-Hirai Momo, ¿no? -preguntó una voz femenina detrás de Momo, la cual se volteó y vio a Minari, cruzada de brazos y con una expresión seria.

-Si, soy yo. -contestó. -¿Por qué?

Mina suspiró, mirando hacia la ventana y luego devolviendo su mirada a Momo. -Pues para el trabajo, ¿para qué más?

Bonita pero con mal genio.

-Ah si. -fue lo unico que Momo pudo contestar.

-¿Cuando nos reuniremos? Debemos acabar esto cuanto antes.

Momo pensó, no podía ningún día de esa semana, tenía entrenamiento y debía ir a su taller de mejoramiento de Inglés, su materia menos preferida.

-¿Ah? -Mina insistió. -Tiene que ser antes del miércoles de la otra semana.

-¿Puede ser el lunes? -preguntó Hirai y la pelinegra negó.

-¿El sábado? -definitivamente Momo no aceptaría, ni loca perdería su fin de semana por un estúpido trabajo. -Es el unico día libre que tengo.

-No voy a malgastar mi fin de semana por un trabajo. -contestó y Mina rodó sus ojos.

-Mira Hirai, entiende que no estás trabajando sola, ¿si? -la japonesa mayor frunció el ceño, acercandose a Momo. -Yo no pienso arriesgar mi nota por tu vagancia.

Momo rodó sus ojos y contestó. -No te estoy diciendo que no lo hagamos, solo digo que busquemos otro día, Myoui.

-Pues yo no tengo más tiempo. -dijo Minari, mirando a Momo con ira.

-¿Acaso eso es mi culpa? -Momo bufó y Mina cerró su puño con fuerza. -Mira, lo haremos el sábado, ¿feliz?

-Bien. -Mina se alejó de ella, con su típico caminado de supermodelo, algo atractivo y molesto para Momo al mismo tiempo.

Lástima que Minari tuviera tan mal genio, no iba a negar que era atractiva, muy atractiva quizás.

Increíblemente hermosa, enamorando a mujeres y hombres al mismo tiempo, con un cuerpo igual de increíble.

-Maldita. -murmuró Momo para si misma.