Capitulo 4

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Valentina se sorprendió ante esa negativa tan directa:

— Juliana, no empecemos de que eres una inútil incapaz de proteger a tus hijos...

Juliana tensó sus músculos faciales:

— Dios sabe que amo a mi hija con toda mi alma— Juliana se movió nerviosa— pero crecí con unos valores ¿de verdad crees que sería capaz de engendrar a otro hijo solo para usarlo?

Valentina puso cara de sorpresa, nunca lo había pensado de esa manera:

— Juliana, sabes que no le usari...

— Sí, Valentina— le interrumpió— quizás puedas engañarte tú, pero no yo, la razón por la que estás dispuesta para tener otro hijo no es el anhelo de tenerlo, es el anhelo de salvar a nuestra pequeña— Valentina agachó la cabeza y rompió a llorar— un hijo viene porque así lo queremos o de un acto de amor.

Valentina controló sus llantos y miró a Juliana:

— Sí quedase en estado ahora ¿Sería sin amor?

Juliana tanteó con cuidado hasta que dio con Valentina, pasó sus manos por los brazos de la rubia usándolos como guía hasta llegar a sus mejillas:

— Un hijo no es algo que deba tomarse tan a la ligera, bien que lo sabes. Te amo, eres la madre de mis hijos, pero ni tú estás preparada para pasar por otro embarazo ni yo estaría preparada emocionalmente, es muy irresponsable de nuestra parte.

¿Ahora? ¿Cómo le decía que ya era demasiado tarde y se había hecho la versión de ligamentos? Siempre podía pensar que pertenece a ese porcentaje en el que la reversión no funciona y ha quedado estéril, aunque sabiendo el historial de los Valdés daba mucho que pensar, por el momento no había mucho que temer, había poca actividad sexual, razón por las que Gadot iba a visitarlas, que, por cierto, le tocó suplicar para que se le pasara el enfado, más bien su perdón le costó 50 dólares más. En fin, le tocaría hablar con la ginecóloga la semana siguiente.

Durante el resto del día, Juliana lo dedicó a pasar tiempo con sus hijos, que, si bien Juliana no podía adaptarse a ciertas actividades de sus hijos, sus hijos si podían adaptarse a su madre, también Indra pasó a visitarles, para evitar piques Valentina aprovechaba para salir y despejarse, justo aprovechó para hablar con Gadot, al parecer la doctora también necesitaba un descanso y más bien cotillearon mientras tomaban un café en la costa:

— Mirándolo de esa forma— dijo Gadot cuando Valentina le contó lo que habló con Juliana— Juliana tampoco está tan errada

— Que los motivos por los que vendría a este mundo sean diferentes, no quiere decir que le odiase o rechazase, sería mi hijo o hija....

— O una camada de Valdés con TDAH capaces de formar un equipo de futbol

Valentina puso los ojos en blanco, aunque sí, conociendo el historial de Diego y que Juliana y Valentina hasta el momento no han sabido traer al mundo a un ser humano si no que los han traído de dos en dos, todo era posible que vinieran tres, cuatro y se atrevía a decir que cinco, a ver que hacía con 8 mini Valdés, 9 contando con Juliana ¿Las cenas navideñas con sus primos? Necesitarían una mansión gigantesca al estilo casa de los 101 dálmatas, con la diferencia que en vez de perros serían niños:

— Que consuelo que Juliana solo me toque para abrazarme— Dijo Valentina con amargor, Gadot puso cara picara— esa expresión me asusta, no pienso experimentar ningún trio raro contigo.

— No, quizás te aconsejaría que hicieses el trio con mi amigo el satisfayer— rompió a reír— en realidad llevo pensando una cosa para las siguientes sesiones con Juliana— en cuanto vio que llamó la atención de Valentina— pero es privado

— Te confieso que en ocasiones das más miedo que Lizzie y su afición por coleccionar ropa interior.

Llegó justo cuando les tocaba acostar a los niños, la empleada del hogar le dijo que Juliana ya empezó a acostar a las pequeñas y al joven Mateo. En el momento en que iba a salir de la casa Valentina le detuvo:

— Es tarde— dijo con preocupación— deja que llame un taxi...

— No hace falta señora

— Estaré más tranquila sí sé que llegas sana y salva a casa.

La chica acabó accediendo, no era la primera discusión de ese tipo con Valentina, las tenía todas las noches y si la chica le decía que tenía que ir a otro lado, igualmente llamaba a un taxi, aunque tuviese que pagar un poco más, pero al menos Valentina así estaba tranquila.

La rubia subió al segundo piso hasta que vio la puerta de la habitación de Mateo estaba abierta, se acercó sin hacer ruido y observó cómo Juliana arropaba a Mateo, al menos era una de las cosas que se había negado a dejar de hacer, arropar a sus hijos:

— Mamá

Escuchó como decía Mateo con un hilo de voz, la vaquera se arrodillo y se apoyó en la cama para estar a la altura de su hijo, que cada día que pasaba se parecía mucho más a Valentina, con sus cabellos dorados, sus ojos azules y claros, aunque Juliana no podía apreciar ese detalle, ya no, palpó la almohada hasta acariciar su cabeza e intentó imaginar que miraba fijamente a sus ojitos azules:

— Dime

— El papá de un compañero bebe mucho como tú— Juliana se tensó al escuchar aquello, fue como recibir un cubo de agua fría, Valentina alarmada iba a interrumpir cuando el niño prosiguió hablando— y es malo, lo pega y a su mamá también ¿tú también harás eso?

Juliana tragó saliva y negó con la cabeza, ocultando el dolor que le produjo que su propio hijo pensara que fuese capaz de levantar, aunque sea una mano a alguno de ellos o a Valentina:

— Debes decirle a tu amigo de que tiene que hablar con un adulto para que su papá deje de pegar a su mamá— Juliana tragó saliva, intentando quitarse el nudo que tenía en la garganta— ¿sabes que hacen los castores cuando duermen con sus parejas en el agua?

— No

Negó poniendo más interés, era como su madre Juliana, le encantaba todo sobre el reino animal y la naturaleza, Juliana palpó intuitivamente hasta que dio con la manita del niño:

— Se dan la mano, así no corren el riesgo de ser separados por la corriente mientras duermen— no era consciente de que estaba llorando hasta que sintió la humedad recorrer la mejilla y saborear la sal cuando las lágrimas acabaron en las comisuras de sus labios— los quiero demasiado y a su madre también— se quitó la humedad de las mejillas y movió las aletas de la nariz— si algo he aprendido he aprendido estos meses, es que tu madre utiliza una crema con un fuerte olor a coco y un champú que huele a fresas— susurró de la forma que pudiese oírla Valentina— tengo un super poder, sé cuando tu madre está cerca ¿es así?

Mateo vio que Valentina estaba junto a la puerta, dejó escapar una risita:

— Es cierto, está detrás de ti

— Pero que chismoso

Dijo Valentina con tono jocoso:

— Es hora de dormir

Dijo Valentina acercándose hasta Juliana y le agarró su mano para posarla sobre su hombro y poder guiarla sin que se lleve ningún mueble por delante. Parecerá una tontería, pero esos pequeños detalles que dijo Juliana, le hizo ver que, de alguna forma, aún seguía prestando atención y le tenía en cuenta:

— Buenas noches mi vida

Se despidió la rubia dándole un beso en la frente, así fueron habitación por habitación, primero a la de Valeria y Mariana, la pequeña Valeria era la que más energías tenía, aun había que tener cuidado con su afición de dar de comer a la gente, al menos ya se dedica a dar de comer cosas comestibles y no cualquier cosa, por ultimo pasaron a la habitación de la pequeña gemela, más preparada y limpia sobre todo, normalmente las esperaba y quería que les leyera un cuento o se sentaran con ella hacerla compañía. Sin embargo, aquella noche estaba tan cansada, que se había quedado dormida con su pijamita amarillo con dinosaurios y con una pierna fuera. Juliana iba a entrar cuando Valentina le detuvo:

— Se ha quedado dormida— le susurró— espera aquí que voy a apagarle la luz.

Juliana no dijo nada, pero tampoco esperó a Valentina, a tientas fue hasta la habitación matrimonial, todo de manera instintiva, con el pasó del tiempo se desarrolla otras formas de "ver", Juliana empleaba mucho la memoria y porque a Valentina se le ocurrió hacer unas marchas junto al pomo de la puerta, todas diferentes para distinguir las habitaciones. Cuando Valentina regresó al pasillo vio como Juliana entraba en la habitación, mientras que comenzó a desabrocharse los primeros botones de la camisa, sin detenerse cuando escuchó la puerta de la habitación cerrarse:

— Déjame ayudarte

Más bien fue un aviso de Valentina de "te voy a tocar no te asustes" Juliana puso expresión compungida:

— No me puedo creer que mi propio hijo piense que puedo ser capaz de haceros daño.

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Esta historia No me pertenece, es una adaptación realizada con la autorización de su autor Elio_kin

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