CAPÍTULO 7

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El torneo al fin había llegado tras algunos días de espera y frustración. Todos los salones estaban confiados en que serían sus integrantes quienes los representarían contra el instituto contrario, incluso el de JungKook y JiMin, el cual ganó esperanzas al ver que no estaban tan mal del todo. El equipo que se formó en básquetbol no era malo, sino todo lo contrario; el de atletismo que participaría en relevos y carreras individuales eran rapidísimo; los de fútbol y natación contaban con un conjunto de estudiantes lo suficientemente buenos como para no quedar en último lugar.

Se llegaron a suspender clases por ese día tan "especial" para la institución, pues se llevarían incluso más tiempo que el horario escolar debido a la serie de actividades. Algunos se encontraban apoyando a los primeros que participarían en básquetbol y otros en los de fútbol. JungKook no había visto al pequeño de ojos sonrientes desde hacía un tiempo, cuando llegaron junto con Jin, pues se había ido a apoyar a J-Hope junto a la pareja de éste; el castaño solo estaba ahí con su equipo, viendo cómo los de otros salones (entre ellos el de Suga) participaba en la cancha.

—¡Con quien nos toque perderemos! —Lloriqueó uno.

Güey, no mames. ¡Sí podemos! ¿Somos o no los más chingones? —Miguel, un chico de intercambio que llegó desde México, habló con algunas palabras en español intercaladas en su comentario. Era el estereotipo de muchacho mexicano: moreno, un poco alto, con un acento chistoso y el alma del aula. A veces se burlaba de sí mismo por ser así, pues solía ser el primero en quejarse sobre cómo representaban a su país en el extranjero y él era gran parte de las cosas que resaltaban de su gente.

—¿Chingo...? ¿Qué?

Jeon, quien hasta ese momento se estaba mordiendo las uñas para ocultar su estrés, por fin habló tras haber cogido el coraje suficiente. ¿Cómo fue capaz de alentar a que tantos participaran y ahora era él el nervioso? No tenía ni idea, pero así estaba la cosa.

—Lo haremos bien —comenzó, seguro de sus compañeros—. Tenemos un equipo muy bueno, solo no hay que dejar que el miedo nos gane.

—¡Tienes razón! Muchos somos incluso más altos que los que están ahí. ¿Qué tan difícil tiene que ser?

—HyungWon... ¡Tú ya practicas básquetbol! —Le recordó otro integrante, rodando los ojos.

—¿Y? Eso no me quita los nervios...

—¡A ver! —Habló de nuevo Miguel—. Somos el equipo verde. El verde es un color chido. ¡¡VAMOS, EQUIPO VERDE!!

—¡Vamos, equipo verde! —Corearon el resto, aunque ni la mitad sabía qué diablos significaba "chido."

El partido se desarrolló con normalidad y cumpliendo todas las reglas, calmando la posibilidad de ser saboteados o algo así de algunos jugadores; el equipo de Suga ganó durante esa ronda, tal y como JiMin dijo hacía unos días a Kook. Hubo un pequeño descanso para esa actividad, así que mucho del público se fue a ver los de natación, entre ellos el castaño, quien tenía la esperanza de que el resto haya terminado con sus labores.

—¡JEON JUNGKOOK! —Oyó el grito de HoSeok desde algún lugar de las gradas, así que se apresuró a llegar allá con algo de vergüenza porque todos lo vieron como a un niño que se extravió en una tienda—. ¡Mi equipo ganó! ¡Representaremos a la escuela!

—¿Tan rápido? ¡Pero si son varios grupos! Nosotros apenas vimos el de básquetbol... —Dijo Jeon, aceptando algo dudoso el agitado abrazo que el pelirrojo le estaba dando. Aún no se acostumbraba del todo al hecho de haberse hecho amigo de aquellos que lo vieron de manera extraña durante su primer día de clases.

—Se realizaron los partidos en un tiempo menor a un partido real y usamos las dos canchas para ir descartando más rápido —explicó, esta vez tendiéndole su bolso deportivo—. ¿Me la cuidas? Pollito fue por algo de comer y debo de alistarme para natación también.

—¡Suerte para ti y Jin-Hyung! —Gritó Kook cuando éste se iba alejando. El muchacho le dio una preciosa sonrisa en forma de corazón y levantó el pulgar antes de apresurar el paso y alcanzar a su novio, quien lo esperaba en la entrada de los vestuarios y lo recibió con un intenso beso.

"Hasta hacen sentir solo a uno..." Pensó el chico restante, esperando a que JiMin llegase. Se sentía extrañamente alterado, pues no había estado a solas con él desde aquel ensayo y, cuando lo vio esa mañana, le había parecido de lo más adorable por la ropa que llevaba: un suéter celeste y unos pantalones negros. ¡Bendita sea la escuela por permitir que fueran con ropa casual ese día!

—Kookie —escuchó su apodo proveniente de a un lado suyo, donde justamente Park estaba ahí con una sonrisa confundida—, ¿no me oías? Te hablaba desde abajo.

—No... Lo siento. Pensaba en algo —mintió, apartando la mirada hacia el frente.

—¿Piensas en tus actividades? ¡Lo harás muy bien! —Le alentó, dando un suave apretón a su mentón—. Te vi practicar varias veces con los chicos para básquetbol y lo hacen bien... En correr no creo que tengas problemas, ¡eres rapidísimo!

—¿Cuándo me viste...?

—¡Mira! ¡Ya va a comenzar!

JungKook frunció el ceño visiblemente confundido ante la confesión del pequeño. Nunca le dijo cuándo practicaría, ni dónde, mucho menos lo invitó a un entrenamiento porque creyó que estaría demasiado ocupado estando con sus amigos, evitando a YoonGi, entrenando por su cuenta o ensayando para su presentación del show de talentos que habría dentro de poco; pero supuso que fue gracias a la información de algún otro miembro del equipo.

Cuando comenzaron las competencias de natación, si bien decidió centrar su atención en el nado de sus compañeros, una de las manos de JiMin acabaron por apoyarse en uno de sus muslos, muy cerca de su entrepierna, logrando que su nerviosismo se disparara a alturas que nunca creyó que sería capaz de sufrir. Minnie era completamente inconsciente de lo que hizo, como si fuera lo más normal del mundo tocar esa zona a un amigo al que apenas acababa de conocer unas semanas atrás, JungKook lo confirmó apenas se dio cuenta de cómo le sonreía cada que sus ojos se encontraban. Mientras él sufría por un paro cardiaco, el rubiecito estaba muy feliz apoyando a gritos a sus amigos y no se esforzó en mover su mano durante un largo, muy largo y tortuoso rato.

Jin ganó en sus categorías, teniendo mayor puntaje incluso que su pareja; Hobie sacó primer lugar en donde el mayor no participó y también participaría en esa actividad para apoyar a la escuela.

—¡VAMOS, CHICOS! —Gritó JiMin desde su asiento, aplaudiendo y sonriendo hacia sus amigos. Estando con ellos, era ruidoso, sonreía amablemente y era muy divertido; pero, estando con Min YoonGi, sus ojitos se apagaban, actuaba serio la mayoría del tiempo, no alzaba la voz, sus sonrisas eran pequeñísimas y se le veía claramente incómodo.

—¿Bajamos a esperarlos? —Preguntó JungKook. Pasaban de las diez de la mañana y seguiría otro concurso de básquetbol, en cual no participaría y no quería ver para dejar de estresarse.

—¡Podríamos ir por algo a la cafetería! —Dijo Park, bajando los escalones con saltitos y encaminándose a la parte exterior de los vestuarios—. ¿Verdad que ha sido entretenido? ¡Jin-hyung nada tan bien de espalda! Y no sabía que Hobie lo hiciese tan rápido en el estilo mariposa. ¿Viste sus brazos? —Imitó el movimiento con una velocidad exagerada, generando que el castaño riese y despeinara su cabello.

—Pareces un niño pequeño —a JiMin no pareció gustarle mucho eso, pues sus labios se fruncieron e hizo morritos.

—Sin embargo, ¡aun así te atraigo! —Aseguró, arrogante y acercando su cara a la de su conejito. Kook sonrió pese a que sus mejillas se sonrojaron al verse atrapado con las manos en la masa. No podía evitarlo, ya que Park era una máquina de seducción y lindura andante. No había nada más sexy para él que alguien confiado de lo que dice y hace—. Estuviste muy raro durante este rato.

—Eso es porque te tomas muchas confianzas, pese a que no te interese —le reprochó.

—¿Y quién dice que no cambié de opinión? —Quiso saber JiMin antes de soltar una pequeña risa y apartarse de él. Sus amigos ya iban hacia su dirección, así que no dudó en acercarse para felicitarlos con un fuerte abrazo.

Kookie se mantuvo callado, viendo a la nada y preguntándose si lo que dijo fue en un aspecto romántico o amistoso. Es decir, salía con YoonGi y, pese a todo, no sabía cómo terminar con él.

De pronto recordó las escenas que había visto a su hyung y a J-Hope hacer como pareja, preguntándose en ese momento qué tan difícil tuvo que haber sido para JiMin el ver que sus mejores amigos tenían una relación de ensueño, mientras que él sufría con un idiota como Min. Si su amistad evolucionaba a un noviazgo, JungKook se esforzaría en darle todo lo que se merece, ya que era un muchacho increíble.

¿Estaba mal imaginarse en escenarios así, a pesar de que el bajito tuviera pareja? ¿Podía soñar despierto con que alguna vez podría andar a su lado con la mano dentro de un bolsillo trasero de él? ¿Tenía derecho a torturarse a sí mismo al quedarse viendo a sus labios rellenos cada que hablaba y sonreía de forma altanera?

Pollito, pesas mucho —se quejó SeokJin cuando éste se colgó a él. Era un apodo que le iba como anillo al dedo al menor, ya que sus grandes belfos hacían alusión al piquito de un pollo o un patito—. ¡No, amor! ¡Van a hacer que me duelan los hombros después! —Hobie igual se colgó de él y así, entre forcejeos, JungKook los siguió en silencio y con una sonrisita hacia la cafetería.

Cuando cada uno tuvo su comida, se dispusieron a disfrutar del descanso... O al menos eso hubiesen querido hacer si no fuera porque algunos chicos entraron a los minutos, entre ellos ese molesto paliducho. Echó una mala mirada al grupo de Jin y negó con la cabeza cuando los vio en compañía de Jeon, su posible futuro contrincante.

—NamJoon-ah, ¡guárdame un sitio! —Alzó la voz Min, haciendo eco en el vacío comedor. Kim NamJoon, su mejor amigo, se le quedó mirando unos segundos en silencio, advirtiéndole con la mirada que no se sobrepasara con lo que sea que fuese a hacer, antes de asentir y encaminarse hacia donde estaba el resto.

—Oh, maldición... —Susurró Jin.

—Hey, chico rosa —llamó, ignorando al resto y sentándose junto a su pareja. JiMin quedó entre él y un fastidiado JungKook.

—Hola, Suga —saludó con una sonrisa, la más fingida que sus amigos habían visto en él y lo suficientemente buena para despistar un poco.

—Me enteré de que correrás. ¿Por qué no me pediste que te ayudara a entrenar? —Preguntó y apoyó su mentón sobre el delgado hombro del joven, quedándose a una corta distancia del rostro ajeno—. Pudimos pasarla muy bien después de las prácticas, como cuando solías ir a verme entrenar.

—Por algo habrá dejado de ir, ¿no? —Masculló JungKook, queriendo ignorar el nerviosismo de JiMin y la patada que HoSeok le dio en la rodilla. YoonGi se recostó un poco sobre la mesa, viendo fijamente al dueño de la voz y sonriendo un poco.

—¿Acaso estás celoso porque me ve a mí y no a ti? —Preguntó, aunque no aguardó por una respuesta pues se paró y besó de manera fugaz los lindos labios de Minnie—. Suerte más tarde, Jeon... La necesitarás —alardeó antes de alejarse rumbo a la mesa donde estaban sus amigos.

Kook entornó los ojos, centrándose esa vez en el tenso chico que estaba a su lado. Le dolía y molestaba ver cómo de una tremenda felicidad pasaba a una incomodidad y tristeza enorme con tan solo verle.

—Ya no me besa como antes —le oyó susurrar con lástima, mientras comía desanimado su almuerzo. Diferentes historias se formaron en la cabeza del castaño de acuerdo con las situaciones que le contaron los otros tres acerca de su relación con YoonGi, pero todas llegaban al mismo punto: los restos del amor que tenían esos dos lo estaban destruyendo—. Nada se siente como antes.

—Ay, mi pollito... —Jin dijo, acariciando el torso de su mano y mirándolo con una visible preocupación—. ¿Cuántas veces te hemos dicho que debes terminar con él, ah? Muchas... Pero ahí sigues, intentando y poniendo excusas.

—¡Es que es sorprendente cómo ha cambiado tanto en tan poco tiempo! Hace unos meses, íbamos de maravilla, como siempre había sido... Me duele pensar en estar sin él —admitió. Todos creían que era más el miedo de estar solo lo que le impedía terminar con él, pues habían durado años juntos—. Además, ¡mírenlo! —Apuntó al muchacho a lo lejos, quien reía entre sus compañeros. YoonGi y NamJoon compartían la mitad de una hamburguesa que otro compañero les regaló—. Es guapísimo.

—Y un pésimo novio —habló JungKook y, pese a que JiMin quiso defenderlo, no dijo nada. Tenía razón. La chispa que tenían se extinguió de la peor manera posible.

Un pollito muy triste recargó su cabeza contra el hombro de JungKook y trató de seguir comiendo desde esa posición, pero prefirió quedarse quieto, disfrutando de la calidez del cuerpo contrario.

—Son unos idiotas —HoSeok negó con la cabeza al ver cómo sus antiguos mejores amigos estaban tan frescos a un par de metros suyos, como si uno de ellos no hubiera hecho llorar durante días y noches a su pequeño pollito. Se puso de pie para encararlos o, por lo menos, intentar hablar con NamJoon para que dejara de juntarse con el estúpido de Min—. Los voy a...

—Déjalo —Jin lo tomó de la mano antes de que hiciera algo más, ganándose la mirada curiosa del par implicado. Hubo un intercambio de miradas muy incómodo, ajeno a JungKook y JiMin, y Jin fue el primero en apartar la mirada y darles la espalda—. Si ellos piensan que hacen lo correcto actuando así entonces son ellos quienes nos pierden —le dio apretón a la mano de su triste amiguito e invitó a su novio a que se sentara de nuevo a su lado. Él aceptó, refunfuñando algo sobre que le gustaría gritarles o algo así.

—¿Quieres la fresa? —Preguntó Kookie, acercándole el tenedor a la boca con el trocito de fruta. JiMin lo comió como un pajarito, dejando que la acidez de la fruta le tranquilizase un poco las ganas de llorar. El castaño lo rodeó con uno de sus brazos y apoyó su mejilla contra su cabello para transmitirle su apoyo y así se quedaron por largo rato. 

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