Luego de que ese estúpido me haya dicho eso, volviendo a la sala iba a decirle sus verdades, pero justamente mi abuela ya estaba sentada con él.
Desde el primer momento yo sabía que él no era de fiar. Ahora mí función tenía que ser que ese tipejo, no se quede con mi abuela.
Luego de que haya vuelto, él me miraba con una risa malvada. Quería hacer que yo cayera en su juego, pero no lo iba a lograr, no caería en su estúpido plan.
_ Oye Brayan ¿tú tienes familia? ¿Divorciado, separado, vives con tus padres?
_ Vivo en una casa solo, aún espero a la persona que quiera habitar conmigo jajaj.
_ Pues quizás lo encuentres pronto eh_ dice mi abuela con una sonrisa pícara.
_ Me encantaría quedarme, pero ya debo irme, tengo algunos pendientes.
_ Que pena, la hora pasa volando.
_ Así es, una lástima, muchas gracias por su hospitalidad, a ti también Luis_ dice el patético y se va.
_ ¿Es encantador verdad Luis?
_ Para mí no tiene nada de encantador.
_ Ay, no seas envidioso.
_ Lo que menos siento por ese tipo es envidia.
_ Quizás tengas envidia porque tu abuela tiene pretendientes y tú ni me presentaste a una jovencita para que yo te de la afirmación y el ok.
_ Abuela, cambiemos de tema mejor, por favor.
_ Está bien. Toma mi bolsa y vamos, que tenemos que ir a la frutería esa nueva, quiero hablar con esa gentuza, perdón, quise decir comprar frutas.
Luego de consentir con su pedido, nos dirigimos hacia ese dichoso lugar. Cuando nos acercamos, vemos un lugar humilde con 2 señoras afuera.
_ Buenas tardes, yo soy Elba Ferrer y el es mi nieto Luis, vinimos porque nos enteramos que aquí abrieron una frutería.
_ Buenas tardes, así es señora.
_ ¿Y de dónde vienen?
_ Eramos de otro barrio, nos mudamos aquí y colocamos este emprendimiento.
_ ¿Ustedes son familia?
_ Sí señora.
_ Que bueno, porque me daba un ataque si me decían que eran novias. Porque como saben está todo eso de moda. Ya no es como en nuestros tiempos, todos correctos y responsables. Espero que mi nieto no me salga uno de esos, porque estaría segura que hasta lo deshedaría.
_ ¿En qué podemos ayudarle? ¿Qué necesita?_ pregunta una de las mujeres, un poco irritada por las preguntas de mi abuela.
_ Quiero 1 kg de manzana, ya que es muy bueno porque tiene potasio.
_ Abuela, el que dices es el plátano.
_ ¡Te equivocas! Yo siempre tengo la razón, y ya te dije que no me contradigas, eres muy joven.
_ Disculpe, las manzanas se nos acabaron.
_ Está bien, entonces una docena de mandarinas y naranjas.
_ Aún el camión no nos trajo ninguna de esas frutas.
Mi abuela, un poco molesta ya por esta situación dice:
_ ¿Banana tiene?
_ Enseguida me traen, fueron a buscar.
_ ¡¿Qué hay en este maldito lugar entonces?! Pura frutería nueva y no tienen ni una semilla de limón.
_ Aún nos estamos acomodando señora.
_ Pues déjame decirte que se tardaron mucho en acomodarse. Igual no sé que muchas cosas van a entrar en esta pocilga de lugar.
_ Oigame señora, no falte el respeto a este prestigioso mercado.
_ ¿Mercado? Jajajjajajaja no tienes ni una cereza y le llamas a esto mercado.
_ Es mejor que se vayan_ dice la otra mujer.
_ Por supuesto que nos vamos a ir, faltaba más quedarnos en este chiquero de ratas. Recuerden que tengo muchas influencias, soy una mujer poderosa, no sé sorprendan si los vecinos no vienen a comprar aquí, cosa que dudo, porque no poseen ni un tomate cherry.
_ Mejor vámonos abuela_ digo y la tomo del brazo.
_ Luis, que insolentes son esas dos.
_ Abuela tampoco es todo culpa de ellas.
_ Sí, es de ellas, porque tienen una frutería y ni frutas tienen, y a eso le llaman mercado, y encima ¿prestigioso? Menos mal que soñar es gratis.
_ Mejor pensemos a donde iremos a comprar frutas.
_ Vamos a la casa Luis.
_ ¿Y las frutas?
_ No importa, yo solo quería ir a esa pocilga para ver, y ahora confirmo que jamás regresaré ahí, quizás me acerco y los ratones me secuestran.