Capítulo 25

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Capítulo dedicado a Karin_Nicol2 una de las principales promotoras de que esté poniendo más lemon en las historias y sacando mi lado oscuro y pervertido 😜. Por eso este capítulo es para ti 💜(aunque casi se me olvida jjjj).

          Fuego.

          Jimin sentía como si sus entrañas se estuvieran quemando. Su mente no podía organizar ideas, ni sus labios formular palabras. Pareciera que incluso la capacidad de abrir los ojos le hubiese sido robada. En los recovecos de su consciencia, recordaba que Jungkook le había dicho que iría a avisar a los demás que la reunión se suspendía y regresaba enseguida. Sin embargo, el dolor en ascenso y la humedad cada vez más abundante de la lubricación, hacían sumamente difícil mantenerse calmado.

          —Agh. —Sintió su garganta doler con el gemido rasposo. Su boca estaba seca e hiperventilaba.

          Su miembro palpitaba y desbordaba pre semen, ansioso por ser tocado. Su agujero se contraía en el vacío, necesitado y viscoso, con la lavanda y el oporto flotando alrededor. El dolor era una marea alta constante, en la que se formaban olas turbulentas de crecimiento progresivo, hasta volverse un tsunami abrumador.

          —¡Joder! —gruñó, los dedos de una mano tanteando hacia su entrada, y la otra envolviéndose alrededor de su miembro.

          Había intentado esperar a Jungkook. Sus experiencias pasadas le habían demostrado que sus propios toques no eran más que insatisfactorios. Pero no podía soportarlo más. Era demasiado.

          —Tranquilo, bebé. —Un beso se posó primero en su frente y luego en sus labios—. Ya estoy aquí. Lo siento, no creí que sería tan rápido.

          Unos dedos ajenos y cálidos comenzaron a masturbarlo, arrancándole un gemido de alivio momentáneo. Jungkook estaba con él ya, gracias a la Luna. Al ser un celo alfa, sin importar que fuese atípico, seguía durando veinticuatro horas, en lugar de tres días como en los omegas; todas las sensaciones se magnificaban y concentraban hasta límites insospechados.

          —R-rápido. Necesito...

          —Shhh. Lo sé. Te lo daré justo ahora.

          No hubo juegos previos, ni delicadeza y lentitud en los toques. Jimin estaba ardiendo e incineraba a Jungkook a su paso.

          Los labios de Jeon se cerraron sobre uno de los pezones, lamiendo, mordiendo y chupando. Una de sus manos apretaba el pezón contrario, mientras la otra aceleraba el ritmo en la polla de Jimin, atrapando las fugas de su uretra para deslizarse más fácilmente por la longitud.

          El ritmo se volvió tan frenético y la presión tan intensa e irresistible, que Jimin terminó por derramarse en la mano de Jungkook, con sus gemidos siendo devorados por un beso hambriento, a la vez que la masturbación seguía entre las réplicas del orgasmo. Sin embargo, la erección no cedió.

          —M-más —suplicó, levantando las caderas de la cama.

          —Tan codicioso. —Dejó un breve camino de besos por el abdomen de Jimin, hasta llegar a su polla, que engulló sin preámbulo en un ágil movimiento.

          La boca de Jungkook parecía hacer maravillas. Jimin se retorcía y agarraba las sábanas con fuerza, sus caderas embistiendo la caliente y húmeda cavidad, que no ofrecía resistencia a la intromisión. Jeon estaba dispuesto a darle a su alfa todo lo que necesitara, complacerlo y convertir sus celos siguientes en un motivo de anhelo, anticipación y deseo. Lamió el glande para saborear el pre semen, succionó la cabeza una y otra vez, acompañando el cóctel de sensaciones con caricias suaves en los testículos. Dejó que Jimin agarrara su cabello y empujara su nuca, para llevarse hasta el fondo de su garganta y follarlo despiadadamente. No le importaría incluso perder la voz.

          Había algo erótico en saberse objeto del placer de Jimin. Verlo dominar y pedir sin reparos lo que deseaba. A Jungkook le daba placer simplemente complacerlo. Apenas y le había dado atención a su propia polla, de seguro acabaría con bolas azules si esto se prolongaba demasiado. Pero esta vez no se trataba de él. Todo era sobre Jimin y convertir este celo en una experiencia memorable. El detective sacaría todos los conocimientos adquiridos con la experiencia para conseguirlo.

          El agujero de Jimin goteaba, a pocos centímetros de su rostro. Tanteando, jugó con uno de sus dedos alrededor del anillo de músculos, buscando alguna señal de reticencia. No sucedió. En su lugar, Jimin comenzó a gemir y empujarse hacia el contacto. El dedo estuvo dentro, sin llegar a pensarlo demasiado. Jungkook llevó el pene en su boca hasta el fondo de su garganta, tragándose una nueva corrida, al mismo tiempo que introducía dos dedos más. Los tres dígitos se movían a sus anchas, empapados en la lubricación.

          Cuando Jungkook sacó los dedos y los acercó a su rostro, la lavanda y el oporto lo hicieron tambalearse en su sitio. Debería ser ilegal que esa mezcla fuera tan deliciosa. No pudo resistir a la tentación y lamió su dedo índice, su consciencia siendo sacudida por la explosión deliciosa en su paladar. Terminó por succionar todos los dedos y seguir deleitándose, dejándose llevar por un momento.

          —¡No! —demandó Jimin. Levantó su torso y estampó su boca con la de Jungkook, compartiendo un beso hambriento—. Si quieres probarme, tendrá que ser directo de la fuente. —Se le acercó al oído y susurró—: Cómeme, tengo suficiente néctar para ti, Alfa.

          —¡Joder!

          En cuestión de segundos, Jimin estuvo boca abajo, con el trasero levantado y la cabeza enterrada en la almohada. Jungkook lo saboreaba como si fuera el más delicioso manjar. Simulaba penetraciones con su lengua, burlando el esfínter, aprovechando a la vez para devorar todo el lubricante que se derramaba. Era como el más delicioso de los vinos, y Jungkook quería ahogarse en él.

          Jimin se vino por tercera vez, con la lengua de Jungkook explorando y probando su interior, mientras los dedos de una mano lo mantenían abierto y los de la otra lo masturbaba sin descanso. Nunca había tenido un orgasmo doble tan delicioso, quizás este era el primero de su vida. Estaba agradecido y extasiado de que hubiera sido con Jungkook.

          Sin embargo, a pesar de obtener continuamente un placer inimaginable, capaz de robarle la cordura, su erección nunca cedió.

          —Bueno, pensé que habría algo de período refractario, aunque fuera al menos unos segundos —dijo Jeon. Sus dedos acariciaron el caliente y húmedo interior, deleitándose con la forma en que era naturalmente succionado.

          —No se detendrá, nunca lo hace... —jadeó entre espasmos—. Lléname, Alfa, ¡haz que se detenga! —suplicó, meneando sus caderas tentativamente, follándose en los dedos en su agujero.

          Jungkook se quedó pensativo, analizando el significado tras esas palabras. Jimin le había dicho que su padre siempre lo encerraba durante los celos atípicos, escondiéndolo de todo y todos. Con lo que sabía de Park Minhyuk y su forma de tratar a su hijo, no le extrañaría que jamás le hubiera brindado un método de alivio. El solo hecho de imaginar a Jimin adolorido, empapado en su propia lubricación, y eternamente erecto hasta el fin de su calor, hacía a Jeon hervir en una implacable ira.

          —Tranquilo, cariño —le susurró al oído—. Tu alfa va a darte lo que necesitas.

          La expresión de éxtasis y el gemido de alivio de Jimin fueron monumentales, en el preciso instante en que el pene de Jungkook lo penetraba de una sola estocada, con sus dedos fijándolo por las caderas con suficiente fuerza para dejar marca.

          El interior de Jimin era cálido, apretado y húmedo; más delicioso y embriagador que cualquier idea o fantasía que Jungkook pudo tener alguna vez. No hubo que esperar para que su joven alfa se adaptara a su tamaño, parecía haber sido hecho para él. En pocos segundos comenzó a moverse y a instar a Jeon a hacer lo mismo.

          Las embestidas comenzaron, cada vez más implacables, haciendo el sonido del choque de sus pieles cada vez más intenso. Ver cómo su polla era tragada hasta la raíz por el culo de Jimin, era combustible para hacer a Jungkook ir más rápido. Ajustó su agarré y comenzó a rotar las direcciones de sus estocadas, buscando ese punto que llevaría a Jimin a la locura, tal y como lo había hecho con él, días atrás.

          —¡Ah! —Jimin gritó de placer, arqueando su espalda, como si se presentara para él—. ¡Ahí! ¡Justo ahí! Jodida Luna... No pares.

          —¡Bingo!

          Jungkook afianzó su posición y tiró de Jimin hasta enderezarle el torso. Ahora, ambos estaban de rodillas en el centro del colchón, hechos un mar de gemidos entre frenéticas embestidas. Jimin parecía delirar de placer, con su cabeza apoyada en el hombro de Jeon, mientras su próstata era atacada sin piedad.

          El detective comenzó a masturbarlo al ritmo de las penetraciones, afianzando el agarre por la cintura. Jimin se contraía y retorcía entre sus brazos, sus ojos vidriosos y desenfocados a milímetros de desbordarse en el éxtasis. Su propio cuerpo también le estaba dando señales de estar cerca. El clímax de ambos se aproximaba, crudo y devastador, y estaban más que listos para recibirlo con los brazos abiertos.

          En el preciso instante en que el semen de Jimin comenzó a salir a chorros desde su pene, algo cambió: una avalancha inesperada de lubricante descendió por su agujero, empapando a Jungkook en su interior. El olor se hizo más intenso y las feromonas de ambos se alzaron hasta el tope. Antes de que alguno pudiera siquiera comprender qué estaba sucediendo, o por qué, las bases de sus penes comenzaban a hincharse, el de Jimin en manos de Jungkook, y el contrario, todavía clavado en sus entrañas.

          —¡¿Un nudo?! —Jeon se alarmó, sintiendo su semilla descargarse en el calor de Jimin y el placer atravesarlo como un rayo, en una sensación nunca antes experimentada.

          ¿Era esto posible? No había leído nada como esto en sus investigaciones sobre relaciones entre alfas. Durante el celo, sí era normal que el lobo que atravesaba el calor fuera capaz de anudar, pero solo al penetrar, no al ser penetrado. Y, ¿qué pasaba con Jungkook? Se suponía que solo las feromonas sexuales de un omega eran capaces de provocar un nudo en un alfa, fuera de su celo. ¿Era esto causado por la característica especial de Jimin? Aparentemente, este celo atípico estaba lleno de sorpresas, que Jungkook exploraría gustoso hasta la saciedad.

          «¿Qué pasaría si estimulo el nudo de Jimin?». La pregunta se instaló silenciosamente en su cabeza.

          El nudo era una parte sumamente sensible, más aún que los propios genitales. El simple hecho de hincharse, daba a ambas partes placer suficiente como para no necesitar fricción alguna, mientras la eyaculación se prolongaba. En medio de temblores y espasmos, el orgasmo de Jimin no se detenía. ¿Lograría hacerlo más intenso si lo acariciaba? ¿Cómo se sentiría? Dispuesto a encontrar sus respuestas, usó el semen como lubricante extra y envolvió su mano alrededor de la protuberancia enrojecida y palpitante, acariciándola.

          —¡Jodida Luna! —La erección de Jimin tomó nuevo brío y eyaculó tan fuerte que sus muslos le fallaron. Quedó deshuesado y con la polla gastada, casi de inmediato, el nudo bajando tras la intensa corrida final.

          —¿Se siente bien? —Jeon le besó la nuca con ternura, agarrándolo más fuerte por la cintura, para impedirle caer. Su propio nudo también se aflojaba.

          —Si esto es un sueño, que nadie me despierte —balbuceó, embriagado por el placer—. Nunca me había sentido tan bien. —Suspiró, recargando su peso en Jungkook.

          —Me pasa igual. Eres increíble. —Repartió besos en su cuello y hombro—. Tan perfecto... Hecho para mí.

          —Tuyo... —Inclinó la cabeza, exponiendo su cuello—. Márcame. Reclámame, Alfa —terminó en un susurro, quedándose dormido.

          Jeon solo dejó besos en el sitio ofrecido y succionó con suavidad. Sus colmillos rozaron la piel de arriba abajo, sin llegar a cortarla. Los acomodó a ambos, dejando a Jimin acurrucado en sus brazos, haciendo una cucharita.

          —Te amo, Jimin. Haría cualquier cosa por ti, pero... no me pidas eso. —Le dejó un par más de besos en la nuca y cerró los ojos.

          Mentiría si dijera que no deseó complacer la petición de su hermoso y joven alfa, un lazo era la conexión más profunda que podía establecerse entre sus lobos, mucho más si era formado durante un celo. Pero él sabía, de primera mano, lo que se sentía cuando un lazo temporal se rompía. Jimin también lo hacía, de la peor manera posible. Si dependía de él, no permitiría que atravesara por ese dolor otra vez. Era el lobo de Jimin, cegado por las feromonas y los instintos, quien lo pedía, no era consciente del peso de la solicitud.

          —Vamos a dormir, cariño. Cuando despiertes, ni siquiera recordarás haber mencionado esto.

          Habían pasado un par de horas cuando Jungkook comenzó a despertarse. Jimin se removía inquieto entre sus brazos, todavía dormido, la temperatura de su cuerpo subiendo otra vez. Al parecer, la segunda ola estaba llegando. Sus cuerpos estaban pegajosos y húmedos por el sudor y los fluidos, lo mejor era aprovechar los minutos que quedaban antes de que la excitación volviera a apoderarse de ellos, y limpiarse un poco.

          El detective cargó al joven en sus brazos, dispuesto a llevarlo a la ducha y asearlo. Jimin parecía un cachorro en busca de afecto, agarrándose a su cuello y aspirando profundo el aroma en su cuello. Jungkook, para complacerlo, le regaló una cascada desbordante de sándalo y menta. El aroma de ambos estaba impregnado en todo el departamento, haciéndolo sentirse como un hogar.

          Jeon recargó a Jimin de los azulejos, mientras ajustaba la temperatura del agua. En medio de su calor, el chico se frotaba contra su muslo, su mirada vidriosa y suplicante, todavía nadando en la inconsciencia. Lo lavó lo mejor que pudo, en medio de besos y caricias. Era difícil para él mismo resistir la tentación.

          —Jungkookie. Yo... Quiero... —jadeó, todo mejillas sonrojadas y explosión de feromonas.

          —Dime qué quieres, cariño, y te lo daré. —Le envolvió su mano alrededor de la polla, acariciando perezosamente.

          —Me siento vacío —puchereó—. Y quiero que me chupes.

          —Pequeño... Tan codicioso. —Se quedó pensativo, sus ojos comenzando a brillar con malicia cuando una idea cruzó su mente—. Tendré que darte lo que necesitas.

          Tan rápido como pudo, Jungkook alcanzó uno de los cajones bajo el lavabo, donde había dejado guardado el consolador de succión que había usado la última vez, protagonista de su intensa noche de pasión con Jimin. ¿Por qué no volver a sacarlo a escena?

          Cuando la base del pene de goma estuvo fija a la pared, no demoró mucho en que Jimin se deslizara sobre la longitud, hasta clavarse por completo. Enseguida empezó a follarse con movimientos lentos y rítmicos. Jungkook cayó de rodillas frente a él y lo engulló hasta el fondo, su lengua trazando patrones alrededor de la succión y sus manos masturbando lo que no tomaba en su boca. El sabor salado del pre semen ya invadía las papilas gustativas de Jeon, quien solo puso más ímpetu a su labor, llevando a Jimin al borde del precipicio del placer.

          —¡Espera! —suplicó, alejando el calor de la boca húmeda de su miembro, su agujero contrayéndose en el consolador—. No sigas, mi nudo... está a punto de formarse.

          Jungkook lo miró confundido, sin saber por qué eso significaba un problema. Antes de poder formular su interrogante, Jimin lo sostuvo por la barbilla y lo instó a levantarse; se veía regio y alucinante, dándose placer a sí mismo, dispuesto a demandar de Jeon todo lo que deseara, con la certeza de que sería complacido. Sus dedos viajaron al pliegue entre las nalgas de Jeon, acariciando tentativamente su agujero.

          —Quiero anudarte también, Alfa. —Sus ojos brillaron como oro y sus fosas nasales se dilataron en anticipación—. Quiero follarte y llenarte, mientras soy empalado por detrás.

          —Mi chico sucio. Tan sucio y mandón. —Lo besó, duro y lascivo—. Me encantas... Anúdame, Alfa. Soy tuyo.

          Sosteniendo sus miembros juntos, y a un ritmo tortuosamente lento acoplado al de las embestidas de su pareja sobre el consolador, Jungkook los masturbó al unísono, con los dedos de Jimin abriéndolo a su antojo, preparándolo para la intrusión posterior.

          —Todavía no estás bien dilatado, falta lubricante.

          —Si me das un momento, busco el pomo en el lavabo —jadeó Jungkook, moviéndose sobre los dedos.

          —No hace falta, aquí tenemos de sobra. —Sacó el dildo de su culo y empapó sus dedos con su propia lubricación, para luego volver a penetrarse a sí mismo y a Jungkook—. Perfecto, así está mejor.

          —Lunas, Jimin... Tan bueno. —El detective disfrutó de la nueva sensación resbaladiza y de sentir la esencia de su pareja en su interior.

          Pocos segundos después, Jungkook se volteó y Jimin se alineó con su entrada, penetrándolo lentamente hasta la empuñadura, disfrutando de la sensación de llenar y ser llenado a la vez. Era alucinante, hizo toda una onda expansiva acabar con sus neuronas. Todo se volvió un lío de embestidas desenfrenadas, plenitud, gemidos y gruñidos. Tomó la polla de Jungkook en sus manos y la sumó al ritmo desordenado.

          Cuando Jimin sintió el peso de su orgasmo instalarse, se empaló por completo en el consolador y fijó a Jungkook, con su pelvis chocándole las nalgas y su pene completamente en su interior; su nudo comenzó a hincharse.

          —¡Jodida mierda! —La espalda de Jeon se arqueó y recostó su cabeza en el cuello de Jimin, disfrutando la presión y el estiramiento al máximo. Su propio nudo hinchándose en la base de su pene.

          Ambos estaban de pie, jadeantes e inmóviles, con Jimin atrapado dentro de Jungkook, llenándolo con su carga y besando su cuello y hombro. Si se movían, no garantizaban poder sostenerse.

          —Jodidamente bueno... —susurró Jimin, perdido entre las réplicas del placer, con las paredes de Jungkook aprisionándolo.

          —Lo que quieras, cariño. Haré que esta noche sea inolvidable.

          —Ya lo es. —Una de sus manos bajó lentamente por el abdomen de Jungkook, deleitándose con el contorno definido de los músculos—. ¿Sabes? Antes, cuando masturbaste mi nudo, se sintió increíble... También quiero que lo sientas. —Envolvió su mano en la protuberancia, masajeando sin piedad.

          —¡Agh! Jimin, es demasiado...

          Jeon se vino de inmediato, tan fuerte que su corrida pintó la cortina frente a ellos. Disfrutó de un orgasmo tan bueno como jamás pensó experimentar, repleto de la polla de Jimin y su semen en el proceso.

          —Gracias por darme el mejor celo de mi vida, Alfa. Quería que también fuera bueno para ti.

¡Holiwis! Ya vamos arrancando, tal y como prometí. De seguro había muchos esperando este capítulo, con el kookmin prometido jjjj. En un inicio, también iba a hacerlo solo kookmin, pero mi vena versátil me pudo XD. Na, en realidad me pareció un poco simple y predecible que Jimin simplemente adoptara el rol de pasivo. Él también es un alfa, pide lo que quiere y domina, a pesar de ser un celo atípico. Wey, ¿a quién engaño dando explicaciones aristocráticas? Quería que anudaran al JK, fin del chisme. 🤣🤣🤣

Espero que hayan disfrutado el capítulo, y vayan a lavarse la cara con agua bendita, pecadoras (yo la primera jjjjj). Nos estaremos leyendo mañana. 💜

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

Maratón 1/5.

PD: Sí, escribí cinco capítulos de más de tres mil palabras en una semana jajajaja. Ni yo misma me lo creo.

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