Capítulo 10: Cita, confesiones y suspenso / Parte 2

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"Lo que sentía por ti era tan fuerte, que me cegó por completo. Como si lo demás no importara; como si solo tus ojos oscuros me observaran y yo a ellos; como si todo el jodido mundo avanzara en distintas direcciones y para mí solo estabas tú, mi corazón palpitara porque tú lo decidías y mi lugar seguro fuera estar a tu lado.

Fui muy tonto al creer que pensabas lo mismo de mí..."

JOSH SMITH

JOSH

Sonrío de oreja a oreja cuando Laura admira el paisaje como si el sol se escondiera por primera vez, y apenas atravieso la cortina de hojas, con el objetivo de llegar al carro; su rostro asustado se pasea por mi cabeza un instante lo suficientemente largo como para hacer que las lágrimas caigan y me obligue a estrellar mis nudillos contra el tronco de un árbol, de modo que la sangre mancha mi camisa.

«No, no quiero esto. ¡Quiero que termine, no puedo soportarlo más!»

Golpeo mi frente con mis dedos rotos y me tiro al suelo deseando que acabe. Siempre me sucede cuando estoy cerca de ella, cuando llego a un sitio que me recuerda ese momento o cuando quiero hacer algo bueno por alguien.

Aguardo unos segundos con las manos en los oídos y mis rodillas tocando la tierra y en el instante en el que mi cerebro —Que era un torbellino de imágenes— se congela y todo eso pasa; me levanto del suelo y camino hacia el sitio al cual iba y abro el baúl con mis llaves, tomando la diminuta canasta que preparé para la ocasión.

«No ha sucedido nada, ¿sí Josh? Estás convencido de que nada ha pasado y si no piensas en el tema, no es real. Si lo deseas con mucha fuerza, todo lo malo desaparece».

Enrollo el mantel en mi brazo de modo que el estampado de flores queda hacia el interior; saco el portátil con sumo cuidado, ya que es el mismo que uso para la universidad y después de acomodar todo, procurando que no se resbale más adelante; cierro la parte de atrás, bloqueo el carro nuevamente y me adentro en la oscuridad del bosque, ignorando una nueva oleada de escenas que atraviesan mi mente y pensando solo en ella; en lo mucho que me importa y en su rostro... desconfiado, cuando veníamos de camino a este sitio.

Gran manera de confesar lo que sientes, maldito estúpido.

Deseaba impresionarla. Que expresara un poco de la emoción, que estos últimos años se ha esfumado por completo y que su sonrisa fuera sincera solo por esta ocasión.

Me duele en verdad verla así de distinta, ha cambiado mucho desde la muerte de su abuela; por la misma razón decidí planear una pequeña sorpresa en el lugar más importante para mí y de ese modo dejar de lado los secretos entre ambos por más dolorosos que sean. Si quiero iniciar algo con ella todas esas mascaras que nos separan deben caer y como lo más importante es frente a quién lo hacen, deseo que la afortunada sea Laura. Espero tener la suerte de ser quien vea a través de la suya.

Ruedo las cortina de hojas con la vista abajo; dejo todo en la primera tabla de madera que se me atraviesa y mirando hacia al frente, a donde ella debería estar, solo se detalla el cielo y sus botas colocadas de un modo impecable.

Me apresuro a la orilla, sin todavía detallar a nadie, y al mirar abajo, su cuerpo está descendiendo a lo más profundo del lago; su ojos yacen estáticos, mirándome, pero sin hacerlo y sus brazos me piden que la salve, aunque no lo sepan.

No lo dudo un momento y me quito la chaqueta lo más rápido posible; me sumerjo en el agua helada, sin prestar atención a las miles de estacas que pinchan mi piel; y asustado, la tomo de la cintura, colocando su cabeza en mi hombro y despegando mi brazo de su inerte cuerpo, la arrastro hacia la superficie para después ubicarla a un costado.

—Todo estará bien —pronuncio a toda velocidad, acariciando su cabello. Tomo la chaqueta que me había quitado y la abrigo por completo; muevo su cabeza hacia adelante, intentando que de algún modo expulse el agua de sus pulmones, pero no obtengo resultado, y después de descartar todas las opciones, mi conciencia me indica que es hora de que tome una decisión.

—Sé que me golpearás por lo que haré, pero si no lo intento, te perderé y eso es mucho más doloroso que cualquiera de tus peleas. Espero lo entiendas... —Comprendiendo de una vez por todas que no responderá, tapo su nariz con mis dedos e inhalo una larga bocanada de aire; después cierro los ojos, poso mis labios sobre los suyos e intento, como último recurso, darle respiración boca a boca. Si no funciona, yo...

—Claro que va a funcionar —Me separo un segundo, presionando su pecho en repetidas ocasiones, y sin ver ningún cambio, continúo esforzándome —. Vamos Lau. Todo estará bien, todo estará bien —Lo intento por última vez, sin perder del todo la esperanza y cuando estoy dispuesto a rendirme...

LAURA

Abro los ojos aturdida, alejándome de los círculos blancos llenos de luz y en cambio estrellándome con el iris grisáceo de Josh y su boca sobre la mía.

Muerdo la comisura de su labio con fuerza, separándolo al instante y dispuesta a irme; veo su ropa mojada, mis botas en la orilla, las cosas que sacó del carro tiradas sin ningún cuidado, su chaqueta que ahora cubre mis hombros y las piezas se conectan. Él me salvó, me susurró esas últimas palabras que escuché antes de caer en la locura y ahora me observa emocionado, a pesar de la manera en la cual le agradezco todo lo que hizo por mí.

—Me salvaste Josh, estoy viva gracias a ti y no tengo cómo agradecerte. —Bajo la cabeza, observando mis dedos y en esa misma posición me saco el abrigo y se lo entrego—. Lo siento, de verdad —digo tan sincera como me lo permite mi forma de ser. Soy de las que le atribuyen cualquier equivocación a los demás y nunca acepta su culpa. Esto es una especie de cumplido de mi parte.

—No tienes nada por lo que disculparte, solo quédate y estamos a mano. Y por favor no me dejes aquí... solo. —Su mirada esconde más de lo que expresan sus palabras. Me guardo las preguntas que deseo pronunciar, para más tarde y presiono la chaqueta contra su pecho.

—Tómala entonces —insisto.

—Vaaaale. —Alarga la palabra hasta que le falta el aire—. Pero espérame un segundo... y aléjate de las orillas. No vaya a ser que el mar te tome de las piernas y te arrastre al fondo —Aguardo un instante, que es lo que se tarda en regresar, y entre sus manos trae mi chaqueta de cuero.

—Bueno, todo solucionado —Afirma con aires de superioridad. Estiro mi mano dispuesta a tomar lo que es mío,  pero retrocede un paso, me obliga a colocarme su abrigo y cuando termino de ajustarlo, sonríe y se pone el que tomó del carro. Ingresa sus brazos en las diminutas mangas y al subir el cierre, se mantiene tan quieto como una estatua; tiene la respiración contenida y su cara se va tornando roja por la falta de aire.

—Entonces no me lo vas a entregar... —Intenta negar con la cabeza, pero al no conseguirlo, rueda los ojos hacia ambos lados—. Pues bien —Tomo el celular que guardé dentro de mi bolso; preparo la cámara, apuntándole directamente; y después de subir un lateral de su boca y alzar el pulgar, tomo la foto antes de que se arrepienta—. ¡La conservaré por siempre! —Su aura es feliz, su sonrisa es amplia y única, y sus ojos aparecen chispeantes, un poco más grises que siempre y observando el infinito de los míos. No los posó en el lente de la cámara ni tampoco en el cielo, subió la cara, y decidió observarme a mí, a la chica que no posee nada de especial y tiene la suerte de que esa profunda mirada color ceniza, la admire como el mayor de los premios.

Le escribo un mensaje a Christine en el cual le mando la imagen que segundos atrás capturé y tras esperar un rato, deseando que responda, me rindo y coloco mi celular en el bolso.

Al centrarme de nuevo en Josh, está acomodando un mantel con unas flores que me recuerdan a las que puse en el ataúd de mi abuela. Cuando nota que estoy analizando sus movimientos se apresura en girarlo, hasta que no se note el estampado y empieza a sacar un montón de comida de una canasta, la cual va ubicando con suma delicadeza.

En ese momento, en ese preciso momento me doy cuenta de algo: yo nunca sería capaz de hacer nada por él y tampoco tendría la capacidad de expresar lo que siento de la manera en la que Josh lo hace. Por algo lo golpeé ese día, por algo me salvó de morir apuñalada, por algo volvió a evitar que muriera ahogada hace rato, porque esto debía suceder, porque era algo que estaba destinado y porque no hay dos personas que se complementen como nosotros dos lo hacemos.

—Me siento un poco acosado. —Tose, llamando mi atención e interrumpiendo mis pensamientos—. Tu mirada es tan jodidamente fría y escalofriante que me produce una sensación de peligro permanente, como si me volviera vulnerable cada que me observas. ¿Qué es lo que tanto piensas?

—Pues yo pensaba en que... —Busco una excusa creíble a mi alrededor y en esa investigación, me doy cuenta de que tiene unos círculos rojos alrededor de los dedos. ¿Estaba peleando? Y más importante, ¿con quién? No creo que ningún ser humano desee atravesar todo este bosque solo para recibir una bofetada, y Josh, él no es capaz de tocarle un pelo a nadie; tiene de chico malo lo que yo tengo de inocente. Absolutamente nada—. ¿Qué te pasó en la mano derecha? —Levanta una ceja, confundido y después sigue la dirección de mi mirada.

—Oh, eso es... —En su voz se percibe la duda y en mis ojos el recelo—... es un rasguño.

—Entiendo... ¿y cómo te "rasguñaste" los nudillos, si se puede saber? ¿Acaso le diste una muy gentil caricia a la corteza de un árbol? —digo aleatoriamente. Su negación me está produciendo más curiosidad en lugar de apagarla.

—Y-yo... yo solo...

—¿Solo... qué?

—Solo quiero que te sientes a mi lado para que podamos disfrutar, ¿es mucho pedir que por esta vez, solo por esta vez me des un poco de tiempo para procesarlo? Te juro que más tarde te lo contaré, es solo que es... es algo muy complicado para mí.

—Está bien —Me ubico en un espacio entre dos platos llenos de comida y cruzo las piernas—. En primer lugar, ¿para qué me trajiste a un sitio como este, en medio de la nada? Es para... ¿comer papas fritas?

—Solo aguarda... —Abre el portátil de modo que solo yo puedo observar la pantalla y estira los brazos, en un gesto de: ¿ahora sí lo comprendes?

—Oye Joshi, todavía estamos en horario infantil. No me habrás traído aquí para...—Bufa, antes de que pueda finalizar la frase y después se rueda hasta quedar a mi lado, de modo que nuestras rodillas chocan.

—No, Laura. —Baja el volumen de su voz a casi un susurro, porque estamos bastante cerca—. Tenía planeado invitarte a cenar, después a un cine y por último regresar, pero cuando afirmaste que preferías mil veces esperar en casa, viendo televisión y rodeada de comida, sencillamente quise cumplir tu deseo. No quería que te sintieras incómoda, ni tampoco aburrida, solo que confiaras en mí y por eso decidí hacer con exactitud lo que dijiste, además de poder mostrarte un lugar que representa un montón de cosas para mí. Traje palomitas —Abre un paquete y las vacía en un bol—, algunos malvaviscos y el computador. Y ahora te pregunto, ¿estás bien, quieres que cambie algo, o tal vez deseas que nos marchemos y... —Callo sus inseguridades con mi dedo índice.

—Esto es lo más perfecto que han hecho por mí. Has sido el único, que a pesar de lo complicado que es complacerme, lo ha intentado ignorando el fracaso. Y aunque al estar conmigo obtienes un pase directo a los problemas, continuas siendo especial. Esto es... —Entrecierro los ojos y agacho la cabeza—... es demasiado bonito para merecerlo. No te merezco Josh y aún así, continuaré junto a ti hasta que uno o ambos salgamos heridos, hasta que esto que tenemos acabe con el mundo entero y nada ni nadie pueda repararlo.

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NO SÉ QUÉ DÍA ES HOY

—Mierda, ¡mierda!, ¡MIERDA! —Estampo la botella contra la pared, de modo que los vidrios vuelan por cada esquina y el piso se mancha de un líquido carmesí—. Esto es sangre —Río, un poco borracho. Ya ni siquiera puedo recordar qué era mi vida antes de esto, ¿alguna vez fui verdaderamente feliz? Todo es tan surreal, la emoción es tan lejana para mí—. Sangre, espesa y oscura como la muerte. ¿Eran muy amigas, cierto? La querías tanto que quisiste alcanzarla un poco antes. —Tomo la botella y me la bebo por completo, y al limpiar mi boca con mi camisa, la estrello contra el piso—. Cuanto daría por hacerte sufrir, por recoger tu sangre y pintarme una sonrisa como las que esbozaba antes de que todo terminara, por dañarte tanto que unas pequeñas lagrimas rueden por tu precioso rostro y por besarte apasionadamente, para poco después enterrarte el puñal por la espalda.

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Holaa hermosos lectores, muy pronto subiré la parte 3. La dividí nuevamente porque sino quedaba demasiado largo. Espero les haya gustado.

Quería comentarles que creé un nuevo grupo de facebook en el cual publicaré fragmentos, curiosidades y detalles de la novela. Pueden responder este comentario y se los mando por el privado. Lo agradecería un montón <3

Este capítulo está dedicado a @Emelinda97 Muchas gracias por todo tu apoyo 💕

¿Qué piensan de Laura?

¿Tienen algún sospechoso?

¿Qué misterio guardará Josh?

Los quiero 💖

Por: Luna V


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