Capítulo 8: Tregua de un día para no terminar arrastrándonos (Kerrick)

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Kerrick

¿Alguna vez han odiado a una persona con solo conocerla? Es decir, nunca la has visto en tu vida, pero cuando por fin se da el encuentro, lo único que piensas es: Me cae mal. Sé muy bien que es un odio infundado y sin sentido alguno, puede ser que tu idea cambie cuando ya hablen; sin embargo, el tal Blake me cayó mucho peor cuando decidió hablar.

Aún no he procesado la idea de que deberé estar en la misma lista que ese chico privilegiado del BA. No me dio una buena impresión cuando recién entró en el despacho, pero en el momento que me miró con esa expresión de "me aburre solo ver tu cara", no pude evitar responderle con mi bello dedo del medio. Él se lo ganó a pulso.

Además, ahí no acaba nuestro primer gran encuentro. Amy me recordó que no teníamos tiempo y debíamos acordar cómo lograremos conseguir las firmas, así que lo fui a buscar para que se uniera a nosotros. ¿Saben lo que hizo? Ignoró por completo cada uno de mis llamados como si no me estuviera dirigiendo a él, entonces cuando me acerqué y lo sostuve para que me prestara atención, se comportó como un completo idiota.

Joder, solo recordar que me amenazó por agarrar su brazo hace que mi enojo vuelva. ¿Tendrá complejo de principito? Es alguien realmente molesto, dudo que podamos coincidir en algo o llegar a cualquier acuerdo razonable. Y lo peor de todo, tengo al enemigo infiltrado en mi propia lista y no puedo hacer nada porque lo necesito para que la lista no desaparezca.

También casi olvidaba el insignificante resultado suscitado por nuestra discusión en pleno pasillo. Caí en su provocación y terminé aceptando aquella apuesta absurda, pero nadie puede culparme porque él fue quien comenzó con esos comentarios innecesarios, y comportándose como un total pretencioso. Me dijo patético cuando solo intentaba ser sensato, ¿qué está mal con ese chico? Sus aclaraciones eran por completo absurdas y sinsentido, ¿quinientas firmas en un día? Estoy seguro de que ha perdido la cabeza, esa es la única explicación a las estupideces que suelta. Sí, no hay otra...

—Planeta Tierra llamando a Kerrick, ¿hay alguien ahí? —siento unos golpes suaves en la cabeza que me hacen volver a la realidad—. Vaya, creo que su última neurona acaba de morir.

—Boba —desordeno su cabello porque sé cuánto lo odia—, solo estaba pensando.

—Has estado así desde que llegaste de la reunión para conocer al nuevo miembro —interviene Nhoa—, ¿en serio es tan malo?

—Por supuesto, ese chico será un grano en el cu... —la mano de mi amiga no me deja seguir hablando.

—Deja de ser un exagerado, Blake es un buen chico—suspira antes de continuar—, pero parece ser que ambos reaccionaron con solo verse, porque las malas miradas comenzaron a volar de un lado a otro en cuestión de segundos.

—Si no hubiera sido por esa expresión prepotente y el suspiro que lanzó, no tuviera ningún problema —defiendo mi posición, yo no empecé nada.

—¿Quién le sacó el glorioso dedo corazón frente al profesor? — clava sus dedos en mis costillas haciendo que ría—. ¿Quién le jaló de la corbata? —no puedo evitar reír más fuerte, soy alguien muy débil cuando de cosquillas se trata—. Si no hubiera llegado, algo peor pudo haber sucedido.

—¿Le jalaste la corbata? —por su sonrisa, sé que a continuación dirá una estupidez—. Se supone que estabas discutiendo, pero se escucha como esas escenas donde la tensión sexual está en el aire y pareciera que terminarán besándose —los que se suponen son mis queridos amigos, justo ahora, no paran de reír y decir comentarios tan tontos para molestarme.

—¡Qué chistoso! —exclamo con fuerza para después carcajearme de la forma más falsa posible—. Cuidado mates a alguien de la risa, bobo.

—Solo bromeaba —pasa su brazo sobre mis hombros—, sabes que cuentas con todo mi apoyo. Si ese chico no te cae bien, a mí tampoco.

—Y ahí va el otro alcahuete —dos golpes fuertes se escuchan luego de que Amy nos diera un zape—. No compliquen la situación, por favor. Saben muy bien que si él decide retirarse, no encontraremos a otra persona, ni mucho menos conseguiremos todas las firmas a tiempo.

—Lo defiendes mucho, pareciera que te gusta.

—¿Qué puedo decir? Es demasiado guapo —responde mi amiga sin pensarlo, y en ese momento, me arrepiento de haber hablado porque alcanzo a ver la expresión de tristeza de Nhoa—, pero tampoco puedo permitir que ataquen a otra persona solo porque sí.

—Mejor dejemos el tema de ese chico de lado, sus orejas deben estar que arden por tanto tiempo que le estamos dedicando. Por otro lado, ahora mismo tengo mucha hambre, ¿deberíamos ir por algo de comer?

No sé por qué estoy a punto de hacerlo... Bueno, siendo totalmente sincero, sí lo sé. Pero a mi defensa, toda la culpa recae por completo en Amy y sus opiniones que no pedí escuchar, las cuales provocaron que una diminuta chispa de curiosidad aparezca en mí; se convirtió en un incendio interno imposible de aplacar.

¿A qué me refiero? Todo comenzó la noche del viernes después de haber pasado por un restaurante japonés, nos dirigimos a casa de mi amiga porque queríamos pasar el rato viendo películas y engulléndonos de helado y palomitas. Cuando terminamos el segundo filme, mientras Nhoa buscaba qué más podíamos ver, mi amiga aprovechó para usar su celular, y segundos después, sus expresiones de asombro y casi inaudibles chillidos con movimientos extraños me hicieron prestarle atención.

—¿Te está dando algún ataque? —cuestiono, pero ella solo se gira a verme con una sonrisa, luego regresa su vista al celular y vuelve a reír de una manera ¿avergonzada?, o al menos así parecía —. De verdad que estoy pensando en correr porque me das miedo.

—Decidí buscar el perfil de Blake para poder tener una forma de contactarnos —suspiro cansado al escuchar ese nombre otra vez—, sin embargo, no esperaba encontrar y descubrir tantas cosas interesantes —comienza a patalear y dar vueltas en el sofá muy feliz—. Sigo sin entender cómo fue que no supimos antes de él.

—¿Por qué deberíamos haber sabido de él? Es otro estudiante más del montón como todos.

—Lamento decirte que estás muy equivocado, querido amigo —se levanta y hace el intento de mostrarme el celular, pero decido girar mi rostro para restarle importancia y dejar en claro que no me interesa nada de él—. Te dejas llevar muy fácil por el rencor —golpea mi frente con su dedo—, hablo en serio cuando digo que con ese chico conseguimos una mina de oro para las elecciones. Depende de ti si decides darle una oportunidad.

—¡Chicos! —el grito de Nhoa, quien había ido a la cocina, retumba por todo el cuarto—. Se me acaban de quemar las palomitas —nos muestra un tazón lleno de rosetas negras, las cuales desprenden un fuerte olor a chamuscado por todo el lugar—, lo siento.

—No tenía idea que podías hacer esa carita de cachorrito —ríe mi amiga y se levanta para ir a ayudarlo.

Decido que lo mejor es dejarlos ocuparse de la comida; es una buena forma para que pasen más tiempo juntos. Por otro lado, comienzo a buscar una película que valga mi tiempo, pues Nhoa eligió una aburrida historia de amor.

Dos horas después, cada quien fue a su casa. No podía dormir porque las ganas de revisar el perfil de aquel chico me invadían, mas logré alejarlas cuando me concentré por completo en leer uno de los libros que había abandonado hace mucho. El siguiente día fue dedicado a los deberes y lecciones que habían enviado los maestros para la siguiente semana, así que mi mente se mantuvo ocupada y dejó de lado esa idea descabellada del día anterior. A pesar de todos mis esfuerzos por evitar ceder ante el chisme, terminé perdiendo; el aburrimiento e insomnio que me invadieron el domingo fueron la causa principal de mi derrota, me encontraba bajo mis sábanas tecleando su nombre en el buscador.

Su perfil apareció de primero en mi búsqueda: Blake Graham. Me tomó algunos minutos entrar, pero cuando lo hice, una foto suya bastante genial se mostraba en la pantalla, donde vestía un traje conchevino a medida con una camisa negra; una corbata gris clara con algunas rayas blancas, negras y rojas oscuro; un reloj de plata en su mano izquierda y una pulsera en la derecha. Tenía una expresión relajada pero altiva a la vez, mientras que sostenía una copa de vino; todo el entorno complementaba muy bien, los tonos rojos y negros daban un buen toque.

Aunque tampoco era la gran cosa, muy normalito si me lo preguntan.

Salgo de la aplicación porque ya no pienso seguir desperdiciando mi preciado tiempo. Ya es la una de la mañana y los bostezos no paran, tengo demasiado sueño ahora mismo, pero a pesar de ello, no logro dormirme. Comienzo a dar vueltas cada diez segundos, no me siento cómodo; a cada rato me tapo y destapo, hasta que dejo una pierna afuera para balancear la situación; abrazo el peluche que tengo a lado, después lo vuelvo a alejar porque me da calor.

Estoy experimentando ese momento tan jodido de no ser capaz de dormir incluso cuando te sientes demasiado exhausto. 

Suspiro con molestia antes de levantarme a coger otra vez el celular, lo desbloqueo y entro a Youtube para buscar "2 horas de sonido de la lluvia y truenos para dormir de inmediato". Abrí el primer vídeo que apareció y, de inmediato, las gotas cayendo y los ruidos lejanos invadieron mi habitación. A mi cuerpo solo le tomó unos cuantos segundos para que comenzara a relajarse, así que bajé un poco el volumen y dejé el celular en la mesita de noche, me acomodé y, poco a poco, mis parpados se sentían más pesados hasta que caí en un sueño profundo.

Hoy es un grandioso día para ganar una apuesta y hacer que un pretencioso se trague todas sus palabras. Sí, claro que sí lo es. Él va a perder y no le quedará más opción que aceptarlo y cumplir con su castigo, el cual aún debo pensarlo con calma, pero puedo asegurar desde ya que aprovecharé esta oportunidad para asegurarme de que nunca olvide el día que decidió retarme. 

Si fuera otra persona, incluso yo estaría apoyándolo y haciendo todo lo posible con el fin de lograr esas quinientas firmas porque sé muy bien que no tenemos tiempo de sobre para estar desperdiciándolo, pero como estamos hablando justamente de él, un alumno arrogante del BA, mi orgullo no me permite ignorar que me haya llamado "patético" y se mofara en mi cara.

No, no, no. Por supuesto que no lo dejaré pasar, y pueden llamarme inmaduro o exagerado, me da igual porque no estaré satisfecho hasta demostrarle que estaba equivocado.

—¿Quién es el nuevo integrante? —Sam preguntó cuando se unió a nuestra mesa—. Ayer se reunieron con él, ¿verdad?

—Es un tonto —mi brazo recibe un golpe de la chica junto a mí—, y aunque mi amiga aquí diga lo contrario, no le creas.

—Solo ignóralo —Amy bufa—. El chico que se unió a nuestra lista se llama Blake Graham —la regreso a ver sorprendido porque no entiendo cómo averiguó su apellido, pero al instante recuerdo que en su perfil estaba el apellido.

—¿Blake Graham? —la incredulidad en el rostro del castaño es muy notoria, a lo que mi amigo solo asiente— ¿Estamos hablando del mismo chico que pertenece al Bachillerato Avanzado?

—Ese mismo —confirmo—, por eso te digo que es un ton...

—¡Joder, qué suerte la nuestra! —me interrumpe emocionado—. No puedo creer que lo vaya a conocer, seré la envidia de mis compañeras —comienza a reír, y yo no entiendo nada— y del curso entero.

—¿Por qué te envidiarían? Ese chico no es nada del otro mundo —Nhoa, a pesar de que aún no lo conoce, asiente para apoyarme—, es otro más del montón.

—¿Nada del otro mundo? —ríe y me mira como si hubiera soltado un disparate—. Ese chico es el mejor de nuestra generación a pesar de estar en el BA, e incluso dicen que será el mejor resultado tanto en el bachiller general como avanzado. Además, ha representado al colegio en concursos de conocimiento general, matemática, atletismo, idiomas extranjeros, música, esgrima y básquetbol; en cada uno de ellos ha salido victorioso. Es como el jodido orgullo del instituto.

Sam acaba de soltar toda esta información, ya solo le faltaba decirme la biografía del chico, tan rápido que aún me cuesta procesar todo lo que dijo. Pero algo me queda muy claro y, aunque me cueste admitirlo y me queme decirlo, debo aceptar que es algo muy sorprendente saber hacer todo eso.

¿Acaso ese chico es humano? ¿Cómo es capaz de dominar tantas cosas?

¡Qué envidia! Yo no destaco en absolutamente nada... Bueno, a menos que no destacar en nada sea en lo que destaco.

Como sea, no pienso aceptarlo en voz alta.

—A la gente le gusta exagerar —suelto convencido—, seguro no es bueno ni en un tercio de todo lo que mencionaste.

—No, cada cosa que dije es verdad, casi todos en el instituto lo conocen —Sam luce muy convencido de sus palabras— y saben de él.

—Yo no sabía de su existencia hasta el viernes —defiendo mi punto—, así que ese chico es alguien igual que nosotros.

—¿Te suena la marca Heredis y todas las empresas? —. Amy capta la atención de todos con su pregunta.

—Por supuesto —respondo sin entender a qué viene eso con el tema de Blake, pero la sonrisa de mi amiga me da una idea que me sorprende—. Espera, no querrás decir que su familia es... —ni siquiera termino de hablar porque ella ya está confirmando mis sospechas con un asentimiento.

Para explicar el porqué de mi sorpresa, y no explayarme innecesariamente, digamos que Heredis es una gran empresa multinacional de servicios, la cual se ha expandido y ha desarrollado nuevas propuestas en muchas áreas. Según lo que yo recuerdo, maneja: una aerolínea, su propio bufete de abogados, una marca de ropa y joyas en crecimiento, una marca de productos fitness; pero la última vez que escuché una noticia de los dueños, se decía que eran los encargados de los tratos con otras empresas o países para exportar sus productos y expandir sus servicios. 

En pocas palabras, ese chico pertenece a una de las familias más adineradas y poderosas del instituto.

Pero eso no influye o cambia mi percepción de él, me sigue cayendo mal.

—¿Y si nos centramos en lo realmente importante aquí? —Nhoa luce cansado—. Debemos resolver el problema de las firmas, no tenemos tiempo para hablar del chico maravilla — río por el apodo que le puso, pero me callo cuando me regresa a ver con las cejas fruncidas—, y mucho menos para seguir con su estúpida apuesta.

—Yo no empecé —me defiendo de inmediato—, y no pienso dar mi brazo a torcer ante...

—¿No te importa perder? —me interrumpe—. Sabes muy bien que esta es la última oportunidad que tenemos.

—Eso fue lo que le dije —Amy apoya a mi amigo—, pero nuestro querido Kerrick quiere seguir con la loca idea del reto.

—¿De qué reto hablan? —cuestiona Sam, mas lo ignoramos.

—Está bien —suspiro molesto—, dejaré de lado esa apuesta.

—Chicos, sigo sin entender —volvemos a ignorarlo.

—Sin embargo —levanto mi dedo para apuntarlos—, no pienso soportar sus provocaciones, así que ya están advertidos desde ahora, si él me molesta, yo pienso responder.

Mis dos amigos solo asienten como respuesta, mientras que el castaño sigue preguntándonos de qué hablamos. Pasamos los siguientes minutos conversando de algunas banalidades y terminando de comer. La primera campana ya había sonado, solo quedaban cinco minutos para que la segunda, la cual indica el inicio de clases, también sonara, pero había un pequeño detalle que comenzaba a molestarme: Blake aún no llegaba, ¿acaso piensa hacernos esperar? Vaya falta de respeto.

—Hola a todos —alzo mi mirada al escuchar aquella voz—, me disculpo por llegar tarde. Soy Blake —extiende su mano hacia Nhoa, el cual la toma sin emoción alguna, y Sam, quien luce como un niño que acaba de conocer a su superhéroe favorito—, mucho gusto.

Luego de las presentaciones, Amy le ofrece un lugar junto a ella y él acepta de inmediato. Miro de reojo a mi amigo, notando que su expresión se mantiene igual, como si estuviera cansado de estar aquí, y luego regreso mi mirada al frente, Blake está frente a mí con una sonrisa tan falsa. Alzo mi mentón para mostrarme seguro y no despego mis ojos de los suyos; no dejaré que me intimide, eso lo aseguro como que me llamo Kerrick.

—Ya que estamos todos aquí, es momento de planear cómo conseguiremos llenar estas plantillas —decido empezar la conversación lo antes posible, el receso está a punto de terminar. Levanto y agito las hojas que tenía a un lado—. ¿Alguien tiene alguna idea? —un segundo después, me arrepiento de haber preguntado. El chico frente a mí levanta su mano, tiene una sonrisa que significa problemas. Ruedo los ojos como una forma de hacerle entender que sé muy bien lo que dirá, y me dispongo a encararlo—. ¿Piensas seguir adelante con la apuesta?

—No me digas que te retractas, ¿acaso tienes tanto miedo de perder? —siento mi sangre hervir, solo necesitó soltar unas cuantas palabras para hacer que mi molestia aumentara—. Si es así, supongo que deberíamos...

—¡¿Quién tiene miedo?! —me levanto enojado. Yo les dejé muy en claro a mis amigos, no pensaba quedarme callado y sin hacer nada si este chico decidía seguir con sus incitaciones—. Por supuesto que la apuesta sigue en pie, y espero no hayas olvidado que debes cumplir cualquier cosa que diga porque haré que te humilles.

—¡Kerrick! ¡Blake! No son unos niños para que sigan comportándose así —Amy alza la voz molesta, lo que si bien me asusta, pero también me alegra porque por fin regañó al chico que tiene a lado—. ¿Saben? Hagan lo que quieran, porque Nhoa, Sam y yo iremos juntos a recolectar las firmas.

—¿En dónde quedo yo? —pregunto de inmediato. Sé que nuestra actitud deja mucho que desear, pero no creo que sea suficiente motivo para excluirme.

—Blake y tú formaran equipo e irán por su cuenta —sentencia con firmeza.

Intento decir algo para que cambie de opinión, mas se da la vuelta ignorándome y arrastra a los otros dos chicos. Estoy seguro de que unos centímetros más y mi quijada toca el piso, no puedo creer que me haya dejado botado con este molesto chico.

La segunda campana por fin sonó. Blake no me dirige la mirada o alguna palabra, simplemente comienza a caminar con rapidez hacia el pasillo que lleva a las escaleras. Dudo unos segundos si seguirlo o ir por mi cuenta, pero llego a la conclusión de que la única forma de conseguir llenar todas las plantillas es si trabajamos juntos. Me apuro para no perderlo de vista, mas no me acerco demasiado a él, me mantengo unos cuantos pasos atrás.

—Si piensas venir conmigo, al menos apúrate y acércate —reniega regresándome a ver.

—¿Piensas discutir por cualquier estupidez? Yo veré si quiero caminar a tu lado o no —bufo molesto cuando comenzamos a subir las escaleras. Cada vez que este chico abre la boca solo es para fastidiar.

—Claro, de seguro quieres aprovechar que vamos a subir las escaleras para verme —él ríe, y mi cerebro empieza a trabajar porque no entiendo su comentario, seguro ya está desvariando.

—¿De qué hablas? —le cuestiono, pues aún no le hallo sentido a lo que dijo.

—Tranquilo, te doy permiso de disfrutar la vista, pero no seas tan intenso que me incomodo —me regresa a ver con sorna.

¿Disfrutar la vista?

¿De qué vista está hablando este loco?

¿Por qué disfrutaría de una vis...?

¡Mierda! Creo que acabo de entenderle, y todo por un alto costo.

¿Cómo hago para borrar una imagen de mi mente?

Juro que no era mi intención, pero cuando quise verlo para mostrarle mi dedo corazón, mis ojos se toparon por un segundo con su espalda y su parte baja. Yo ni siquiera había pensado en eso, todo es su culpa por insinuarlo.

Sí, así es. Blake es el culpable.

—No eres mi tipo, idiota —digo con seriedad luego de haberme acercado con prisa a él.

¿Conocen ese sentimiento de felicidad con una mezcla de envidia? Pues eso es lo que justo ahora estoy sintiendo y, para ser sincero, no sé cómo tomarlo.

¿Alegrarme porque salgo beneficiado?

¿Envidiar sus resultados porque los míos fueron pésimos en comparación?

Simplemente no puedo quedarme con uno, me encuentro en un punto medio; me siento feliz por lo bien que nos está yendo con la recolección de firmas, pero los celos hacia Blake no me dejan disfrutar del momento.

Me agacho y coloco una mano sobre el piso para sostenerme, intento que mi respiración vuelva a la normalidad mientras retiro algunas gotas de sudor de mi frente. Me toma algunos segundos recomponerme de todo el esfuerzo físico que he hecho para conseguir llenar esas plantillas, es una completa locura.

Me fijo en el pelinegro que está frente a mí, se encuentra en la misma posición y luce igual o incluso más agotado que yo, su respiración sigue siendo irregular, lo que me sorprende un poco porque le está tomando demasiado tiempo volver a la normalidad.

Decido sentarme ahí, en medio del pasillo, para descansar un poco. Aún sigo sorprendido que hayamos corrido sin parar por tres pisos enteros, tocando y dejando las plantillas para volver a correr y volver por ellas. Fue una completa locura, pero debo admitir que la situación me divirtió un poco.

Cada profesor que nos encontrábamos saludaba a Blake como si el mismísimo presidente los haya visitado, la mayor parte de los estudiantes lo reconocían y saludaban, muchas chicas murmuraban y los chicos lo trataban como un hermano. Aunque tampoco significa que todo el mundo estaba pasando de mí, porque no fue así, muchos estudiantes también me conocían.

Verdad, acabo de recordar que cuando pasábamos por el pasillo del segundo piso, cerca de las escaleras, no nos percatamos de que el piso estaba mojado y estuvimos a punto de caernos. Blake pegó un grito y maldijo tan fuerte que el conserje se asustó al oírlo.

La expresión del pelinegro al verse descubierto fue digna de fotografiar. Ahora que esa escena reapareció en mi mente, no puedo evitar comenzar a reír, cada segundo más fuerte. El chico frente a mí también se me une y termina sentándose al no poder parar de carcajearse, lo que me hace reír mucho más; mi estomago duele, estoy pasando un buen momento.

Mi boca se siente seca y la sed me invade, pero recuerdo que al final del pasillo hay una máquina expendedora. 

—Espérame, ya vuelvo —le aviso mientras me levanto con ayuda de la pared porque mis piernas se sienten pesadas. Una vez parado, le doy las plantillas que tenía y comienzo a caminar.

Estando frente a la máquina, luego de revisar las bebidas que hay, opto por la más deliciosa de toda: el té de limón. Destapo la botella y bebo sin parar, hasta saciar mi sed por completo, pero antes de sentirme satisfecho, ésta se acaba.

Vuelvo a sacar otra botella para la siguiente hora de clases y, antes de darme la vuelta para volver, la imagen de Blake aparece en mi mente. Suspiro cansado e inseguro por lo que pienso hacer, me acerco de nuevo para comprar un tercer té.

Me encuentro a pocos metros de él, mas no se percata de mi presencia, está por completo distraído con las plantillas. Cuando estoy a un par de pasos, decido hablar.

—Toma —digo de la nada y, tal y como lo había planeado, Blake salta sorprendido y tira unas cuantas hojas. No quería reír, pero cuando el pelinegro me lanzó esa mirada enojada, no pude controlar mi risa. Él se da cuenta de la botella que le estoy extendiendo, parece no entender qué hago, por eso vuelvo a hablar—, es para ti.

—Gracias —no despeja su mirada del té, su sorpresa es muy notoria—, pero no significa que te salvarás del castigo.

¿Será idiota? Vaya manera de arruinar todo. Bufo fastidioso mientras destapo mi botella y bebo de una sentada más de la mitad.

—No celebres antes de tiempo —si bien nos fue excelente en la recolección, no creo que hayan sido quinientas—, estoy seguro de que no conseguimos todas.

El sonido de la campana anuncia que pronto acabará la hora de clase.

—Nos faltan seis firmas —su rostro era adornado con una sonrisa que gritaba victoria—, las cuales me encargaré de conseguir en mi curso — y entonces caigo en cuenta de lo que me estaba diciendo, ¿acaso perdí? No, no, eso no puede ser posible—. Nos vemos en salida para el recuento final de firmas.

¿Cómo pasó esto? Se supone que faltarían más firmas, ¿en qué momento conseguimos que tantos estudiantes firmaran?

¡Joder! Esto es irreal, no lo acepto. ¿Eso significa que perdí y me tocará cumplir con cualquier cosa que me rete?

—Y gracias por esto —salgo de mi asombro cuando habla y agita la botella con una sonrisa.

—De nada —es lo único que logro articular mientras lo veo alejarse poco a poco, dejándome solo y, para ser sincero, algo asustado.

Blake va a aprovechar esta oportunidad para destruirme, estoy cien por ciento seguro de ello y, antes de que suceda, debo pensar en una manera para evitar que lo haga.

¿Será que una tregua ayudaría? Es decir, una tregua es una buena propuesta, si fuera él la aceptaría. Además, el día de hoy se puede tomar como un claro ejemplo, pues decidimos cooperar para recolectar todas las firmas; tuvimos una tregua de un día para no terminar matándonos o arrastrándonos por todo el instituto.

Sí, eso haré. Cuando nos volvamos a ver en la salida, le propondré una tregua, pero esta vez será indefinida.

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