CAPÍTULO 43: LA LLEGADA DE PRESTON

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Disfrútenlo muchas gracias!!.

Pacífica suspiró un poco y volvió a abrazar a su novio, colocando su cabeza en el pecho de su novio.

—No te preocupes, sé que en realidad no estás detrás del dinero de mi familia, me enamoré de tí porque eres un gran chico, me gustas mucho, y yo... me dejé llevar por mis sentimientos y te mandé a hacer este traje, sin tener en cuenta lo que tú pensarías al respecto.

—Siendo sincero la tela es muy buena, este traje es muy suave —dijo Dipper, con una sutil sonrisa, todo para que su novia no vuelva a enojarse y terminen teniendo una pelea completamente innecesaria.

—¿Verdad que sí? —le dió una tierna sonrisa.

—Entonces, acepto este regalo, tal vez lo use para alguna ocasión especial —dijo Dipper, mirando ese traje por todas partes.

—Y esa ocasión especial es hoy —dijo Pacífica, tomando de las manos al castaño.

—¿Por qué? —preguntó Dipper, curioso.

—Iremos de compras a Portland —dijo ella, con una amplia sonrisa de oreja a oreja. Dipper abrió sus ojos como dos platos grandes, de nuevo, a malgastar el dinero de forma innecesaria comprando cosas que Pacífica solo usará un par de veces y luego las dejará a un lado.

—¿De compras otra vez? —preguntó Dipper.

—Sí, iremos a comprar, ví un vestido en internet y quiero tenerlo conmigo, vamos, ya le indiqué al chófer que...

Pacífica fué interrumpida cuando alguien tocó la puerta de su habitación desde afuera, en el pasillo. Esa persona era Sasha, quién venía a informarles algo importante.

—Señorita Pacífica, su padre el señor Preston acaba de llegar —dijo Sasha, desde afuera de la habitación de Pacífica.

Ambos jóvenes se sorprendieron en gran medida por lo que habían escuchado, pero, de diferentes formas cada uno, es decir, Pacífica no solo se sorprendió sino que también se alegró repentinamente —y como no, si su padre había llegado de ese dichoso viaje de negocios— en cuanto a Dipper... una pequeña y muy desagradable sensación bajó hasta la planta de sus pies y subió lenta y malévolamente por sus piernas y su espalda.

—Mi papá regresó —comentó Pacífica.

Preston regresó... —pensó el castaño, a quien de repente le comenzó a caer una gota de sudor frío por un costado de su frente. Después de eso clavó su mirada en el traje que cargaba puesto, y no era conveniente para nada que Preston lo vea vestido de esa manera, posiblemente le dé un ataque y le comience a salir espuma de la boca—, no puede verme vestido así, el problema que haría si me ve vestido con este traje.

Se dirigió a su novia y le comentó...

—Pacífica, rápido, anda a darle la bienvenida a tu papá, yo bajo enseguida debo quitarme este traje.

—¿Pero por qué? —preguntó Pacífica—. ¿Acaso tienes miedo de que mis padres se molesten?, No te preocupes, fué un regalo de mi parte, ellos deben comprender eso.

—No Pacífica, no quiero... que te metas en problemas, me gustó el traje, gracias, cuando termine mi jornada lo llevaré conmigo, pero por el momento, tus padres no deben verme vestido de esta manera.

—Pero Dipper...

—Sin peros, no quiero que tengas problemas, ahora anda y recibe a tu papá —dijo Dipper.

—¿Señorita Pacífica le sucede algo? —preguntó Sasha, afuera en el pasillo.

—No Sasha, estoy bien, enseguida bajo —respondió la jóven rubia. Volvió a mirar a su novio a los ojos—. De acuerdo Dipper, pero júrame que tarde o temprano tendremos que decirles a mis padres sobre lo nuestro, no creo poder ocultar esto tanto tiempo.

—Lo haremos, pero a su debido tiempo, cariño.

Dipper le dió un rápido beso en los labios a su novia y esta última se retiró de la habitación, afuera en el pasillo Sasha la estaba esperando para llevarla hasta donde estaba su padre. Por su parte, Dipper ingresó en el baño de su novia —no sean mal pensados— y comenzó a retirarse cuidadosamente el traje que su novia le regaló.

Algo le decía a Dipper que la llegada repentina de Preston no era coincidencia, no con lo que él había descubierto, y también presentía que tendría una larga, larga charla con Preston en dónde una que otra amenaza o y la palabra demanda no haría falta en la conversación. Volvió a colocarse el traje de sirviente y el otro traje lo guardó en uno de los cajones, valga la redundancia, de la cajonera que estaba a un lado de la cama de Pacífica. Se dió unos rápidos retoques, su peinó sutilmente, revisó que su traje no tenga arrugas, y salió de la habitación.

Bajó las escaleras lo más calmado que pudo, y cuando llegó a la sala, ahí se encontraba el hombre que Dipper pensó que había cambiado por el bien de su familia, pero no, seguía siendo la misma rata asquerosa y embustera de siempre. Una pequeña incomodidad se hizo presente en Dipper cuando observó a Preston abrazar a su esposa y después a Pacífica, ¿Y eso por qué se preguntarán?, Fácil, se imaginó a Preston revolcándose una y otra vez en la cama con su amante y después viene y abraza a su esposa e hija como si nada. Eso era lo que imaginaba el castaño, y le molestaba un poco. Se lo estaba tomando muy personal.

—Te extrañé mucho papá, prometiste que este verano te quedarías en casa, pero no fué así —dijo Pacífica, dándole un abrazo a su padre.

—Espero que esta vez te quedes el resto del verano, y no vuelvas a salir —comentó Priscila, a un lado de su maravilloso e increíble esposo.

—Les prometo que no volveré a salir, tuve que hacerlo porque ese negocio era demasiado importante y grande como para dejarlo ir como si nada, ustedes saben que las adoro con toda mi alma, y un poco más de dinero a nuestra fortuna no nos caería mal, ¿Verdad?.

Dipper entrecerró sutilmente sus ojos, escuchar a Preston le molestó. Cualquier que no conozca a Preston y lo escuche decir eso pensaría que era un padre maravilloso y un esposo fiel, y alguien muy devoto a su familia. A la sala llegó Luc, cargando el equipaje de Preston que había bajado del auto el cual guardó en el garaje de la mansión.

—Muchas gracias por bajar mi equipaje Luc, llévalo a mi habitación ¿Quieres? —Preston fingió muy bien una sonrisa. Este tipo estuvo insultando y reclamándole a su sirviente todo el trayecto desde Portland hasta Gravity falls. Luc claramente se notaba cansado, y con ganas de tumbarse en la cama y no salir por el resto del día.

—Sí, como usted ordene —dijo Luc, claramente con una expresión de cansancio en su rostro.

Luc se dirigió hacia la habitación de los esposos, y en su trayecto se topó con Dipper quien aún seguía a la par de las escaleras. Ambos sirvientes se miraron de reojo y después de eso Luc continuó con lo suyo.  Dipper hizo acto de presencia ante los Northwest presentándose y saludando.

—Señor Preston, bienvenido, es un... gusto... tenerlo de vuelta —dijo Dipper, inclinando un poco su cabeza ante Preston.

—Hola Dipper, ¿Qué tal?, Ya iba a preguntar por tí porque no te veía muchacho —dijo Preston, con una amplia sonrisa. Dipper sabía muy bien que esa sonrisa era fingida. Dipper también dibujó lo mejor que pudo una sonrisa.

—¿Cómo te has portado este tiempo? —observó a su esposa—. ¿Cómo se ha portado Dipper, cariño?.

—Muy bien, Dipper es un muy buen sirviente, ¿Por qué esa pregunta?, Parece como si fueras su padre preguntando su comportamiento en la escuela jaja.

Prefiero morir mil veces a tener que vivir sabiendo que soy el hijo de Preston Northwest —pensó Dipper, con mucha repulsión ante el comentario de Priscila.

—Solo quería saber, sabes que siempre pregunto este tipo de cosas —dijo Preston. El hombre millonario se acercó a Dipper y una vez que estuvo enfrente de él le colocó su mano encima de su hombro derecho—. Oye Dipper acompáñame a mi oficina, quiero que me hagas un resumen de todo lo que ocurrió este tiempo que estuve fuera, ¿Si?.

Dipper miró unos instantes a su novia y después volvió a ver a Preston.

—Pero señor Preston, la señorita Pacífica me encargó hacer una tarea sumamente importante, y no puedo desacatar una orden suya.

—No te preocupes por eso, la harás después, acompáñame —dijo Preston. Dipper sintió que Preston ejerció presión en su hombro, apretándolo. Se acercó un poco a su rostro y le dijo sutilmente—, por el bien tuyo y el de tu familia, será mejor que me acompañes mocoso —eso último que dijo, se lo dijo con un tono de voz siniestro. Eso alertó al castaño.

Dipper miró de reojo a Preston, y este sonría como si nada. Respiró profundo y asintió con la cabeza. Preston se llevó a Dipper directo a su oficina, lugar donde ambos tendrían una muy conmovedora y tierna charla.

Continuará...

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