capítulo cuatro.

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Advertencias: omegaverse, fluff y angst mezclado. Jennie!Alfa x Rosé!Alfa x Lisa!Omega

***

~No quiero estar sola,

Sólo quiero ser tuya...

Lisa estaba realmente molesta.

¿Cómo mierda JinWoo consiguió su número?

Sintió vibrar su celular mientras preparaba un café, BamBam esperando las tazas para llevarlas a la mesa cinco, y estuvo a punto de contestar para mandarlo al diablo.

Pero no podía hacerlo, no si quería que JinWoo se molestara.

Y cuando JinWoo se molestaba...

Se estremeció al recordar como el mayor la acorralaba diciéndole cosas con su voz alfa. Como que se quedara quieta, que no dijera nada mientras las manos enormes de JinWoo la acariciaban.

Nunca llegó a propasarse, no realmente, pero, aunque no lo hiciera, Lisa lo sentía como una violación.

El móvil dejó de vibrar y suspiró, cansada. Recibió minutos antes un mensaje de JinWoo invitándola a una fiesta esa noche, en la casa de EunWoo, pero Lisa no le contestó. No pensaba pasarse por esa fiesta, ni siquiera lo consideró un segundo: una fiesta con tantos alfas, con SoJeong rondando... Prefería ahorrarse el mal momento.

Además, NaYeon dijo que debía estudiar esa noche, JiHyo y Daniel tenían una cita, Mina cuidaría a su hermana menor, BamBam pidió salir más temprano, y ella tendría que esperar a que su jefe llegara para cerrar el lugar.

No tenía ganas de nada en ese momento. Volvió a tener una pesadilla.

Y sumado al hecho de que ChaeYoung y Jennie estaban tomando algo, como cada tarde, tenía los nervios más alterados de costumbre.

Se sobresaltó cuando su móvil volvió a sonar y estuvo a punto de derramar el té que preparó para Jennie sobre la alfa.

—Lo siento. —murmuró desganada, dejando el batido que ChaeYoung pidió frente a la de cabello lila, haciendo después lo mismo con el té.

A las nueve y media podrás irte, se dijo, ignorando la vibración en su bolsillo, luego podrás llegar a casa y acostarte.

Al menos, eso pretendía. Solo esperaba que SeungHyun no comenzara a molestarla, como siempre.

—Te ves distraída.

Parpadeó, viendo que fue ChaeYoung quien habló.

Pero la alfa no la estaba mirando, solo jugueteaba con la bombilla de su batido.

Desde hace varios días que la chica lucía alejada, más fría de lo normal, y eso realmente la extrañaba. Se acostumbró demasiado a su actitud alegre, explosiva.

—ChaeYoung tiene razón —concedió Jennie—, ¿Te sientes bien?

La Tailandesa rascó su nuca, tragando saliva.

—Sí, no es nada. —murmuró, antes de marcharse.

ChaeYoung enarcó una ceja, mirando a su amiga y tratando de ignorar el hecho de que seguía sin tener muchos avances con la omega. Y ahora estaba más irritada porque el día anterior Jennie le dijo, directamente, que tenía el número de la menor y pensaba invitarla a cenar el próximo fin de semana.

Si no hubiera sido por la poca dignidad que le quedaba, la de cabello lila habría insistido en que le diera el número, o a pesar de que sabía de antemano que no obtendría nada.

Jennie frunció un poco el ceño.

—Lleva así por días. —contestó como si no fuera nada, desinteresada.

Pero ChaeYoung estaba un poco sorprendida con las palabras de su amiga: Jennie, normalmente, no solía darse cuenta de esas cosas a menos que tuviera realmente interés en ello. Entonces, eso significaba que la alfa estuvo observando con detenimiento a la omega los últimos días.

La alfa miró de reojo a Lisa, que limpiaba una mesa recién desocupada, y no pudo evitar pensar que la chica era bonita, en especial cuando sonreía. Lisa no sonreía muy a menudo.

Jennie soltó un resoplido.

—Mamá me está molestando otra vez —gruñó con una expresión de irritación—. Quiere que vaya a cenar con los padres de JongIn y ella en una hora.

¿Oh? —ChaeYoung sonrió un poco divertida—. ¿Acaso quiere sellar el compromiso?

—Está loca si cree que voy a decir que sí —murmuró Jennie, antes de ponerse de pie—, pero lamentablemente tendré que ir si no quiero que me moleste por todo lo que queda de noche. —sacó dinero, dejándolo sobre la mesa.

—Pobre JongIn. —se burló ChaeYoung, sin sentirlo realmente.

Jennie bufó, girándose para ir donde Lisa, quedándose un momento conversando con ella.

ChaeYoung desvió la vista, incómoda, sintiendo como la omega definitivamente lucía más relajada y cómoda al lado de la alfa de cabello negro, a diferencia de ella.

¿Qué mierda hizo mal?

Bien, coquetearle al principio definitivamente no fue lo correcto, pero luego se comportó como una dama, siempre educada y amable. Sin embargo, a la chica pareció haberse quedado con aquella imagen coqueta, presumida de la alfa, y no iba a olvidarla con facilidad.

Vio a Jennie marcharse, y miró su celular, pensando en alguna manera de obtener su número.

Tal vez si se quedaba hasta que cerraran, podría aprovechar el obvio momento a solas para hacerlo. Lo usaría para comportarse de forma tímida, suave, como una colegiala, con la que podría, tal vez, obtener algo. No esperaba mucho, de todas formas.

Con Lisa, siendo honesta, no sabía muy bien qué esperar.

Y no sabía si eso le gustaba o le desesperaba más de lo normal.

***

Jennie dejó salir un suspiro mientras se deslizaba en el asiento, su madre mirándola con una ceja enarcada. Los Kim todavía no llegaban.

La de mechones cenizo observó a su madre, viendo su rostro tan parecido al suyo, sólo más maduro y cuidado, y desvió la vista al notar sus ojos claros viéndola con enfado.

—¿Qué hice ahora? —preguntó, inexpresiva.

Kim YuBin se cruzó de brazos, el elegante vestido que cubría su cuerpo dándole un aire más precioso y llamativo.

Jennie no podía creer como era posible que su padre tuviera otro omega cuando su madre parecía ser lo bastante hermosa para uno. Sin embargo, entendía también que la personalidad agotadora de la mujer desesperaba a cualquier persona. Jennie apenas podía con ella.

—Los padres de JongIn me dijeron que su hijo no ha sido marcado por ti —la voz de la mujer sonaba furiosa—. ¿Se puede saber qué estás pensando? ¡JongIn es un buen partido!

Mierda, quería comenzar enseguida con los gritos.

Detuvo a un mozo del lugar, pidiéndole una copa de vino de la mejor viña del restaurante.

—No me gusta JongIn. —se limitó a decir.

La mujer frunció los labios, sus cejas arrugándose como si no entendiera las palabras de su hija.

—¿Y eso qué?

El mozo llegó, sirviéndole el vino, y Jennie no dudó en beber un poco para tratar de hacer esa cena más pasable.

—Que si no me gusta —gruñó, como si le estuviera explicando la situación a un niño pequeño—, entonces no lo voy a marcar.

YuBin soltó un chasquido en señal de molestia, cruzándose de brazos como si no pudiera entender el por qué la actitud negativa de su hija, por qué no aceptaba su situación.

—¿Tienes a otro omega acaso? —dijo, entrecerrando los ojos.

—¿Y si lo tuviera qué?

La omega enmudeció con sorpresa.

Jennie la miró con claro desafío, sus ojos entrecerrados, mientras se apoyaba en el respaldo de la silla, sin abandonar su expresión aburrida.

—No puedes-...

—Buenas noches, señora Kim, Jennie.

YuBin suavizó su expresión inmediatamente, poniendo una sonrisa encantadora mientras se ponía de pie para saludar a Kim YoungWoon, padre de JongIn, junto a su mujer, Seo JuHyun. Detrás de ellos, con una sonrisa tímida y vestido de una forma elegante, estaba JongIn con la vista baja.

—Buenas noches, señores Kim. —saludó YuBin, en tanto la familia saludaba ahora a Jennie, que seguía con una expresión tranquila.

—Buenas noches. —fue lo único que dijo Jennie a modo de saludo.

—Hola, Jennie. —dijo nerviosamente el muchacho, pestañeando con, lo que supuso la azabache, seducción —una torpe seducción— que no le provocó nada, sólo lástima.

Lo ignoró, sentándose sin decir algo, mirando la carta.

Humillado, el chico se sentó a su lado, mordiendo su labio inferior.

Sus padres no hicieron mención alguna de ello, después de todo, el padre era un alfa y no enfrentaría a otro alfa por un tema que la joven debía ver. Por lo demás, si un omega le llamaba la atención a Jennie... YuBin podía ser fría y dura con su hija en privado, pero no lo sería en público.

Si el padre de Jennie se enteraba de que su primera mujer le levantaba la voz a un alfa, la tendría que castigar, y YuBin tenía claro eso.

—¿Cómo ha estado la universidad, Jennie? —preguntó el padre de JongIn.

—Bien, he aprobado todos los ramos. —contestó con orgullo.

—Eres una hija ejemplar —dijo JuHyun, sonriendo con suavidad—, no es así JongIn. No entiendo por qué quiso entrar a estudiar, siendo que no trabajará cuando seas su alfa.

Enarcó una ceja con lentitud y su mamá la miró furiosa, diciéndole sólo con su expresión que no se atreviera a contradecir a la mujer. Pero si no lo hacía, tenía claro que eso solo ilusionaría al chico y a su familia, y prefería cortar de raíz con toda esa parafernalia.

—Disculpe, señora Kim —dijo con la voz firme, y su mamá le pisó el pie por debajo de la mesa. Le lanzó una mirada de advertencia, tan parecida a la de su padre que la mujer se acobardó—, pero JongIn no es ni será mi omega dentro de un futuro cercano. Su hijo, lamentablemente, no me interesa mucho.

Corto, preciso y claro.

Hubo un silencio tenso en la mesa.

—Tu padre, Jennie... —comenzó a decir YoungWoon con impaciencia.

—A mi padre le da igual quién sea mi pareja —respondió la de cabello negro, calmada—, no está interesado en buscarme algún omega y obligarme a marcarlo —luego, miró al chico, que parecía a punto de romper a llorar—. Mereces a alguien que realmente te quiera, JongIn —declaró, llamando su atención—, y si te marco, te haré miserable. Es así de simple.

El muchacho asintió velozmente, aunque era claro que no lucía muy convencido.

Pero Jennie no haría más. No iba a insistir en ese matrimonio arreglado que su mamá quería hacer para llamar la atención de su esposo —YuBin tuvo la suerte de ser la primera omega de un alfa, sin embargo, su papá no la tenía como prioridad: pasaba seis meses con ella, y otros seis meses con su otra omega, con quien también tenía un hijo—, y no se obligaría a complacer a su madre.

Soltó un chasquido, el mozo llegando, y todo el mundo pidió algo para cenar.

Todavía quedaba una larga velada, por lo que Jennie estaba al tanto de que su mamá seguiría insistiendo en el tema hasta que una de las dos cediera.

Sin embargo, Jennie no cedería, para nada, y si tenía que comportarse como una alfa déspota, lo haría. Su madre no iba a manejar su vida a gusto suyo.

***

El café estaba casi vacío a esa hora.

Bueno, sólo quedaba ella y ChaeYoung, que leía un libro para pasar el momento. BamBam se marchó hacia bastante, y JiMin acababa de irse, diciéndole que cualquier problema que tuviera —haciendo referencia a la alfa— no dudara en llamarla.

Terminó de limpiar una mesa, suspirando, antes de sentir su celular vibrar.

Si era JinWoo otra vez...

Miró el mensaje, y una sonrisa tiró de la comisura de su boca.

Jennie:

Estoy totalmente aburrida en una cena, Lalisa.

Creo que me suicidaré.

¿Todo bien por allá?

Era el primer mensaje que recibía de Jennie, y de alguna manera, le alegró la noche.

Lisa:

Sip, todo bien.

Ugh, estoy muerta.

Llegaré sólo a dormir.

¿Cena familiar o qué?

Siguió limpiando la mesa contigua, tarareando en voz baja, esperando la respuesta de la alfa, que llegaría minutos después, e ignoró por completo que ChaeYoung la estaba observando de reojo.

La alfa sentía que estallaría de rabia.

Tenía claro que era Jennie quién estaba mensajeando a ChaeYoung, después de todo, la omega parecía esbozar esa sonrisa bonita y suave sólo cuando se trataba de su amiga.

ChaeYoung sentía que podía matar a Jennie por ello, porque claramente, desde que la de cabello negro se marchó, sus avances con la muchachita seguían siendo nulos. Sin frutos. No daba ni un nuevo paso.

—Oye, ChaeYoung. —dijo Lisa, mirando la hora y acercándose.

—¿Sí? —preguntó, tratando de no lucir ansiosa.

—¿Vas a pedir algo más o ya te vas? —frunció el ceño. Por supuesto, la chica le preguntaría sólo eso—. Vendrán a cerrar en diez minutos, por eso digo...

Ah, cierto. Pasó lo que quedaba de tarde en ese estúpido café fingiendo leer ese estúpido libro mientras esa estúpida omega la ignoraba descaradamente.

—Me gustaría un café más, cargado —respondió, cerrando el libro—. Iré al baño mientras, luego pago todo lo que consumí.

—Como digas.

La omega, sin dejar de tararear, fue detrás de la barra calentando la cafetera. En tanto, la alfa desapareció por el pasillo. Lisa se veía incapaz de perder la pequeña felicidad que le dio el momento de mensajería que compartió con Jennie. La Coreana se comportaba de forma tan amable y amistosa con ella, que Lisa realmente se sentía a gusto a su lado, algo que no solía pasar con facilidad.

La campanilla del lugar sonó.

—Lo siento, ya estamos cerran-... JinWoo, ¿Qué estás haciendo acá? —la muchacha, al terminar de girarse, contempló con incredulidad al alfa que acababa de cruzar la puerta.

JinWoo sonrió, pero Lisa notó enseguida que había algo mal: las mejillas del alfa estaban un tanto ruborizadas, además de que sus ojos lucían desenfocados, y al tratar de dar dos pasos, él más alto tuvo que apoyarse en una silla.

Detrás, estaban MyungJun y EunWoo, ambos sin decir nada, pareciendo esperar algo.

—¿Por qué... No fuiste a... La fiesta, Lisa? —preguntó JinWoo entrecortadamente, antes de girarse a sus amigos—. Fuera. —fue lo único que ordenó, y los dos betas obedecieron.

Lisa rodó los ojos, irritada. ¿Por qué, de todos los días, el alfa tenía que venir a molestarla en ese?

Salió detrás de la barra, tomando el brazo del de cabello negro.

—Vete. —dijo.

Pero antes de que siquiera pudiera dar un paso, fue empujada contra la barra con fuerza, el alfa acorralándola entre sus brazos, su cuerpo chocando. Gimió por el dolor.

—Eres... Tan linda, Lili... —ronroneó JinWoo—. Quiero follarte...

El aliento lleno de cerveza del alfa golpeó su rostro y la omega tuvo que contener las ganas de vomitar.

Demonios, ¿Acaso salió de su fiesta para ir a verla? Pero ¿Qué demonios le ocurría a ese idiota?

—JinWoo, márchate —dijo de mal humor—, lo que menos quiero ahora es verte.

—No... —JinWoo quiso lucir como un perrito apaleado, pero a Lisa no le provocó nada más que asco—. Anda... Eres bonita... Sé mía, Lili...

Y antes de que pudiera decirle algo más, JinWoo la besó brutalmente, sus dientes chocando, y de forma automática cerró sus ojos, sintiendo como su cabeza parecía explotar con el choque.

Las manos de JinWoo no se quedaron quietas: fueron directamente a su cintura, agarrándola con firmeza y su entrepierna poniéndose contra sus piernas. Las separó, frotando su erección con fuerza, y los labios del más alto se deslizaron por su mandíbula, su lengua acariciando su cuello.

Lisa gimió ante las sensaciones grotescas y de asco que sintió.

JinWoo se alejó un poco, sonriendo con satisfacción, por lo que Lisa no lo dudó ni un momento más: golpeó a JinWoo en el rostro, empujándolo, conteniendo las ganas de llorar.

—¡Vete, estúpido hijo de puta! —gritó furiosa, girándose para buscar sus cosas e irse.

Quédate quieta, Lisa.

Su cuerpo obedeció ante la orden dada con la voz alfa de JinWoo, y dejó de moverse, respirando aceleradamente.

El alfa ya no lucía divertido, sino molesto, enojado e iracundo.

La parte omega de Lisa se activó por completo.

Si un alfa estaba rabioso, ella debía hacerse bolita y protegerse de los golpes que pudieran lloverle. Pero JinWoo le dijo que no se moviera, entonces no pudo hacerlo, sólo se estremeció cuando él alfa se puso delante de ella, sus ojos brillando por la cólera.

—Me golpeaste —gruñó JinWoo, empujándola otra vez, girándola boca abajo, empujando su pecho contra la barra, y Lisa lo sintió—. Eres una omega... No puedes golpearme...

Sollozó cuando JinWoo la embistió, su polla apretada en su pantalón, frotándola contra su trasero cubierto también por la ropa. Podía sentir lo grande qué era, lo que quería hacer con ella, y el sólo pensamiento de esa acción la aterraba por completo.

Gime como la puta que eres —ordenó JinWoo con su voz alfa, simulando penetrarla otra vez—. Ruega por mi polla en tu sucio coño.

Lisa jadeó, queriendo soltarse, queriendo quitárselo de encima, pero no podía. No podía, porque sólo era una patética omega que debía dejarse someter, pisotear por todos los alfas que quisieran hacer algo con ella. No podía porque no había nadie para salvarlo, y él tampoco podía salvarse a sí mismo.

—D-Dame... —gimió, su voz cargada por una artificial lujuria que su instinto demandó crear—. Tú... Tú polla... La quiero... Ngh... De-Dentro de mí... JinWoo...

El alfa la giró, sonriendo con placer, y la subió sobre la barra, separando sus piernas una vez más. Se inclinó, sin borrar un poco la mueca divertida de su rostro.

Mientras eso ocurría, ChaeYoung estaba saliendo del baño, bostezando por el cansancio, y se quedó quieta al olisquear el aire.

Feromonas de miedo. De terror.

Luego, oyó un gemido bajo, entrecortado, lloroso.

—Vas a... A chuparme la polla, Lili —ordenó un alfa con entretenimiento -era un alfa, lo podía reconocer porque utilizó su voz para imponerse—, y luego... Luego te marcaré... Y serás mía...

Otro gemido de horror, las feromonas aumentando su intensidad.

Salió del pasillo, llegando al frontis del café, y la escena que contempló casi la hizo vomitar.

Lisa estaba presionado contra la barra, llorando, apretando sus párpados, mientras un alfa alto, enorme, deslizaba una lengua por su cuello.

Una irracional rabia ardió en su interior.

Antes de detenerse a pensar siquiera un poco en sus acciones —sólo podía pensar en la omega llorando, gimiendo como una niña pequeña, sin poder hacer nada— dio un par de pasos, empujando al alfa que forzaba a la de cabello negro. Antes de que el desconocido pudiera hacer algo más, recibió un golpe dado por su puño que lo desestabilizó, haciéndolo caer al suelo con un estrepitoso sonido.

ChaeYoung pudo ver de reojo como Lisa gemía, cubriendo su rostro, bajándose de la barra y deslizándose hasta sentarse en el suelo. Rodeó sus rodillas con sus brazos, ocultando su cabeza entre sus piernas.

—Qué patético —escupió ChaeYoung, antes de darle una patada a JinWoo—, forzando a una omega con tu voz alfa. ¿Tan desesperado estás? —el desconocido gimió al recibir otra patada, y en ese momento, los amigos de JinWoo entraron, viendo la escena con sorpresa—. ¿Es su amigo? —MyungJun asintió, temblando—. Si no se lo llevan ahora, juro que lo mataré —ChaeYoung entrecerró los ojos, pero antes de que los betas pudieran dar un paso, se inclinó, tomando de la camisa a JinWoo. Su nariz sangraba—. Si vuelves a tocar a mi novia, a mi omega, voy a descuartizarte, ¿Entendido, pedazo de mierda?

JinWoo gimoteó una vez más, y ChaeYoung lo empujó contra sus amigos, que lo apoyaron en sus hombros para sacarlo del lugar.

ChaeYoung soltó un gruñido, pateando una silla, queriendo quitarse toda la rabia que seguía trayendo encima. Queriendo seguir golpeando a alguien. No, a ese alfa. Lo quería romper lenta y dolorosamente.

Su línea de pensamientos se cortó al escuchar un gemido entrecortado.

Se giró, contemplando a la omega que todavía estaba sentada en el suelo, sollozando, y dio un paso para alcanzarla. Se puso de rodillas, extendiendo una mano para acariciar su cabeza y tranquilizarla de alguna forma, pero apenas sus dedos tocaron los cabellos de Lisa, éste se tensó con terror.

—No —lloriqueó la omega, sin dejar de liberar sus feromonas—, no... No me toques... No me hagas nada, por favor...

ChaeYoung tragó saliva.

—Lisa —murmuró—, soy yo, ChaeYoung —la muchacha gimió, sin levantar un poco su vista—. No te haré daño, Lisa, lo prometo. No quiero hacerte daño —entonces, la omega levantó la vista, sus ojos café y verde-azul llenos de lágrimas, y algo se removió en el interior de la de cabello teñido—. Está bien, voy a protegerte, no dejaré que nadie te haga daño, es una promesa. —extendió sus manos, temblorosas, y acunó el rostro de la muchacha.

Hubo un pequeño instante en que ninguna de las dos se movió, en que ninguna hizo nada, pero luego-...

Lisa se echó a sus brazos, rompiendo a llorar con fuerza, rodeando la cintura de la alfa rápidamente mientras hundía su rostro en el pecho de la mayor. ChaeYoung sólo le devolvió el abrazo, besando su coronilla y acariciándole el cabello para tratar de calmarla de alguna forma.

La campanilla volvió a sonar, y ChaeYoung miró hacia la puerta, sin soltar un poco a la muchacha.

Un hombre de cabello oscuro contempló la escena con sorpresa. Parecía ser él jefe de Lisa.

ChaeYoung no alejó a Lisa, quien todavía no lograba calmarse lo suficiente, y recogió las cosas de ambas haciendo malabares, diciendo que luego la muchacha le explicaría lo que sucedió. El hombre no pareció molestarse, sino que de alguna forma adivinó lo que ocurrió, e hizo señas de total comprensión.

Al salir, ChaeYoung reparó en que estaba nevando otra vez.

Tocó el delgado abrigo de la muchacha, frunciendo el ceño al notar que Lisa se helaría con ello, y la puso sobre los hombros de la chica.

Entonces, Lisa levantó la vista. ChaeYoung casi suspiró de alivio al notar que dejó de llorar, sin embargo, sus ojos expresivos lucían tristes y rotos.

Le acarició la mejilla con cuidado antes de inclinarse a darle un beso suave en la frente.

—¿Dónde vives? —preguntó en un susurro, mientras comenzaba a caminar, los brazos de la menor sin soltarla un poco.

—Pu-Puedo... Irme en bus... —murmuró Lisa, mordiendo su labio inferior.

—Lili...

—Está bien —Lisa se alejó, temblorosa—, sólo... ¿Puedes... dejarme en la parada, por favor? Si no quieres...

—Claro, no te preocupes —ChaeYoung le tomó del brazo, volviendo a atraerla, el calor de la chica golpeándola—. No te preocupes, no permitiré que nadie te toque si no quieres.

La omega se acurrucó contra el costado de ChaeYoung.

Silenciosamente fueron caminando hasta la parada, sin alejarse un poco de la omega, que lucía más calmada ahora, ya no tan quebrada.

Lisa limpió sus lágrimas con rapidez, frotando sus ojos para no lucir tan mal, para tratar de no lucir como si hubiera llorado. Si llegaba a casa en ese estado, su mamá iba a preocuparse, y si le contaba... Si le contaba, ella pegaría el grito al cielo, diciéndole que tuvo que dejarse marcar por ese alfa.

Y SeungHyun... SeungHyun la mataría.

Se obligó a respirar profundamente, enterrando lo que acababa de ocurrir en lo más recóndito de su alma, para que no saliera nunca más a la luz. Se obligó a añadir lo ocurrido a la larga lista de cosas que enterró para que no le hicieran daño nunca más.

JinWoo no volvería a tocarla. No iba a permitirlo, no dejaría que pusiera sus sucias manos sobre ella, que volviera a tratar de dominarla como hizo en ese momento. Si no hubiera sido por ChaeYoung...

Miró a la alfa de reojo, que apretaba su mandíbula con molestia, todavía sus ojos brillando con rabia.

Lisa la abrazó. Se aferró a ella como si la alfa fuera su salvación. Nunca hizo eso antes, nunca pensó que lo llegaría a hacer.

Y ChaeYoung no se aprovechó de la situación, pudiendo hacerlo.

—ChaeYoung... —susurró, llamando su atención. La aludida la miró, sus ojos grandes y oscuros observándola. ¿Fueron siempre así de bonitos?—. Quería... Darte las gracias, ChaeYoung —Lisa trató de sonreír, aunque no supo si lo logró—, si no hubiera sido por ti...

La alfa hizo un gesto con su mano.

—No te preocupes —ChaeYoung tensó sus hombros—, pero si lo vuelvo a ver...

—Vamos en la misma secundaria. —quiso explicar.

—Mierda —hizo un ruido de fastidio—, si pudiera protegerte de alguna manera...

Lisa jugueteó con sus manos, sintiendo su celular en su bolsillo, y mordió su labio inferior.

Pudo ver, a lo lejos, el bus viniendo.

El celular se hizo más pesado en su bolsillo.

—Yo... ¿Quieres mi número? —preguntó tímidamente, sintiendo sus mejillas rojas.

La alfa la miró con evidente sorpresa.

Por un breve segundo, pasó un horrible pensamiento por su cabeza: agradecimiento hacia el alfa que puso a Lisa en ese estado, porque ahora la menor le estaba dando su número, estaba avanzando en esa apuesta.

Tragó saliva, forzándose a eliminar aquella idea, y diciéndose que, si aceptaba aquel número, era para proteger a la de cabello negro de alguna manera.

No quería ver otra vez a ese alfa cerca de Lisa. No quería que le hiciera daño, que abusara de ella. La omega no se merecía eso.

¿Y qué se merece?, pensó.

La respuesta llegó rápido a su mente, y casi quiso reír por la ironía.

Lisa no iba a acostarse con ella. No a menos... A menos, que pudiera enamorarla. A menos que le prometiera amor eterno, compañía para siempre, nunca abandonarla, estar a su lado por toda su vida.

Lisa lucía como una chica que ansiaba el amor, que pedía cariño.

Y ChaeYoung podía prometerle las estrellas, pero solo terminaría recibiendo una daga en el corazón.

—Claro, dame tu número. —dijo ChaeYoung con calma.

Mientras el bus llegaba, la chica recitó su número.

ChaeYoung tendría que jugar sucio con Lisa, tendría que demostrarle que era una alfa que valía la pena para así ganar la apuesta.

Y al momento de acabar...

No pensó en ello. No iba a pensar en ese futuro. Por ahora, debía preocuparse del presente.

El bus llegó y Lisa la detuvo.

—Gracias —dijo Lisa, titubeante—, de verdad, ChaeYoung... —la mitad Coreana retorció sus manos y se inclinó, dándole un beso suave en la mejilla a la alfa—. Nos vemos pronto, adiós. —dijo total y absolutamente avergonzada, subiendo al vehículo, las puertas cerrándose.

Unos minutos después, el bus desapareció de la calle.

Y la culpa dentro de ChaeYoung pareció aumentar solo un poquitito más.

***

¡Gracias por leer!

—🌷



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