Capitulo 21

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Macario intentó insistirle a Valentina, al menos tener la oportunidad de seguir esa conversación cuando no estuviesen los niños y Juliana delante, incluso se atrevería a decir que Lupe tampoco estuviese cerca, pero es que esa mujer era igual o incluso más terca que la propia Lupe, que podría entender ambas partes, entendía a su mujer porque Juliana era su hija y él también deseaba su felicidad, entendía a Valentina por el miedo de poder perder a Juliana y que sus hijos perdiesen a su madre:

— Mira a mi nuevo lazarillo— se escuchó decir a Juliana desde la puerta del patio mientras se dejaba guiar por la pequeña Julia— mientras esté de vacaciones navideñas.

Tanto Macario como Valentina desviaron el tema, como si nunca hubieran hablado de tal cosa, al menos por parte de la rubia. Aunque Macario no se daría por vencido, aún quedaba la cena del 25, porque no se cena en la noche del 24 al 25 pero sí del 25 al 26. Razón por la que los suegros se fueron temprano de la casa, para que Lupe pudiese cocinar para todo un regimiento y eso que esa noche Diego iría a cenar a casa de sus suegros, que aun seguían un poco resentidos porque su pequeña y él se casaron a sus espaldas, pero bueno, ya el lio estaba hecho y con todo un regimiento de churumbeles Valdés. Así pues, en la noche de año nuevo cenarían con Lupe mientras que Valentina y Juliana irían a Asbury Lake, para pasar el día con Lucia y Jacobo.

Y antes de que empezase el horario escolar empalmar el viaje a Asbury Lake con el viaje familiar.

Antes de la cena tuvieron una visita de Carol y Gal, que aparecieron con unos cuantos regalos para los niños, estas no estaban tan apegadas a sus familias, Carol había estado casas de acogida y no tuvo la misma suerte que Valentina, mientras que la familia de la dra. Gadot estaba en Francia, así pues, ellas tenían pensado ir a cenar a un restaurante y salir a bailar hasta que el cuerpo les dijese ¡basta! Vamos que aquel día las pequeñas y el pequeño Valdés acabaron el triple de contentas:

— Con la cantidad de adrenalina que están acumulando hoy— dijo Valentina sentada desde la mesa del salón mientras que observaba como los pequeños jugaban con sus nuevas Nintendo Switch— una de dos, esta noche caen rápido o nos darán guerra hasta bien entrada la noche

Carol estaba jugando con los niños y Juliana, estaba sentada enfrente de Valentina tratando de concentrarse en la leer el libro que le había recomendado Michelle, Gadot estaba sentada al lado de la rubia y había en algo en ella que atrajo la atención de Valentina, pues la mujer de ojos azules movió las aletas de la nariz y puso una mueca de desagrado, la dra. Gadot que se percató de ese mohín, preguntó un pelín incomoda:

— ¿Ocurre algo?

— ¿qué colonia usas? Es un poco fuerte

Gadot alzó una ceja:

— No llevo puesto ningún perfume— no quería ser cantosa, así pues, disimuladamente se olió— ¿te refieres a la crema que uso?

Valentina torció los labios:

— Será ¿qué crema es para no comprarla nunca?

Lejos de molestarse, la doctora alzó las dos cejas, pues esa crema la lleva usando desde hacía meses:

— ¿Has sido capaz de oler mi crema desde ahí?

En su voz podía notarse un deje de sorpresa y quizás algo sorprendida:

— Sí ¿qué hay de sorprendente en eso? Si te pones una crema que huele a pachuli es lo normal

Juliana paró de mover las manos sobre la página del libro, alzó un poco la cabeza y movió las aletas de la nariz, haciendo una mueca de desconcierto, porque ella que desde que había perdido la vista había desarrollado el olfato y sinceramente solo olía el champú de fresas. Gadot dejó escapar una risita:

— No, Valentina, la llevo usando desde hace tiempo— miró cómplice a Valentina— Bueno ¿Cuánto tiempo llevas teniendo actividad sexual peligrosa?

— Por favor, Gadot— intervino Juliana poniendo el marcapáginas en el libro— es navidad ¿dejamos las conversaciones morbosas para otro momento?

Gadot seguía teniendo expresión divertida y no dejaba de mirar a Valentina. La rubia frunció el ceño:

— Ya sabes a lo que me refiero ¿verdad?— bajó su mirada al vientre de Valentina— con lo de actividad sexual peligrosa

Valentina se dio cuenta a lo que se refería, por unos segundos se mantuvo con el ceño fruncido hasta que rompió a reír como si le hubiera contado el mejor chiste, haciendo sentir a Juliana como una boba, porque ella al no ser consciente de las miradas que había soltado Gal, pues no sabía donde iban los tiros la verdad:

— Tomo la píldora anticonceptiva y si no usamos la marcha atrás usamos preservativos

Juliana dibujó media sonrisa:

— ¿Tantas ganas tienes de ver a mi mujer embarazada? — negó con la cabeza— te recuerdo que la ultima vez por casi te abrió la cabeza con el mando de la televisión solo por decir que Joey debió de quedarse con Dawson en vez de con Pacey en Dawson's Creek.

Gadot puso los ojos en blanco:

— Tan solo decía que debéis recordar que antes de llover chispea— miró a Juliana— y te recuerdo que tu hermano y tú tienen el atino de embarazar a una mujer hasta con la mirada.

Juliana rio entre dientes y bueno, fue un momento clave para soltar su humor ácido:

— Pues que suerte para la población femenina que me haya quedado ciega.

Gadot juntó los labios y bajó la cabeza, algo incomoda, Valentina también quedó en silencio mientras tamborileó la mesa con los dedos, quedándose con las ganas de darle un capón en la frente. Juliana amplió la sonrisa:

— Sonrian, parece que este tipo de bromas les afectan más a ustedes que a mí— alzó las cejas— si preferís en vez de bromear me pongo a llorar.

— No es eso— dijo Valentina, antes de desviar la conversación nuevamente al tema principal— ni estoy embarazada así que no quiero ir más bromas sobre ese asunto.

Gadot levantó las manos en son de paz:

— Bueno, pues las dejo para que os preparéis para visitar la casa de el sr. y la sra. Valdés, alias satán.

Los niños sintieron mucho que la tía Carol se fuese, Carol era guay, como la tía Lizzie y Catalina cuando las cuidaban, bueno siempre y cuando no armasen una trastada y las enfadaban. Los asearon de dos en dos y Juliana se encargó de los mellizos que eran los más independientes, mientras que Valentina le tocó las gemelas y sinceramente, la rubia empezaba a sentirse fatigada y sorprendentemente con ganas de que la noche acabase y dormir. En cuanto entró a la habitación se encontró con Juliana ya empezando a vestirse, iba a casa de su madre así que no se iba a poner un vestido de gala. Se pondría unos pantalones azules oscuros ya con el bajo roído de tanto uso, a Valentina le irritaba bastante ese detalle, pero Juliana era de las que usaban la ropa hasta que estuviese rota por todas partes, la camisa que le regaló Valentina años atrás la primera vez que viajaron, unas botas negras y el sombrero:

— Espero que no se hayan puesto aun la camisa y la blusa— dijo Valentina comenzando a quitarse el albornoz mientras hablaba de los mellizos— ya sabes que en nada que nos descuidemos ya se manchan la ropa y hay que volver a cambiarlos

— No te preocupes— le tranquilizó Juliana mientras se ponía el cinturón dando la espalda a Valentina, la rubia se puso el un vestido formal, pero tampoco demasiado elegante y en lo que se sentó al pie de la cama para ponerse los zapatos se deleitó durante unos segundos del buen culo que le hacía esos pantalones a Juliana— Les dije que se pusieran la camiseta interior y que esperasen a nueva orden.

Valentina dejó escapar un suspiro, miró el reloj que había encima de la mesilla de noche y nunca creería que diría esto tan joven, pero terminó de ponerse el zapato, se puso de pie y se acercó a Juliana para ayudarla a abotonarse la camisa:

— ¿es mucho pedir que no tardemos en regresar a casa?

Juliana dibujó media sonrisa:

— Cariño que mi madre está haciendo lo posible por portarse.

Valentina curvó la comisura de los labios y pasó las manos por encima de sus hombros hasta abrazarse a Juliana:

— Ya lo sé, es que estoy cansada y me gustaría dormir pronto— se encogió de hombros— es lo que tiene hacerse mayor sin el gen Valdés

Juliana dejó sonrió dulcemente y devolvió el abrazo a la rubia:

— Está bien— depositó un beso en su frente— volveremos temprano

Valentina frunció el ceño cuando vio un atisvo de preocupación en la expresión de la vaquera:

— ¿qué ocurre?

— Valentina últimamente estás muy cansada y duermes mucho, me preocupa que...

Valentina se separó e intentó quitarle la preocupación con un argumento muy valido y que en otras épocas también ha pasado:

— Juliana, hemos pasado una temporada que no hemos parado y ahora con los niños en época de vacaciones— fue hasta el espejo para empezar a maquillarse, bueno solo lo básico— es normal que esté cansada ¿tú no estás cansada?

Juliana se cruzó de brazos:

— Tengo el gen Valdés ¿recuerdas? — suspiró dándose por vencida— está bien, pero si después de que los niños regresen al colegio sigues igual vas al médico.

Valentina que había comenzado a ponerse el corrector con maquillaje también se dio por vencida:

— Está bien, sí en un mes sigo igual me acompañas al médico para escuchar que lo que tengo es cansancio

— Pues en ese caso pedimos a los abuelos que se queden con los niños un fin de semana para que vayas a un Spa— se puso el sombrero— lo ultimo que quiero es que ahora te me enfermes tú.

Cuando llegaron a la casa de los Valdés, al ser del mismo barrio era casi la misma estructura, sin piscina eso sí. Lupe ya había preparado la cena y Macario aportó poniendo la mesa, más no hizo pues la matriarca prefería hacerlo todo sola. Los niños se llevaron las Nintendo que les regaló Carol, así que se fueron corriendo al salón para jugar a los pokemon, Lupe pilló desprevenida a Juliana y le pidió que le acompañara a la cocina, una estrategia preparada para dejar a Valentina sola y Macario poder seguir con la conversación:

— Valentina— dijo el hombre en el momento en que la rubia iba hacia el salón para tener vigilados a los niños— ¿me acompañas al despacho un momento? Por favor

— Macario— dijo Valentina un poco reticente y bajando la voz— si es por insistir en la conversación de esta mañana

— Por favor— dijo el hombre señalando con la palma abierta las escaleras para ir al despacho— quiero enseñarte algo que te puede interesar mucho

Valentina alzó una ceja con la mirada en el hombre gigantesco, se había rebajado un poco la barba y se había puesto coleta, había cambiado los pantalones vaqueros por unos pantalones chinos y una camisa azul, un Billi Gibbons más corpulento, alto, barba más oscura y corta vestido de traje:

— Está bien

Ambos subieron hasta el despacho que era más pequeño que el de la casa de Juliana y Valentina, sustituyendo espacios de librerías a un montón de colecciones de trenecitos, pelotas de beisbol y algún que otro trofeo. Macario cerró la puerta tras de sí y le hizo entrega de los documentos que había sido capaz de recopilar tanto Lupe como Liah. La rubia agarró los documentos suponiendo que sería alguna investigación experimental, pero conforme fue leyendo se fue encontrando otra cosa muy distinta, tras llegar a la quinta página miró a Macario y haciendo un gesto con la mano alzando los documentos:

— ¿qué es esto?

— Eres lo suficientemente inteligente para saber que es

Dijo Macario sentándose en la silla que estaba al lado:

— Me refiero ¿De dónde has sacado esto?

— ¿A caso importa? — Macario dejó escapar un suspiro y de manera paternal agarró la mano de su nuera— está claro que el medico que atendió a Juliana está lo suficientemente capacitado para ejercer la medicina y que posiblemente otro neurólogo de prestigio sea capaz de dar otro punto de vista— miró a Valentina apenado— Valentina no te he pedido nunca nada, eres el amor de mi hija y créeme que me alegra saber que ha encontrado alguien que sea capaz de sacrificar muchas cosas por cuidarla, pero ambos sabemos que en el fondo esta vida no es suficiente para Juliana y que hay momentos como esta mañana que le gustaría ver— señaló los documentos— si después de esto no te convenzo, no te insistiré más, pero al menos, solo al menos, te pido que lo consideres.

Valentina agachó la cabeza y dejó escapar un suspiro, para ganar fuerzas y mirar a Macario:

— Tengo la sensación de que Lupe no se dará por vencida— Macario curvó la comisura de los labios— echaré una ojeada a todo esto y luego tomaré la decisión de hablar con Juliana— Macario asintió con la cabeza— pero después de que pasen las fiestas.

— Gracias

Valentina guardó todo en la carpeta y admitió en voz alta:

— Al menos hablar contigo es más cordial que Lupe— Macario puso los ojos en blanco y se levantó— sí, sí, es tu mujer y la quieres mucho— ella también se iba a levantar un poco brusca y fue como si se le hubiese bajado la tensión teniendo que sentarse de nuevo— uff

Macario se agachó preocupado y puso una mano en su brazo:

— ¿Estás bien?

Valentina se llevó la mano a la frente tapándose un poco los ojos:

— Estoy bien, solo que estoy un poco cansada y seguramente sea una bajada de tensión

— ¿Quieres que te traiga algo de beber?

— No— dijo mientras trataba de reponerse y levantarse más despacio— lo ultimo que quiero es preocupar más a Juliana ¿Vamos a cenar? No vaya a ser que su mujer piense que le he recluido aquí para corromper tu mente puritana.

Macario rompió a reír y se adelantó para abrir la puerta del despacho. En el piso de abajo se escuchaba el alboroto de dos hermanos teniendo la típica discusión que se tiene a esa edad con el famoso "has hecho trampa" y el "tu has sido la tramposa" Valentina cerró los ojos, tomó aire para ganar fuerzas y "here we go again".

El viernes 28 de diciembre llegaron a Asbury Lake, tras un viaje corto en avión y otro en un coche familiar alquilado ¿cuatro pequeños Valdés en avión comercial? La alegría de muchos pasajeros que se estuvieron cagando en sus madres, Valentina tuvo la teoría de que no les dijeron nada por el hecho de que cada vez que se giraban para mirarlas se percataban de que Juliana era invidente y de que la vaquera hacía todo lo posible por controlar a los mellizos y Valentina a las gemelas.

En cuanto estacionaron en casa de los abuelos, era como contemplar una mini manada de Valdés salvajes saliendo del coche para desfogarse en la gran parcela que poseían Lucia y Jacobo, totalmente preparada para tener a unos cuantos niños, pues a lo largo de sus vidas han aprendido a base de sustos la cantidad de precauciones que había que tener, sobre todo cuando Tom, Oliver y Valentina les daba por hacer una trastada:

— Voy a subir las cosas a la habitación— dijo Valentina totalmente agotada— y a cerrar un poco los ojos

Jacobo enseguida tuvo algo con el que entretener a los niños en el patio y Lucia ayudó a Valentina a subir las cosas, Juliana también quería ayudar, pero llegó con la puñetera urgencia de calentar la taza del WC, ya se sabe, aun tenía reparo en que la escuchasen tirarse unas cuantas flatulencias en baños públicos.

Lucia dejó una mochila en la cama matrimonial donde dormían Juliana y Valentina, en cuanto vio como la rubia se tumbaba sobre la cama totalmente cansada se puso con los brazos en jarra:

— Cariño, este cansancio que dices que tienes no es normal— no quería desconfiar de Valentina, pero...— la ultima vez que estabas de esta guisa te estaban drogando...

Valentina abrió los ojos y miró a su madre totalmente tensa:

— No estoy drogándome si es lo que insinúas...

— No, no— siguió preocupada— Pero Valentina aunque no tengas el nerviosismo de Juliana y compañía no quiere decir que no lo tengas, es raro en ti verte llegar y lo primero que vayas hacer es dormir, otras veces que te he visto así es porque estabas em...

Valentina rompió a reír al saber lo que iba a decir:

— Evidentemente tampoco estoy embarazada— en cuanto escucharon la cMateoa del baño bajó la voz— agradecería que no insinuases tal cosa delante de Juliana, es reticente a la idead de tener más niños

— Lucia— se escuchó decir a Juliana mientras entraba mientras palpaba las paredes para guiarse— le recomiendo que no entre a este baño por un par de horas, no quiero dar más detalles, tan solo que se llama carnitas burrito y me lo comí antes de subir al avión.

— Voy a ver que hace Jacobo con los niños— puso la mano en el hombro de Juliana haciéndola sobresaltar ya que no se esperaba ese tacto, aunque no se retiró— descansa tu también, debéis de estar cansadísimas.

Miró a Valentina que tenía el ceño fruncido, desde que habló con Macario no había dejado de dar vueltas en la cabeza de como afrontar el tema de Juliana. La vaquera también había tirado la toalla y se ponía nerviosa en el momento en que le hablan de ir al médico y más si es para pedir una segunda opinión médica.

Juliana agudizó el oído y en el momento en que escuchó los pasos de Lucia alejarse, cerró la puerta tras de sí y comenzó a desabrocharse la blusa. Valentina alzó las cejas y dibujó una sonrisa:

— ¿qué haces?

Juliana dibujó una sonrisa jocosa y se quitó las botas antes de acercarse a la cama a tientas y gatear hasta ponerse a horcajadas de Valentina y acercarse hasta quedar sus labios cerca:

— Quiero aprovechar ahora que los niños tienen ocupado a tu padre para hacer travesuras.

Valentina carcajeó, pasó su mano detrás del cuello de Juliana y la atrajo hasta besar sus labios.

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Esta historia NO me pertenece, es una adaptación realizada con la autorización de su autor Elio_kin

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