_ Necesito que me ayudes a elegir, hasta ahora están esos tres y decidí cerrar el casting de mi vida amorosa. Hay que dejar bien claros los puntos.
El primero es un sordo, no tienen mucho dinero y encima es horrible.
El segundo es joven, es guapo pero no tiene donde caerse muerto el pobre.
_ Y controlador agrego a su descripción_  comento.
_ Haré como que no escuché. Él tercero es caballero, empresario, pero todo quiere a su modo, además tampoco es muy lindo.
La verdad estoy muy confundida, no sé quien de los tres es el menos peor.
_ Yo estoy entre el primero y el tercero.
_ Gracias, pero voy a decidir yo.
_ Pensé que dijiste que te ayudara a elegir abuela.
_ Sí, pero ya te tomas muchas atribuciones querido.
_ Pues entonces no sé que necesitas o suponga que haga.
_ Mejor dejemos así, vamos a cocinar y ahora a la tarde cuando vienen mis amigas, ellas me dirán quien es la mejor opción.
_ Ok_ digo un poco desinteresado, incluso con la idea de sabotear esa reunión de amigas, uno por las discusiones anteriores con mi abuela y dos porque hace bastante tiempo no tenía diversión.
Decidí mantener esa idea en la cabeza, reconociendo que habría posibilidades de que la comprima. De todas formas para no levantar sospechas, lo más disimulado posible seguí asistiendo a mi abuela en la cocina.
Cocinamos un estofado bastante sencillo, yo ayudé en lo que pude y se notaba que a mi abuela le costaba la cocina aunque no quiere reconocerlo.
Nos sentamos a almorzar y dice:
_ Hoy voy a limpiar, y me gustaría que me ayudes, aunque tampoco es obligación. Mis amigas vienen y no quiero que después anden divulgando que esta casa está sucia.
_ ¿y a esas personas le llamas amigas?
_ Tú no vas a entender, eres chico. Así son las amistades de nuestras épocas.
Pero si no me quieres ayudar, con que laves los platos me conformo.
Ellas me ayudarán a elegir la mejor opción, aunque de esos tres mucho no se puede destacar cosas positivas, obvio yo lo haré para que me tengan envidia esas solteronas jajajja. Diré cosas buenas de ellos tres y que me ayuden, ya quiero ver sus caras de espanto por saber que yo tengo más pretendientes que ellas. Y pensándolo bien puedo ser la mujer con más pretendientes del mundo, y solo tengo tres porque decidí cerrar el casting. Sino ya tendría miles y miles a mi servicio, con flores, con heladeras, mansiones, televisores de último modelo, joyas y todo tipo de regalos.
_ Soñar no cuesta nada abuela.
_ A leguas se nota tu envidia, aún no puedo creer como puedes tener ese sentimiento tan horrible a tu propia sangre. Pero bueno, cualquiera podría tenerla, ante una persona como yo, fascinante, ganadora, exitosa, talentosa, modesta, alegre, cariñosa, buena persona y miles de cosas más que me canso de nombrar. Por eso te perdono que seas un invidioso.
_ Abuela, se dice envidioso.
_ Ya lo sabía, solo quería tener la certeza de que me estabas prestando atención. Yo jamás me equivoco.
_ Como digas abuela.
Luego de eso, porque tenía bastante sueño, fui ya a lavar los servicios, tenía la fortuna de que solo seamos dos, por ende era una tarea fácil.
_ Abuela ya cumplí con mi obligación, me voy a dormir.
_ Vete, total yo aquí trabajando, deslomandome para mantener limpia la casa.
_ Primero, tus amigas son las que van a venir, segundo tú siempre dices que eres como una joven de 15 años que puede hacer todo y tercero la casa está limpia, solo quieres trabajar más para complacerlas a ellas. Pero puedo considerar la idea de ayudarte.
_ No, vete a dormir, yo estaré perfecta, pero si mañana amanezco muerta, será tu culpa.
_ Dame la escoba, te ayudaré.
_ ¡Ve a dormir!
_ Ok_ digo y me voy, sintiendo en ella un sentimiento de sorpresa. Lastima que no hay vuelta atrás.