¿Un poco de paz?

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Los días y semanas pasaron, y aparte de aquel incident en mi trabajo y en su club, nada extraño ocurrió. "Si dejamos de lado que todavía me hace participar en sus clases, aunque claramente sabe que no me gusta." Pero más allá de eso, todo estuvo bien; no intentó propasarse más conmigo y solo me llamaba cuando tenía que ver algo de clase, y solo de clases. Incluso volvió a disculparse conmigo, dándose cuenta de que se pasó y cruzó la línea, prometiendo que no volvería a hacer eso.

Para demostrarme que sus acciones eran sinceras, me prometió incluso no volver a pisar el lugar donde trabajo, cosa que hasta el día de hoy ha cumplido. Incluso me ayudó con un plan de estudio para que lograra aumentar mis notas, algo que debo decir que funcionaba bastante bien. Pero aún seguía teniendo una sensación extraña hacia él, pero la hostilidad que siempre estuvo alrededor de nosotros logró desaparecer gradualmente, y debía reconocer que era un buen profesor.

Las chicas todavía seguían admirándolo, y no hacían otra cosa que rodearlo en cuanto tenían la oportunidad. También empezaron a circular rumores sobre él, que estaba comprometido o algo por el estilo, ya que, según decían, se le había visto a una mujer de cabello rubio esperándolo a la salida de la universidad y mostrándose cariñoso en público.

—¿Por qué todos los hombres guapos tienen que estar en pareja o ser gais? La vida es tan injusta —se quejó Trix suspirando con resignación.

—Vamos, que no es el fin del mundo. Además, es normal que un hombre así tenga novia, ¿no?—dije y ella me miró con una ceja levantada, como si estuviera indignada.

—¿No decías que no te parecía atractivo? —me recriminó, y yo puse los ojos en blanco.

—No dije que no lo fuera, dije que no era para tanto.

—Dios, creo que eres la única de toda la clase que se alegra de que tenga novia —soltó Anna uniéndose a la conversación.

—Yo también me alegro, a ver si así dejan de hablar de él de una buena vez —dijo Marian, claramente exasperada por el tema.

—Me pregunto por qué te cae tan mal si no te ha hecho nada —soltó molesta Beatrix.

—Después de lo que le hizo a Laura, ¿Cómo iba a caerme bien?

Trix la miró con enfado, pero luego sonrió con malicia y preguntó:

—¿No será que estás celosa?

—¿Por qué estaría celosa de alguien como él? —quiso saber Marian, molesta.

—Quizás a ti realmente...

—No sé qué demonios estás insinuando, pero déjalo ya —pidió Marian, poniéndose nerviosa.

Miré a Marian, que se había puesto muy nerviosa de la nada, y fruncí el ceño. "¿Será que también le gusta Dante?"

—Trix, deja de meterte con Marian. Marian, agradezco que te preocupes por mí, pero lo que pasó, pasado queda. Las cosas ya se resolvieron y es algo que no volverá a pasar. Hace ya un mes de todo eso; dejemos eso atrás, así que dejemos de discutir —pedí, y ambas se disculparon entre sí, y yo suspiré.


* * *


Después del almuerzo y finalizadas las clases de la tarde, recogí mis cosas, y en ese momento, mi móvil comenzó a vibrar. Respondí sin mirar quién era.

—¿Sí?

—¿Cómo que sí? ¡¿Sabes cuánto llevo esperándote?! —la voz al otro lado era de mi prima Diana, claramente enfadada.

—¿Esperándome? —dije confusa.

—¿Acaso lo olvidaste? ¡Quedamos en que vendrías al aeropuerto a por mí!

—¡¿Era hoy?! Pensé que vendrías mañana.

—¿¡Dónde tienes la cabeza, Laura!? Te dije claramente que era hoy jueves. Llevo una hora esperándote. —se quejó, al otro lado de la línea, soltando un gran suspiro.

—Lo había olvidado, perdona. Enseguida voy.

—¡Date prisa!—soltó ella, colgando el teléfono.

—¿Qué pasa? —preguntó Marian, al verme alterada.

—Lo siento, tengo que irme. Luego os cuento —me despedí a toda prisa, saliendo del aula mientras marcaba a mi novio. Pero este no respondía.

"¿Seguirá en clases?" Pasando por los pasillos, le envié un rápido mensaje.


Amor, me surgió algo realmente urgente, ¿Podrías llevarme al aeropuerto?


Ya estaba saliendo de la universidad, cuando su respuesta llegó.


Lo siento, amor, tuvimos clase de química, el idiota de Adam volvió a hacer de las suyas, por lo que nos castigaron a todos a recoger el desastre.


"Maldita sea, supongo que no me queda más remedio que tomar un taxi."

—¿Laura?

El escuchar mi nombre hizo que me detuviera y mirara en dirección a esta; era Dante, caminando hacia mí.

—Llevo llamándote desde hace un rato. ¿Por qué la prisa? —quiso saber al llegar a mi altura.

—Lo siento, tengo un compromiso con alguien, y ya estoy llegando tarde.

—¿Tu novio? —preguntó con indiferencia, aunque me pareció sentir cierta hostilidad.

—No, es una prima mía. Viene a pasar unos días, y aquí tenía que ir a por ella hoy, pero lo olvidé —hablé de forma apresurada.

—Lo siento, tengo que irme —volví a decir, dando media vuelta para irme.

—Espera —dijo, sujetándome del brazo, deteniéndome.

Me tensé, y él rápidamente me soltó.

—Lo siento —carraspeó y puso un poco de distancia entre ambos.

—Si quieres, te llevo. Así podrás llegar más rápido —se ofreció, y yo lo miré atónita.

—Creo que no es buena idea.

—¿Por qué? ¿Crees que te haré algo? Ya te dije que nunca más vol...

—Oh, no, no lo decía por eso. Es que no creo que sea buena idea que alguien me vea subirme al coche de un profesor —le expliqué.

"Ya hay bastantes rumores alrededor de él; no quiero convertirlo en uno más." Él suspiró, aliviado quizás por la respuesta que le di.

—Bien, entonces espérame en la calle contigua a la universidad. Te recogeré allí —propuso, y yo iba a negarme nuevamente, pero él ya se estaba alejando.

Suspiré y caminé a la calle que me indicó; esta era estrecha y casi no pasaba nadie por allí, al menos nadie de la universidad. Cinco minutos después, un coche de un color gris estaba estacionado frente a mí, y me subí a toda prisa, esperando que nadie conocido me hubiera visto.

—Tranquila, incluso si nos vieran, no estamos haciendo nada malo. No te preocupes, no nos meteremos en problemas por esto —intentó calmarme.

Colocó su mano momentáneamente en mi muslo y luego la apartó para llevarla al volante.

—Así que tu prima viene ¿Por vacaciones? —preguntó sin apartar su vista del volante.

—Eso dice. Tiene unos días libres en su trabajo —respondí mirando por la ventana.

—¿Y se quedará contigo, imagino? —dijo una vez más.

—Desgraciadamente, sí.

Suspiré. "La verdad es que no quería que se quedara en mi casa, pero ya sabía el escándalo que se formaría entre nuestros padres si la dejara irse a un hotel."

—¿No tienen buena relación? —preguntó una vez más, y esta vez me giré para mirarlo.

"¿Por qué pregunta tanto?" 

Dante me echó una mirada fugaz y luego sonrió, haciendo visible el hoyuelo en su mejilla izquierda. "¿Tenía antes hoyuelos? ¿Por qué me doy cuenta de eso ahora?"

—No me mires así. No tienes que responder si no quieres. ¿Sabes? —dijo, y yo enrojecí al percatarme de que lo había estado mirando muy fijamente.

"No seas paranoica, seguro que solo pregunta para tener un tema de conversación."

—No la odio, pero tiene un carácter un poco...

—¿Un poco? —me animó a seguir.

—A veces es bastante insoportable —dije al fin, con un suspiro.

—Soy hijo único y tampoco tengo primos, pero tengo algunos amigos que pueden llegar a ser un grano en el culo —comentó riéndose, y yo me uní a él al recordar también a mis amigas.

"Mis amigas también podían ser un caso, desde luego." Se me hacía extraño estar así con él, en un ambiente tan relajado, pero no se sentía mal. "Ojalá todo siguiera así siempre."

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