➳Capítulo Final II: Forcer un au revoir

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

📌Capítulo largo (es el final nmms), así que tomen sus palomitas, un juguito y léanlo cuando tengan tiempo

¡Disfruten de la lectura!

NamJoon 

La voz de mi asistente sonaba insegura al otro lado del teléfono mientras me explicaba lo que habían hablado en la última de las reuniones mientras yo intentaba comunicarme con mi padre, quién se había tomado la tarea de no contestar el teléfono hasta que había estado por la décima llamada. 

—Hope World la abrirá, entonces— confirmé, mirando los números brillantes del elevador mientras dictaba en qué piso me encontraba—. Nos conviene, así el papeleo es más fácil.

—Es lo que dijo Hyun— suspiró al otro lado—. ¿Cómo vas con tu padre? 

El número se detuvo en el doce.

—Esperemos que bien. Estoy en la puerta del penthouse.

—Okay, okay— tomó una bocanada de aire al otro lado y yo contuve la respiración—. NamJoon, si pasa-

—Estará bien, Jin. No te preocupes por ello más de la cuenta. 

—Es... imposible no hacerlo, lo siento.

Las puertas metálicas se abrieron y coloqué un pie fuera.

—Naturalmente, ¿pero olvidas todo lo que ya superamos hasta ahora?— intenté tranquilizar aunque por dentro estuviera peor. Solamente no quería estresarlo más aún sabiendo lo mucho que ya lo estaba luego del episodio de esa mañana—Solo es mi padre. 

—El jefazo multimillonario que podría desaparecer mi cadáver de la faz de la tierra, claro. 

—¿Siempre eres tan dramático, mi amor?— solté una risita, saliendo del elevador para colocar el código en el penthouse—Yo también soy multimillonario y jefe. 

—¿Puedes desaparecer un cuerpo? ¿No? Eso pensé— volvió a suspirar—. Ya, solo... buena suerte. Avísame cualquier cosa. 

—Lo prometo. Adiós, Jinnie.

Ambos cortamos la llamada y guardé mi teléfono en el bolsillo interno de mi traje, para luego arreglarme los lentes de sol y entrar al amplio espacio de aquella residencia. 

Como esperaba, estaba tan vacío como la última vez que la visité, y como mis músculos ya estaban acostumbrados, me dirigí directamente al ala donde se hallaba la puerta que daba a la terraza. 

La brisa estaba templada pero bastante intensa considerando lo alto que estábamos, y más de uno de los adornos de metal emitían sus distintivos sonidos a medida que me acercaba a la mesa donde estaba mi padre sentado, bebiéndose un martini, probablemente, o lo que sea que se tomaran los viejos ricos a las diez de la mañana. 

—Papá.

Llamé por encima de la brisa, y él se giró hacia mí.

—NamJoon-ah, te tardaste un poco. 

—El tráfico.

—Por supuesto, ven, siéntate. 

Me contuve de negarlo, y abrí la silla para colocarme justo en frente de él y ver que lo que estaba tomando en realidad era una botella de vino blanco.

Iu.

Él continuó bebiendo de su copa y yo no esperé a que lo terminara para hablarle.

—Papá- 

—Sh, NamJoon-ah, ¿escuchas?— bajó su copa y levantó un dedo, mirando hacia el costado.

Fruncí el ceño, intentando descifrar a lo que se refería.

—¿La contaminación sonora? 

—Los carillones de viento. Los compré hace unas semanas. El sujeto que me los vendió era un chamán; me dijo que si los escuchaba en un momento decisivo, los espíritus me guiarían. 

Lo miré serio, incrédulo.

—¿Te los vendió todos?

—Sí.

—¿Por cuánto?

—Por lo que valían. Son de metal sagrado directo de Kathmandú.

—Papá, te estafaron— me incliné y agarré uno de los que estaban más cerca—. ¡Este tiene la etiqueta de Walmart aún! 

—No seas necio, Na- Déjame ver eso— se colocó los lentes para lectura y entornó los ojos—... Creí que la «W» era una «M». 

Solté el carillón y me masajeé las sienes. Empezaba a creer que lo había sobreestimado demasiado desde un principio. 

—Esa perspicacia la tenía NamHee, ya te lo digo.

—Ugh, ¿podemos no hacer esto? 

—¿El qué?

—Traer a mamá a colación para confirmar solamente que no tenemos ninguna relación entre los dos más que ella.

Él se sirvió otra copa del vino.

—¿Así es como lo ves? 

—Total-

—¿Entonces por qué insististe en venir a aclarar las cosas conmigo, hijo? 

Ahí estaba. 

—Que quede claro que no lo hago por ti. Lo hago por Jin. 

—Oh, por supuesto— sonrió levemente—. El amor joven es poderoso. Ilumíname. 

Tomé una bocanada de aire, entornando los ojos ante su inesperada tranquilidad y cinismo.

—Lo estás tomando sorprendentemente... bien. 

Él enarcó una ceja, desviando la vista hacia el paisaje de la metrópolis.

—No soy una máquina, NamJoon-ah. Entiendo que lo hayan querido ocultar hasta este punto, aunque me hiere un poco que no hayan confiado en mí lo suficiente.

Aunque mi corazón quisiera sentirse bienvenido por primera vez por este hombre y me dijera que lo había juzgado ya duramente en el pasado, no podía sentirme aliviado del todo. 

No sabía si el hecho de que lo estuviera tomando todo tan bien era lo que encendía mi sistema de lucha o huida, o era porque de verdad me esperaba que mínimo me desheredara al saberlo.

Aún así, él se veía... normal.

—Creo que no tengo que explicarte el porqué no podíamos revelarlo. Por qué yo no podía revelártelo.

—¿Tenías miedo de que los juzgara?

Me relamí los labios, recordando las veces en mi juventud en la que podría habérselo dicho. Todas las veces en las que deseé poder decirle que probablemente nunca traería una chica a casa, pero me había acobardado por no saber mejor. 

Porque dentro de todo... seguía siendo mi padre, y esa profunda parte de mí no quería decepcionarlo.

—... Quería protegernos. Ya sabes lo que sucedería... si las personas se enteraran. 

Él frunció el ceño. 

—Supongo que puedo ver el punto, pero, hijo, ¿no crees que lo estás exagerando un poco? 

Fue mi turno de ladear la cabeza, confundido y rabiado.

—¿Exagerando? Papá, la gente es cruel. La sociedad también, ¡peor es la nuestra! 

—Claro, hoy en día las apariencias juegan mucho y más aún sobre las mujeres... 

Parpadeé aún más confundido por lo que estaba diciendo.

—El estigma está en todas partes, ¿no lo ves? Pero ese tampoco es el punto. 

—¿Cual es el punto? 

—Lo que quiero decir es que la gente no tomaría bien que Jin y yo saliéramos...—

—No veo por-

—... porque los dos somos hombres y sabes los prejuicios que tiene la gente.

Un breve silencio cayó sobre nosotros cuando lo dije, pero no tuve tiempo de pensar nada sobre él porque mi atención se la llevó la cara pálida y desencajada de mi padre.

Honestamente, creí que esta vez moriría de verdad.

—¿Qué... dijiste? 

—Soy gay, papá. ¿Que creís...— entonces caí en cuenta de la razón por la que lo había tomado tan bien—... Ay, no. 

—¿¡Eres gay!?— soltó una exclamación tan aireada que apenas la entendí, y se quitó los lentes como si no fuera a ver la verdad de esa forma.

—¿De qué creíste que estaba hablando? 

—¡Creí que la señorita Kim estaba pelona y le daba vergüenza! 

Me cubrí el rostro con ambas manos, deseando ser tan valiente para saltar del balcón en este mismo momento. O lanzarlo a él. Pero temía que con ello me traerían cargos legales.

—Esto no está pasando. 

—¿¡Jin es un hombre!? Dios, no- ¿¡Es hombre!? ¿Es hombre?— repitió, como asimilándolo—... ¿Sales con un hombre?

—Eso es lo que significa ser gay— pasé de estrujarme la frente a querer perforarme las sienes. 

—Pero ¿cómo? ¿Por qué? ¿Todo este tiempo...?

—La señorita Kim nunca existió— confirmé—. Todo fue una farsa para poder contratar a Jin. 

La situación se sintió tan surrealista que miré la hora solo para comprobar que no estaba soñando. Mi padre seguía batallando con las revelaciones. 

—No lo comprendo, ¿por qué-

—Por tus estúpidas imposiciones sobre tener una esposa y tener una asistente. ¿Sabes qué? No voy a hablar sobre esto, papá. No vine a negociar tu comprensión. Solo necesito que esto no salga de entre nosotros todavía o nos comerán vivos. 

Él se recostó contra su silla, mirando alrededor como desorientado y yo esperé pacientemente a que digiriera mis palabras. 

—NamJoon-ah, esto...— se pasó una mano por el pelo—. Déjame ver si lo sigo.

Suspiré, deseando que de verdad de repente despertara de lo que parecía ser un mal sueño. 

—Okay.

—¿Estás diciéndome que en lugar de haberme dicho que querías contratar a un hombre como asistente, lo vestiste de mujer, lo presentaste al mundo como una, engañaste a toda una organización textil con ello y te enamoraste de él? 

Me sentía tremenda, irremediable y estúpidamente... estúpido, para variar.

—Bingo. 

Los carillones sonaron con más fuerza, trayendo consigo el sonido de un avión en la distancia.

—¿Quién más sabía de ello? 

—JiMin, YoonGi y Dawon-

—¿¡Dawon!? No, esto...— abrió su traje y sacó un unas pastillas junto con sus llaves—... Me advirtieron que el Alzheimer puede hacerme ver cosas. 

Fruncí el ceño y me apresuré a detener su mano.

—Papá, esto es real. ¿Cuándo te diagnosticaron Alzheimer?

Confisqué los medicamentos mientras lo preguntaba, inseguro.

—Hace unos días. Es leve, pero está ahí— chasqueó la lengua—. Esto es una locura, NamJoon-ah. Yo... ¿Algo más que deba saber? 

Me mordisqueé los labios, cada vez más ansioso.

—SungHo y mi exasistente están planeando boicotearnos la KFW para que no entremos a la Unión y KimCo pierda su lugar como empresa líder. 

Él me observó serio y yo le devolví la mirada de la misma forma. 

Ambos nos escudriñamos unos segundos sin decir nada, esperando la reacción del otro.

Ninguno se movió un ápice. 

Hasta que los dos coincidimos en lo mismo: una pequeña y vigorosa carcajada salió de nuestros labios antes de volverse risas enteras. 

No sabía por qué reía él, y creo que tampoco sabía por qué reía yo, pero solo sabía que de pronto todo se sentía ridículo. 

—Vamos a perder la empresa si no hacemos algo, ¿no?

Continuó riéndose en medio de la frase, limpiándose las lágrimas que le saltaron en los ojos.

Yo me carcajeé también, asintiendo.

—Completita. Probablemente me... ¡me lleven a la cárcel por fraude! 

—¡A mí por cómplice!

—Hablando de cómplices...— otro ataque de risa sobrevino a mis palabras—... También hice un trato con SungHo para renunciar a ser CEO. 

—¡Renunciar a ser CEO!— se dobló hacia adelante, palmeándose la rodilla—¡Renunciemos todos y vayamos a vivir al campo! Te diría que llevaras a tu hijo, pero ¡no existe! 

—No ofendas a NamJunior, que ya hasta seguro médico tenía. 

—¡NamJunior!— su risa seguía sin aminorar. 

—Creo... Creo que tendremos que inventar algo creíble para salvarnos. 

—Ya lo creo... Uf, Dios— se aclaró la garganta, con el rostro rojo y el rastro de la risa todavía en su voz—. Hace mucho no reía así.

Me arreglé el cuello de la camisa con una mano, coincidiendo.

—¿Entonces contamos contigo?

Él, todavía cubriéndose el rostro con una mano, asintió.

—Sería idiota si te diera la espalda con todo lo que está en juego. 

—Claro-

—Pero una cosa— soltó otra risita—. Ese Jin es un chico hermoso. Me tragué la mentira completamente, fue muy convincente. A excepción de esa vez en la mañana cuando fui al baño, y vi a la señorita Kim afeitándose la mandíbula por accidente. Pensé que era un nuevo método de belleza. 

Solté una risita queda, con el corazón empezando a sentirse liviano.

—Sí, él... es increíble— suspiré—. No lo merezco. 

—No pienses eso, NamJoon-ah. Definitivamente lo mereces más que ese... uh, por eso despediste a tu exasistente, ¿no es así? Ustedes dos... ¿estuvieron juntos?

Alcé ambas cejas, sorprendido.

—¿Cómo-

—Vi las señales, pero no quise asumir nada— su sonrisa decayó un poco—... Él te lastimó, ¿verdad?

No pude responder, los recuerdos eran demasiados, nubosos y vagos, pero por sobre todo, dolorosos. 

Él lo entendió.

—Lo siento, hijo. Por no haber estado cuando me necesitabas. 

Sacudí la cabeza.

—No sé si pueda perdonarte aún— me aclaré la garganta—. Pero gracias por no ser lo que creí que serías cuando te lo dijera. Gracias por... aceptarnos, aunque todo sea un caos ahora.

—No agradezcas eso. Siempre serás mi hijo, no importa qué— me ofreció una última sonrisa, antes de servirse lo que quedaba de vino—. ¿Tenemos una semana para salvar la compañía, entonces? 


Bajé del auto unas horas después, encontrándome con una oleada de reporteros y fotógrafos abalanzándose sobre el auto al darse cuenta de que se trataba de mí en la entrada de la primera pasarela del desfile, el Museo Nacional de Seúl. Todas las inmediaciones estaban decoradas de tal modo a que la ambientación realmente te hiciera olvidar de que se trataba de aquel edificio y se tornara en algo más extravagante y refinado, comenzando por las luces que aparentaban flotantes, los drones de colores y el lugar donde debían desfilar los modelos.

Bajé sobre la alfombra de color azul estirada en el suelo, sonriendo para las fotos protocolares e ignorando a aquellos que me lanzaban sus preguntas para nada discretas. Cuando decidí que era suficiente, me apresuré a llegar al lado de mi asistente, quién se encontraba también sonriendo a las cámaras en la sección donde le había dicho que me esperara para entrar juntos. 

Se veía extremadamente incómodo, lo que atribuí a la atención de los medios. Él no me dirigió la mirada al llegar, sino que se dedicó a seguir saludando con pequeñas reverencias a los presentes.

—Llegas tarde, he estado aquí tanto que ya no puedo ver nada— dijo entre dientes, parpadeando por los flashes apuntados hacia nosotros. Me contuve de agarrarle la cintura, solo porque probablemente no le gustaría que lo hiciera en frente de tantas personas. 

—Los retuviste bien— repliqué, tampoco cambiando mi expresión para saludar—. Papá está de nuestro lado. 

—Ya me lo- ¿¡Espera, sí!?— chilló antes de darse cuenta, y se cubrió los labios con los dedos, fingiendo timidez—Necesito contexto. 

—Te lo doy enseguida— le di un empujoncito hacia donde terminaba la alfombra al fin y poder ir a nuestros asientos—¿El señor Im?

—Está adentro ya, tiene que dar el discurso de apertura en unos minutos— los últimos flashes de las cámaras resonaron en mis oídos y ojos antes de ser cubiertos por las mamparas con detalles tradicionales que colocaron por todo el patio. 

Jin soltó un suspiro y se aferró a mi brazo, maldiciendo. Solté una risita, dejando que apoyara todo su peso en mí para adentrarnos al otro gentío que yacía esperando a ver el espectáculo. 

Los guardias custodiando los asientos VIP nos dejaron pasar al vernos de inmediato, por lo que nos acomodamos sin mucho drama lo más cerca posible de la pasarela. 

Me distraje un momento saludando a las personas que conocía, hasta que sentí el agarre de Jin hacerse peor en mi antebrazo.

—Por favor, dime que el que está atrás no es Lee MinHo. 

Giré mi cabeza ligeramente aunque ya sabía que se trataba de él.

—El de atrás definitivamente no es Lee MinHo.

Apretó los labios, en una expresión que me pareció de dolor.

—Es él, oh, Dios— sacudió la cabeza—. Estamos rodeados de celebridades, NamJoon. 

Me encogí de hombros.

—Técnicamente también lo somos nosotros. 

Eso hizo que respirara más rápido, y se abanicó con una mano.

—Ya, háblame de tu padre antes de que me dé un patatús, por favor.

Pasé una mano por su espalda, acariciándolo.

—Lo tomó mejor de lo que esperaba. 

—¿Se molestó?

—Nah, estuvo algo confundido nada más. Las buenas noticias son que nos ayudará con lo de SungHo, de hecho, tenía que asegurarse de que ninguno pudiera entrar al desfile. La mala noticia es que tiene Alzheimer.

—Oh, eso... es una pena. Pero me alegra que no le haya pasado nada al, ya sabes, enterarse de eso

—Yo también— suspiré—. Agradezco que todo está saliendo bien.

—Creo que no es hora de cantar victoria todavía, igualmente— resopló, ladeando la cabeza ligeramente hacia mi hombro—. Aún queda una semana hasta que todo esto termine. 

—Claro, Jinnie— repliqué, subiendo la mano hasta su nuca para acercarme a su oído—. Una semana para que nos libremos de esto y los lleve a JungKook y a ti de viaje. Lejos. 

Él soltó una risita breve, siendo cortada por una expresión de preocupación y sus manos buscando en su uniforme.

—¿Qué pasa? 

—JungKook y TaeHyung ¿No te dijeron nada? Demonios, ya son las ocho, ¿habrán vuelto ya? 

Recordé entonces la cita de esos dos, y sacudí la cabeza.

—Puedo llamar a Mark si quieres.

—Está bien, intentaré con uno de ellos primero— procedió entonces a marcar un número y lo colocó contra su oreja. 

Esperó unos segundos y luego la despegó para mirar la pantalla con el ceño fruncido.

—No hay servicio aquí— se levantó, elevando su teléfono hacia el cielo—Oh, ahí. Que telefonía basura, la señal se hace más fuerte cuando la llevo hacia... ¿Sabes qué? Guárdame el lugar, iré a subirme en el techo de alguna casa. 

Con eso, se alejó de su asiento todavía sosteniendo su teléfono en alto y yo solo pude reír ante sus ocurrencias, manteniendo el ojo en el número de Mark por cualquier eventualidad. 

Minutos pasaron sin el regreso de mi asistente, por mucho que observara el lugar por donde se había ido hasta que algunos invitados se hubieran dado cuenta de mi insistencia. 

Le resté importancia diciéndome que solo estaba siendo ansioso, y que Jin me llamaría si algo ocurriese con él o con JungKook. Fue así que llegó la hora de inicio del show, y las luces lentamente fueron cambiando para fijarse en el escenario/pasarela, en la figura del señor Im, quién vestía un traje gris pulcro, aquel broche de rubí brillando más que cualquier otra gema que cargara.

Traía un micrófono en la corbata, y en sus manos cargaba unas tarjetitas de ayuda memoria, supuse. 

El salón entero se sumió en silencios, a excepción de los ocasionales crujidos de las cámaras. 

Miré por última vez hacia la multitud a mi lado, suspirando al no ver a Jin. 

Ha sido un año complicado— empezó el hombre, su voz áspera por los años que se cargaba—, contundente, pero por sobre todo... catártico. La Korean Fashion Week ha representado tantas cosas para cada una de las personas involucradas en ella que es imposible definirla de una sola manera. Lo reconozco, por eso muchas agencias bajo el ala de la Unión la han catalogado como eso, una unión de varios elementos y se han ganado nuestro reconocimiento con ello.

Crucé mis piernas, intentando calmar mis nervios de alguna forma. 

La moda es un conjunto de varias cosas. Los más grandes diseñadores y aquellos emergentes apuestan su carrera por lograr una armonía entre todas estas cosas, buscan lo estético en lo más caótico, la belleza en lo que obviamente no es bonito. Son como parejas primerizas, no se los culpa. 

>>Y de entre todo este desastre, lo logran. Sin embargo, nunca ven que ¿no es eso exactamente la definición del ser? Una personalidad, un alma. Una identidad. Esa es la respuesta, la moda puede definirse como una sola cosa, y esa es la identidad. 
Somos un caos convertido en arte, y a eso le llamamos por nuestro nombre, ¿no es así? 

—Uf, permiso, lo siento— oí el murmullo de una voz contigua, acercándose entre las celebridades cercanas a mí—. Lo siento, me encantó Parasite, permiso. Llegué. 

Miré a mi asistente, soltando un suspiro de alivio y agarrándole de la mano una vez que se sentó. 

—¿Qué pasó?— le susurré.

—Fueron al cine y ahora están en Lotte World. Demonios, ya empezó.

Resopló y miró al señor Im en el escenario.

—Creí que había pasado algo.

Juré que vi vacilación en su postura.

—Tardé un poco en conseguir servicio, es todo. 

—¿Seg-

—... En especial, un aspirante muy prometedor nos ha dado esta visión incluso cuando la Unión decidió verlo de otra manera. Una idea enciende una chispa que es imposible de contener. Y los directivos de este futuro miembro de la Unión deben estar conscientes de ello. 

—No está hablando de nosotros, ¿no?

Me susurró él mientras yo entornaba los ojos. 

Por eso, aquí y ahora, en la inauguración del producto de esa chispa, me gustaria darle la bienvenida a nuestro nuevo miembro honorario. Por favor... ¡un aplauso para Kim Company, el que ha hecho posible la KFW de este año!

—Oh, Dios, NamJoon.

Jin me apretó una pierna tan fuerte que solté un siseo aunque toda mi atención estuviera acaparada por la ola de aplausos y la sonrisa del señor Im.

Boquiabierto, miré a mi asistente igual de sorprendido sin poder conjurar otra frase más elocuente.

—Carajo.

Nuestros teléfonos explotaron con llamadas y mensajes hasta que ninguno podía oír su timbre sin querer lanzar el aparato debajo del vehículo más cercano. 

De la noche a la mañana, volvimos a estar en boca y en la mira de todos. Mi asistente, mi padre y yo habíamos subido aún más en el pedestal de los directivos más populares de todo el país, y ya no fue suficiente con solo ignorar a aquellos que buscaban un pedazo de nosotros. 

Fuimos de reunión en reunión, entrevista a entrevista, pasarela a pasarela. Pasamos de ser relativamente aclamados a ser el tema más candente del momento. 

No había persona del medio que no supiera de nosotros y se tornó imposible siquiera aparecer en la empresa sin una parvada de paparazzis esperando que llegáramos o saliéramos. Jin no pudo despegarse de su papel de la señorita Kim casi en lo absoluto, y aunque me preocupó aquello en su momento, él aseguró que estaba bien. 

Al principio se sintió extraño e incluso descabellado, puesto que ni siquiera yo había podido predecir que el señor Im haría algo como eso, o que lo anunciaría tan repentinamente. Había sentimientos conflictivos en mi interior que rápidamente se apaciguaron con todo el revuelo que resultó ser denominados como «la nueva pareja más poderosa de la industria de la moda» (y tenía sospechas de que Mila había estado detrás de ello). 

Sinceramente, no sería lo mismo si Jin no estuviera recibiendo la atención que estaba recibiendo con todo el asunto. Me consideraba culpable, debía admitirlo, de disfrutar un poco demasiado de ver a mi asistente ser agasajado de aquella forma. 

De verlo tan emocionado durante las cenas y maravillado con las muestras exclusivas de ropa. De ser tomado en cuenta como co-autor de la línea nueva «Paessyon» de Lee Hyun, que sería lanzada el último día de la KFW, y de hablar con otros diseñadores en los eventos de la élite de la moda.

Estaba teniendo lo que merecía, y yo no podía estar más que feliz por ello.

Fue así que el señor Im nos dio la bienvenida burocráticamente el jueves en la sede de la Unión y oficialmente tuvimos el documento que nos avalaba como miembro de esta. 

Esa misma noche, JiMin no pudo contener su emoción y nos invitó a una cena en un restaurante, alegando que había mucho por lo que celebrar y asegurando que solo seríamos nosotros. No pude confirmar a quiénes se refería con «nosotros», pero pude hacerme una idea cuando le indicó a Jin que no se vistiera como la señorita Kim y que él lo tenía todo controlado.

Sabía que Jin intentaba seguir ocultando que ya estaba exhausto de actuar como ella, y me alivió el saber que JiMin se había preocupado por ello también a pesar de que este primero hubiera dudado de hacerle caso o no. 

Al final se rindió y yo no pude quitar mi vista de él en toda la noche por ese estilo suyo que le quedaba tan exquisitamente bien. 

—¿Acaso es etiqueta de ricos rentar un restaurante entero por cada cena? 

Solté una risa al escucharlo de pronto a mi lado, viendo a JiMin saludarlo desde la mesa en medio del local, señalándose como si el lugar estuviera repleto aunque, efectivamente, había alquilado el lugar solo para nosotros. 

YoonGi nos saludaba de igual forma, y de inmediato supe que algo había pasado con ellos. Otra vez. 

Jin les correspondió soltándome una mano, y avanzamos detrás de TaeHyung empujando la silla de JungKook. 

—¡Hola, chicos!— chilló JiMin, abalanzándose hacia Tae y luego apretando a JungKook como si fuera un muñeco de trapo, agarrándole las mejillas a ambos—Mis bebés, están tan grandes. Estoy tan orgulloso de ustedes. 

Jin y yo intercambiamos miradas.

—¿De qué hablas, JiMinnie? 

—¡De su cita, por supuesto!— les sonrió radiante—Tae me contó todo. 

JungKook soltó un sonido de indignación, y por un momento creí que era Jin.

—¡TaeHyung! ¿¡No le dijiste sobre ya-sabes-qué, no!?

—Yo-

—¿Qué es el ya-sabes-qué, JungKook?— Jin se adelantó, con los brazos cruzados sobre su pecho.

—¡Hyung!— exclamó el pelirosa, soltando a Jin para tirarse sobre él también—¡La última vez que te vi no eras una superestrella! No te olvides de los mortales, por favor. 

—¿Qué cosas dices, JiMin-ah?— él soltó una risita, sonrojado. 

Sonreí para mí mismo, antes de dispersar mi atención a mi teléfono sonando en mi bolsillo. Lo hubiera ignorado, pero el timbre pertenecía a nadie más que a mi padre.

Ya lo había dejado un poco abandonado con respecto al tema de SungHo y DongHan, quiénes según su equipo de seguridad, estaban censurados del desfile.

Coloqué el teléfono contra mi oreja al contestar.

—NamJoon-ah, tengo noticias. 

Alcé ambas cejas, mientras JiMin rodaba los ojos al cruzar miradas conmigo. Estiró a Jin y a la pareja nueva hacia la mesa donde estaba YoonGi y desaparecieron de mi vista. 

Me quedé ahí solo observando las pinturas renacentistas que nada tenían que ver con el concepto rústico del restaurante. 

—Papá, ¿sí?

—Estuvimos revisando el circuito cerrado de la vez de la fiesta de bienvenida, como me dijiste— narró, y escuché un par de voces detrás—. Y sí, puede verse claramente que SungHo le coloca algo al café de Jin antes de dárselo. 

—Te lo dije.

—Lo sé, lo sé— suspiró—. Esto es inaceptable, lamento haber tardado tanto en tomar cartas en el asunto, pero las pruebas son clave. Ahora podemos abrir una investigación formalmente- 

—Bien, haz eso. 

—Pero, espera, hijo. Si sabes que al meter lo legal en esto... tenemos que ser lo más transparentes posibles... ¿no?

—Por supuesto que lo sé. 

—NamJoon-

—Solo— lo corté de inmediato, sabiendo a donde quería llegar—, déjame ordenar las cosas y hablar con Jin. Esta está siendo la mejor semana que ha tenido desde Dios sabe cuándo y realmente no la quiero arruinar para él aún.

—Está... bien, lo entiendo. Después de todo, ellos no pueden hacer nada ahora— soltó un suspiro—. Seguiré buscando y hablaremos luego, ¿sí? Disfruten su noche. 

—Adiós, papá. Tú... también. 

Apagué la pantalla de mi teléfono al desconectarlo y giré sobre mis talones para seguir al grupo a la mesa. 

Ubiqué una silla vacía en medio de Jin y Tae, y me senté allí, suspirando.

—Vaya, la fama se nos subió tanto que ahora ya ni saludamos, ¿no, Nam?

JiMin señaló desde su lado de la mesa, dejando de hablar con la mesera trayendo panecillos para hacerlo. 

Rodé los ojos con una media sonrisa, siguiéndole el juego.

—Que tú te sientas inferior no es culpa mía, JiMin. 

—¡Qué simpático eres! Ya pareces YoonGi. 

—¿Eso es sarcástico, amor? 

JiMin lo observó, tocándole la nariz con la punta del dedo.

—No lo sé, tú dime— YoonGi abrió la boca para replicar pero JiMin se apresuró—. Oh, miren quien llegó. 

Los seis dirigimos nuestra mirada a la puerta, justo cuando una cabellera bicolor aparecía y posteriormente, su voz familiar y efusiva.

—¡De nuevo adivinen a quién manosearon en la entrada!— se arregló el suéter fucsia chillón mientras se acercaba refunfuñando a su manera—No sé por qué siempre me ven cara de sospechoso. 

—Dudo que sea por tu cara, Hobi— replicó YoonGi, mirando el bolso de diseñador gigantesco que traía consigo, y en ese mismo momento lo vi acercarse a JiMin para susurrarle por qué demonios lo había invitado también. 

Oh, esto iba a ponerse bueno. 

HoSeok nos saludó a todos antes de sentarse a un costado de JiMin, mientras YoonGi y él se discutían en susurros para nada discretos.

—¿A qué te refieres con por qué? ¡HoSeok es parte de la familia! ¿Lo olvidas? Qué grosero, Yoon. 

—Eso no es-

—Muchas gracias por invitarme, JiMinnie. Siempre es bueno pasar tiempo con ustedes. 

—¿Lo ves? Somos todos amigos— JiMin extendió un brazo y agarró a HoSeok por la nuca, en un abrazo de lado—. Deja de vivir en el pasado, enanín. 

YoonGi escondió una mueca pasándose una mano por el pelo.

—Uh, claro— se aclaró la garganta—. Es bueno verte, HoSeok-ah. Felicidades por tu línea del lunes. 

—¡Oh, Yoon, gracias! Te vi tras bambalinas pero estabas con JiMin, así que no quise interrumpir.

—¿Cómo qué interrumpirías? No, Hyung, jamás de los jamases— por alguna razón, JiMin empezó a agitar a HoSeok ligeramente.

—Me recordó a los viejos tiempos, ¿saben? Cuando íbamos a alentarlo en las carreras. 

—¿Cómo olvidarlo? Si fue cuando nos conocimos los tres. Fue genial— el agarre en el cuello de HoSeok se hizo más fuerte y este deslizó su mano hasta el hombro de JiMin, estrujándolo.

—Era genial verlo competir. ¿Recuerdas cuando ganaste la primera vez y te dieron el trofeo mientras salías del auto? 

—¡Yo también estuve ahí, lo recuerdo perfectamente!

Ambos siguieron lanzándose indirectas con YoonGi en medio, y Jin se acercó a susurrar en mi oído.

—¿Y a esos que les pasa?

—Es complicado. Pero a HoSeok le gustaba YoonGi también y JiMin... es JiMin.

—Oh.

—Sí, probablemente tenga que desviar la conversación ahora antes de que se ahorquen. 

—Déjamelo a mí, soy un experto— se aclaró la garganta, golpeando la mesa con un puño—. Oigan, escucho ideas para fingir la muerte de la señorita Kim.

El cambio de tema fue tan abrupto que todos se voltearon a mirar a mi asistente. 

Sacudí la cabeza hacia él, maldiciendo el momento en el que se había dado cuenta del elefante en la habitación.

—SeokJin...

—¿Fingir su muerte? ¿Enserio?— inquirió HoSeok, enarcando una ceja—¿No es demasiado? 

Jin jugueteó con su copa vacía.

—¿Tienen otra idea de cómo desaparecer sin que pregunten a donde fue el bebé de NamJoon y sin revelar que tengo pi- 

—Imagina esto— interrumpió JungKook—, la señorita Kim sube al auto despidiéndose de sus súbditos. El auto avanza, normal, para llevarla a su destino final y luego...— hizo un sonido como de trompetilla—... Explota. 

—¿Explota?

—¡Como Michael Bay!

—¿Y muero yo con ella?

—Me gusta, me gusta— JiMin opinó, señalándolo con un dedo—. Así nos deshacemos de ella y el supuesto bebé. Podemos agregar tripas falsas y sandía para darle más realismo- ¡Ya sé! ¡Contrataremos efectos visuales y YoonGi hará una de sus acrobacias!

—¿Puedes pretender que tu auto explota, Hyung?— Tae cuestionó al pelimenta, impresionado, mientras yo solo podía fruncir los labios sabiendo que mi novio lo estaba haciendo a propósito. 

—Quizás. 

—Puedo estar yo fingiendo darle primeros auxilios— agregó HoSeok—. Aunque me parece que sigue siendo muy dramático. ¿Por qué mejor no decir que tiene un gemelo malvado?

—Oigan, paren. Esto es ridículo— intervine al fin, y todos me miraron con desdén—. Nadie lo...—De nuevo, mi teléfono comenzó a sonar, y suspirando, observé de quién se trataba—... Tengo que contestar esto.

—Y ahí va otra vez.

Mi respiración se detuvo por unos instantes, mientras me levantaba del asiento haciéndoles gestos de que volvería enseguida. 

Miré el nombre en la pantalla, caminando sin rumbo hacia el exterior del restaurante, en donde solo estaba iluminado por unos focos en serie, como si fuese una pista de baile originalmente. 

Lo confirmé, cuando oí la música leve sonando de algún parlante.

Tomé una bocanada de aire y toqué el ícono verde para conectar la llamada.

—¿Crees que prohibiéndonos la entrada al desfile vas a salvarte de las consecuencias, NamJoon? Me causaste muchos problemas, considerando que soy uno de los coordinadores, ¿sabes?

Coloqué mi mano libre dentro de mi abrigo, mirando las estrellas.

—No, pero me da tiempo de conseguir lo suficiente para meter el trasero de ambos en una demanda exageradamente larga. Y el título lo tienes de decoración.

—Lástima que vayas a perder credibilidad cuando se enteren de lo cómo les mentiste sobre todo. Especialmente ahora que la Unión les ha dado un lugar. Será el escándalo del siglo. 

Solté un largo suspiro, inquieto.

—¿Qué es lo que ganas tú con esto, DongHan? A SungHo ya lo tendremos investigado y no tomará mucho para que a ti también.

—No será la primera vez que lo hagan. Pero al contrario de antes, ahora tenemos mucho más poder y más hilos qué mover. ¿No lo ves? Si yo no gano, de igual forma la mentira va a explotarte en la cara. Hagas lo que hagas, vas a meter la mano en la colmena y se te caerá todo eso que hiciste hasta ahora. Afróntalo, NamJoon, es cuestión de tiempo. 

—Aun no me has dicho qué es lo que ganas con este desastre.

—¿Aparte de fama, fortuna y toda tu empresa? Te seré sincero— chasqueó la lengua—. Sí me llegaste a gustar. Es más, me sigues gustando. Y por eso también tengo que hundir a SeokJin, porque te niegas a despegarte de él.

—DongHan, estás loco. No vas a lograr lo que sea que quieras, no lo voy a permitir. 

—Pues ya está hecho, NamJoonie. Despídete de tu querido asistente y de tu reputación. 

Cortó la llamada y yo me pasé una mano por el rostro, hundiéndolo en mi palma.

Estaba tan cansado.

—¿NamJoon?

Giré la cabeza solo para ver a mi asistente parado detrás de mí, con el semblante preocupado. 

Desvié la mirada de él, sin saber que decirle ni que hacer, más que seguro de que había escuchado toda la conversación y solo hizo que se acercara a colocar una mano en mi hombro.

—Cariño...

—Siento haberte metido en todo esto, Jin. 

—Ey, no, no. Está bien— ladeó la cabeza, sosteniendo mi otra mano para llevarla a su cintura. No dijo nada más, me quitó el teléfono y lo colocó en sus jeans para luego guiar mi otra mano a su espalda, de manera que estuviera pegado a mí. Enrrolló sus brazos alrededor de mi cuello, y colocó su cabeza en mi pecho—. Me encanta esta canción. Bailemos. 

—Apesto bailando.

—Yo también. Apestemos juntos— soltó una risita y se meció de lado a lado al compás de la canción que sonaba por la bocina. Miré a los focos amarillos, hasta que me di cuenta de que estaba viendo los reflejos de ellos en sus pupilas. 

Me sonrió, por completo iluminado por los faroles tenues y la luz del cielo.

Dicho y hecho, nos terminamos pisando los pies al otro y tambaleándonos a cada tanto. No obstante, los acordes lentos seguían dirigiéndonos aunque mi atención estuviera más centrada en él. 

El futuro era tan incierto de repente, mas no quería pensar en nada más que ese momento.

—¿Ellos-

—Están más ocupados planeando la muerte de la señorita Kim, no te preocupes— solté una risa airosa y suave—. Estamos en esto juntos, NamJoon. No lo olvides.

—No lo haré.

Así que cerré los ojos y me dejé llevar, arrullado por la voz tarareando de Jin, sus latidos y la suavidad de su pelo. 

Lo siento.

SeokJin

Para ser honestos, preferiría no tener que narrar en absoluto lo que pasó la noche del viernes en la KFW más por pura cohibición de mis habilidades que porque haya pasado algo catalogado por mi ansiedad como «malo»; pero de si no lo hiciera, no podría señalar exactamente qué fue lo que me llevó a estar ahogándome con una botella de agua en medio del palco VIP mientras NamJoon me golpeaba la espalda en un fútil intento por mantenerme atado a este mundo. 

No sabía si el agua había pasado a mis oídos de repente por la presión de sus manotas, pero de repente se sentía como si hubiera metido la cabeza dentro de una cubeta llena. 

Sabía que Hyun me estaba gritando a un lado por la expresión en su rostro y las gotitas de saliva que salían de él, y también podía ver al resto de nuestros acompañantes vitorear y aplaudir, mirándome a mí específicamente. 

—¡Lo hiciste, Jinnie!

—¿Q-qué... hice?— logré musitar, todavía con la tráquea y el esófago llenos de agua. 

—¡La línea, Jin-ssi! ¡Ganamos! ¡Iremos a la Worldwide Fashion Show! 

Ah

No hacía falta decir, tampoco, que me desmayé luego de asimilar aquello. No lo hice por mucho tiempo, sin embargo, pero estaba tan confundido al ver a HoSeok cerca en la enfermería que le pregunté si era mi segunda vida. Él me ignoró como cualquier persona normal y me dio una barra de chocolate antes de decirme que el evento ya se había terminado y que me había traído al local en donde se haría la fiesta de clausura con la gente de KimCo. 

NamJoon lo confirmó al entrar a buscarme, y yo, todavía atolondrado por las noticias, solamente me dije que tendría que soportar este último evento antes de que todo llegara a su fin. 

Como esperaba, era mucha gente y mucha atención sobre mí. Demasiada presión que no sentía que pudiera soportar. 

De igual manera traté lo mejor que pude de ocultarlo de mi jefe hasta que fuera el momento detrás de mi sonrisa incómoda usual.

La verdad era que lo estaba viendo todo como una película muy dolorosa. Como si estuviera viendo algo que no me pertenecía. Los veía a ellos reír y charlar alegres, cuando aunque yo también estuviera feliz, no sentía que mereciera estarlo. 

¿Por qué? Me pregunté. ¿Por qué siempre tenía esa sensación cuando estaba aquí? 

La respuesta, por primera vez, llegó a mi mente.

Esta vida le pertenece a la señorita Kim. No a SeokJin. 

Todo esto lo había ganado ella. Todas estas personas y atención, las había ganado ella. 

Mi mente fue arrastrada en ese tumulto de recuerdos y preguntas confusas hasta que volví a la realidad al ver a JiMin ponerse pálido como la cal, hablando con alguien en el teléfono. 

—¿JiMin?

No fui yo, NamJoon también se había dado cuenta.

El pelirosa ni siquiera guardó su teléfono antes de musitar algo por encima de la música de fondo.

—Pasó algo con YoonGi. Debo irme. 

Fruncí el ceño, preocupado, alzando los dedos para detenerlo.

—JiMin, espera-

—Está bien, disfruta de tu noche, noona. ¡Tengo que irme! 

Echó a correr con su menuda figura entre la gente, y vi a NamJoon físicamente detenerse de no ir detrás de él. 

—Ve, NamJoon— le señalé con la cabeza—Yo te espero aquí. 

Creí que pondría más resistencia, pero solo asintió y trotó también, considerando que con su altura eso equivaldría al paso apresurado de JiMin.

Me quedé ahí parado en medio de la gente, dándole un vistazo de JungKook y TaeHyung llevándose los bocadillos de la mesa en sus trajes. 

Solté un suspiro, harto de aquel mundo que realmente no me pertenecía, y me giré sobre mis talones hacia ambos. 

—Oigan— ambos me miraron como si fueran ciervos en plena ruta—. Ya tengo que subir. 

TaeHyung se rascó la frente.

—¿Ya? 

—Sí, mientras más rápido lo haga, más rápido iremos a casa. 

JungKook me observó con los ojos redondos, masticando lo que sea que estaba comiendo y rellenando sus mejillas.

Sentí que quería decirme algo, pero no lo hizo. Solo empujó sus ruedas y TaeHyung lo siguió, hablando sobre ir a la mesa de postres luego. 

Me abracé a mí mismo, y me preparé mentalmente para salir a hablar en aquel escenario como me habían propuesto, para dar las gracias y algunas palabras por todo lo que había logrado. 

Fui tras bambalinas en silencio, sonriéndole a Hyun cuando me preguntó si ya tenía preparado mi discurso. No era mentira. Sabía exactamente qué decir.

Brevemente mientras me arreglaba pensé en la idea de los chicos de pretender que moría en una explosión. Sonaba a algo que yo estaría dispuesto a hacer si no fuera porque ya todo estaba sin control. 

Antes de salir al escenario y luego de que Tae me hubiera avisado de que ya estaban listos, me encontré a DongHan justo en dónde había dicho que estaría. Me sonrió de lado y me palmeó un hombro al pasar.

—Felicidades, Kim, lo conseguiste. 

—Sí, tú también, ¿no? 

Él se encogió de hombros.

—Rómpete una pierna. Vi que NamJoon ya regresó.

Era irónico que él lo dijera, mas avancé hasta finalmente salir a la luz de los reflectores. 

Me paré en medio del escenario, con las manos sosteniendo el micrófono sin decir nada. 

Lentamente los invitados se dieron cuenta de ello, y los murmullos se detuvieron paulatinamente.

Busque a NamJoon con la mirada aunque realmente no pudiera distinguir más que una habitación oscura.

—Primero que nada, um, debo agradecer profundamente a los que corresponden por esta oportunidad. La KFW y la Worldwide Fashion Show siempre habían sido mis sueños— hablé tembloroso y temeroso—. Así que, considero que eso es lo más importante, porque Paessyon se convirtió en algo muy personal. Ahora, ¿quién soy yo exactamente? 

Lentamente sonreí.

—Mi nombre es Kim SeokJin, yo soy la señorita Kim. Era la señorita Kim— levanté una mano—. Por favor, antes de que empiece el alboroto, solo... vean esto. Luego pueden decidir si merezco su comprensión o no. 

Con eso, la pantalla detrás de mí proyectó un video y las voces de SungHo y mía resonaron por los parlantes.

Mi mano temblorosa en el video enfocó el rostro rojo de SungHo, cuando había escapado de los guardias que querían quitarlo del desfile ese primer día.

Cuando había ido a buscar servicio y él me había interceptado en el camino.

—... Ya veo que tu jefe ya le mencionó al viejo Han lo que pasó. Qué estúpidos, todavía creyendo que pueden hacer algo.

—Sin el señor HanJoon no eres nada, SungHo. 

—Y tú tampoco lo eres sin esa falda, SeokJin. Lo que has conseguido ha sido por ella.

—No es así. Mi hoja de vida aún así fue aceptada por algo, mujer o no-

SungHo rio estrepitosamente, sacudiendo la cabeza.

—¿Enserio sigues creyendo que todo fue un simple «error»? 

—¿Qué quieres d-decir?

—¡El error nunca existió! Por favor, SeokJin, ¿creíste que enserio Recursos Humanos iba a aceptar a alguien que ni siquiera terminó la universidad? Yo te investigué, yo te acepté sabiendo que eras hombre y se lo envié a NamJoon pretendiendo que no lo sabía. Era una prueba.

—¿Para quien?

—Sabía que harías cualquier cosa por ese trabajo. Sabía lo de tu hermano y de que estabas desempleado. Y también sabía que NamJoon no podría resistirse a querer jugar al buen Samaritano. Tengo que admitir, que el resultado fue mejor de lo que esperaba. Creí que él solamente te contrataría como su asistente hombre, como había hecho con DongHan, ¡pero se armó la trampa él solito! 

—¿Qué pretendías con esto? 

—Esperaría a armar un escándalo romántico entre los dos. ¿El futuro CEO de KimCo estando con otro hombre? Eso iba a quedar en la historia. Y una vez que su reputación estuviera hundida, le diría a HanJoon que me hiciera a mí el nuevo CEO. 

—¿Querías...—

—Quería robarles la empresa, así es. ¡Y tú, niñato ignorante, me lo estuviste poniendo muy difícil!— perdió la compostura unos momentos—Eso, hasta que te fuiste. Tengo que admitir que fue como quitarle un dulce a un niño. NamJoon me daba todo el dinero que le pedía, y le decía a HanJoon que me siguiera confiando parte de las finanzas. ¡Nunca se dieron cuenta de cuánto les estaba quitando! 

—¿Robaste?

—Por supuesto. DongHan también, pero NamJoon lo descubrió cuando era su asistente.

—Si trabajaban juntos... ¿entonces tú eras el que lo planeaba todo?

—¿Qué crees? Yo lo hilé todo, incluyendo el caso de los rumores en Busan. Él solo consiguió a unos rateros que le hicieran el trabajo, pero yo lo ideé. Al principio él quería dinero solamente, pero luego se obsesionó de vuelta con NamJoon y se la pasaba pensando solo en hacerte salir de su vida. Era realmente patético, porque perdió de vista lo que qu-

La pantalla se apagó de pronto, y DongHan salió de detrás del escenario, luciendo desaliñado y furioso.

—¡Se acabó! ¿¡Qué demonios!? ¿Enserio van a creerse este show barato? ¡Nos engañó durante todo este tiempo con una identidad falsa! ¡Él y su jefe! 

—DongHan-

—¡Cállate, idiota! No me dirijas la palabra siquiera. ¡Ibas a revelar quién eras e irte, esto no era parte de lo que dijimos! 

Abrí la boca para replicar, pero él continuó.

—¡Te dije que no me hablaras, pobretón! ¡Gente como tú solo puede servir limpiando las suelas de los que estamos arriba, no intentando estar a la misma altura! 

—... Por supuesto, una vez que estemos adelante de esta empresa, quitaremos a todos estos empleaduchos y traeremos a quién queramos. HanJoon se sigue mintiendo con eso de considerar la calidad sobre la cantidad. Es una utopía contratar a quien cumple con los «requisitos», porque ellos no traen ganancias.

El video volvió a reproducirse, pero esta vez con otro clip que lucía como una grabación de una cámara de seguridad, en donde DongHan estaba hablando por teléfono. 

Igualmente, ser asistente de Kim ya me está dando mucho. Hace unos días rechacé el presupuesto de la línea de ese diseñador, Jung. Seguirá estando bajo la firma, pero eventualmente ya no tendrá capital y tendrá que sacar préstamos... Uh, claro que querré el puesto. Todo esto es por SwanGu, tío SungHo.

A pesar de que volumen del vídeo estuviera alto, oí los sonidos molestos y de sorpresa de los invitados con todo lo que estaba pasando.

—¿¡Quién está controlando esto!?— chilló DongHan, mirando alrededor como un ave rapaz. Cuando no vio a nadie más que a mí, se acercó rápidamente con los puños apretados, amenazador—¿¡Aún lo sigues intentando, bueno para nada!? 

Levantó un puño para, supuse, propinarme un golpe directo en la quijada; pero aunque lo hubiera podido esquivar, un hombre de cabellera rubia tacleó al imbécil al suelo antes de que lo lograra. 

Creí que era un guardia, hasta que levantó la mirada y me encontré con el familiar rostro de Ken.

—Siempre quise hacer esto. No toques a Jin-ssi, serpiente.

—¡Es cierto, aléjate de él! 

Un coro de voces femeninas se agregaron a la escena, mientras veía a Siri y otras chicas correr hacia nosotros y colocarse en frente de mí, como una barrera humana.

DongHan comenzó a maldecir a medio mundo mientras Ken intentaba retenerlo y las chicas lo ayudaban.

Yo di unos pasos hacia atrás, confuso al escuchar como los invitados comenzaban a abuchear y hacer alboroto.

De pronto, una mano me tomó del hombro desde atrás de las cortinas del escenario y me sobresalté antes de oír a quien pertenecía la voz.

—Jin-ssi, acompáñame, rápido. La prensa no tardará en venir. 

Entrecerré los ojos, siguiéndolo incrédulo.

—¿Señor... Hyun?

—Lo hiciste bien— respiró, y esquivamos a unos guardias que vinieron corriendo—. Tengo que admitir que nos engañaste a todos. 

—Lo sien-

—No, yo lo entiendo. Solo estabas cuidando a tu familia. 

Apreté los labios, embargado por sentimientos incontrolables y por el pensamiento de que realmente lo había hecho, mi plan se había logrado peroperopero...

Caminamos apresurados a través de la gente, sin saber que rumbo estábamos tomando hasta que vi la salida de emergencia.

—Espera, m-mi hermanito- 

—NamJoon ya lo sacó, no te preocupes. Tenemos que irnos, Jin-ssi. 

Me dio un empujoncito hacia adelante y yo trastabillé para abrir la puerta y revelar el patio del lugar, que más bien parecía una pista de aterrizaje. 

La noche estaba decorada por una luna preciosa y llena, y a lo lejos se veía la silueta del río y el puente Banpo.

En medio, estaban NamJoon, JungKook, Tae y HoSeok junto a un auto. Sin embargo, aunque al principio solo los hubiera notado a ellos, luego me dí cuenta de que había una persona más. 

El señor Im.

Temblé al acercarme aunque Hyun me siguiera agarrando de un brazo, y el viento nos azotó con tanta fuerza que tuvimos que hablar unos decibeles más arriba de lo normal.

NamJoon me miró directamente al llegar junto a él, con una expresión tan cargada que no podía distinguir qué era lo que quería demostrarme.

—N-NamJoon...— balbuceé y él sonrió levemente. 

—Supongo que me lo merecía esta vez. Ahora estamos a mano, ¿no?

Sabía a qué se refiería y sacudí la cabeza.

—No me lo hubieras p-permitido. 

Él asintió.

—Me conoces muy bien. 

Quise abrazarlo. Pero mi cuerpo estaba petrificado, sobrecargado con todo y todas las miradas sobre mí. 

Apenas me daba cuenta de lo que había hecho, y mi rostro se sentía en llamas.

—¿Qué... Qué pasará ahora? 

—Jin-ssi— el señor Im habló, con su teléfono en una mano. Creí que me miraría con desprecio y decepción, pero no encontré nada de ello en sus ojos—, supongo que esto... es un mucho gusto. 

Igualmente, me doblé hacia adelante, haciendo una reverencia que casi terminó en el suelo.

—Señor, l-lo siento mucho. Yo aceptaré la sanción que sea, pero no lo haga a Hyun también ni a KimCo, se lo ruego. T-Toda la culpa la cargaré yo por no pensar en las consecuencias de mis actos. P-Por eso hice esto, porque ya no soportaba vernos hundirnos cada vez más en la mentira. Yo... ¡Yo solo buscaba hacer feliz a mi hermano! ¡Todo esto lo hice por él! 

No me di cuenta, pero en algún momento comencé a llorar, dejando que mis lágrimas bajaran libremente por mis mejillas. 

—Lo s-siento. 

—Jin-ssi, no vengo a darte una sanción. 

—... ¿Qué? 

Levanté mi vista levemente aunque siguiera llorando. 

—Sea lo que sea, sea la señorita Kim o no, Paessyon merecía un reconocimiento. Tú lo hiciste. Tú diste la idea para la KFW. Tú ayudaste a KimCo a entrar a la Unión al ser la mano derecha de NamJoon. La señorita Kim habrá sido una máscara, pero lo que había debajo es lo que importó todo este tiempo.

Tragué saliva pesadamente, sin comprenderlo del todo. 

—Pero los engañamos. 

—Y lo hiciste no por poder ni alguna razón egoísta. Quizás las cosas no serán iguales a partir de ahora, porque, bueno, la prensa no va a tener suficiente de esto... pero... yo vine a darte una mano. Lo único que pido a cambio es algo que realmente no sé si tengo el corazón para decírtelo. 

—... Yo estaré bien mientras JungKook esté bien, señor.

El susodicho sonrió. 

—Eso lo sé. Por eso quiero llevarlos conmigo a Francia. Hyun también vendrá, y allí podrán alojarse en una de mis residencias cerca de la Universidad de Alta Costura de París. Será más fácil ir a la WWFS, también. 

No podía creerlo, y abrí mis ojos tanto que se me secaron.

—¿C-Cómo? ¿Por qué-

—Te lo ganaste, Jin-ssi. Porque también sé lo difícil que es sacar adelante a tu familia tú solo y tener un sueño. Quizás no te conozca enteramente, pero elijo creer en ti. Espero que no me equivoque.

—¡No, en a-absoluto!— repliqué de inmediato, pero como seguía llorando, solo parecía que lo estaba sollozando—Pero... ¿qué es lo que pide a cambio?

—Que dejen su vida aquí. Suena dramático, lo sé, pero al menos hasta que las cosas se hayan resuelto y los culpables tengan su castigo. 

—¿Dejar mi vida...— al repetir la frase, mis ojos inevitablemente se enfocaron en NamJoon, Tae y HoSeok. Los tres estaban serios, pero no lo sentía amenazador ni de una forma en la que me estuvieran presionando. 

Especialmente NamJoon, cuyo semblante se veía pacífico. 

—Yo...— mi voz flaqueó, y antes de que me obligara a continuar, mis piernas me llevaron hasta él, perdiendo fuerzas cuando me atrapó entre sus brazos para abrazarme.

—Estará bien, Jinnie— me susurró, acariciándome el pelo mientras yo intentaba dejar de sollozar incoherencias—. Tienes que cumplir tus sueños, mi amor. JungKook y tú merecen esto y más. 

—P-Pero... ¡Pero no quiero dejarte! N-No quiero. 

Me sentía patético, perdido y adolorido. No tenía que atar a NamJoon a mí, pero ya me era imposible pensar en tener que vivir en un país desconocido sin saber de él o tenerlo cerca. 

Porque yo realmente estaba perdidamente enamorado de él.

—No lo pienses como si fuera a acabarse todo. Solamente es temporal— me separó de su hombro para tomarme el rostro—. Sabes que... que yo no soy bueno para ti ahora.

Su voz se quebró también y yo sacudí la cabeza.

—N-No...

—Escúchame, Jinnie— sus ojos estaban igual de cristalizados—. Estoy herido, y por culpa de ello te herí también. Lo hice todo mal desde un principio, y solamente ahora me doy cuenta de ello— tragó saliva pesadamente—. Tengo que sanar si quiero amarte como te mereces. Tenías razón, no sé lo que es el amor, pero si tengo que elegir a alguien, serías tú siempre. De eso nunca dudes.

Sollocé de nuevo, roto, sabiendo que en parte lo que decía era cierto. 

—Ambos e-estamos heridos, lo siento— me aferré a su ropa—. Te amo tanto, NamJoon.

Me solté a llorar a moco tendido otra vez y él simplemente se acercó a posar sus labios sobre los míos gentilmente, dándome mi espacio por si no quisiera corresponderle. 

Por supuesto, quería hacerlo. 

Le tomé de las mejillas y moví mi boca contra la suya, descargando todo lo que sentía en ese momento y lo que estaba siendo tácito entre ambos. 

Sin embargo, no fue un beso largo. Fue más corto de lo que me hubiera gustado, y cuando nos separamos, seguía deseando más. 

—Yo también te amo, Jinnie. 

Lo volví a acercar a mí, esta vez abrazándolo del cuello para besarlo por última vez, con el sabor de las lágrimas de los en medio.

Nuestros labios se separaron de nuevo con pesar.

—Tengo que cumplir mis sueños. 

—Así es, luna.

—Iré a Paris con JungKook— confirmé, mirándolo a él solamente—. Pero no los cumpliré todos allí, porque en uno de ellos estás tú. 

Unas lágrimas cayeron por su rostro también y asintió.

—Te estaré esperando.

Alzó el mentón entonces y dejó un beso casto en mi frente, antes de soltarme. 

Dolorosamente me acerqué a TaeHyung, quién estaba conteniendo las lágrimas ahora también. Lo abracé con fuerza.

—Gracias por todo, TaeHyungie. Trabaja duro y sigue siendo como eres. Eres un ángel, y solo gracias a ti logramos sobrevivir en ese complejo de apartamentos.

—Los e-extrañaré, hy-hyung.

—Digo lo mismo. No te olvides de nosotros, ¿bien? Gracias por hacer a JungKook feliz. 

Él me abrazó con más fuerza, sollozando contra mi cuello.

—F-Fue un placer. Cuando regreses...— hipó—... tráeme una camiseta y una gorra de «Amo a Paris», ¿okay? 

Solté una risa genuina, asintiendo.

—Lo haré. 

Luego, pasé a HoSeok, quién también estaba lloroso y limpiándose los ojos con los dedos.

—Si me permites decirlo, hyung— habló en un susurro—. En Francia habrá una oportunidad para JungKookie. Solo... Solo dame una llamada y l-los ayudaré. 

Lo envolví entre mis brazos también, dándole palmaditas en la espalda.

—Muchas gracias, Hobi. 

Él me sonrió antes de soltarme y yo me volví a mirar a JungKook. Le hice señas y él se dirigió directo a Tae para despedirse de él.

Les di privacidad desviando la mirada.

—M-Me hubiera gustado decirle adiós en persona a JiMin y a YoonGi— comenté hacia NamJoon, y él se pasó una mano por el rostro.

—No te preocupes, ellos l-lo entenderán. 

—Diles adiós por mí, tesoro. Y a D-Dawon, y a tu padre— mi garganta se sintió seca—. Y a todas las personas que me ayudaron alguna vez. Todo se lo debo a ustedes.

Él apretó los labios y asintió. 

El señor Im habló de nuevo entonces.

—Ya llamé a mi piloto privado. Nos buscará aquí e iremos al aeropuerto para salir de inmediato. Ya luego NamJoon-ah nos mandará tus pertenencias.

Asentí, mirando a NamJoon una vez más, a quien HoSeok estaba señalando que ya debían irse. 

Se giró hacia mí y yo me apresuré a hablar.

—Gracias por crear a la señorita Kim. Me salvaste, Joon. N-Nos veremos... pronto. 

Él alzó una mano hacia mí y yo la tomé.

—El placer fue mío. Me convenciste de que no había nada mejor que tú, SeokJin. 

Solté una risa mezclada con llanto, dejando la sensación de sus dedos en los míos persistiendo incluso después de ambos nos hubiéramos visto por última vez. 

JungKook se despidió de él también, agradeciéndole todo lo que nos había dado y llorando en su pecho segundos antes de que NamJoon tuviera que irse para que la prensa no nos encontrara tan rápido.

Poco después de que él se haya ido con Tae y HoSeok, la avioneta del señor Im llegó. 

Tanto JungKook como yo le dijimos adiós a Seúl y a nuestra anterior vida.

Y yo, mirándome en el reflejo de la ciudad, pude despedirme finalmente de la señorita Kim y todo lo que había construido.

Esto dolió más de lo que esperaba💔 por favor, depositen sus  lágrimas aquí 👉
(También dudas, x si haya)

Aparezco recién un mes después porque pasaron muchas cosas, ya saben 💀 Gracias por esperar a los que esperaron y a los que no mildisculpas 🥺 Realmente quería traer un capítulo bien hecho y espero que les haya gustado a pesar de todo.

Como el siguiente cap es el epílogo, recién ahí me pondré sentimental, así que hasta entonces disfruten de odiarme 🤧🤙

Recuerden tomar awita, cuídense y lxs amo💜

Paz y amor✨









Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro