Capítulo único

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Pov Narradora.

Un joven de piel pálida caminaba por las oscuras calles de su pueblo. Era 31 de octubre, la noche de brujas o mejor conocido como Halloween.

Cada 500 años en la noche de brujas despierta la criatura más poderosa de todas. A los ojos de cualquier humano parecía una persona común y corriente. Lo mismo pasaba con las criaturas que pensaban que era un simple y devilucho humano. Pero la verdad era otra, ese vampiro ocultaba más cosas de las que podrías imaginar.

El chico pálido había recibido muchas advertencias de que no saliera en la noche o podría ser la cena de alguna criatura hambrienta, pero lo tomó como otra de las alucinaciones de ma gente de ese pueblo. Él no creía en las criaturas. Estas no existían.

El joven caminaba de camino a casa cuando tuvo que pasar cerca de un callejón iba muy tranquilo hasta que escuchó una voz.

- No esperaba que fueras tan tonto como para salir de noche. - Se escuchó desde la oscuridad. - ¿No sabes que hoy es la noche de brujas? - El pálido bufó. Seguro era otro pueblerino loco.

- No existe ninguna criatura. - Mira hacia el callejón. - Así que no hoy ningún peligro.

- ¿Estás seguro?

De entre las sombras salió un chico de pelo negro con mechones rojos, piel pálida, de estatura promedio. Su piel era adornada por varios tatuajes raros y perforaciones. A los ojos de cualquiera era la vista más bella que quizás vería en su vida.

Yoongi no se dejó llevar por su belleza y bufó. No podría enamorarse de ese tipo o siquiera quedarse embobado por su belleza, estaba loco.

-Estoy completamente seguro. -Habló seguro.

-¿Entonces no crees en los demonios? -Se acercó a él a paso lento.

-Por supuesto que no, eso sólo sin inventos de la sociedad. -Jimin sonrió al escuchar las palabras del humano.

-Entonces no te molestaría ser mordido por este demonio. -Se acercó al cuello ajeno pero fue bruscamente apartado.

-¿¡Acaso estás loco!?

Si había algo que a Yoongi le molestara era que no respetaran su espacio personal. Desde pequeño se sentía muy incómodo cuando alguien se le acercaba más de lo que debía, provocando que se pusiera a la defensiva casi al instante.

-Antes te la pasabas pegado a mí. -Recuerda melancólico.

-¿Qué dices? -Lo mira confundido. Ese tipo sí era raro.

-Nada, lo sabrás a su debido tiempo. -Se acerca a él otra vez, pero esta vez mantiene un poco la sustancia. -Por cierto soy Jimin.

-Yoongi.

-Me gusta tu nombre. -Sonríe.

Jimin era conocido como una de las bestias más temidas, bestia la cual no tenía debilidades o eso creían todos. Cuando el demonio comenzó a vagar sin rumbo fijo por todo el mundo no pensó encontrarse aquel chico pelinegro de mirada felina. El humano tan sólo tenía 12 años por lo que prácticamente lo había visto crecer.

En esa vida el humano y el demonio vivieron felices en una cabaña en el bosque. Lejos de todo mal.

Lamentablemente no en todas las vidas tuvieron un final feliz. En mi última vida que estuvo con el humano, este fue fríamente asesinado. Ese día Jimin juró vengar la muerte de su amado y así lo hizo.

Un 31 de octubre en la de hierro en todo el continente Europeo, especialmente en las islas británicas se estaba celebrando una fiesta muy especial llamada Samhain, ese año coincidía con el fin del año celta.

Todos los humanos y bestias festejaban el Samhain sin saber que ese año ocurriría una gran tragedia.

Un demonio mitad vampiro estaba en busca de vengar la muerte de su amado. Todo aquel que se vió involucrado en su muerte debía pagar con su propia vida y él se encargaría de hacerlos sufrir en el infierno.

Ese demonio era uno de los hijos del mismísimo señor de más tinieblas, quién al ver el dolor de su hijo lo ayudó a vengarse.

Ese 31 de octubre, las puertas del infierno se abrieron dejando salir a toda criatura que ahí se encontraba. Esos seres del mal destruían y mataban todo a su paso.

Las pocas personas que quedaron vivas decían que todos esos seres eran liderados por un bello muchacho de cabello negro y rojo, de labios gruesos y de una piel pálida llena de tatuajes.

Ese día lo llamaron All Hallow Eve, día de todos los santos o mejor conocido como Halloween. Todos los años en el 31 de octubre todas las personas se escondían en sus casas con miedo a salir y que pasara lo mismo que siglos atrás.

Muchos dicen que todo ocurrió por rituales satánicos y otros, que ese día era cuando los muertos tenían la oportunidad de salir a convivir con los vivos. Pero nadie sabría la verdad con total precisión. El único que lo sabía era el joven demonio, quién entró en un profundo sueño que duraría 500 largos años.

Cincuentas largas décadas en las que estuvo esperando a que su bello amado renaciera. Y ahora estaba ahí, delante de él con unas inmensas ganas de abrazarlo, pero lamentablemente la persona que amaba no lo recordaba.

-Tenemos que irnos de aquí.

-¿Qué? -Lo mira confundido. -No te conozco de nada, ni crea que voy aceptar ir con un desconocido porque sí.

-Es peligroso que estemos aquí. - Toma su mano. - Lo quieras o no hay que irnos.

Cargo al pelinegro en su espalda sin darle tiempo de que protestara y usó su velocidad sobre humana para ir a un lugar que conocía muy bien.

Llegaron a una hermosa cabaña de madera, adornada con varias flores de varios tipos. La casa se veía bastante vieja pero aún conservaba su color y la madera aún tenía solidez. A su alrededor no había nada más que árboles, ya que se encontraban en lo profundo del bosque.

-¿Qué hacemos aquí? -Mira todo a su alrededor. -¿Cómo fue que llegamos tan rápido? Estábamos en medio de la ciudad. -Lo mira asustado. -¿Quién eres?... no mejor dicho ¿Qué eres?

-Ya te dije que soy un demonio.

-N-no puede ser. -Se aleja un poco de él. -Los demonios no existen. Son sólo cuentos.

-¿Y cómo explicas que haya venido tan rápido?

-Tal vez tienes propulsores en los zapatos. -Mira sus pies y descarta la idea al ver que estaba descalzo. - Bueno tal vez me drogas... -Fue interrumpido por el demonio.

-¿Por qué no aceptas de una vez lo que soy? -A pesar de actuar como si no le interesaran las palabras del humano, la verdad era todo lo contrario. Le dolía ser rechazado por la persona que amaba.

-Porque lo sobrehumano no existe. -Habla ya exasperado. -Todo tiene una explicación científica.

Cuando pequeño Yoongi era un niño especial a los demás. Inexplicablemente él podía ver espíritus y cosas sobrenaturales. Un día a mitad de una clase gritó con todas sus fuerzas al ver como un demonio mataba a alguien. Ese día nadie le creyó, incluso comenzaron a llamarle loco y a hacerle bullying. Sus padres decidieron llevarlo al psicólogo y este simplemente dijo que era cosa de la edad, que los niños tendían a inventar cosas para llamar la atención o simplemente se sentía solo y su mente había creado un amigo imaginario. En ese tiempo Yoongi vivió un infierno. Por suerte con el tiempo dejó de ver esas cosas y se convenció a si mismo de que su mente lo había creado todo.

Jimin suspiró sin poder esconder su disgusto y se acercó a el contrario.

-Mejor entremos. -Yoongi iba a protestar, pero decidió no hacerlo al recordar que estaba en medio del bosque.

Entraron a la vieja cabaña, Yoongi miraba todo a su alrededor con atención y Jimin caminaba con total libertad siendo invadido por los muchos recuerdos que ahí vivió con su novio.

-¿Qué es este lugar? -Pregunta Yoongi sin dejar de mirar a su alrededor.

-Cuando sea media noche todas tus preguntas serán resueltas. -Se sentó en una silla que se encontraba cerca. -Y esta vez no cometeré el mismo error. -Susurra para sí mismo.

☠️

Al llegar la media noche, Yoongi ya estaba más tranquilo. Estaba conversando algo más relajado con Jimin cuando de la nada se comenzó a sentir muy cansado y poco a poco fue cerrando sus párpados hasta caer desmayado al suelo.

Jimin sabía que estaba pasando, así que simplemente lo cargó y lo llevó a la habitación que antes compartía con el pelinegro. Lo acomodó en la cama y se sentó a su lado a esperar a que despertara.

Esperó unos cuantos minutos hasta que el pelinegro comenzó a despertarse de a poco. Al inicio estaba confundido, pero inesperadamente abrazó a Jimin.

-Te extrañé. -Susurró el demonio.

-Yo también. -Lo abraza más fuerte. -Esperé hasta el último momento para que llegaras, pero eso nunca pasó. -Susurra.

-Lo siento mucho. -Se separa un poco. -No sabes cuánto me arrepiento de no haber podido llegar a tiempo. Me estuve recriminado todos estos años por eso.

-Lo importante es que estamos juntos de nuevo, ¿no? -Sonríe tranquilo.

-Y que ahora nadie nos va a poder separar.

Para la pareja Min-Park el 30 de octubre iba a ser un día que jamás iban a olvidar. Cada vez que pensaran en ese día no sólo iban a tener recuerdos agrios, sino que también que lo recordarían como el día que se reencontraron, el día que por fin superaron todas sus dificultades.

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