04: Good 4 u

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Good 4 u
Lillie Torres

Esta no es mi fiesta y la mayoría no son mis invitados, esta fiesta tampoco es algo que yo anhelara tanto, de hecho, quería correr en dirección contraria, decirle al señor conductor que pasemos por comida y que me deje en cualquier cine porque me quedaría viendo películas hasta el amanecer, pero seguramente mi abuela me buscaría, me encontraría y me descuartizaria.
Este evento no era más que un pequeño detalle por parte de Zac Johnson, según Victoria él intentaba aceptarme, pero sabiendo cómo es ese señor, esta noche sería dura, difícil e insoportable.

—¿Qué hacen? —pregunté entrando en pánico.

Mi gran amiga me estaba dejando a la deriva, estaba huyendo junto a su hermana.

—Entraremos —respondieron al unísono.

—No, me están abandonando en un momento difícil.

—No, no te estamos abandonando —comentó Candace.

—Claro que si te estamos abandonando —la contradijo su hermana.

Y mi cara decía un "Ves, hasta Amanda lo admite"

—Está bien, puede que si —aceptó Candace— pero este es tu momento. Es tu momento de entrar al mundo de los negocios, entrar al mundo empresarial.

—Hablas de esto como si fuera un bautizo —aclaré.

—Es tu inicio, es la noche en la que aceptarán por fin que tú Lillie tendrás el mando de una gran herencia y de empresas millonarias. Así que debes entrar y mostrar ese valor.

—¿Cuál valor? Ni siquiera traigo efectivo —respondí nerviosa.

—¿Ya ves como me siento yo? —me preguntó Amanda.

Amanda siempre decía que le hacía falta dinero, eso es porque ella es una chica muy vanidosa y se gastaba todo el dinero antes de recibirlo.

—Amanda, entra antes de que te ganes un golpe.

—Le haré caso a mi hermana, pero te apoyaré desde la lejanía porque me estan obligando.

—Huye de aquí, pero ya —Candace pidió.

—Haré eso.

—No, no te vayas Amanda —pedí yo.

¿Cuándo yo he suplicado a Amanda?

—Sé que estas nerviosa, pero todo saldrá bien.

—No cuando Johnson ha planeado todo esto.

—Él no es malo, no hará nada para perjudicarte, recuerda que son socios y si a uno le va mal, al otro le va peor.

—Eso no me calma.

—Si, lo se.

—Entraré... no, no entraré, tengo hambre creo que mejor me regreso por donde vine.

—Lillie, entrarás aunque te arrastre —me amenazó.

—No, no puedes obligarme, allá dentro será como estar en un océano lleno de tiburones y yo seré como mucho un pez payaso... ¡seré devorada!

—Claro que no, tú eres el depredador que se come a los que se comen a los más pequeño.

—Okey, estoy intentando de entender tu consejo.

—Lillie, solo hazlo. ¿Cuándo has sido cobarde? ¿Eh? ¿Cuando huyes antes de afrontar la situación? ¿Eh?

Solo huí una vez, pero fue porque en verdad necesitaba huir.

—Bien. Me convenciste.

Y mi amiga desapareció. Respire y me convencí de que era cierto. Tenía poder, solo debía reclamarlo ante esta gente, esta noche.

—Yo puedo. Será fácil.

Y prosegui a entrar al salón de eventos.

No sé de dónde, cómo o cuándo o en qué momento, pero logré sacar esa Lillie atrevida y segura de si misma. Entré y de inmediato obtuve la atención de todos.
Y todos aplaudieron mientras los fotógrafos me dejaban ciega con sus flashes.

Creo que esto si fue mucho.

Mi mirada recayó en mis padres, estaban contentos a pesar de que en el hotel querían matarme, la abuela y Dorothea estaban brindando sonrientes y... ¡PAMELA ESTÁ AQUÍ!

La desgraciada me había dicho diez mil veces que no podía estar presente porque tenía compromisos más importantes.

¡ZORRA!

Quería correr a abrazar a mi prima, pero primero estaba el seguir con mi entrada triunfal.

¿Dónde demonios había sacado esa sonrisa y esta pose tan confiada? Me estaba creyendo superior y todos también se la estaban creyendo.
Creía que todo estaba yendo de maravilla, que lo que había dicho, lo que me había dicho Candace estaba bien, ella me había alentado a entrar sola, esto sería fácil, pero no contaba con la presencia de Nicolás, mucho menos la de su amigo.

¡Dios mío!

Santiago esta aquí y no sabía si correr o hacerme la desmayada.

Mi mirada chocó con la suya, él estaba bebiendo sin perderme de vista, tampoco es que me estuviera moviendo, de hecho, estaba congelada en mi ubicación y al parecer ya todos se habían dado cuenta de que algo iba mal.

¡MI EX ESTA AQUÍ! ¡TODO ESTA MAL!

¡Necesito a los bomberos, necesito a la policía, la ambulancia, incluso la funeraria! por si las moscas. En realidad necesito que todo esto termine ahora mismo.

¿Por qué nadie apretaba el botón de incendio?

¿Por qué nadie hacía alguna locura?

Tú eres la de la locura.

Cierto.

—Lillie, ¿que estás haciendo? —preguntó Félix, acercándose.

Ni yo sabía lo que estaba haciendo.

¡Carajo!

Dios, ¿Dios estás aquí?

—Quién demo —y ahí fue cuando entré en razón— ¿quién lo trajo? ¿Quien demonios lo invitó?

Y Félix o no sabía de lo que yo hablaba o simplemente era buen actor.

—¿Traer que? Todos nos están observando y esto ya no es divertido... estás perdiendo puntos y credibilidad, Lillie, y sabes, deberías seguir sonriendo, esa cara de borrego confundido no le gustará a tus socios.

Y el desgraciado tenía razón.
Respire y sonreí en contra de mi voluntad.

—Todos pagarán esto —dije sonriendo aún más.

Y Félix me agarró la cara, acercándose.

—¿Que vas a hacer? —pregunté al verlo acercándose mucho a mi rostro.

—Voy a salvar esto.

—Si llegas a siquiera rozar tus labios con los míos, sentirás el verdadero...

Pero fue muy tarde.

Félix ya estaba sobre mis labios. Fue tan rápido y a la vez tan lento que mi maldito corazón se iba a saltar de su lugar habitual. Quería acabar con todo, quería romper todo, quería deshacerme de este príncipe atrevido, pero tenía obligaciones. La mirada de Victoria me detenía a hacer cualquier locura, estaba luchando conmigo misma para no bofetear a Félix en frente de todos.

Estaba aguantando todo esto y aceptando su beso hasta el hecho de morder su boca tan fuerte, que creo haberle hecho daño.
Félix se distanció, porque al parecer había funcionado morderlo con fuerza, pero para añadirle la cereza al pastel atrevidamente limpio mis labios con su pulgar.

Yo sonreí.

—Te voy a matar —murmuré entre dientes.

—Esperare con ansias el momento.

Y volví a la realidad, realidad donde acababa de besarme con el mismísimo príncipe Félix enfrente de... ¿doscientas personas? Si, doscientas personas.

En efecto, doscientas personas y mi ex.
Esto no podía ir peor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro