Epílogo

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          Silencio, pasos y un oficial de policía acompañándolo. Jungkook caminaba a paso seguro, con sus confiables Timberland negras, sus jeans azules y su chaqueta de cuero negro sobre su pullover básico. Su destino estaba cada vez más cerca, a medida que avanzaba en el pasillo.

          Había transcurrido un mes desde el incidente y dos semanas desde su alta del hospital. Habían sido momentos difíciles, pero todo estaba regresando a la normalidad poco a poco, a pesar de quedar un largo camino por recorrer en su rehabilitación. Las crestas de sus cicatrices eran palpables cada vez que pasaba las manos por su piel, y su imagen en el espejo era un cruel recordatorio de que estuvo a punto de perderlo todo.

          Lo más difícil fue retomar su rutina en casa. Cada vez que Jimin lo miraba, y el dolor y la culpa se reflejaban en sus ojos, Jeon sentía que algo en su interior se rompía. Jimin caminaba con cuidado a su alrededor, como si fuera a romperlo; incluso el sexo se había vuelto bastante vainilla, sentía el miedo de su pareja a lastimarlo. ¿Alguna vez volvería a mirarlo como antes y retomarían la pasión y aventura que les caracterizaba en la cama? ¿Serían capaces de deshacerse del fantasma de Park Minhyuk? Seguro que sí, sucedería. Pero esas eran heridas que también debían sanar y tomaría algo de tiempo. Solo esperaba que no demasiado.

          El trabajo tendría que esperar un par de meses más. Jackson le había prohibido terminantemente aparecerse en la estación, hasta que no pasaran tres meses de su salida del hospital, en parte preocupado por su completa recuperación, pero también a modo de disculpa por no haber notado lo que estaba sucediendo y permitir que las cosas terminaran así. No era su culpa, pero Wang era ese tipo de alfa.

          Por suerte, Namjoon ya estaba recuperado y se había incorporado. Su trabajo estaba en buenas manos. Estaría un poco sobrecargado, Yoongi ya no estaba para ayudarlo, pero se las arreglaría. Min podría ser excelente en su trabajo, pero se merecía esta experiencia. Jungkook sabía hasta qué punto quería su amigo un bebé, y si había logrado resolver su situación en la estación de manera silenciosa y extraoficial, además de tener un buen alfa a su lado, todo era una victoria.

          —Ya hemos llegado, Jungkook. —La voz del oficial lo sacó de su mente—. Está todo listo, tienes cinco minutos.

          —Gracias. Será más que suficiente. Te debo una, Moonbin.

          —Para eso están los amigos. Invítame a una copa luego y olvidaré que estuviste aquí.

          —Hecho.

          Le abrió la puerta y el detective plasmó una ensayada expresión serena en su rostro. Entró al salón de visitas de la prisión, totalmente vacío, como había previsto, a excepción del oficial en la esquina y de la mesa del centro, donde lo esperaba Jaekyung, usando un traje naranja de recluso, con expresión cautelosa.

          —Buenos días, Joo.

          —¿Qué haces aquí, Jeon? —espetó, su ceño fruncido y postura defensiva—. No me lo creí cuando me dijeron que habías solicitado visita.

          —¿Pensaste que había muerto? Soy más duro que eso.

          —¿A eso vienes? ¿A restregarme tu victoria en la cara? —gruñó.

          —Guárdate tu actuación de chico malo. No me creo nada. —Sacó la silla frente al prisionero y se sentó—. Quería encontrarme contigo porque eres lo único que me falta aclarar. Tengo cosas que hacer, así que seré breve.

          »No es como que justifique tus crímenes, pero sé que lo hiciste por tu omega. El chico lo está pasando mal, pero al menos está vivo. Solo quería decirte que aunque no apruebo tu conducta, la comprendo y no te guardo rencor por lo que me hiciste.

          —No necesito tu perdón, Jeon. Nada de lo que hice tuvo que ver contigo, solo fuiste un daño colateral. Todo siempre fue sobre Dan.

          —Lo sé. —Suspiró y lo miró fijamente a los ojos—. Pero, más allá de todo eso, entre nosotros había reconocimiento y respeto. Sé que no fui el único que lo sintió. Nunca fuimos, ni seremos amigos, pero no somos enemigos. Simplemente, las circunstancias no fueron las mejores.

          Hubo silencio por un momento. Ninguno apartaba la mirada del otro. Fue Jaekyung el primero en volver a tomar la palabra.

          —Tienes razón —aceptó—. En otras circunstancias, tal vez nosotros hubiéramos sido... —No terminó la frase. Era un hombre orgulloso, admitir aquello iba más allá de sí, en ese momento.

          —Sí, lo hubiéramos sido. —Se puso de pie y Joo hizo lo mismo—. Sin embargo, hay algo que sí no podré perdonarte. —Su expresión se tiñó de furia, quitándose la máscara de autocontrol con la que se aseguró de entrar.

          Antes de que Jaekyung pudiera reaccionar, un fuerte puñetazo impactó en su rostro, la fuerza haciéndolo caer al suelo. Alzó la vista, sosteniendo su nariz rota y ensangrentada, hacia un Jeon furibundo, que mantenía su puño apretado en el aire. Miró al oficial que se suponía que debía impedir estos altercados, permanecía en su sitio. Todo tuvo sentido. Esto había sido premeditado.

          —No me importa que me hayas traicionado. Mi error, mi problema —dijo Jungkook, su voz un engañoso mar en calma—. Pero lo que le hiciste a Namjoon, incluso si fue por equivocación, pensando que era yo, no te lo perdonaré. —En un principio, había pensado dejar todo atrás, pues comprendía los motivos de Joo. Sin embargo, cuando supo que también había sido responsable del atentado a Nam, no pudo quedarse quieto.

          —¿Satisfecho? —Joo se tambaleó hasta ponerse de pie. El sangrado no se detenía.

          —Por ahora. —gruñó en advertencia—. Espero no volver a verte. Si lo hago, mi satisfacción podría acabarse.

          La expresión de Jungkook se ensombreció y sus feromonas se liberaron sin control. Jaekyung palideció y expuso su cuello instintivamente. Después de que el Beowulf experimental había entrado en su sistema, Jeon parecía haber terminado siendo más poderoso, si es que eso era posible.

          —¿Es esta tu venganza? Pensé que eras un hombre de ley —logró decir, su voz temblorosa y estrangulada por la reciente demostración de poder inesperada.

          —Tengo un lado salvaje, la venganza forma parte de mi justicia.

          Se dio la vuelta y se fue, agradeciendo al oficial en la entrada, quien le aseguró que las cámaras estaban apagadas y todo terminaría justificado como una caída. A Jungkook no le gustaba usar a sus contactos para este tipo de cosas, no lo hacía, pero esto era algo que había necesitado más de lo que admitiría.

          Ahora podía dirigirse al sitio que tenía previsto inicialmente, todos debían estar esperando.

─━━━⊱✿⊰━━━─

          En una de las esquinas cercanas al ventanal, en la cafetería de Namjoon y Soyeon, Jungkook jugaba con un trago de whisky sin probar desde hace rato. Habían reservado el lugar por todo el día para celebrar su recuperación satisfactoria, así como el cierre oficial y victoria del caso de Beowulf. El lugar era demasiado hermoso como para alojar lo que se convertiría en un grupo de policías ebrios; todo beige, madera y tonos de lavanda, con un ambiente hogareño lleno de flores y plantas ornamentales. Pero eso sería más tarde, cuando los tragos los desinhibieran, por ahora se trataba de disfrutar buena compañía y un ambiente relajado.

          —¿Qué hace el festejado tan solitario? ¿No me digas que extrañas a tu hombre desde tan temprano? —Hoseok se acercó a él, con una sonrisa pícara.

          —Jimin tiene una Compañía que dirigir, no se trata de eso. Solo he estado pensando en algunas cosas. Se siente irreal que todo haya terminado mientras estaba fuera.

          Hobi le puso la mano en el hombro, comprensivo.

          —Entiendo cómo te sientes. Pero sí sabes que todo fue posible gracias a ti, ¿verdad? Cuando todos se rindieron y conformaron, tú seguiste fiel a tus instintos e hipótesis. Es admirable en un detective, muy propio de ti. Todos estamos orgullosos y te respetamos por ser como eres. Haberte tomado un tiempo para sanar no es un sacrilegio. —Le dio un par de palmaditas y comenzó a alejarse—. Celebremos. Lo merecemos.

          Jeon miró alrededor. Todos estaban reunidos, felices, disfrutando con creces el cierre de un ciclo. Listos para enfrentar el siguiente desafío y demostrar su valía.

          Su padre y Akane, su cuidadora beta, habían comenzado una relación romántica. Se había enterado estando hospitalizado, cuando fueron a visitarlo juntos. Jungkook, por un instante, sintió una punzada de dolor en su pecho, creyó que su padre amaría a su papá omega, hasta la muerte. Sin embargo, le hacía demasiado feliz verlo dirigirse a su recuperación y sonriendo otra vez. Además, amar otra vez no significaba enterrar y olvidar los recuerdos de otro gran amor, por la forma de hablar de su padre sobre Eunwo, se notaba  que seguía atesorando cada vivencia.

          Namjoon se había vuelto un esposo más enamorado y sobreprotector, y un padre en extremo cariñoso. Soyeon y la pequeña Moonbyul a veces bromeaban sobre lo pegajoso que se había vuelto, fingiendo enojo, pero el cariño hacia el alfa de la familia estaba impregnado incluso en sus feromonas.

          Seokjin y Hoseok seguían consolidando su relación, y Jiwoo estaba siendo cortejada por el alfa que solía ayudarla durante sus celos. Fue gracioso ver a Hobi a punto de desmayarse, al saber que su hermana dejaría el nido en algún momento; pero en el fondo estaba tranquilo, porque sabía que estaba en buenas manos.

          El giro más inesperado había sido la relación de Taehyung con Yoongi. Pasaron de ser perro y gato, a un par de ositos del cariño. Min se veía feliz, por lo que suponía que todo había ido bien entre ambos, pero seguro fue un hueso duro de roer, Kim debió esforzarse. Min Yoongi era un omega increíble, un hombre maduro e independiente y con mucho amor para ofrecer. Jungkook se alegraba de que su amigo hubiese acabado aceptando todos sus puntos fuertes, en vez de continuar buscando pretextos para alejarse de su felicidad.

          Unas manos rodearon la cintura de Jeon por la espalda, haciéndolo dibujar una sonrisa en sus labios, a la vez que su fragancia favorita impregnaba el aire a su alrededor.

          —¿Por qué un alfa tan guapo está tan solo y en un rincón? —le preguntó su voz favorita.

          —Esperando a mi alfa, al que parece gustarle llegar a hurtadillas. —Se volteó hasta quedar de frente, sin soltarse del agarre, y lo envolvió en un abrazo—. Bienvenido. —Lo besó cariñosamente en los labios y la frente—. ¿Qué tal la oficina?

          —Una pesadilla —suspiró cansado—. Debido al escándalo, las compensaciones y los procesos legales en curso, el precio de las acciones es un desastre y la infraestructura se está tambaleando. Pero no la dejaré caer. Trabajé demasiado para perder lo que gané con tanto sacrificio.

          —¿Has logrado calmar las aguas con los accionistas e inversores? —Jungkook sabía que eso estaba siendo un obstáculo para Jimin.

          —Todo se va solucionando. El plan de negocios que propusimos Tae y yo está dando resultados, así que han tenido que aceptar que es el mejor camino. Siempre hay reticencia a los empleados jóvenes, y más si llegan tan arriba. Parecen apoyarte, pero solo están esperando a que tropieces para pisotearte en el suelo.

          Con la actividad ilícita de Minhyuk comprobada y penalizada por la ley, fue difícil preservar la reputación del Consorcio, así como las acciones. Pero, gracias al esfuerzo titánico de Jimin y el apoyo incondicional de Taehyung, estaban encaminándose a la recuperación con buen ritmo. Ambos estaban ahora en una posición privilegiada, con gran poder y prestigio. El reto había sido el trampolín necesario para impulsar y sostener su recién iniciada carrera en los negocios. Solo había algo que aún no estaba claro.

          —¿Qué hay de tu hermano? —tanteó Jungkook, era un tema incómodo y que no solían tratar.

          Jisung había regresado a Corea con el alboroto, pero no generó un gran cambio. Sin un nuevo testamento, y dadas las circunstancias actuales, era Jimin el heredero oficial de prácticamente todo lo relacionado con los negocios. No iba a dejarlo desamparado, pero no le debía nada a quien ignoró su sufrimiento por años. No era como que su hermano hubiese podido cambiar algo, pero aún así dolía.

          —Si cuando termine sus estudios de economía en el extranjero, está dispuesto a trabajar para mí y ser leal, no tengo problemas con darle un puesto. Pero tendrá que ganarse el mérito para ascender por su cuenta. No doy regalías.

          Las fosas nasales de Jeon se dilataron y sintió un cosquilleo esparcirse por su ingle.

          —¿Te he dicho lo mucho que me excita verte mandón? —Pegó sus cuerpos y acercó sus bocas hasta morder y tirar de su labio inferior.

          —Quizás... Pero tal vez necesito que me lo recuerdes. —Sonrió coqueto y aspiró profundo en un suspiro placentero—. Últimamente, hueles más delicioso de lo normal. ¿Es por la cercanía de tu celo?

          —¿Tanto se siente? Aún faltan un par de semanas, pero después de Beowulf, me cuesta algo de trabajo tener tanto control como antes.

          Jimin se relamió y la lujuria brilló en sus ojos.

          —Muero de ganas por verte perder todo ese control y que me folles contra la pared, como si no hubiera un mañana.

          —No sabes lo que dices, Jimin —resopló Jungkook, tratando de hacer pasar como broma una declaración que lo había tentado más de lo que estaría dispuesto a admitir alguna vez.

          —Te diré lo mismo que me dijiste durante mi celo: soy un alfa, no me voy a romper. Puedes follarme como quieras, tomaré todo lo que me des.

          —Joder...

          Se comieron la boca con el hambre de un náufrago famélico, toqueteándose y marcándose con su olor, olvidando por completo dónde estaban, y que tenían público. Risas y silbidos se escucharon de fondo, junto a un «busquen una habitación, tórtolos».

          Se separaron, jadeantes y con la promesa de terminar lo que empezaron, en cuanto estuvieran en privado.

¡Holiwis! Tres siglos después, aquí está el epílogo prometido. Pido disculpas por mi retraso, pero realmente han sido muchas cosas que escapan a mi control. No deseo hablar de ello, porque son temas que no me sientan bien. Lo resumiré con un: no he estado bien y sigo sin estarlo. Pensé hacer un anuncio y decir que publicaría esto más adelante, pero decidí esforzarme y sacarlo, ustedes se lo merecen.

Mi beta me dio el visto bueno y eso me dio confianza para publicarlo. Tenía mucho miedo de haber hecho algo que no valiera la pena y echara a perder todo el esfuerzo y amor que puse en esta historia. Espero les haya gustado.

Desde el inicio, tenía pensado hacer dos extras después del epílogo; uno para el celo de JK y otro donde explicara más a fondo lo sucedido con el Taegi, pues había quedado pendiente. Ese plan se mantiene, pero sin tener una fecha fija para su realización. Sé que lo haré, de eso no les quepa duda, pero no sé cuándo sea. Si lo desean, pueden guardar este fic en alguna esquinita de su archivo, para que los lean cuando los suba.

¿Qué haré de ahora en adelante, por los próximos meses? No lo sé. Quería terminar Gastrea, que muchos lo han pedido, y retomar Chocolate Words, el amor imperecedero de todos aquí, incluyéndome 😅. Estoy en medio de muchas transformaciones radicales que podrían cambiar mi vida por completo, para bien o para mal. Una vez tenga claro el rumbo, regresaré por aquí.

Después de tomarme un respiro de algunas semanas, estaré escribiendo algunas cosas, pero sin publicarlas por el momento, al menos hasta que estén completas o bien avanzadas. No quiero lidiar con la presión de actualizar cuando no puedo hacerlo. Así que quizás, cuando menos lo esperen y estén a punto de olvidarme, reaparezca (qué dramático sonó esto 🤣🤣🤣).

No sé si leyeron todo esto, pero tenía que decirlo. Siento mucho que la despedida de esta historia tan especial y con la que crecí tanto en la escritura, se haya convertido en esto.

Seleskiere 💜. Espero que volvamos a leernos pronto.

Chao chan 😘

Hasta el próximo fanfic.

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