me apoye la cabeza en el asiento y le dije que solo era "una migraña que todo estaba bien". Luego trate de cerrar los ojos y que Dios me iluminara para que se me calme el dolor de la cabeza durmiéndome pero el sueño no cesaba y el malestar empeoraba.

Hasta que sentía punzadas en el estómago realmente fuertes.

Recordé que antes de subir al avión me encontraba estable y pensé como todo podía empeorar tan solo unos minutos. La vida es tan cambiante y es un sistema dinámico que no te da tiempo de pensar si en realidad estás viviendo bien o estás viviendo mal.

Me levante del asiento y recibí un mareo realmente fuerte que creí que iba a caer en el suelo y golpearme la cabeza, pero por suerte pude caminar hasta el baño pequeño del aeropuerto con dificultad, pero pude.

Luego de vomitar todo lo que estaba en mi estómago, tire la cadena para que los jugos gástricos con la comida se vayan y me quede apoyado un rato en el inodoro.

Respiraba con dificultad y trataba de hacer memoria para calcular que podía haber hecho que quedara en este estado...

Nada...

No había hecho nada que pueda dañar mi estómago.

Me levante y mi cuerpo comenzó a estar helado, y a dar corrientes fuertes de escalofríos que hacían que mis dientes castañeen como si estuviera en el polo ártico.

Me moje el rostro, la boca, y la frente. Me lave las manos con un jabón pequeño rosa que había en el pequeño baño del avión y me moje el rostro que estaba bastante sofocante por el calor que sentía justo en la zona de la frente.

Suspire y me arme de valor para salir.

Apuesto a que todos estuvieron escuchando cuando vomite todo lo que tenía en el estómago.

Me sentí vacío cuando salí del baño.

Sentí miradas clavadas en mi cuerpo, y cuando quise caminar hacia mi asiento para poder ponerme en una postura y que se me pasara el dolor de la cabeza, una azafata se puso en medio de mi camino con el rostro preocupado:

¿Está bien? Me pregunto.

Mire y vi que Larry se había levantado del asiento y venia hacia nosotros, pero eso es lo que más pude ver porque mi vista se desvaneció.

Abrí lentamente los ojos y luego volví a cerrarlos.

La luz me molestaba.

Pero sé que estaba en una cama...

Oh no, no quería estar en hospitales, me hacía recordar cuando me habían llevado de urgencia cuando mis compañeros me acorralaron en el pasillo y me golpearon...

Solo esperaba que no estuviera mi madre mirándome como lo había hecho esa vez que me encontraba con moretones en la cara.

¿Por qué estaba ahora aquí?

Sentía voces y pasos y cerraba los ojos para que no sepan que estaba despierto y vengan a llenarme de preguntas.

Lo último que recordé fue que me sentía muy mal y estábamos volando a España.

La azafata preguntándome si estaba bien.

La mirada de Larry, asustada...

¿Y me desmaye?

Sentí unos pasos de tacones altos, y un abrir y cerrar de la puerta en donde estaba alojado yo...

—Míralo hace tres horas está dormido...

¿Serena?

Abrí los ojos y me senté en la cama al escucharla.

— ¿Qué haces tú aquí?

Ella me miro y sonrió clavando los dientes blancos.

—Ah ahora te despertaste...

— ¿Qué demonios?

— ¡Miren ahora se ha despertado! —Grito y fue entonces cuando saque mi almohada que estaba apoyada y se la tire en la cara para que dejara de gritar y hablar estupideces.

— ¡Oye!

—Entonces cállate...

— ¿Qué te pasa a ti? —Me tiro la almohada con mucha más violencia y más fuerte. Me cubrí el rostro para que no me pegara mal.

Me saque la almohada de la cara y la fulmine con la mirada, mientras ella se hallaba plantada frente a mí, con una ropa demasiado exagerada para llevar en un hospital. Se trataba de una mini falda color violeta con una remera corta y unas botas largas, parecía que estaba a punto de hacer fotos para la revista "Vogue" en lugar de estar aquí.

—No que te pasa a ti, que vienes a gritarme...

—Yannick... eres un exagerado...

— ¿Exagerado?

—Si tuve que estar aquí, esperando como dos horas para que te despertaras... —Se miró las uñas pintadas de violeta—Sabes que me estresan los hospitales...

Se confundió de persona, porque a mí nunca me había dicho que la estresaba un lugar donde se curaban personas.

—Vaya, datos curiosos de Serena... recién me acabo de enterar de esa idiotez... —Dije con una sonrisa sarcástica.

Ella me miro, luego negó con la cabeza y me apunto su dedo delgado y largo cerca de mi rostro.

—Yannick no me trates mal que tenemos un acuerdo...

—Tienes razón, tenemos un acuerdo... pero no es de mentira ¿No?

—Si... pero...

— ¿Y Larry?

La interrumpí para que no siguiera hablando sus idioteces y pregunte por algo que de verdad me interesaba que era donde estaban todos.

Me encontraba en el hospital porque había perdido el conocimiento y me encuentro con Serena... dios mío.

El dolor de cabeza había disminuido pero se ve que me habían puesto algún calmante y la verdad es que no me había gustado nada la manera en que me había mareado y había perdido el conocimiento en medio de muchas personas y en un avión. ¿Qué me pasaba?

Solo espero que no haya salido en noticias...

— ¿Me estas escuchando?

—Eh... ¿Qué?

Ella se puso furiosa, dio media vuelta y se fue de la habitación.

No la detuve.

Si se quería ir, podía irse, tenía la puerta y unas lindas piernas para moverse de aquí, si tan irritante son los hospitales para ella.

Se abrió la puerta y entro Larry con una expresión realmente cansada, pero no me importaba, necesitaba que me explicara qué fue lo que paso para poder retirarme del hospital y volver a lo que estaba haciendo.

— ¿Qué paso? —Le pregunte.

—Antes que te comente... ¿Qué paso con Serena?

—Que importa Serena...

— ¿Cómo que importa?

—No me importa.

Me cruce de brazos como un niño de catorce años porque en realidad, ya no me interesaba que pensara esa chica de mí...

Quería saber que había ocurrido, cosas importantes, si Serena se había enojado ya tendría tiempo para hablar con ella.

Ahora estaba en un hospital, esperando saber los resultados de un desmayo... propio.

—Pues te va a tener que importar...

—Pues ahora no me importa...

Larry suspiro.

—Va a ser tu novia falsa y vas a necesitar al menos formar una amistad con ella, para que las fotos salgan naturales...

— ¿De qué hablas?

—De las cosas que vas a hacer con Serena...

Abrí la boca para hablar pero luego la cerré.

Seguía con ese estúpido tema de Serena, que me sacaba de quicio, que me importaba que pasara con Serena... si voy a tener que hacer las cosas que me mandaran a hacer igual.

—Por favor, puedes decirme lo que ocurrió...

—Tuviste un desmayo en el avión...

— ¿Y qué más?

—Que por suerte ya llegábamos y pudimos traerte al mejor hospital de España... ellos son los que tienen una medicina genial.

Asentí y mire mis manos que estaban sobre las sábanas blancas de la cama del hospital, la almohada era bastante grande y esponjosa lo cual me cubría hasta la espalda y estaba cómodo aquí.

—Y te hicimos estudios...

— ¿Y ahora?

—Estamos esperando los resultados...

La habitación se quedó en silencio y la verdad que nunca había sufrido uno de esos ataques de desmayo en mi vida.

Si me enfermaba no iba a poder cantar...

Si me enfermaba iba a tener que volver a mi casa a quedarme acostado en esa vieja habitación donde había pasado los mayores días de depresión de mi vida.

—Espero no tener nada...

—Según los médicos... no tienes nada...

Eso era bueno.

Me sentí aliviado porque todos sabemos que los problemas más graves te los detectan fácilmente en el cuerpo, incluso palpando la zona afectada.

—Bueno...

—Jayden está esperando afuera al igual que Serena...

— ¿No se fue? —Pregunte enfurecido.

—No, solo salió de la habitación y ya.

Me acosté otra vez en la cama y pensé un poco sobre el tema con Serena... realmente iba a tener que empezar a tratarla bien porque nosotros dos íbamos a ser una pareja falsa. De esas parejas que las únicas fotos que ves son casi todas bien armadas o tomadas por paparazzi para que salgan en todas partes y todos puedan enterarse que ese día estaban felices y se habían visto.

¿Me pregunto cuántas parejas me han engañado?

No lo sé y ahora le mentiría a todas mis fans... por conveniencias de mis productores, realmente era terrible.

Pero lo tenía que hacer... Tomarla de la mano.

Besarla.

Y en este momento apareció el rostro de Brianna.

Rayos. No conseguía olvidar a la fan que había conocido en esa firma de autógrafos... con ella había tenido el segundo flechazo de mi vida. El amor que le había tenido a Serena fue falso o platónico como Platón hacía llamar a su mundo de sus ideas... Había sido irreal.

—Te hicieron unos estudios de sangre... y una tomografía y creo que una placa...

Asentí.

—También te tomaron la presión y la azúcar en la sangre...

— ¿Y bien?

—Aparentemente todo está bien...

Luego cuando el medico se presentó como el doctor: Arnold y me dijo que todo estaba bien, por fin mi mente dijo que quería irse de ese hospital.

El doctor me dijo que los estudios de sangre habían dado que tenía anemia, pero los otros estudios estaban normales.

Me dijo que también el desmayo podría haber sido por estrés o alguna de ese tipo de cosas y me dijo que me empezara a alimentar bien.

Larry me miro en ese punto y luego paso a retirarse para comprar algo para tomar. Seguía sentado en la cama del hospital cuando el doctor apareció con todos los estudios en la mano.

Qué bueno que también hablaba inglés porque el idioma español no entendía nada, aunque era divino.

— ¿Puedo irme ya?

—Espera Yannick... —Me detuvo el médico —Creo que deberías empezar a cuidarte un poco más y contratar a un terapeuta...

—Gracias, lo hare.

—Eres joven y me gustaría hablar con tus padres...

—No sé si se lo ha comentado Larry pero estoy en plena gira musical y mis padres se encuentran en Houston, Estados unidos.

—Me lo ha dicho.

No supe que más agregar.

Luego me toco el hombro y me sonrió.

—Está bien... puedes retirarte pero sigue mis consejos.

—Gracias...

—Los jóvenes como tú se alimentan muy mal...

—Yo creo...

—Los resultados de sangre dieron esos valores...

Sonreí y le di la razón, él era un médico y siempre ellos ofrecían consejos sobre cómo alimentarse y todas esas cosas.

Fue ahí cuando se retiró y yo fui al baño para cambiarme, ponerme los zapatos y lavarme un poco el rostro.

Luego salí de esa habitación irritante y me encontré con Jayden y Larry con una botella de gaseosa de la mano.

—Nos han dicho que ya te puedes ir...

—Si.

Mi amigo se acercó y me dio un abrazo, le respondí y luego me entrego una sonrisa.

— ¿Cómo estás? —Me pregunto.

—Bien... mejor.

—Tienes anemia y debes cuidarte...— Nos interrumpió Larry.

—No es nada...

Una enfermera se acercó a mí para entregarme un papel, para que firmara y la seguridad del hospital este bien...

Lo hice y el médico me saludo con la mano.

Caminamos hacia la salida del hospital, y nos marchamos a la combi para dirigirnos al hotel en donde nos quedaríamos los días que tengamos que quedarnos en España.

El clima estaba más frio de lo que creí...

Y Serena parecía que se había ido...

Mientras estábamos yendo al hotel, podía sentir la conversación de Larry a través de su celular diciendo que todo estaba bien.

Diciéndoles a personas que no sabía quién eran, que yo estaba bien.

— ¿Vieron muchas personas cuando me desmaye?

Jayden dejo de mirar la ventana para dirigirse hacia mí.

—No.

— ¿Crees que mañana saldrá en noticias?

—No.

—Estoy en problemas ¿No?

—No creo...

Le tome la mano amistosamente porque siempre trataba de darme consejos buenos...

Pero la verdad es que yo nunca creía sus consejos porque siempre eran buenos y la vida es un constante mundo de sufrimiento.

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