La noche era oscura, pero aquella niña jugaba sin pensar mucho aquello, sus padres hace ya horas habían salido y ni rastro de que fueran a regresar por ahora, eso le extrañaba, generalmente volvían temprano, quien sabe, tal vez estaban ocupados con el trabajo, no le tomó demasiada importancia y se fue a cenar lo único que le había dejado su madre antes de salir, era pollo con puré de papa, casi nunca lo hacía y eso alegraba a la niña, pues era su comida favorita. Habiendo terminado, fue a lavarse las manos, se miró unos segundos al espejo como reparando como se veía, entonces se le vino a la mente el divertirse con la ropa de su madre, aún cuando está le quedaba grande, pero no le importaba.

Estando en el cuarto de sus padres, miro adentro del closet y encontró justo lo que buscaba, se puso de cuánta ropa podía y se miraba en el espejo de la habitación, riéndose y divirtiéndose, siendo feliz aún sabiendo que sus padres despues la regañaran, pero de momento ellos no estaban, así que a hacer desastres se dijo...

—Oye, Georgina, ¡Georgina! ¿Estás bien? Parece que te dió fuerte ese pedazo de cocaína, ¿Eh? Vamos, párate, que ahorita viene el próximo cliente.—

Inmediatamente la chica se paró y se fue, Georgina, por su parte, estaba todavía retomando el foco, sintió brusco el cambio de ambiente, pasar del cuarto de sus padres a aquella habitación sucia, dónde veias drogas tiradas en cualquier parte y las ratas eran lo más normal que te encontrabas, a duras penas se pudo parar, aquel recuerdo seguía en su cabeza, hacía ya tiempo que dejó de saber de sua padres, fue hace una vida como bien dicen, camino como si fuera un perro en sus último respiros y cuando salió, tubo que cerrar los ojos de inmediato, esas luces de color rosa neón siempre le molestaba después de malviajarse.

Camino entre la multitud a la vez que observaba a sus compañeras hacer sus trabajos, no quería estar en ese lugar pero la renta se tenía que pagar, un hombre claramente borracho se le acercó de una y puso su mano en su trasero sin siquiera pensarlo, *ugh* pensó, odiaba a esa gente, pero mientras estuviera ahí, podría formarse en un problema más grande, cosa que claramente no quería, simplemente le apartó la mano y siguió por su camino, entro en una habitación sin ventanas,un lugar relativamente lujoso, dónde sentado en la cama, estaba la persona a la que tendría que servir por las próximas dos horas, inmediatamente se desnudo, sabiendo lo que venía y sintiendo asco por lo que se había convertido.