Mi vida sin ti

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Sabía que debía quedarme en casa, sabía que este día sería uno de esos en los que te arrepientes de levantarte.

Debi escuchar a mi vocesita diciéndome que no lo hiciera.

Pero no, tenía que ser animosa y positiva por la mierda!!...

— Ya no puedo seguir contigo —dijo sin siquiera arrugarse.

— ¿Por qué?... ¿Me amaste acaso?

— Yo... Ya no lo sé —sus ojos me quemaban viva y por más que intente no pude contener las lágrimas en mis ojos.

Al mismo tiempo que cayó una baje mi vista y mi mente viajo al pasado. ...

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— Hola —dijo sonriente a mi lado— ¿Puedo sentarme?

— Claro —dije nerviosa ante su hermosura.

— Gracias, Soy Jin... Kim Seok Jin. —sonrio hermosamente y en ese momento decidí que él me gustaría.

— Do Nya — y me sentí temblar, lo reconozco, hasta mi voz tembló.

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— Vamos Nya... Será entretenido.

Mi mirada fue hasta el chico frente a mi, la botella que me apuntaba y hasta Jin que solo observaba la situación.

Nos habíamos juntado a jugar con unos compañeros luego de hacer una extensa tarea. Y decidimos jugar al maldito juego de Siete minutos en el paraíso.

Mi corazón había dolido cuando la misma chica que me aconsejaba ir al closed con Yeong, se adentro al cuarto con Jin.

Seok había comenzado a gustarme, lo quería conmigo siempre, intentaba hacer todas las tareas con el, para tenerlo más cerca, con eso, me bastaba y sobraba.

— ¿Nya? —pregunto Yeong con una mano hacia mi, dude en tomarla, y nos levantamos caminando a la oscuridad de ese metro cuadrado — no te preocupes, no haré nada de lo que no quieras —se mantuvo en una esquina— Pero los siente minutos deben pasar de alguna manera.

— ¿Y qué quieres hacer?

— Hablar... ¿Desde cuando te gusta Kim? —levante mi vista a el— tu secreto está seguro conmigo

— ¿Tanto se me nota?

— Creo que me di cuenta cuando tus ojos lloraron hace un par de minutos.

— Mm!... El jamás se fijará en mi

— Entonces deberías fijarte en alguien que sí —salio de su apoye y dio un paso a mi— Eres extraordinaria, hermosa y perfecta... —llevo su mano a mi mejilla.

— ¿Que haces?

— No haré nada de lo que no quieras... —se acercó más a mi— ¿Has besado alguna vez? —negue con lentitud — cierra tus ojos.

Los apreté con fuerza y contuve la respiración, apenas sentí el calor de sus labios solté mi cuerpo, no era tan malo, estaba a punto de corresponderle cuando la puerta del closed se abre de golpe y me jalan de la muñeca.

Casi conmigo a rastras por la calle, le rogue que se detuviera, me ardía el brazo completo y caminaba tan rápido que yo debía correr.

— Jin!! —grite y al fin se detuvo en una de las pasarelas—

— ¿Por que carajos debías entrar ahí?

— Me duele la muñeca.

— Mataré a quien se le ocurrió este estúpido juego.

— Olvidamos nuestras cosas.

— ¿Estas poniéndome atención? —grito aún más.

— ¿Y por que te molesta tanto si tú entraste con Zuoyha? —tambien grité y nuestras miradas quedaron fijas— No me mires culpandome de algo que no tengo responsabilidad —dije en un hilo de voz — Me gustas idiota! —dije en desesperación y lleve mi mano a mi boca, había dicho algo que no debía decir.

De su boca se asomó una leve sonrisa, que fue creciendo poco a poco hasta convertirse en una carcajada.

Me sentí humillada, ahí en esa posición apreté mis puños, el giro en dirección hacia la vista de la pasarela.

— ¿Y si te gusto por que te besabas con otro?

Antes que el lo notará caminé de ahí, mis pasos tomaron presuro de a poco hasta que definitivamente corrí. Cuando bajaba las escaleras sentí su grito desde donde estábamos, nada me detuvo, me odiaba por como había hecho las cosas.

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— ¿Acaso no dirás nada Nya? —pregunto rompiendo mis recuerdos.

— ¿Que quieres que te diga Jin?

— No lo sé, pregunta un por que por lo menos.

— Para que si tú nunca... —trague pesado de solo recordarlo— Jamás dijiste tus sentimientos, las cosas solo se dieron entre nosotros y llegamos a este punto.

— Mm!... —Jugo con la pajilla de su bebida

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— Debemos hablar —se sentó a mi lado, mi cuerpo se contrajo por completo.

— No creo que sea el momento.

— Nya —llamaron a mi nombre, Yeong se acercaba con mis cosas que se quedaron en su casa.

— Gracias —dije tomándolas.

— ¿Podemos hablar? —no soltó de mi bolsa aunque yo ya la tuviera sostenida.

— Claro —Jin río nasal y se levantó a la vez que yo lo hice, interponiendo se en mi camino.

Tomo de mi rostro con posesión y junto nuestros labios, mis ojos estaban abiertos la verdad no me espere aquello, el también los tenía, viendo a mís ojos.

Apretó nuestros labios y lentamente mis ojos se cerraron sin saber de lo que ocurría a nuestro alrededor.

Fue tan hermoso que no quería apartarme, me gusta, lo quiero, y deseo que estemos juntos siempre, me enamore de su persona, me enamore de su belleza, todo de él me gusta.

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— ¿Hay ... Otra mujer? —alzo la vista hacia mi y con un gesto asintió.

— Lo siento —dijo sin nada de culpa.

Mi vista viajo directo a el anillo que había puesto hace solo unos días, mi cabeza se llenaba de preguntas que quizás no quería saber las respuestas.

— ¿Quien es?

— Eso no importa —se acomodo en el asiento y soltó un suspiro.

— Jin son 3 años juntos...

— Quieres que me quedé contigo sin tener sentimientos hacia ti.

— Claro que no, solo digo que quizás te estás confundiendo, quizás...

— No, como dijiste, jamás te dije mis sentimientos.

— ¿Por que?

— Porque.... Porque jamás los tuve.

Y si... Eso fue en serio doloroso, me estaba matando viva, quería salir corriendo de ahí, mis lágrimas se aceleraron y me culpaba de todo.

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—Jin... Debemos detenernos.

— Solo un poco más Nya —bajo sus besos por mi cuello hasta llegar a mis pechos.

— Ahh... Ya no quiero que te detengas. —dije sonriendo

— No lo haré.

Quito mi ropa con cuidado subió mi vestido, pude ver cómo adentro su mano en el cajón y tomo un condón, fue en ese momento que mis nervios se apoderaron de mi y mi cuerpo tirito.

Sentirlo entrar con lentitud me hizo sentir querida, que yo le importaba, sentía que con sus actos me demostraba lo que su boca jamás dijo.

Pero solo el culminó esa noche, yo, si lo disfruté, pero aquello de lo que hablan algunas, no lo sentí.

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—creo que es hora de irnos —se levantó de la silla y miro en mi dirección.

Mi cuerpo automáticamente se levantó y salió de la cafetería, el a mi lado, seguía siendo caballeroso, seguía llamando mi atención, mi corazón latía con fuerza al tenerlo cerca u sentir su aroma.

— Me mudare del departamento.

— No te preocupes, el que se irá soy yo.

Caminábamos lento por las calles de Corea, algunos lugares fueron testigos de nuestros besos, abrazos y risas.

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— Feliz cumpleaños Jinnie!!! —gritamos algunos en nuestro hogar, había invitado amigos que yo no conocía, pero me agradaron congenie perfecto con sus personalidades.

Jin cerro sus ojos y pidió un deseo, soplo con fuerza las velas y retire el pastel de su frente, llevándolo a la cocina.

— Necesitas ayuda —dijo uno de ellos acercándose a mi.

— No gracias, ve a divertirte —tomo la cuchilla y partió el pastel.

— Me extraño saber que Hyung tenía novia, jamás te nombró.

— Es que no lo somos, el... Nunca lo ha pedido.

— ¿hace cuánto salen?

— tres años —volvio su mirada hacia mi.

— ¿y aún no te lo pide? —negue con lentitud— El puede ser el mejor amigo, pero creo que no te merece y algo me dice que eso ya lo sabes.

— Lo quiero, sabe que estoy enamorada de él, —sonrei— y me hace feliz.

— Niña...

— Yoongi!! —dijo entrando a la cocina— Deberías ir con los demas

Aquel tipo salió presuroso, la mirada fría que Jin me dio me hizo erizar la piel, por unomento tuve miedo de el.

— ¿Que te dijo?

— N.. nada

— Bien, no me gusta que estés a solas con otro hombre —dijo frío y termino por dejarme sola ahí.

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— Si nunca sentiste nada por mi ... ¿Por que tus celos?

— Se supone que estábamos juntos, no quería ser el de los cachos.

— ¿Y yo si debía serlo? ... ¿Que te dio el derecho de engañarme de esta manera? ¿Por que justo hoy?

— Pudo haber sido cualquier otro día, no tiene nada de especial hoy.

— WOW... No te reconozco Jin ... Hoy es mi...

— Nya... No quiero un escándalo y menos en la calle.

— Bien... Eres un maldito Jin —apresure mis pasos

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—Felixidades amor —le entregué su regalo y besé cortó sus labios, el hablaba con uno de sus amigos, con su manos corrió mi rostro de su frente, pude notar cuando limpio mi beso y el regalo lo dejo a un lado.

Eso me lleno de irá, sus amigos se quedaron viéndome y la vergüenza opaco todo el momento, tome mi cartera y fui hasta la puerta.

— Dejénla, ya se le pasará...

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— Nya!!... Nya detente! —decia detrás de mí — Ho Nya!!

Tomo de mi bolsa jalandome, la que se rompió y tiró todo a su paso, me agache a recoger todo, ya no podía contener mis lágrimas, todo me superaba, quería que la tierra me tragara y no me volviera a escupir en mi puta vida.

Entre las cosas, estaba un regalo que tenía para el, una cajita azul con un secreto que ya no vale la pena decir.

Fue lo primero que tome y guarde en mi bolsa, él me ayudó a recoger todo.

—Nya...

— Debo irme Jin, ya dijiste todo lo que debías decir, ahora déjame tranquila —me levanté con brusquedad y tome el camino de nuevo.

El ya no me seguía, y pude al fin soltar mi llanto mientras las personas me veían asombradas.

Al llegar a casa lo primero que hice fue hacer mi maleta, no me quedaría ahí con todos esos recuerdos que compartimos juntos, recuerdos falsos de un amor mentiroso, que, finjio por años estar conmigo cuando en realidad no estaba.

A punto de salir, me encontré con el de nuevo, miro mi maleta y cubrió su paso.

— Nya... Debo decir algo importante... Por favor, escucha.

Entro cubriendo la entrada, asegurándose de que yo no pudiera arrancar.

— Me diste los mejores años, y te lo agradezco, yo...

Apenas vi la oportunidad salí del departamento, no quería oírlo, en ese momento lo odiaba.

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— ¿Donde estuviste toda la noche?

— Te recuerdo que no somos nada para que me estés controlando.

— Jin...

— Me iré a acostar —fio un azote en la puerta.



— La comida está lista

— Comeré con los chicos —salio y me dejó sola.


— ¿Vamos a la cama Jin?

— Dormiré en el sofá, mañana comprare una cama para el cuarto de alojados.

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Todas esas veces que me rechazo y yo no lo quise entender.

Me dejó tantas señales que no quise comprender.

Me hizo sentir la mujer más miserable.

Pero me hacía el amor cuando quería... Lleve mi mano a mi vientre, estábamos solos.

— Nya! —dijo y cruce la calle, una bocina sonó con fuerza y el golpe, solo vino a mi.

Jamas sabré lo que me quiso decir.

Jamás entenderé porque razón hizo todo.

Jamas conoceré al bebe en mi vientre.

Y Jamás, podré escuchar de su boca un te amo.







༻ʄıŋ༺

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