𝙸𝚗𝚝𝚛𝚘𝚍𝚞𝚌𝚌𝚒𝚘́𝚗

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El amor viene de diferentes formas, en distintos matices, con maleables percepciones, con sinfines de definiciones.

Es un concepto tan voluble. JungKook lo sabe.

Si no lo supiera, no sabría qué acción tomar en el momento exacto que las palabras de su predestinado salieron de su boca, involuntariamente obligándole a replantearse sobre su decisión.

La intimidad no era una especie de tabú, quizás sus padres eran personas tradicionales, pero él no.

Y aunque no se consideraba alguien tradicional para llevar a cabo aquel acto, mas desde que cumplió la mayoría de edad o antes de esta, jamás intentó indagar las reacciones de su cuerpo con la estimulación de un segundo.

Siempre se sintió temeroso de dañar a alguien por ser inexperto. Podía afirmar que esa fue una de las principales razones de inseguridad con respecto al omega rubio.

Aunque no tanto por eso, sino que, era probable que TaeHyung fuera un hombre con gratas experiencias, unas que quizás le hayan otorgado placer inconmensurable.

Especialmente él, él que era un omega con veintiséis años, con cinco años más de experiencia en todo. Se sentía tan incapaz de poder satisfacer lo que su enamorado pedía.

Mientras tanto, el rubio miraba, a su casi, pareja oficial dudar sobre lo que solicitaba. Sonrió, sabiendo medianamente qué temía.

Su hermano era su mejor amigo, así que obviamente cuando ellos charlaban mediante llamadas, alcanzaba a escuchar a HoSeok recomendarle intentar con alguien.

Le conocía de vista, como de nombre. Siempre supo que esa encantadora fragancia de feromonas dejadas en sus visitas al departamento compartido con su hermano, pertenecía al alfa que la luna le había encomendado.

Que aunque menor a él, era excesivamente magnifico; porque la calidad de persona no se media por la edad.

Y se sentía totalmente afortunado por su predestinación a un hombre atractivo, sensual, inteligente, como adorable en ese mismo instante.

—No haremos nada que no sea consensuado por ti, Kook. Solo estoy mencionando que me gustaría eso, incluso si vamos por pasos —comentó relamiendo sus belfos, cogiendo la copa de agua entre sus esbeltos dedos.

El pelinegro alfa regresó su vista a él, un poco temeroso por no saber qué respuesta proporcionarle.

No mentiría. Tanto él, como su lobo, sentían ansias por llegar a un momento tan ardoroso, tres meses de citas, besos compartidos, momentos fluidos entre ellos; pero sin llegar a la perpetuación física de la discreta pasión cargada.

El omega posó la palma de su mano sobre la del hombre tatuado, intentando darle seguridad, pero ante todo, solicitando su confianza para pasar al siguiente nivel.

Su inseguridad jamás sería problema para Tae, no cuando podía enseñarle a tirar al vacío aquellos enjambres espinosos que atormentaban su falta de decisión.

Él no sabía cómo no dejar de temer lo peor en el acto, mas el rubio Kim, sin problema alguno, le podría guiar con el fin de que ambos se sintieran plenamente saciados.

Los bembos ajenos se volvieron una fina línea, mirando a su alrededor para tomar fortaleza.

—JungKook... —llamó en un murmuro el de orbes parecidos al cielo.

El aludido reaccionó, sujetando la mano de su casi novio, porque todavía no se lo había pedido oficialmente.

Sonrió amablemente, dejando un suspiro al aire. Finalmente asintiendo con su cabeza, acercando la mano de su bello omega hacia sus pomposos labios, y como complemento, depositando un beso en el dorso.

—Mientras tu paciencia y cariño estén en mí, te aseguro, mi amor, que daré mi mayor esfuerzo para aprender a satisfacerte —finalizó, haciendo al contrario sonrojarse tenuemente.

El omega asintió, atrayendo él su mano para entrelazar sus dedos cuando sus brazos se recargaron en el tablero de la mesa.

—Y yo, me asegurare de tu disfrute, mi querido alfa —prometió, sus orbes iluminándose por consecuencia de su lobo presente.

Aquello calentó el latente corazoncito, dándole al lobo interno la oportunidad de sentirse confortado, aceptado con sus temores e inseguridades.

Tae no dudaría en entregar hasta su alma con tal de mimarlo; dejaría todo su ser calcado en el más mínimo rastro físico, pasional y mental, del hombre al que le había confiado la luna para amar por la eternidad.

Y bueno, vivir nunca fue una opción.
*Se desaparece por un siglo.*

Mentira, tendremos poco a poco esta sensual dulzura.

Nos vemos. <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro