Flor no destinada

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Una joven muchacha estaba recogiendo flores en lo que parecía el jardín de un viejo castillo abandonado, le habían dicho que nunca fuera allá, que había un monstruo que era horrible, pero ella era aventurera y quería confirmar que fuera cierto, solo para quedar cautivada por aquellas flores.

En la parte más alta de aquel castillo en decadencia estaba alguien observando a la joven, con un elegante traje y una máscara que le cubría casi toda la cara. Miraba y admiraba a la joven con la inquietud en su corazón, ¿Por qué una joven tan bella estaba en su castillo?, ¿Qué no escucho los rumores?

— ¿Po-por está aquí?

La jóven pronto recogió una flor y se fue, tal parece que volvería pronto, cosa que a él no le gustaba, no quería que lo viera.

————

— ¡Hija, ¿Dónde estabas?! — le gritó un viejo a su hija que recién llegaba, con una flor increíblemente hermosa en sus manos —. ¿Y esa flor? ¿Será que por fin tienes un pretendiente que te interese?

— No, padre, sabes que no tengo interés en casarme, además, estaba cerca del castillo, y no pasó nada malo como me dijiste, no salió un monstruo o parecido.

— Hija... Te dije que no fueras allá, tu no lo viste, pero esa cosa era un demonio en disfraz de humano. Era horrible, por favor, no vuelvas.

— Yo... Ok, padre — era una mentira, claramente iba a volver, debía volver, todo por esas flores.

— Que bien, bueno vamos a comer, debes estar exhausta.

— Si.

Al día siguiente despertó con algo de confusión, no recordaba tener una flor tan bella en su cuarto, hasta los recuerdos le llegaron de golpe.

TOC! TOC!

— Hija, ¿Estás despierta?, El desayuno ya está preparado.

— Si, ya estoy despierta, solo deja y me cambio de ropa.

— Ok, te espero.

————

Otra vez, otra vez aquella chica estaba ahí, en su jardín, tocando las flores que el había criado, quería ahuyentarla, salir y decirle que se fuera y no volviera nunca a sus terrenos. Pero no podía, temía que algo pudiera pasar, ¿Y si veía su cara?, No, nadie debía ver algo tan horrendo.

Fue entonces cuando vio a la chica alejarse de aquel jardín de flores, como si estuviera buscando algo, o mejor dicho a alguien. Poco a poco empezó a moverse hacia otro lado, hacía la puerta de aquel castillo.

Sabiendo que tenía que actuar rápido, empezó a moverse silenciosamente pero con los ojos siempre fijos a aquella puerta.

— ¿Hola?, ¿Hay alguien?— voltea a ver sus alrededores, creyendo que no hay nadie alrededor decidió irse.

Fue entonces cuando el enmascarado se descuido y por error golpeó una lata que allí había.

— ¿Eh? Creo que acabo de escuchar algo... Bueno, probablemente solo haya sigo una rata que se cayó y golpeó alguna cosa —ya con tal pensamiento se relajo y se fue a su casa, esta vez ya definitivamente.

Salió entonces de su escondite, suspiró y miró aquella entrada por la que vino aquella chica, el miedo y la ansiedad por el hecho de que casi lo ven estaba sobre el, respirar le costaba y tenía ganas de vomitar.

Con todo eso se levantó y salió por un momento para tomar aire, fue entonces cuando se dió cuenta que estaba cerca de aquel jardín que había creado.

— ¿Por qué?, ¿Por qué sigue viniendo por estás flores?

Desde aquel día, el enmascarado esperaba a la jóven, cada día su curiosidad aumentaba más, con el tiempo ya se había acostumbrado a que viniera. Un día un pensamiento llegó a su cabeza, quería ver qué hacía con sus flores, necesitaba verlo, para este punto su curiosidad era más grande que su miedo a ser visto.

Poco después de que esa joven agarrara unas de sus flores y se fuera, el decidió seguirle, caminaba suave y lentamente para que no lo pillara, se había vestido diferente, incluso había cambiado la máscara.

Llegó aquella pequeña ciudad que lo había rechazado años atrás por su apariencia, caminó por las calles buscándola, fue entonces cuando allí estaba, vendiendo sus flores.

— ¡Flores, flores, flores! ¡Lleve estás hermosas flores para su pareja!

Miró el precio y solo pudo fruncir el ceño,  era muy barato, lo que ganaba aquella chica por flor o por el buquê de flores era casi nulo, ¿Tan poquito valor tenían sus flores?

Las horas pasaron y la chica tuvo que regresar a casa, para el, la curiosidad por ella había aumentado demasiado, quería saber más de ella, y cuando vio el aspecto del lugar en que vivía comprendió el por qué vendía sus flores a pesar de no ganar casi nada. El estado de aquel lugar era horrible, y viniendo de el era decir mucho.

Se acercó a la puerta para intentar escuchar algo, solo para quedar helado.

— Hija... Ambos sabemos que no me queda mucho tiempo.

— Por favor papá, no digas eso, no lo digas — lo decía rogando, su voz era quebradiza.

— Elena, sabes muy bien que te quiero, te quise con toda mi alma incluso si ese mismo día murió tu madre. Tu no eras culpable de nada, solo pude llorar y seguir adelante, ahora, cuando yo me vaya, solo te pido que hagas lo mismo.

Entonces un llanto leve resonó, y sin poder soportarlo más solo se apartó de la puerta y se fue silenciosamente a su castillo. Estaba angustiado por lo que acaba de oír, pero no por el, sino por ella, fue entonces cuando llegó a una conclusión.

————

Los días habían pasado y la chica seguía viniendo por las flores, conociendo de su dolor sintió un pesar en su pecho, estaba decidido a ayudarla, incluso si no debía, si no era de su incumbencia más allá del robo de flores, pero sentía las ganas de hacerlo, quería hacerlo.

— Cuando veas aquella flor, entonces verás como todo estará bien, entonces todo mejorará y lo que siento en el pecho será liberado.

La chica está vez se veía desanimada, se veía hasta más delgada de lo usual, y eso le preocupaba.

Quería salir, hablarle y decirle que dentro de poco tiempo ya no se tendría que preocupar, pero no podía, solo observaba desde la distancia, ese era su papel.

El tiempo había pasado, por fin, al fin había terminado con su creación, con esta flor aquella chica ya no tendría que preocuparse, se podía vender a un alto precio y la sacaría de su estado, solo quedaba llenar todo su jardín, eso no tardaría mucho.

————

— Padre... No voy a poder aguantar más, perdón.

Miraba aquella cama en la que había visto a su padre aquella vez, la vez que le dió su último consejo.

Entonces se derrumbó al suelo, no había podido comer casi nada durante días, y las flores no le daban un sustento suficiente, las ganas de vivir se habían ido junto a su padre y ahora, ahora estaba sola; deseaba poder salir de su situación, volviéndose rica o que alguien venga a ayudarla, a sacarla de su miseria. Pero no, la vida no era tan justa, la vida no era tan amable.

Un recuerdo pasó por su cabeza, el recuerdo de aquellas flores tan bellas en aquel castillo en ruinas. Sonrió cuando vio que el pétalo de una de ellas cayó a su lado.

— Gracias... Por... Un... Último...

Y ahí murió, sola, pero con una sonrisa en la cara.

————

Espero, espero, y siguió esperando, pero ella nunca llegó, los días se habían convertido en semanas y las semanas se convirtieron en meses. Estaba ansioso, ¿Por qué no venía? ¿Y si le pasó algo?

Nada podía calmarlo, necesitaba respuestas, respuestas de porqué a pesar de intentar ayudarla, de crear una flor que pudiera vender a alto precio y salir de la pobreza, ella no aparecía.

¿Por qué?, ¿Por qué? ¿¡Por qué!? ¿!Por!?,  Necesitaba respuestas, ya no podía conciliar el sueño, y entonces salió, salió camino a aquel pueblo.

Entro y viajo por las casa cercanas a la de aquella chica, fue entonces cuando vió a un joven cerca, parecía que era de una edad similar.

— Eh, señorita.

— Si señor, ¿Que necesita?

— Yo quiero preguntar sobre alguien, ¿Puedo saber que pasó con la joven que vivía por aquí y vendía flores?

— Oh —bajó la cabeza levemente mientras hacía una mueca— hablas de Elena, ella... Ella murió hace unos 2 meses, murió de sed y hambre, y que perdiera a su padre solo empeoró su condicion.

— Oh... Ya veo, lo lamento, yo... Yo me retiro.

— Si, adiós.

La jóven se despidió sin más del señor, sabía que su estado de ánimo no era el mejor y no quería empeorarlo.

El, por otro lado, estaba triste, las ganas de llorar lo abrumaron junto al dolor y no sabía por qué. Solo sentía remordimiento, si se hubiera acercado tal vez hubiera podido evitar su muerte, si le hubiera hablado, tal vez todo hubiera ido mejor ¿Cierto? ¿Verdad que sí?, Poco a poco se ahogaba en la pena y el sufrimiento.

Sin darse cuenta había llegado al castillo, fue entonces cuando encontró una de las flores que había creado para aquella chica.

Las lágrimas no paraba de salir, estaba llorando como un niño después de rasparse mientras sostenía aquella flor, la flor por la que tanto se esforzó.

Pero el tiempo sigue, y con el dolor de su alma tuvo que seguir adelante, seguía vivo, recordando cada día a aquella joven muchacha que pudo tal vez salvar de su cruel destino. Cuidaba aquellas flores que hizo para ella como una penitencia, algo que tendría que hacer por el resto de su vida.

Y entonces, un pétalo cayó.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro