Uno

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Min Yoongi

— Me niego a hacerlo.

— ¡Pero Yoongi! — Exclamó Sejin a mis espaldas. — ¡La oportunidad perfecta se ha colocado frente a tus ojos! — Es la mejor alternativa que pudieron ofrecerte.

— ¿Maestro de preescolar? — Repetí sus palabras en un susurro. — ¿Es en serio?

Con una de mis manos acaricié mi sien, aún sin poder creer del todo lo que mi manager acababa de informarme.

Me hicieron esperar durante más de un año para aceptar mi solicitud de alistamiento, la cual rechazaban y suspendían utilizando las peores excusas existentes. 

Si bien, ya se me había hecho saber que, posiblemente, ni siquiera llegaría a poner mis pies en una militar como normalmente suele ocurrir con todo ciudadano coreano de género masculino. La situación de mi hombro interfería negativamente en la decisión de la Administración Personal Militar, por lo que se me avisó que mi servicio sería una excepción.

Funcionario público, trabajador social, servicio comunitario... Incluso le diría que sí a la nueva alternativa de trabajar en una prisión durante 36 meses, pero... ¡¿Un jardín de niños?!

— No seré capaz. — Respondí al pensarlo. — Los únicos niños que soporto, son los hijos de Namjoon.

— ¡¿DESDE CUÁNDO NAMJOON TIENE HIJOS?! — Gritó, provocando que me sobresaltara por su asombro. — ¡¿Dejó embarazada a su novia en alguna de sus visitas al servicio militar?! — Preguntó esta vez. — Le dije que usara protección, o bueno, que la sacara antes de tiempo tan siquiera. — Sejin hablaba más para sí mismo que para mí, parecía estar decepcionado de sus enseñanzas como manager y hyung. — Ahora entiendo por qué compartía tantas cosas relacionadas con bebés, ¡¿por qué nunca me lo dijo?! ¡¿Acaso no confía en mí?!

— Sejin hyung. — Llamé a su nombre con intención de calmarlo. — Si no te lo dijo, no es porque no te quiera. — Aclaré. — Es porque no es cierto, por eso mismo comenté que son los únicos que tolero. No existen.

— Dios mío, Min Yoongi. — Pronunció al retomar la calma. — Casi me da un paro por tu culpa.

Me reí de su exagerada reacción y me dirigí hacia mi estudio. 

— Siendo sincero, no es que me desagraden los niños. — Admití. — Amo cuidar a mi sobrino, pero ahí es donde entra el detalle: no es tan complicado cuidar a un solo niño, pero estamos hablando de un salón entero, hyung. — Confesé el motivo de mi temor. — Me harán pedazos.

— No pasarán de los cinco años, Yoongi. — Recordó entre risas. — No pueden hacerte daño.

Lo reconsideré por unos segundos.

— Incluso así, preferiría cumplir mi servicio como los demás miembros. — Me retracté. — Mi hombro se encuentra a la perfección.

— Que no se te olvide que ya te truena la rodilla. — Contraatacó de inmediato. — Te apuesto que, si te agachas ahorita, truena.

— No me truena.

— Sí lo hace.

— No es así.

— Inténtalo.

Solté un suspiro desesperado mientras rodaba mis ojos, sin más, hice una sentadilla para demostrarle que estaba equivocado.

Tronó.

— ¡TE LO DIJE! — Gritó victorioso. — Debí haberte dicho que apostáramos. 

— ¿Te estás burlando de mi condición física? — Reprendí con falsa indignación. 

— Últimamente te has descuidado un poco. — Comentó, haciéndome asentir de inmediato. — Desde que terminó tu gira, te has dedicado a producir y componer bajo la intención de mantenerte distraído de la ansiedad que te provoca el no obtener respuestas por parte de la administración. — Una vez más, le di la razón. — Acepta la propuesta del APM, es la mejor alternativa que pudieron haber ofrecido. 

Sejin tenía razón, no podía desperdiciar la oportunidad.

— Además, dicen por ahí que los niños traen contento al corazón y alegría al mundo. — Lo miré con una ceja alzado al presentir una intención oculta en sus palabras. — ¿Alguna vez has pensado en tener hijos?

— No es el momento, Sejin. — Reproché tal y como si me hubiera deseado la mayor desgracia del mundo. — ¿Por qué la pregunta? — Evadí la suya con una propia. — ¡Casi te mudas al cielo cuando bromeé acerca de Namjoon!

— Por eso mismo lo hago. — Se defendió. — Más que allá de la relación artista-manager, hemos desarrollado un vínculo hermano mayor-hermanos menores. — Sonreí con gratitud. — Me gustaría estar preparado para cualquier situación que pueda ocurrir.

— Y lo agradezco. — Reconocí. — Pero en este momento, necesito enfocarme en mí y en nadie más. Ni siquiera tengo pareja como para estar pensando en hijos. — Le recordé. — Deberías preocuparte por Namjoon, Jin, Jungkook y Jimin, ellos sí tienen.

— El amor se manifiesta de diferentes maneras, Gi. — Respondió. — Mi boda será dentro de unos meses, si para ese tiempo existe alguien en tu corazón, has que sea tu acompañante.

Sin decir nada más, Sejin abandonó el pasillo. 

Al ingresar a mi estudio, me encaminé hacia el ordenador, encontrándome nuevamente con el correo de la Administración Personal Militar y su propuesta alternativa.

No me quedaba de otra. 

Aceptaría.


An Bomi

Me encontraba destrozada, ¿cómo les diría la verdad a los niños?

— ¡Mami! — La voz de Hejin me sacó de mis pensamientos.

— Dime, cariño. — Respondí mientras lo miraba a través del espejo retrovisor. 

— ¿Cuándo volverá Miss Molly? — Preguntó con curiosidad. — ¡No la vemos desde hace cien años!

— ¡No seas exagerado! — Regañó Hyejin a su mellizo. — Solo han pasado mil meses.

Reí al escucharla hablar con seguridad.

— ¿Sabes cuánto tiempo son mil meses? — Pregunté divertida. 

— Sí. — Contestó alardeando. — Mil meses es mucho tiempo. — Estiró sus brazos tanto como estos le permitían. — Un tiempo así de grande. 

— Wow. — Admiró Hejin a su melliza. — Por eso eres la hermana inteligente, yo soy el hermano lindo.

— Los dos son inteligentes y lindos. — Corregí con una sonrisa. — Si están cansados, pueden dormir un rato. — Sugerí. — Los despertaré al llegar a casa.

Sin embargo, a pesar de mis ruegos internos, la pregunta evitada volvió a hacer presencia.

— ¿Cuándo podremos ver a Miss Molly? — Cuestionó esta vez Hyejin. — Necesito mostrarle el dibujo que le hice. — Comentó con un pequeño puchero sobre sus labios.

— Miss Molly volverá pronto. — Afirmé más para mí que para ellos, intentando convencerme a mí misma de mis palabras.

¿Cómo les diría a mis hijos que su preciada maestra del jardín de niños se encontraba interna en el hospital por un pre-infarto?

Miss Molly, una dulce señora de edad avanzada que ama a los infantes con todo su corazón. 

Esperaba que se mejorara pronto y que descansara como es debido. Por el momento, mis hijos tendrían que adaptarse a la maestra sustituta.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro