Para Lisa fue complicado darse cuenta de que finalmente gustaba de su mejor amiga. Y es que esas prominentes y suaves mejillas, aquellos labios esponjosos, su hermoso eyesmile y aquella encantadora, cariñosa y cálida personalidad, pareció ser suficiente para hacer que una Lisa de apenas doce años sintiera esas famosas mariposas en el estómago cada vez que sentía su mirada fija en ella, cada vez que reía con ella, cada vez que ella la abrazaba y le daba mimos. Lo que Lisa creía como un simple apego a la mayor, fue ascendiendo, aglomerándose en su corazón hasta perder el verdadero significado de lo que es una simple amiga.

«¿Qué me has hecho, Jennie? ¿En realidad puede gustarme otra chica?» Pensaba día tras día.

La pelinegra sentía realmente mucho temor si es que sus padres se llegaran a enterar. ¿Qué iban a pensar? Sería la vergüenza de los Manoban creía. Por lo que siempre se mantuvo al margen ante ello y mucho más con Jennie. Dudaba de la reacción que la castaña pudiera tener también y fue por eso que mejor decidió reprimirlo. Tal vez, solo tal vez, algún día se le pasaría.

Aunque claro, la chica no colaboraba mucho como cuando iba a su casa a dormir con ella en su "reunión de chicas"; que siempre trataba de pintarse las uñas, comer dulces y dormir juntas sin vergüenza de por medio. Porque claro que Jennie confiaba en Lisa como su hermana y Lisa se sentía totalmente tímida desde entonces para siquiera quejarse de que no se acercara demasiado.

Con la errónea idea de dejarlo pasar, el último año escolar en la primaria había culminado y por consecuencia prevista de los padres, ambas jóvenes fueron matriculadas en el mismo colegio. Aunque ciertamente Lisa iba un grado por atrás.

No bien Jennie pisó su respectivo salón de clases, se convirtió en la princesa perfecta para todos aquellos jovencitos que quedaron encantados con su personalidad y bella apariencia. Mas por otro lado, Lisa se sintió nuevamente frustrada. Con lo difícil que fue para ella aceptar que años atrás Jennie gustaba de un niño, ahora en la secundaria había más de diez que babeaban por la castaña.

Sintiéndose en un completo lío que ella sola creó, lo único bueno que pudo pasarle en esa nueva etapa de cambios fue conocer a tres grandes chicas que con el paso de los meses se ganaron su confianza con su apoyo, cariño y buen sentido del humor.

Pero cuando creyó que estaba asimilando y olvidando las sensaciones por su mejor amiga, la realidad le cayó como un balde de agua fría, despertándola de su falsa ensoñación de supuesta calma. Fue justo aquel día, en donde la oportunidad se fue dada para asistir a un pequeño evento organizado por la preparatoria.

Lisa estaba muy feliz por haber ido con Joohyun, Jisoo y Rosé. Pensaba disfrutar del baile y la gran mesa de bocaditos, reír de las ocurrencias de sus amigas y olvidar el estrés de las tareas. Sin embargo, la felicidad no le iba a durar toda la noche, todo fue tan repentino en su cambio de ánimo cuando vio por la puerta principal entrar a Jennie en un elegante vestido haciéndole recalcar su definida figura junto a un alto y lindo muchacho que no había visto antes. Ella no puede ni podría compararse nunca con la pareja de la coreana, viéndolo tan bonito y con un traje que llamaba la atención de todos.

«Tal vez ya consiguió enamorado.» Dijo para sí misma, con cierta amargura en su garganta y un dolor que poco a poco ya se estaba acostumbrando.

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