— Oh vamos, deja de llorar por ese tonto príncipe Ro— Juleka estaba que hervía de la ira, odiaba ver a su mejor amiga y enamorada de esa forma, triste, devastada, deprimida.

Esa no era su Rose, no era su pequeña rubia de ojos azules y adorable personalidad. Casi nunca la había visto de esa manera, por que ella no era una persona de las cuales se viven sufriendo a diferencia ella era de las personas más positivas y alegres que había visto en toda su vida.

— ¿No soy lo suficiente buena?— su voz se escuchaba entrecortada, demostrando cuánto le afectaba toda esta situación.— ¿Acaso debería cambiar?

Juleka rápidamente la tomo de los hombros e hizo que le mirara fijamente en sus ojos carmesí. Esto la estaba volviendo loca, ¿cambiar? No la dejaría.

— Rose, date cuenta de lo que estás diciendo— sus manos viajaron a sus mejillas las cuales estaban húmedas por las lágrimas, y para Juleka era doloroso sentirlo.

— Pero él era el indicado, no puedo dejarlo ir tan fácil— quiso bajar la mirada pero la chica de tez blanca no le dejo.— ¿Qué si no le gusta mi perfume? Será eso por qué me dejo...

Juleka quizo reír, por qué aunque su mejor amiga estuviera triste nunca podría dejar de ser la persona que era, una chica tierna de ojos soñadores.

— Tu fragancia es deliciosa...

— ¿Lo crees?

— Es una fragancia encantadora que solo sirve con chicos lindos e inteligentes— le animó.

— Pero Ali era muy lindo.

— Si, pero no inteligente, tal vez por eso la fragancia no sirvió del todo— el comentario hizo sonreír a Rose lo cual alegro bastante a Juleka.

— Eres la mejor amiga del mundo, ¿lo sabes no?— su sonrisa era sincera, tanto como el beso que le dio en la mejilla.

Juleka soltó un suspiro, a veces sentía que su corazón podría romperse en mil pedazos si seguía reteniendo sus sentimientos.

— Lo sé— sonrió egocéntricamente sacándole una diminuta risa a su amiga.

— Vamos por unos helados, hoy no quiero hacer nada práctico— Rose se encogió de hombros a lo cual ella asintió.

En el camino, fueron juntas de la mano. Era una costumbre de la pequeña Rose tomar su mano ya que ella se sentía más protegida, sentía que tenía un buen lugar para estar siempre y su nombre era Juleka.

Rose nunca lo había pensando, pero al darse cuenta de las cosas, Juleka era muy hermosa y su verdadera persona ideal. Era el miedo de arruinar todo entre las dos, además que no quería teñirme igual de mal que como con Ali.

— ¡Hola Nathaniel!— las dos saludaron a su buen amigos quien estaba sentado en una de las mesas del local mientras dibujaba en su boceto.

El pelirrojo les sonrió, miro las manos de ambas y sonrío más grande. Casi todos sabían del enamoramiento de Juleka hacia Rose por qué no era nada discreta en ocultarlo.

Una vez había escuchado a Juleka sumamente nerviosa hablando sola como si se estuviera dando apoyo a sí misma, no lo veía extraño por qué también hablaba solo cuando lo necesitaba.

"— Vamos, sólo es una chica, solo es Rose... Si, claro, una chica cualquiera no lo es. ¡maldita sea, Rose! ¿Por qué tienes que ser tan linda y maravillosa? Dios mío, me gusta Rose, ¡me gusta!"

Desde ese día siempre molestaba a Juleka la cual sonreía nerviosa y se ponía roja hasta las orejas. Nathaniel no siempre era el tomate de la clase.

— ¿Qué hacen por aquí?— Nathaniel les pregunto cuando las chicas se sentaron junto a él.

— Rose quería un helado.

— Estoy en mi momento depresivo— Rose soltó un suspiro y reposo su cabeza en el hombro de su mejor amiga.

Juleka sintió el tacto de la pequeña y su corazón comenzó a acelerarse, sentía su calidez.

— ¿Es por Ali?— Nathaniel a veces no era nada discreto, algo que había aprendido de su novia Chloe.

— No- si, para que te miento— resopló cerrando los ojos.

— Rose, deberías abrir los ojos y ver a la persona que verdaderamente te quiere, por qué hay una persona especial que siempre ha estado para ti— aconsejo, haciendo que esta abriera los ojos y lo escuchara atentamente.

Juleka tenía ganas de asesinarlo ahora mismo, no necesitaba ayuda, bueno, si la necesitaba pero no era el momento adecuado. Rose acaba de salir de una relación y ella quería tomar las cosas con calma.

En ese momento llego Chloe al local con una sonrisa en su rostro. Podía decirse que desde que había comenzando a sentir sentimientos hacia Nathaniel sus malos humores y hábitos cambiaron a algo mejor, por qué el pelirrojo estuvo todo el tiempo a su lado.

— Hola Nath— la rubia de coleta le dio un pequeño beso a su novio quien le sonrió de la misma manera.

Rose los miro tiernamente, ella nunca odio verdaderamente a Chloe, ni aunque le hubiera roto la carta en su cara. Ella era una de las personas que sentía el dolor de la Bourgeois a larga distancia. Estaba contenta de que ella tenía alguien como Nathaniel.

Le sorprendía el hecho de que comenzaron a ser amigos y después subieron de nivel.

¿Ella encontraría a alguien así algún día? Pero, ¿qué tal si esa persona ya estaba en su vida? Volteo a ver s Juleka y está captó su mirada. Sonrió, dándole un beso en el cabello lo cual hizo que las mejillas de la rubia se coloraran.

— Chloe, te ves muy feliz— Juleka sonrió a lo que era su amiga. La rubia se había hecho cercana de casi todo el salón.

— Es que estoy con Nath— le guiñó un ojo a su novio el cual sonrió tiernamente.

No era envidia de la mala lo que tenía Rose, adoraba la pareja que hacían por qué tenían un balance perfecto. Negativo y positivo, tímido y salvaje, eran opuestos que se atraían.

— Chicos, ¿soy un positivo?— de la nada salió esa pregunta lo cual hizo que los tres voltearan a verle confundidos. Rose se dio cuenta de su error y empezó a reír nerviosamente.— lo siento, cosas mías.

— Creo que se a que te refieres— sonrió con los labios para después proceder a hablar.— Mira, Nath es un positivo y yo soy un negativo, somos una atracción fuerte. Así funcionamos.

— Balance...— Juleka hablo por fin entendiendo el tema. Nathaniel estaba más que confundido.— Nathaniel, es algo muy simple— rodo los ojos ríendo.

— ¿Cosas de chicas?— hablo como si fuera pregunta. Rose rió.

— El balance entre las parejas, no todas la tienen pero la mayoría sí.

— ¿Algo como Marinette y Adrien?

— No, no tontito— Chloe sonrió.— Un balance sería como Chat Noir y Marinette, ¿entiendes?

Pareció como si un foco se prendiera en la cabeza del pelirrojo.

—¡Oh, ya, como tú y yo!

El día se pasó en eso, los cuatro hablaron sobre algunas cosas de la escuela, pasatiempos o como la carrera de Chloe subía cada vez más y que Nathaniel esperaba una solicitud de Bellas Artes.

La pareja se despidió de las dos amigas y siguieron su camino al lado contrario de las chicas.

— ¿No te parece lindo? Quien diría que terminarían juntos...— Juleka asintió dándole la razón.

Siguieron caminando y la de ojos carmesí tomo su mano lo cual hizo que Rose sonriera inconscientemente.

— ¿Crees que si debería cambiar mi perfume?— ladeó la cabeza pensándolo. Juleka sonrió.

— ¿Por qué? va contigo.

Rose le miro confundía sin entender las palabras de la chica. Juleka tomó sus manos y beso cada una lo cual hizo que la rubia abriera los ojos para después mirarla fijamente.

— Es una fragancia encantadora como tú, tan dulce, suave y deliciosa.

Las palabras pasaban por la mente de Rose dando mil vueltas mareándola de una forma han especial, como si esas palabras existirían para siempre en su corazón y sería así.

— Juleka yo-

— Me gustas.

Rose sintió como si su corazón se parara por unos instantes.

— Jule-

— ¿Y cómo no? Eres muy hermosa, Ro. Sé que no sientes lo mismo por mí pero está bien, seguiré a tu lado-

— ¡Cállate Juleka!— grito de repente haciendo que las dos quedarán en silencio.— Dejame hablar a mi, por favor.

Juleka asintió.

— Tu también me gustas, no sé cómo empezó todo y cuando pero me di cuenta que eres mi balance perfecto.

— ¿Saldrías conmigo, Rose?

— ¿Perfume de vanilla o flores?— la rubia bromeó sacándole una sonrisa a la chica alta.

Verdaderamente no le imperaba que perfume llevará, todas sus fragancias eran encantadoras.

Y sabía que funcionaría con ella, por qué era linda y inteligente, Rose siempre se lo recordó.

-

Esta es una de mis parejas favoritas, son tan lindas 💗