Capitulo 34

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—¿Es tu ex?—Jenny me preguntó—¿qué hace tu exnovio en esta casa?—ella era muy curiosa.

Me encogí de hombros, nerviosa y dando vueltas por todo el lugar.

—Tengo algo que le pertenece y quiere que se lo devuelva, entonces se irá.

Todos parecían confundidos.

—Entonces, por qué no se lo devuelves.

Gran consejo, lo tomaría si no fuera por mis tontas ganas de exponer a mi ex.

—Nicolás no puedes devolverle algo a tu exnovio, es como perder el orgullo o algo así—respondió Jenny— son reglas inquebrantables.

—Más o menos— hable aumentando el interés de todos—El tiene una foto que me pertenece.

—¿De que tipo de foto estamos hablando?—Pamela preguntó con interés.

Nicolás captó algún mensaje de Pamela, ambos abrieron los ojos como los de una vaca. Muy grandes y temerosos.

—No me digas que es una foto sin...

—¡No! —me moria de vergüenza hablar con estos par de locos —No ese tipo de fotos es una peor... Una muy vergonzosa, que no quiero que nadie vea.

—¿Una foto vergonzoso de qué tipo?— Daniel parecía algo enojado— Lillie, ya es soltado lo peor, ahora no te pongas con secretos.

Resople, frustrada. Tendría que decírselos de una u otra forma.

—Una en la que apareces vomitando, ¿algo más que quieras saber?

Todos respiraron con más calma. Parecía que el color les volvía al cuerpo y al espíritu. Exagerados.

—Que tiene de malo, todo el mundo vomita—Nicolás dijo con gracia.

—Si, pero no me gustaría que todo el mundo la vea— solté de mala gana.

De hecho, no sabía qué Lucas tuviera esa foto. La persona que había tomado esa foto fue Carla. Eso sucedió cuando me quede una noche en su casa, ambas terminamos embriagándonos con una bebida tradicional del pueblo de sus abuelos. No sabíamos que llevaba licor hasta que lo probamos pero parecía tan inocente bebida que no pensamos en que terminaríamos tendidas en el baño de su habitación, vomitando para esta y la siguiente vida. Apenas tenía catorce y estaba mucho más delgada que ahora, recuerdo la foto y simplemente me acuerdo a la desnutrida de Bella, de esa película de vampiros.

—¿Y que haremos?—Daniel preguntó, pensativo.

—Algo para recuperar la foto y enviarlo a casa, hermanito— Pamela respondió con obviedad. Tenía cierta malicia en la sonrisa.

—Un momento— Nicolás se levantó, observándonos con preocupación— por qué Pamela está aquí? Soy el único que piensa que podría ir y arruinarnos cualquier plan?

Pamela le tiró un zapato a la cabeza, pero Nicolás lo esquivo y fue a golpear a la puerta.

—No es que mi importe la vida de Lillie— levantó sus hombros— pero si me importa joder a cualquier hombrecito que crea que tiene el valor de joder a una chica con amenazitas y eso.

Todos nos quedamos en completo silencio y con cierta incredulidad. La habían cambiado por otra?

—Tu te tiraste de las escaleras para joderla—su hermano interrumpió el silencio.

Pamela golpeó a su hermano en el brazo, ofendida.

—Ya supéralo, fue hace mucho, ya ni lo recordaba —se excusó.

—¿dónde está la foto?—Santiago preguntó con expresión gélida y casi fría.

—En su celular— respondí.

—¡Tengo una gran idea!— Nicolás exclamó—vamos los tres y lo acorralamos hasta que nos entregue el celular.

La mayoría bufó con aburrimiento.

—¿Esa es tu idea Nicolás? ¿Ir y golpearlo?

El se encogió de hombros, sonriendo con diversión.

—No dije que lo golpearíamos, pero ya que lo mencionas... podríamos darle un par de golpecitos, ya sabes para reiniciarle el Windows.

Santiago pareció estar de acuerdo, cuando su risa y su asentimiento de cabeza se hicieron presentes en la habitación. Todos los observamos confundidos.

—¿Qué? Nicolás tiene una gran idea.

Nicolás sonrió porque alguien estaba de acuerdo con él. Incluso lanzó un par de patadas al aire para mostrar con torpeza sus habilidades de combate.

—Te has ganado un vuelo directo a la Mier—Pamela iba a decir alguna grosería pero Nicolás le tapó la boca.

—Shhh! Te ves más bonita cuando no dices groserías— eso pareció callar a Pamela, algo confundida.

—Creo que solo deberíamos ir y ofrecerle un intercambio— Daniel ignoro a su hermana y a su amigo, que peleaban en silencio— sin nada de golpes.

Jenny lanzó algunas ideas y planes para ocasionar alguna distracción y poder extraer el celular de Lucas de sus bolsillos.

—Y bien?— me observaron para aceptar tal plan.  Negué— que parte del plan no te gusta? Podemos hacerle un retoque o cambiar algo— Jenny concluyó.

—Conozco muy bien a Lucas— admito que no me agrada tanto conocerlo tan bien —el no lleva el celular consigo... supongo que lo tuvo que dejar en su habitación.

Veía la cara de mis amigos, eran tipo "¿que persona en su sano juicio deja su celular en la habitación?" Bueno, ese era el estúpido de Lucas, que odiaba llevar cosas pesadas en los bolsillos.

—¿Lo quieres?— Inquirió.

La pregunta de aquel chico de cabello dorado como el sol, me dejó completamente descolocada. ¿Lo quería? ¿Algún día lo quise? Temía aceptar la verdad.

—No— susurré, apenada.

Siempre sentía que Lucas era como mi mejor amigo, algún momento dime aferre a él por miedo, miedo a sentirme sola y a sentir el rechazo de los demás y ahora sentía culpa de admitirlo. Admitir que lo utilice para no sentirme tan desdichada. Era una persona horrible. Lo sabía.

Pamela interrumpió nuestro momento fugaz de miraditas, solo para acercarse a beber agua fría.  Se hizo espacio en medio de los dos, para tomar la jarra. Había olvidado que la tenía justo detrás, atada a mi como un chicle.

—Creo que deberíamos ir al spa, estoy muy estresada— comentó con  agotamiento.

Todos empezaron a abuchearla desde los muebles, tirándoles cojines que ella esquivaba y que al final me caían a mi.

—¡Alto! —grité. Todos creían que estaba enojada por los golpes—Pamela tiene razón — aclaré. Todos me vieron como si estuviera loca —si lo invitan a pasar una tarde para relajarse y divertirse, entonces estará entretenido, mientras nosotras iremos a revisar toda su habitación.

Todos pensaron en lo que decía. Los chicos no le veían sentido a mis palabras y las chicas me miraban divertidas.

—Entrar a la habitación de un chico— Pamela levantaba las cejas, divertida— no me negaré.

—No haré tal cosa, ese tipo es un cretino—Nicolás manifestó su descontento.

—Si eso ya lo sabemos— Jenny repuso.

—Se me parece a alguien— Pamela molestó.

—No aceptará la invitación—Daniel negó.

—Si la aceptará— aclaré— solo tienes que decirles que salimos de compras y que ustedes están aburridos. Fácil.

—Y si mejor lo invitamos a jugar en el play?— Nicolás preguntó.

—Prefiere las mascarillas —respondí a Nicolás.

Todos nos pusimos de acuerdo, los chicos lo invitarían a una tarde de relajación, mientras Pamela, Jenny y yo, registraríamos todo el lugar.
Nos escondimos en el cuarto detrás de una columna, que estaba cerca de la habitación de invitados. Daniel nos envío el mensaje secreto.

—El pollito está en la olla—leí.

Caminamos despacio y sin hacer ruidos. Pamela intento abrir la puerta, estaba con llave. Corrimos a buscar a Dorothea, la única presente en el hogar. Ella se encontraba dándole órdenes al nuevo ayudante de la cocina.

—Mijito, mueva rápido las manos— pedía con frustración— ¿que quieren?

—Nosotras?— pregunté fingiendo inocencia— nada, qué querríamos de ti...

Ella se giró a nosotras. Dejando a un lado al señor que le ayudaba con unas cajas de quien sabe qué cosa.

—Ustedes tres juntas—sospechaba— no me lo imaginaba ni el fin del mundo.

Cierto.

—Yo solo vengo a buscar algo de comer— Pamela se zafó del asunto y corrió a la nevera, arrastrándome con ella.

—Queríamos saber... ah, ya fue y ahí te va— mire a Dorothea, ignorando a Pamela— necesitamos las llaves del cuarto de invitados...

Dorothea arrugó sus cejas, pensativa. Bueno al menos se lo estaba pensando eso ya era mucho.

—¿La que ocupa ese niño que dice ser tu novio?— me sorprendí ante aquel dato que ella sabía y que yo no sabía que ella sabía. Si una mierda completa— el chico se la pasó toda la madrugada llorando mientras vaciaba los chocolates de Pamela.

Pamela pegó un grito (que casi me deja sorda) al ver que su despensa llena de dulces ya no estaba tan llena, dentro de ella solo se hallaba un chicle de jengibre.

—¡¿Donde está mis chocolates?!— ya estaba furiosa— ¡maldita sea! ¡Lillie en cuanto vea a tu ex chico, le romperé los dientes!

Todo tuyo.

—Chicas, tengo cosas por hacer y entre ellas no está, el irrumpir en una habitación ocupada— dijo eso, y siguió al hombre con las cajas.

Resople, sin esperanzas de abrir esa puerta.

—Y así, nuestro maravilloso y fácil plan se fue a la mierda— Jenny anuncio, al igual que yo, desesperanzada.

—¿Que dicen?— Pamela habló con esa voz diabólica que aparecía cuando se enojaba. Levantó un cuchillo pequeño, levantándolo— vamos, tenemos una puerta por abrir.

Cuando creí que ella se iba a aventurar a dañar la cerradura de la puerta de la habitación, ella se detuvo, me entregó la cuchilla y se recostó en la pared.

—intenta no arruinarla— jenny pidió, vigilando los corredores. 

Hice un par de moviendo y abrí la puerta, apenas logré hacer un raspón en la puerta que no se notaría al menos que lo buscaran.

—¡Puaj!— Pamela se tapó la nariz—¡Esto se ve asqueroso!

Las tres revisábamos la habitación de punta a punta, no encontramos absolutamente nada. El celular no estaba por ningún lado.

—Seguro lo llevó con él— el idiota era intuitivo.

—Intenta llamando—Jenny me insistió.

—Y si responde que le dirás?—Pamela expresó con preocupación aunque al tener la nariz tapada, sonaba muy graciosa.

¡Mantente seria, Lillie!

—Dire cualquier cosa que salga de mi cabeza.

Busque en mis contactos el número, lo encontré y llamé... y empezó a soñar, muy cerca.

—¿Buscan esto? —entró Carla a la habitación, con el celular de Lucas en sus manos —creó que ahora está en mi poder.

—¡Dámelo!

Pamela y yo, insistimos en quitárselo, Carla estaba por escapar pero Jenny se interpuso en la puerta, prohibiendo la salida.

Carla se alejó de nosotras y levantó el celular.

—Si dan un paso más, enviaré esta foto y todo el mundo la verá! —advirtió.

Nos tenía bajo su poder.

—No lo hagas, te arrepentirás.

—Disculpa, ¿quién eres tú? —le preguntó a Jenny.

—A diferencia de ti, ella es mi amiga y haré cualquier cosa por ella— amenazó.

Jenny era una chica muy encantadora y su gesto me hizo sentir nostalgia y alegría al mismo tiempo.

—Yo también fui tú amiga — aclaró.

—Si hasta que te vendiste con mi abuela —acusé, ya ni siquiera estaba enojada, solo me sentía triste.

—Mis padres necesitaban el dinero— dijo avergonzada.

—Si y también necesitaban que besaras a Lucas?

—Lo hice porque creí que le gustaba... me equivoqué y...

—No me importa nada de eso ahora, solo quiero que me entregues el celular para poder eliminar la foto — pedí con amabilidad.

—¿Porqué lo haría? — preguntó a la defensiva.

—Por la buena amistad que tuvimos en su momento — añadí con pena.

Carla se entristeció, lo podía ver en su cara.

—Si y te acordaste de la buena amistad que tuvimos cuando me recalcaste que me acoste por dinero?— volvió hablar con enojo.

—¡Lo decía por Lucas!—aclare—Yo no diría algo así y menos para hacerte quedar mal, no me importa si traicionaste nuestra amistad, de todos modos no sabía que lo habías hecho, solo quería molestar a Lucas, él estaba burlándose de nuestra pelea— recordé al imbecil, burlándose de nosotras—, él es un idiota y no merece que nos ataquemos entre chicas.

Carla reaccionó con lágrimas en los ojos, asintiendo apenada.

—Tienes razón, él no es un motivo para pelear, perdóname por todo lo malo que te hice—recapacitó y me entrego el celular —te entiendo que no quieras perdonarme, me iré de esta casa y te dejaré en paz.

Me acerqué a ella y la abracé con fuerza.

—Muchas gracias— susurré.

Dorothea llegó a nosotras corriendo, casi sudando y muy asustada.

—¡Los chicos se están golpeando en el patio trasero!— gritó.

—Apuesto en contra de mi hermano— Pamela cometo con entusiasmo.

Todas corrimos al jardín, donde parecía un campo de batalla. Santiago golpeaba a Lucas sin parar, Daniel intentaba sostener a Nicolás, que también quería ir y golpear a Lucas. Habían vasos rotos en la cerámica.

—¡Deténganse!

Llegamos e intentamos separarlos, nadie podía. Dorothea gritaba y pedía auxilio mientras Pamela me arrastraba para ir y ayudar a Daniel, pero yo quería ir y separar a Santiago de Lucas. Arrastre con fuerza a Pamela, lastimándonos a ambas. Separe a Lucas, dándole un puñete en la cara.

—¡Eso es por interponerte en una amistad!

Pamela a mi lado, levantó su puño y lo chocó en contra del rostro de Lucas.

—¡Y eso por comerte todos mis dulces!

Lucas se cubrió la parte del rostro donde lo habíamos golpeado. Estaba impresionado y literalmente parecía un saco de boxeo, uno humano.

—Melina!— gritó cuando estaba lejos de él— aún tienes algo que me pertenece y no me iré de aquí sin eso.

Nicolás que estaba tranquilizándose, intentó escapar de las manos de Dorothea, pero fracasó en el intento y se llevó una repelada de Dorothea.

—Tanto te importa, bien— me acerque al borde de la piscina y tire en ella el pendrive y también su celular—¿Contento? Ahora puedes irte... —iba a decir una mala palabra, me rehusé —¡a la casita!

Malcom, se encargó de acompañar a Lucas a la salida. Carla se volvio a disculpar y se marchó. Jenny por otro lado se llevó a Daniel, que tenía una pequeña cortada en la mejilla.

—Juro que no se como me controle— le decía a su novia.

No me atreví a preguntar la razón por la que pelearon, sabía que Lucas podía ser muy quisquilloso e insoportable. Preferí curar la herida que Santiago llevaba en la mano, en total silencio.

—Fue terapéutico— Pamela habló— ¿qué? Fue muy terapéutico golpearlo... no te juzgo Santiago.

Al anochecer, y ya muy tarde, nuestros padres llegaron, todos nos refugiamos en nuestras habitaciones, para así evitar hablar sobre el percance de la tarde. Jugué piedra, papel y tijeras con Pamela, la que ganaba elegía el cuarto donde dormiríamos. Gane y elegí mi habitación, ambas estábamos acostadas viendo Phineas y Ferb, cuando Pamela rompió nuestro silencio.

—¿Sabes cual fue la razón de la disputa?

Negué.

Ambas estábamos acostadas mirando la tele, con las manos en la panza.

–Estaban poniéndose las mascarillas y a Nicolás se le ocurrió preguntarle al individuo la razón por la que terminaron su relación— pausó, para silenciar la televisión—él dijo algo muy grosero, molestando a Santiago y fue cuando se levantó y lo golpeó y así se fueron golpeando como si no hubiera fin... eso te dice algo?

Pensé y aunque temía equivocarme por mi deducción final, acepté la verdad.

—Lo quiero— confesé abrumada.

Mire el techo, sintiendo lo rápido que latía mi corazón con solo imaginarlo. No sabía de dónde habían nacido estos sentimientos, ni el porqué, pero eran verdaderos, era la primera vez que me sentía estúpida al ver a alguien y sonreír de la nada; al verlo reír y oírlo como si fuese lo único a mi alrededor; al verlo con alguien más y enojarme con ello y muchas cosas más que me hacían sentir como en el aire.
Pamela soltó aire, como si estuviese cansada y luego sin más, soltó:

—Estoy enamorada de Nicolás...

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