Capítulo 11

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Seguramente mi tío tuvo mucho que ver con la muerte de mi padre.

¿En cuantas muertes está esté hombre involucrado?

Nos despedimos de mi  madre y Ryan, van a los bolos con la mamá de Lucas y Emma, Anna.

—¡Diviertance todo lo que quieran! No importa si llegan tarde.—grita Max.

En cuanto cruzan la puerta nos dirigimos a las ventanas, observamos como suben a auto y hasta perderlos de vista nos retiramos de las ventanas.

—Parte uno del plan, listo.—dijo Marcus.

—Vamos Marceline es tu turno—avisa Jack. Asiento con la cabeza y subo a mi habitación por mi violín.

Me dirijo al ático con mi violín en mano.

—¿Ya sabes qué canción vas a tocar?—cuestiona Jack.

—Si, 24 Caprices for, Op. 1: No. 24 in A Minor: Ara Malikian.

No sé cual sea pero buena suerte.

Los chicos toman sus pociones, continuó mi camino al ático. Espero que el plan salga bien, si no es así tendremos el plan B; improvisar.

Pongo mi violín sobre mi hombro izquierdo. Suspiro y empiezo a tocar las primeras notas.

Mi concentración está en tocar las notas a la perfección y en observar a mi alrededor.

La notas son  hermosa pero también tiene cierto toque siniestro.

No tardo en sentir la presciencia de alguien más en la habitación. Observo a todos lados y cuando veo al suelo sobresalto del susto al ver a Mr Clay frente a mi sentado en el suelo viéndome tocar. Mira con admiración el violín mientras tocó las notas. Continúo tocando esperando que el siguiente paso del plan.

Dirijo mi vista hacía Clay, se mira tan inofensivo ahí sentado. Como un niño escuchando su canción o cuento favorito.

Por un minuto pienso que no es capas de atacar, asesinar, pero sé que no es así.

De reojo miro a Marcus con una caja de cartón de mano. Y en cuestión de segundos pone la caja sobre Mr Clay dejándolo dentro de la caja.

—¿Una caja? ¿Enserio? ¿Dónde quedo la parte de que lo ibas a golpear con el bate?

Le reclamo cuando dejo de tocar.

—Lo vi ahí indefenso y se me hizo más fácil encerrarlo en la caja.

—¡Pero es de cartón! ¡Puede escapar!. A ver genio, ¿cómo se supone que le íbamos a dar la poción estando él adentro?.

La sonrisa de Marcus se desvanece.

Volteo los ojos y furiosa me dirijo abajo en donde se encuentra Jack y Max.

—¡Jack!—grito. Él viene corriendo asustado y frunce el ceño al ver que me encuentro bien y no en peligro.

—¿Qué sucede?—pregunto.

—Marcus—me limito a decir.—Ven y ayúdanos.

—¿Ayudarle con que?

Cuando llegamos al ático encontramos a Marcus sentado el suelo agarrando la caja de cartón contra el suelo.

—¿Y este que están haciendo?

—Adentro de esa caja está Mr. Clay—explico, Jack abre ambos ojos horrorizado.

—¡¿Qué?!

—Ponte por allá, frente a la puerta y espera que Marcus levante la caja para que tú lo sujetes.

—¡¿Qué?!

—1,2...

Jack se pone en posición rápidamente. Tomo mi bate, el cual Marcus no utilizo, y me pongo en posición.

—Me ciento como si tratáramos de matar o atrapar a una rata.—comenta Jack.

—Pues no te equivocas.—contesto, sostengo con firmeza el bate con ambas manos.

Marcus levanta un poco la caja y como si se tratase de una rata, Mr Clay sale corriendo hacia la salida. Jack lo intenta atrapar con ambas manos pero este utiliza la cara de Jack como trampolín empezando a correr hacia mi dirección. Me preparo para golpearlo, espero que llegue un poco más a mi y con todas la furia que tengo acumulada bateo.

Esperando que Mr Clay quedará contra la pared, nos sorprendimos al ver que no fue así. Se convirtió en una pelota y empezó a rebotar por todo el ático recibiendo golpizas en el proceso.

Luego repentinamente en el ático el silencio se hizo presente.

—¿Están bien?—Pregunta Marcus preocupado.

—¿Dónde está?—cuestiono al no verlo por ningún lado.

—Ustedes busquen aquí, yo buscaré abajo—ordeno.

Camino por la cocina lentamente volteando por todos lados. Incluyendo piso y techo. Nunca se sabe por donde atacará.

Me detengo del golpe al escuchar las teclas el piano sonar. Corro hacia esa dirección y cuando llego al vestíbulo principal la música deja de sonar.

—¡Marceline! ¡No está en el ático!—escucho gritar a Jack.

—Lo sé—murmuro muy bajo que apenas yo lo escucho.

De repente me acuerdo de Max y corro hacia su habitación.

Con la respiración agitada llego a la habitación de Max, abro la puerta, y me preocupación aumenta más. No está.

Busco debajo de su cama, y no esta, en el armario, y no esta. Reviso por la venta por si se encontraba en el patio, pero...tampoco estaba.

Salgo de la habitación de Max y me encuentro con el pedazo de arcilla azul.

Me mira fijamente, me lanza una brevísima mirada asesina, seguido de una sonrisa diabólica.

Miro un gran cuchillo filoso en su pequeña mano. Estoy sola en el pasillo, no está ninguno de los chicos. ¿Dónde estarán? ¿Les...habrá hecho algo?... Él nota que estoy viendo el cuchillo y ríe de manera espeluznante.

En este momento ya se que tengo los minutos contados.

🔪🔪🔪🔪🔪🔪

¡Hola!

Espero que les guste la historia. Les recomiendo escuchar la canción de 24 Caprices for, Op. 1: No. 24 in A Minor: Ara Malikian. Le queda a la trama y las notas son hermosas y tiene un toque sombrío.

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