xi. Georgieporgie

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GEORGE ENCUENTRA RIDÍCULO cuán inflexibles son Fred y Lee con el tema. Cada mañana y cada noche, los dos lo logran emboscar y sacar el mismo tema, el que se ha tratado tanto desde el verano que él piensa que hablan más de eso que de Sortilegios. Tal vez surge naturalmente en la conversación, ahora que una amistad está creciendo, tal vez él está sentado allí, sin hacer su tarea de Transformaciones, y Lee de repente lo menciona. De cualquier manera, siguen hablando de eso, como si mencionarlo tantas veces sirva para incluirlo en el universo — eso es lo que hace Briar, lo sabe con seguridad. Ella tiene a Fred en la adivinación, lo que le ha dado montañas de confianza para hablar de eso cada vez que puede... Y a lo mejor George se trajo esto él mismo, porque era terrible cuando Fred y Briar aún no estaban juntos, pero aún así. Es jodidamente molesto.

Y ese tema es Mia Black.

¿Sabes que? George piensa que la adivinación es una mierda, pero Briar lo dejó creyendo que la manifestación funciona. O, al menos, lo que pones en el universo es lo que regresas. O... No sabe cómo explicarlo. Todo lo que sabe es que es tan cómico que no le caía bien Mia durante tanto tiempo, y ahora está... Está aquí.

No sabe lo que pasó. En serio. Una parte de él quiere admitir que, a lo mejor, tuvo un pequeño crush en ella alguna vez, y por eso le disgustaba tanto, porque no podía entender cómo alguien que creía que estaba buena era un poco... malvada. Diría perra pero odia esa palabra.

Era un poco capulla. Eso es mejor. Y, para ser justos, él también. Estaba cabreado por el partido de quidditch, ella estaba defendiendo a su mejor amigo, tenía sentido que ambos fueran capullos entre sí.

Y luego estuvo el verano pasado. Todavía no le caía bien. Quizás se sentía mal por ella, y cuando ella lloró en su pecho no pudo evitar pensar um... joder, pero aún así. No era el mayor fanático de Mia Black. (¿Lo es ahora? No lo sabe. Briar la ha apoyado terriblemente. Podría ser ella). Pero a medida que avanzaba el verano, empezó a darse cuenta de dos cosas: (a) era un ser humano y (b) no era tan mala, solo estaba pasando por muchas cosas.

A decir verdad, no puede decir cuándo comenzó a gustarle. Al principio, pensó que estaba bien y que merecía un respiro, pero luego recordó que también era bastante guapa...

Realmente se sintió como un círculo.

Claro, nadie sabe cómo solía gustarle. No quería admitir que le gustaba Mia Black. Era como una traición. Todos sabían que era la mejor amiga de Cedric, y cuando él era capitán de quidditch, estar cerca de Mia podía significar tratar de fraternizar con el enemigo... Eso es lo que Fred diría. Eso es lo que ha dicho. Y obviamente George no vive su vida dictada por su gemelo, pero mierda, si él dice algo sobre la traición, estará de acuerdo.

Pero ahora está de vuelta con toda su fuerza. No es solo, oh, está buena y ser muy consciente cuando ella estaba cerca (a veces se juntaba cuando Cedric se quedaba en las reuniones de quidditch para hablar con Wood, y joder, George no sabía qué hacer), pero eso fue todo. Un crush muy superficial. No se sentía de esa manera, pero mirando hacia atrás sí.

Porque ahora es así: no puede ocultarlo. No es solo mierda, está allí, me esconderé para que nadie se dé cuenta. Ahora es oh, Dios mío, los jugadores de quidditch son su tipo, ese soy yo, ese soy YO. No ayuda que Fred, Lee y Briar lo sepan. Alientan esto por completo. Si no fuera por Briar y su cumpleaños, no habría admitido que pensaba que Mia estaba bien, lo que se convirtió en una pendiente resbaladiza para su crush. Y si no fuera por Briar, la Vidente que ve el futuro, Fred y Lee no serían tan molestos al respecto...

A veces se pregunta si eso realmente tiene algo que ver. Si Briar vio algo. Porque lo asusta un poco. Odia todas estas cosas del futuro. No le gusta la idea de que tenga que suceder y no pueda hacer nada para cambiarlo. Le gusta Mia y sería bueno si a ella también le gustara él, pero no quiere pensar que está escrito en las estrellas. Él eligió tener un crush en alguien, las estrellas no tuvieron nada que ver.

Igualmente.

Solo está pensando en todo esto ahora, porque antes ella le pidió ayuda y él tiene a Mia en el cerebro. (Le pasa mucho, hoy en día. Pero ya entiendes lo esencial). Ella quiere ayuda para practicar Expelliarmus, porque tuvo problemas en la reunión del ED. Así que la va a ayudar.

Después del almuerzo, George, Fred y Lee decidieron que querían saltarse Pociones, por lo que terminaron en los baños. Snape ya no se molesta. Les darán un castigo y ya. A veces vale la pena evitar un castigo por la agonía de dos horas con Snape.

—Apuesto a que diría que sí —dice Fred—, si la invitas a salir.

George niega con la cabeza.

—Quiero esperar el momento adecuado.

—Pues date prisa Romeo —dice Lee, quien sale de un cubículo. Hace una pausa, mira el lavabo y se toma un minuto para decidir si debería lavarse las manos. Lo hace. George supone que es la influencia de Briar—. No es por ser gracioso, pero tarde o temprano alguien más que esté pillado por ella la invitará a salir.

—No sé si yo le gusto —dice George.

Fred y Lee intercambian una mirada.

Es un punto justo. Ella ha sido muy odiosa con todos por un tiempo. Se ha ablandado recientemente, claro, pero... durante mucho tiempo no ha sido súper amigable con nadie. Tal vez así es como trata a sus amigos. George no lo sabría, ¿verdad? Y además, había otra cosa más grande: Cedric. George ni siquiera sabe si Mia está lista para otra persona. Aunque estuvo ese chico durante el verano, pero ella todavía no ha superado adecuadamente el tema de Cedric, ¿verdad? Él no quiere apresurarla.

—Además —continúa George—, puede que no esté lista para nada, y si lo está, no quiero que sienta que al segundo en que está lista, aproveché la oportunidad.

Lee se encoge de hombros.

—Supongo...

Fred suspira y tiene una mirada de complicidad en su rostro, la misma que ha tenido desde el verano. George sabe que Briar le dijo algo, pero está haciendo todo lo posible por negarlo. Briar Crouch no predijo que Mia y yo saldríamos, tomé la decisión de querer a Mia, esto no es el maldito destino.

—Fue diferente para ti —le dice George a Fred.

Lee resopla y asiente.

—¿Qué quieres decir? —pregunta Fred, frunciendo.

—Tenías miedo de invitar a Briar a salir —responde George.

—Es verdad —dice Lee.

Fred se queja.

—Era más que eso.

—... ¿Lo era? —cuestiona Lee.

—Tal vez para Briar —comenta George—. Pero ella estaba pasando por mucha mierda.

Fred parece listo para pelear.

—¡Entonces, es lo mismo para ti!

Lee hace una mueca.

—Siento que el problema de Briar... no era el mismo.

—¡Fue atacada!

—Sí, pero la confianza en sí misma volvió tan pronto como se dio cuenta de que no nos importaba —explica Lee—. El mejor amigo de Mia fue asesinado... Sin mencionar que ella salió con él. Podría llevarle un tiempo procesarlo. ¿Sabes qué son los sentimientos, Weasley?

Fred se encoge de hombros.

—Sí, vale.

—Te apoyo —dice Lee a George—, no te preocupes.

—¿Por qué? ¿Lo mío es peor? —dice George, levantando una ceja.

Lee asiente y sonríe.

—Exactamente. Lidia con ello.

George intercambia una mirada con su gemelo; ambos no saben qué hacer con los comentarios de Lee en muchas ocasiones, y esta es una de ellas. En todo caso, George desea que él no fuera el que estuviera aquí, con la peor situación; en realidad, no, no es que esté "peor." Mia está pasando por algo y él debe tener en cuenta que si realmente le gustara, estaría bien con el tema. No se trata del tiempo que lleva admitir sus sentimientos. Se trata de si ella es recíproca y si está lista emocionalmente.

Pasan la totalidad de la tarde en el baño, decidiendo que no tiene sentido aparecer en la clase doble de Pociones a mitad. George no está nervioso, pero a medida que transcurre la segunda hora hasta la campana final, es muy consciente de los minutos de la cuenta regresiva. En cincuenta, se encontrará con Mia. En cuarenta, se encontrará con Mia. En treinta... Veinte... Diez... Cinco...

Parte de él se pregunta por qué, de todos en Grimmauld Place, fue él quien se llevó bien con Mia. Tal vez son similares, no lo sabe. Lo que sí es que Briar diría algo como "¡Porque es el destino!" y luego guiñaría un ojo, pero de nuevo, él piensa que es una mierda. Simplemente lo encuentra extraño. Cómo, de todos, fue él.

Se va diez minutos antes para poder tomar un par de sándwiches de las cocinas. No tiene idea de qué comida le gusta —sí, ella se sentó cerca de él en la cena, pero ¿por qué le prestaría atención a su comida?—, por lo que le ruega a Dios que le guste lo que sea que él tome. Es bastante bueno para hacer sándwiches, incluso su madre lo dice. Secretamente, espera que ella se lo coma y ​​sea tipo: santo cielo, ¡esto es increíble! Dice secretamente porque este es el tipo de tema que su hermano usaría para burlarse.

Cuando entra en la Sala de los Menesteres, se da cuenta de que es el primero, por lo que espera un par de minutos y se sienta en el suelo. Parte de él desea que haya hecho un sándwich extra para poder tener dos, pero Mia abre la puerta.

Ella lo mira y hace una pausa, como sorprendida.

—Hola —saluda.

—Hola —devuelve Mia. Hay un ceño en su rostro—. Llegas temprano.

Dejé a mis amigos temprano para prepararte la cena... Por favor, sal conmigo.

—Ah —George se encoge de hombros—, tenía hora libre.

—Vale —dice ella.

Se pone de pie, apoyando las manos en las caderas. Mia, por segunda vez en el último minuto, es tomada por sorpresa. Nunca ha notado antes la confianza sin el esfuerzo que tiene... Detenlo, piensa ella.

—Bien, entonces —dice ella de nuevo, parpadeando para salir de su aturdimiento. No puede creerse a sí misma. No fue por eso que le pidió ayuda. Merlín.

—¿Así que solo quieres... empezar a practicar?

George asiente.

—Tú estás al mando.

Mia parpadea.

—... Vale, genial.

Es raro los primeros minutos. Mia es más que consciente de que han pasado tiempo solos antes (en realidad, pensando en los últimos dos meses, es extraño cuánto tiempo han pasado solos), pero esta vez se siente extraño. Tal vez sea porque Mia le pidió ayuda, la única vez que ha mostrado activamente algún gusto hacia él. Tal vez sea porque se supone que él debe ser amable con ella, porque es el trato de la señora Weasley. Tal vez sea porque... Mia no lo sabe.

Pero tiene que resolver esto.

Mia se aleja a una distancia adecuada de George, con la varita lista. El plan es el mismo que la lección del ED: ambos tratarán de desarmarse. Obviamente, el foco está en Mia, pero si tiene que usar esto en la vida real, la otra persona no se detendrá. Entonces, Mia mira a George mientras él cuenta desde cinco hasta uno.

—Cinco... cuatro...

Ella recuerda a su padre.

—Tres... dos...

Puede hacer esto. Puede hacer esto.

—Uno...

Y lo hace.

La varita de George sale volando, golpeando la pared. Mia se queda en estado de shock, con la boca abierta. No pensó que sucedería tan rápido.

—¡Mierda, Mia! —el chico comienza a sonreír.

Pero Mia está agobiada por la idea de: ¿y si fue solo casualidad?

—Déjame intentarlo de nuevo —pide ella.

Practican una y otra y otra vez. Las palabras de su padre resuenan en sus oídos todo el tiempo. "Sé que puedes hacerlo, en serio... Pero tienes que pensar igual." Sabe que es contradictorio, su padre dice que tiene que pensarlo, y la única razón por la que lo hace es porque él lo dijo, pero a ella no le importa. Tal vez todo lo que Mia necesitaba era a su padre, sorprendentemente. Una vida de idolatración hacia él hizo eso.

Una sonrisa comienza a extenderse por su cara.

—Lo conseguí —dice ella suavemente. Mira a George, que se ha ido a recoger su varita por centésima vez, y rápidamente, su sonrisa se refleja en su rostro. Él le sonríe mientras ella se mueve hacia adelante, abrazándolo—. ¡Lo conseguí!

George la abraza de vuelta. Sus brazos descansan sobre sus hombros, alrededor de su cuello, y ella siente sus brazos, sus manos, alrededor de su cintura. Se ha olvidado de lo que es estar tan cerca de alguien. Este es el tipo de cercanía que obtuvo de Cedric. Pecho con pecho, su rostro muy cerca del de él. Ella no puede evitar sentir que George la abraza como si la estuviera sosteniendo, pero sus pensamientos se remontan a ese otro pensamiento. La cercanía que obtuvo de Cedric. De repente se siente asqueada.

Mia es la que rompe el abrazo, retrocediendo. Sonríe suavemente.

—Gracias por ayudarme.

George se encoge de hombros.

—No hay problema, pero si alguna vez usas ese poder para matar a alguien, no me involucres.

Mia pone los ojos en blanco.

—Ja, ja.

Rápidamente George recuerda a la madre de Mia y piensa, joder.

—No quise decir eso como...

Mia frunce el ceño.

—¿Como que?

—Um... —George lucha con la idea de si decirle o no. Obviamente ella no va a pensar en su madre, probablemente no se preocupe por todo el asunto de Capulet Salvatore. George no piensa en las víctimas de asesinato y recuerda a los hermanos de su madre. Mierda. Quizás debería cambiar de tema. Eso funcionará—. ¿Cómo es que querías practicar?

Ella hace una pausa por un minuto, antes de decir:

—Mi madre fue atacada por un mortífago.

George se queda boquiabierto.

—Oh, mierda —es todo lo que puede decir.

Él no sabe cómo responder a mi madre fue atacada. Nunca le ha pasado, ¿verdad? Es una de esas cosas en las que puedes pensar en cada respuesta, pero todas suenan estúpidas. "¿Estas bien?" suena jodidamente tonto. Claro que no está bien. "Vaya palo" suena condescendiente. Todo suena mal. Pero él la mira con el ceño fruncido y ella levanta la vista.

—Ahora está bien —dice Mia. No quiere que se preocupe, sinceramente, y la expresión de su rostro la estaba haciendo pensar eso. Su madre está bien, no hay necesidad de que George se sienta mal. Ella está bien. Es cruel hacer que alguien se preocupe cuando no lo necesita—. Pero hablé con mi padre y arreglamos las cosas... Y no sé, varias de las que dijo me hicieron darme cuenta de que puedo hacer esto, si me lo propongo.

George sonríe.

—Y lo hiciste.

Ella le devuelve la sonrisa.

—¡Lo sé!

Aquí es cuando George se siente un poco valiente.

—Sabía que podías.

Aquí es cuando el corazón de Mia da un vuelco.

—Creo que necesitaba darme cuenta yo misma.

George hace una pausa. No sabe cómo decir esto, así que perdónalo por cualquier estupidez que salga de sus pensamientos. No puede explicar cuánto le gusta... Ni siquiera cuánto se gusta ella misma. Esta chica perdió a su padre cuando era pequeña, un hombre que todos pensaban que era un mortífago asesino, y luego regresó y no la trató adecuadamente... Y después, su mejor amigo es asesinado por Quien-tú-sabes. Sin mencionar el hecho de que debido a la educación de mierda de su madre, su magia está influenciada por su control emocional y, hasta hoy, ni siquiera podía realizar Expelliarmus por haber pasado por tanto, pero ya sabe cómo...

—¿Qué? —suelta.

—Eres brillante.

Si sabía que podías hizo que el corazón de Mia saltara un latido, esto lo detiene.

—Um —ella no sabe cómo responder—, gracias.

—No, lo digo en serio —dice George.

Mia se siente nerviosa. Sus palabras corren por su cabeza. No puede creerlo. George Weasley le está diciendo esto. El año pasado ella lo despreciaba y viceversa. También hace un par de años... Esto es como un círculo donde ella no sabe qué pensar, qué sentir, qué decir...

—Ah, traje sándwiches de las cocinas —señala George—. En caso de que nos perdiéramos la cena.

No, no puede ser.

Mia observa a George sacar los dos sándwiches de su mochila, ambos a rebosar. Ella no sabe cómo reaccionar. Este es el siguiente nivel. ¿Quién hace esto?

Él se acerca a ella con un sándwich de jamón y otro queso. Mia no puede evitar pensar: ¿Cedric hizo esto alguna vez? Y tiene que decírselo mentalmente, porque sabe que no debería hacer ese tipo de comparaciones... Pero no puede evitarlo. Cedric le compraba comida en Hogsmeade, claro, pero nunca se la preparó para llevar.

—Eres increíble —dice Mia, tomando el sándwich de queso.

George le sonríe.

—Lo sé.

Mia comienza a reír y George nota los pequeños hoyuelos presionados en sus mejillas. Son lindos, piensa. Él no cree haberla visto sonreír correctamente antes, o al menos, no la ha visto sonreír desde Cedric.

—Hablé con tu madre —dice Mia, comenzando a sonreír—. ¿Has hablado de mí en tus cartas?

George hace una mueca, frunciendo.

—¿Cuándo viste a mi madre?

—Estaba en Grimmauld Place —responde Mia—, pero ese no es el punto.

—Oh —dice George. Mia todavía sonríe. Él tose y se rasca la nuca—. Bueno, ya sabes, ya que te vemos bastante hoy en día...

Mia levanta las cejas.

—Vale.

—Pensé que debería saberlo —George se encoge de hombros.

Mia da otro mordisco a su sándwich. Está riquísimo. Ni siquiera está siendo amable porque él lo hizo por ella. Este es un buen sándwich. La cantidad correcta de tostado, un poco de mantequilla, lechuga fresca, las rodajas perfectas de queso cheddar... delicioso.

—Ella dijo que tenías que ser amable conmigo —comenta Mia.

George hace una pausa.

—¿Lo dijo?

Mia se queda callada por un minuto, confundida. Entonces, ¿qué es esto?

—¿No... te acuerdas?

—Espera... ¿por la tienda? —dice George. Sin embargo, todavía se ve estupefacto, y Mia puede evitar pensar, ¿qué? Esto es muy extraño. ¿Cómo se ha olvidado?

Ella asiente, frunciendo.

... ¿Ajá?

—Ah. Me había olvidado.

—¿Así que has sido amable conmigo sin razón?

Hay otra pausa. Mia no sabe si esta sala bloquea todo el sonido de los pasillos circundantes, pero siente que todo el colegio se ha quedado en silencio. Todo en lo que puede concentrarse es en George y el ceño fruncido en su rostro.

—¿Eso es lo que pensabas? —él pregunta, lentamente.

—Al principio —contesta ella—. Pero no ahora.

George le sonríe suavemente.

—Bien.

Y aquí es cuando él se adelanta, colocando su mano sobre su rodilla.

Su corazón se detiene. En serio. Ella ve que las velas alrededor de la sala luchan por mantenerse encendidas. Su mochila, sentada en un escritorio a un lado, se estrella contra el suelo, su botella de metal hace un ruido fuerte. Sus ojos se mueven hacia su mano, sobre su rodilla, y luego hacia él.

—Creo que eres genial, Mia.

Pero Mia ya está empezando a girar en espiral.

Inmediatamente su mente regresa a Cedric, al antes. Recuerda haberlo acompañado cuando fue a hablar con Oliver Wood sobre temas de capitanes de quidditch, porque quería ver a George, pero él nunca le habló. Recuerda haberle admitido a Cedric que le gustaba George Weasley y haberle prometido no decírselo a nadie, en caso de que llegara a Briar y a George. Recuerda haberse convencido a sí misma de que no había manera de que él gustara de ella, y tentativamente le preguntó a Cedric si él pensaba lo mismo. "¿Te ves, Mia? Cualquiera se enamoraría de ti."

Recuerda cuando George y Fred tuvieron una discusión con Cedric, y todo se hizo añicos. Recuerda que el crush se convirtió en puro odio ("¡No puedo creer que alguien que pensé que era muy lindo terminara siendo tan perro!") Recuerda seguir adelante, como suele hacerse, y finalmente encontrarse enamorada de Cedric, de entre todas las personas.

Cedric lo vio todo, de principio a fin. ¿Qué diría ahora si viera que todo esto sucedía? Estaría decepcionado, lo sabe. Ella sabe que él querría que siguiera adelante, por eso no se sentía culpable por Alfie, pero si seguir adelante significaba George... Él no lo aprobaría. No lo haría.

Pero es por eso que el antes duele tanto — "el antes" tiene mucho control sobre ella. Porque no se trata de su amor de colegiala, sino de Cedric, Cedric, Cedric.

¿Te ves, Mia? Cualquiera se enamoraría de ti.

A veces siente que toda su vida se ha dictado por Cedric, por su recuerdo. Él ya no puede hablar con ella y Mia tiene que adivinar lo que él diría. ¿Y esto? Sabe que a él no le gustaría, especialmente considerando ese antes...

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