La Mitología Azteca hace referencia al conjunto de creencias y mitos propios de la civilización azteca, un pueblo que consiguió dar origen a un gran imperio en la ciudad de Tenochtitlan y que por ser descendiente de los Mexicas en ocasiones es también llamado así. El carácter nómada y asimismo muy religioso de esta sociedad, les exigía grandes sacrificios que generalmente eran dirigidos hacia el sol, por ser su dios dominante.

Puesto que la cultura azteca se ubica en la región mesoamericana, esto le ha servido para ser catalogada como la más creyente y fervorosa de este territorio.

Sobre la mitología azteca

Para comprender un poco mejor las bases de la mitología azteca, es pertinente hablar un poco sobre la concepción del mundo que tenía esta civilización, pues para ellos el mundo estaba dividido por cuatro soles o edades que individualmente finalizaban con un hecho dramático y cada una de estas etapas disponía de un dios particular.

Como es de esperarse en este sistema de creencias, la naturaleza con cada uno de sus elementos contaba con un papel fundamental, paradójicamente lo mismo ocurría con el tema de la muerte, del que se hablaba bastante a causa de los sacrificios de sangre humana para los dioses y todo esto se evidencia muy concretamente en los diferentes mitos aztecas. Este último punto era determinante para ellos ya que de acuerdo a sus normas esto era necesario para mantener el orden cósmico y natural que solo se alcanzaba teniendo a sus divinidades satisfechas.

Por lo anterior, la sangre no solo era un líquido vital, equivalía a la ofrenda más sagrada a entregar a los dioses aztecas y era entorno a ella que se llevaban a cabo elaboradas ceremonias y rituales.

Los dioses aztecas

Muchos y variados dioses hacen parte del reconocido panteón azteca, lo que sirve de base para establecer que esta civilización era politeísta. En cuanto a sus divinidades, no todas son entendidas como algo absoluto y todopoderoso pues se rigen por el hecho de ser encarnaciones de fuerzas naturales que en su mayoría cuentan con cualidades humanas.

Es así como podemos encontrar desde dioses aztecas creadores involucrados en los mitos que explican el origen, los dioses patronos que se asignaban a los pueblos conquistados y una serie de dioses aztecas menores que tenían relación con las profesiones y unos cuantos aspectos familiares. Todos estos personajes eran acompañados en los mitos por criaturas sobrenaturales y unos cuantos héroes que ocasionalmente tenían participación en los relatos.

Ometecuhtli: es un ser supremo, una divinidad dual que equivale a hombre y mujer, luz y oscuridad, es decir a la coincidencia de los opuestos.

Tezcatlipoca: señor del fuego y de la muerte, dios del cielo nocturno, se le relaciona con el mal y la destrucción.

Tláloc: dios del rayo, del trueno y de la lluvia, es un dios muy generoso al que se acude para pedir por la fertilización de los campos.

Chalchiuhtlicue: representante de los ríos, del agua y de los océanos, es una diosa azteca muy venerada por ser también protectora de los partos y bautismos.

Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl: señor y señora del sustento, corresponde al lado paternal de los dioses, resulta algo compleja de entender ya que es una deidad dual.

Los dioses y diosas aztecas son numerosos. Había un dios para casi cada propósito y aspecto de la vida en la cultura azteca. La religión era una parte muy importante de la civilización, y estaba entrelazada en sus prácticas diarias, creencias, ceremonias, y vestimenta. Muchas fuentes enumeran más de cien dioses o diosas diferentes, mientras que otras enumeran docenas.