꒰◌; capítulo doce

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Luego de aquella escandalosa situación por la que pasó Jennie y Joohyun, Lisa procuró tomar lejanía con la castaña. Después de todo, no quería volver a ver una discusión que terminara en una impulsiva pelea como días atrás y, peor aún si estaban involucradas la personas a quien más le tiene aprecio.

Sin embargo, todo esfuerzo de Lisa se esfumó en dos días ya que su mayor volvió a aparecerse junto a ella.

Jennie la sorprendió al estar recostada en la pared al lado de la puerta de su salón, esperándola.

"¿Y Joohyun?", pensó Lisa con extrañeza, ya que esta era quien había tomado aquella costumbre y no la incumplía por nada del mundo.

—¡Hola, mi Dongseang! —la voz enérgica y feliz de Jennie la sacó de su ensoñación.

Lisa trató de sonreír levemente, pero mas pareció a una mueca forzada -literalmente-, aunque que la mayor dejó pasar por alto eso.

—Hola Jennie Unnie —respondió con simpleza mirando de manera disimulada a todos lados en busca de su amiga de cabellos azabaches.

—¿Qué pasa?

—Ah... no, nada, bueno, uhm —carraspeó brevemente—. ¿A qué viniste, Jennie? —trató de sonar lo más cordial y sutil posible.

—Creo que debemos hablar —dijo mirándola fijamente y cambiando su voz a una más dura, pero al parecer Lisa tenía otros planes ya que seguía divagando con sus ojos todo el lugar en busca de Bae—. ¿Lisa, puede al menos escucharme? —habló algo enojada por saber que no le daba importancia en lo más mínimo.

—Yo, ah... lo siento, pero es que es raro que... bueno —decía enredándose con sus propias palabras. Suspiró fuertemente y decidió hablar de manera más segura—. ¿Has visto a Irene? Me pare-

—¿Es enserio lo que me preguntas? —la detuvo abruptamente con aquella voz fría que aun desconocía Lisa—. Vengo a hablar sobre nosotras, ¿y me preguntas por Bae? —siguió hablando con dureza haciendo que extrañamente la menor temiera que su Unnie estuviera enojada.

—Es que tú no lo sabes, Jennie. Ella siempre viene a buscarme a cada receso —se detuvo así misma pensando en su propias palabras—. Espera. ¿Cómo es que sabes el horario de mis cursos? —de cierta forma eso la extrañó aún más, la única que lo sabía era Joohyun.

Jennie soltó un sonoro resoplido, llevó los mechones de su cabello hacia atrás mostrando su frente y luego volvió a mirarla.

La tailandesa no pudo reaccionar lo suficientemente rápido cuando se dio cuenta que había sido tomada con algo de fuerza por su delgada muñeca, siendo así dirigida por la castaña.

Por más que no pareciera, Jennie la sobrepasaba en fuerza y eso le incomodaba. ¿Ser llevada como juguete por una chica más baja que ella? Eso era inaceptable para Lisa, aunque nada podía hacer después de todo.

Luego de varias cuestiones y quejas por parte de Lisa...

—Jennie, suéltame, debo ir al comedor. Irene debe estar esperándome.

Y eso fue suficiente para que Kim la soltara bruscamente.

"No te dejes llevar por los celos, deja de ser impulsiva, tonta", recordó uno de los consejos que días atrás Jimin le había dicho.

Manoban miró hacia ambos lados tratando de reconocer el lugar donde se encontraban, asegurándose así que se encontraban en la facultad más lejana del comedor. Obviamente no había nadie por ahí por ser la hora del receso y la mayoría de los estudiantes estaban en el comedor o reposando en el campus central.

—Jennie —se odiaba con todo su ser por no poder hablar con firmeza, pero es que todo le resultaba muy extraño que no sabía cómo reaccionar.

La mencionada se fue acercando aún más a ella y la tomó delicadamente por la cintura.

En ningún momento dejaron de mirarse.

Lisa se sentía totalmente avergonzada con esa mirada tan fija y embriagante que simplemente cedió a cualquier cosa que pasara. No podía creer lo que Kim hacía. Hace mucho tiempo atrás que no tenían tanta cercanía.

Realmente la extrañaba.

Por otro lado, Jennie apreciaba los bellos orbes redondos de la chica, acariciando con sus pulgares por sobre la ropa de Lisa.

"Esto se siente tan malditamente bien", pensó la castaña a la par que se reprochaba el no haber sido valiente desde hace mucho tiempo atrás como para aceptar y hacer lo que su corazón dictaba. Como ahora lo estaba haciendo.

Ella anhelaba probar aquellos gruesos labios, lo necesitaba tanto que estuvo a punto de hacerlo; hasta que la voz de Jimin resonó en su cabeza:

"Avanza de manera lenta o la espantarás y va a pensar que estás jugando con sus sentimientos, típico cliché de haciendo una estúpida apuesta". Y ahí estaba la voz Jimin de nuevo.

Y con toda la fuerza de voluntad que tuvo le dio un beso casto y lento en la frente, haciendo que Lisa soltara un leve suspiro.

Se observaron nuevamente y Jennie pudo apreciar un sutil color carmín en las mejillas contrarias, sonriendo por inercia al saber que ella era la causa de aquel tierno sonrojo.

Lisa se sintió desvanecer ante tan suave contacto, aquellos esponjosos labios en contacto con su piel se habían sentido tan bien, tan suave, tan perfecto para ser cierto.

Se sentía tan surreal y difícil de creer, pero contra toda idea negativa, aquello era cierto, era real; ambas estaban ahí, mirándose fijamente, tan sumidas en saber el pensamiento de la otra y en entender lo que sentían en sus corazones.

Lisa retrocedió unos pasos haciendo que la mayor avanzara acortando la distancia de nuevo.

Sin saber qué más hacer, agachó la mirada concentrándose en ver sus zapatillas, hasta que una pequeña mano que conocía tan bien la tomó delicadamente del mentón e hizo que le mirara.

—Lo siento, Lili. Me comporté como una tonta esa vez, no quise hacerte daño —le habló con calma y una pizca de dulzura en su voz.

Lisa se alejó brevemente de aquel suave toque.

—¿Daño a mí? —suspiró con cansancio—. Casi golpeas a Irene. A quien debes pedir disculpas es a ella, no a mí.

—Yo, sí... tienes razón, pero primero quise pedirte disculpas a ti, por todo lo que te hice pasar en esos momentos. A veces suelo ser impulsiva y pude haberte lastimado en el proceso.

Y sin siquiera esperar a escuchar respuesta alguna, se lanzó rápidamente con los brazos abiertos hacia Lisa, rodeándola con ambas extremidades y acomodando su cabeza en su hombro.

—¿Aceptas mis disculpas? —habló con su peculiar tono dulce y suave. Ese que a Lisa le encanta tanto.

A la menor le tomó uno cuantos parpadeos asimilar todo lo que estaba ocurriendo.

—Yo, supongo que sí. Solo espero que no lo vuelvas a hacer, Jennie —respondió en un tono levemente despectivo.

La nombrada se separó solo un poco y la miró con una gran sonrisa en su rostro, luciendo sus lindas encías.

—Lo prometo, Lisa.

Una respuesta positiva y un corto beso en la mejilla fue lo que recibió la extranjera, avergonzándola de nueva cuenta.

Jennie volvió a ubicarse como antes, pero esta vez sus brazos rodearon la pequeña cintura de la pelinegra.

—Y no te preocupe —aseguró el agarre en la cintura de la chica—. Le pediré disculpas a Bae cuando volvamos al comedor. Tú va a ser testigo de ello. Pero...

Lisa, quien recibió entre apenada y gustosa el delicado abrazo de su Unnie, intentó separarse un poco para poder verla directamente; cosa que logró luego de varios segundos después.

—¿Pero? —le animó a que continuara.

—Debes darme otra oportunidad, Lili —habló dulcemente, regalándole una leve sonrisa.

—¿Oportunidad?—frunció levemente el ceño.

Sí, Lisa no estaba entendiendo a lo que se refería. ¿Qué planeaba esta vez su Unnie?

¡Gracias por leer!
🌻

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