Rey de los demonios

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Armin detestaba haber sido interrumpido por Annie, le habría encantado tener a la cazadora Ackerman como mascota, aunque era extraño, ¿Acaso Leonhard era tan fuerte para romper cadenas de oro?, Bueno esa clase de detalles inoportunos eran lo que la había hermosa.

"Luego tendré que castigarla" pensaba el vampiro de ojos azules mientras caminaba hacia Farlan, quien lucía cansada y debilitado.

A Armin no le interesaba para nada el rubio platinado y solo lo estaba distrayendo para que Annie tuviera su tan deseada batalla.

— Oye, se me ocurrió una idea con Mikasa — Indicó el rubio mientras uno de sus pasos creo una corriente de aire que lanzó a Farlan hacia atrás — Podría transformarla y encerrarla contigo en un cuarto, así veremos cómo la sed la consume hasta el punto de no importarle la vida su preciado compañero.

— ¡Le daría mi sangre voluntariamente si fuera necesario! — Gritó en respuesta Farlan mientras usaba el dispositivo para volar hacia él y lanzarle un corte a su cuello.

Armin solo puso su mano abierta frente a Farlan y lo detuvo en el aire dejándolo inmóvil — Así no es divertido, debe haber desesperación y traición.

Chasqueando los dedos Farlan dió un grito de dolor cayendo al suelo, en unos minutos sintió como los huesos de sus brazos se doblaban quebrándose, luego fue enviado lejos por una corriente de aire.

— Sería muy fácil para mí convertir a todo el mundo en vampiros, pero... ¿Es la solución? — Preguntó Armin caminando hacia el cazador — No lo es, los humanos se cortarían sus cuellos y matarían antes que beber sangre de su especie, pero eso solo sería en multitudes, frente a los demás las personas deben fingir estar de acuerdo con todo y respetar las reglas y dogmas impuestos por un montón de idiotas, pero en soledad, en la soledad y privacidad los humanos demuestran sus verdaderas personalidades, por eso es mejor ir uno a uno, eligiendo a aquellos con mentalidad débil, aquellos que puedan caer en la desesperación y la sed de poder rápidamente, solo así mi especie podra continuar, solo así podré vivir.

— ¡Entonces solo muérete! — Grito Farlan para empezar a correr hacia el vampiro.

— ¿Porque? — En segundos Armin estuvo frente a Farlan golpeándolo en el estómago para dejarlo en el suelo — ¿Quienes son los humanos para decirnos que hacer? ¿Para elegir quien debe vivir y quién no? El mundo no les pertenece, ¡el hecho de que siquiera existan es pura suerte!

— Los humanos... Somos fuertes y nunca... Nos rendimos — Decía Farlan agarrándose el estómago.

— Di algo más humano idiota, ¡¿cuántas especies más fuertes mataron?! ¡¿Cuántas se defendieron hasta el último aliento?!, Ustedes son los verdaderos monstruos, los destructores del mundo y los verdugos de la naturaleza, ¿Crees que nos alimentamos de su sangre por gusto? ¿Han probado su repugnante sabor? ¡No!, ustedes se roban nuestro alimento, agotan los bosques y de alguna forma nos culpan a nosotros por invadir sus supuestos hogares — Hablaba Armin cambiando a una expresión de irá — Dime cazador, ¿Comes los cadáveres de los monstruos que cazas? ¿No? — Preguntó el ojiazul fingiendo sorpresa — Entonces... ¿Solo cazan por deporte? ¿Por diversión? Que curioso... ¡Yo cazo por miedo! Miedo a morir de hambre, miedo a ser asesinado, ¿Alguna vez los hemos perseguido?, Solo nos defendemos y alimentamos con el derecho que tenemos de vivir, pero ustedes nunca entenderían eso ¿verdad?

Farlan se levantaba con todas sus fuerzas — No me importan tus razones... Ni excusas... Pero ya he visto mucho para saber quiénes son los peores de la historia, niños sin padres, padres sin niños, familias enteras desapaecidas, el miedo a que de un día a otro un monstruo te lo quite todo, ¡es suficiente para saber que son la peor basura del mundo! — Gritó Farlan mientras se levantaba y le lanzaba débiles cortes al vampiro.

Armin retrocedía con tranquilidad esquivando los inútiles ataques del cazador — Basta... — El chico no lo escuchaba y seguía — Que pares... — el cazador no tenía otra cosa en la cabeza más que matarlo — Ya es suficiente — De un manotazo rompió y lanzó lejos el filo de la espada de Farlan al cielo y lo observó por unos momentos — ¿Quieres saber algo muy gracioso?.

Farlan solo reemplazó la cuchilla y trato de sacar una nueva, aunque su estado actual no se lo permitía.

— Bueno te lo diré — Comento Armin mientras se acercaba a él — Solo una pequeña cantidad de monstruos naturales se conservan en el mundo, el resto, y de seguro la mayoría de los que han matado, fueron alguna vez humanos, si cazador, solo has estado matando humanos.

De pronto ambos jóvenes fueron interrumpidos por un lamentable aullido, mientras que junto a ellos caía un lobo humanoide de pelaje negro, alto y fornido, tenía grandes heridas y un brazo bastante mal.

Farlan se notó sorprendido pero al reconocer la bufanda que el lobo tenía supo de quien se trataba.

Armin en cambio, había cambiado a una expresión de terror retrocediendo hacia atrás más pálido que antes, sus brazos temblaban y sintió el miedo dominando su cuerpo.

Los recuerdos de sus actos por deshacerse de su mayor debilidad empezaron a aparecer en su mente, había encontrado a una humana, a una científica y envío a Historia a salvarla, luego le dió todo para que creará la cura contra el hombre lobo, la maldita cuatro ojos escapó con un cazador de los Ackerman y nunca le dió la fórmula terminada.

Su siguiente paso fue más arriesgado pero busco la ubicación de los hombres lobo más cercanos, decidió aprovecharse de los Ackerman y enviarles una carta para que se deshagan de ellos por él.

— ¡Son unos inútiles! — Gritó Armin temblando de miedo, nunca espero que los cazadores de tan dichoso clan se dejarán morder y convertir en licantropos, indirectamente Armin había movido los hilos del destino para traer su perdición a Shiganzina.

Los vampiros tenían muchas debilidades pero la mayoría solo eran leves daños para alguien del poder del rubio, aunque había una que jamás cambiaría, una que no importará cuando poder demoníaco usará, y eso era otro monstruo, el peor de todos, el hombre lobo.

Mikasa rugió con ferocidad mientras se acercaba al vampiro, lanzando zarpazos que le dejaban cortes en el rubio, cortes que no sanaban.

Armin retrocedía pero sonrió con histeria — Mikasa, ¿no es genial?, ahora puedes entenderme, serás perseguida solo por querer alimentarte — El rubio dió un salto atrás para esquivar un zarpazo — No-nosotros no tenemos porque pelear entre nosotros, somos parte del mismo bando, podemos, podemos ser amigos, compañeros, un equipo.

Mikasa no lo escucho y dio un fuerte puñetazo que hizo a Armin caer espalda al suelo mientras la loba sacaba su zarpa del suelo,

Armin instintivamente le gruño con sus ojos ahora enrojecidos, pero pronto se dió cuenta de que nada podía hacer — ¡No tenemos porque luchar! Debemos apoyarnos unos a otros Mikasa, no tenemos, no tenemos... ¿Que?...

Mikasa estaba por acabar con todo con un zarpazo pero de pronto la luna se oculto con una gran nube, haciendo que el cuerpo de Mikasa vuelva a ser el de una chica normal, el cabello empezó a caer de su cuerpo y su cuerpo volvió a su aspecto normal, algo adolorido por todo.

Armin volvió a sonreír con felicidad al ver cómo su posible asesina ahora caminaba a ser nuevamente una humana, por lo que se levantó y camino a ella — Bueno, aún no es tarde para elegir un bando Mikasa.

La chica se cubrió con vergüenza mientras retrocedía, se sentía débil, perdió su oportunidad.

— No me temas Mikasa, te enseñaré un nuevo mundo — Comento con voz amable — Solo un monstruo puede entender a un monstruo.

Sin embargo una cuerda paso a lado del rubio y Farlan se lanzo sobre él, dándole una embestida para llevárselo con él.

Armin estaba débil, ahora estaba sobre Farlan mientras esté trataba de apuñalarlo con una daga de plata, en su estado, podía morir.

Armin solo sonrió mientras forcejeaba con Farlan — Hay otra forma de salvar a mi linaje — Armin bajo acercando su rostro a Farlan, dejando que le atraviese el corazón mientras que empezaba a acercar sus colmillos al cuello del joven.

Farlan abrió los ojos con sorpresa mientras los colmillos del vampiro atravesaban su piel, para luego volverse cenizas ardientes.

Los ojos de Farlan lentamente se pintaron de rojo.

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