❁; capítulo treinta y dos

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

A veces, Louis se pregunta si hizo algo realmente bueno en una vida pasada, porque en esta, puede afirmar que lo tiene todo.

Encontrarse en otro continente, a miles de millas de distancia de su hogar, no ha sido algo fácil para él. Sin embargo, cada vez que reflexiona sobre su situación actual, reconoce que el sacrificio de estar lejos de sus seres queridos ha valido completamente la pena.

El campamento de preparación fue una experiencia invaluable. Desde que los primeros entrenamientos comenzaron, él entregó su cien por ciento en el campo, asistió a todas las conferencias informativas que se programaron como parte de las actividades diarias y desarrollo todavía más su condición física gracias a las prácticas intensivas.

Su enfoque se ha mantenido intacto y el sueño de convertirse en jugador profesional de la NFL se ha fortalecido más que nunca. Ahora, gracias a su sobresaliente desempeño, es reconocido como uno de los novatos más talentosos en el deporte, así que no tiene intención alguna de bajar su rendimiento.

Participar en el camp fue una vivencia extraordinaria, y haber dado lo mejor de sí en el pro day fue el trampolín que lo impulsó al siguiente nivel. No le hizo caso a la cantidad irreverente de nervios que tuvo, tampoco se acobardó ante la presencia de administradores, entrenadores e incluso los dueños de algunos equipos de la liga.

Aunque se comía las uñas cada vez que veía a los scouts de las treinta y dos franquicias tomando notas sobre los demás prospectos, él demostró de qué estaba hecho al cumplir satisfactoriamente con las pruebas de agilidad, velocidad y los ejercicios específicos solicitados por los coordinadores.

Sin saberlo, dejó asombrado a más de un analista y cuando su nombre fue anunciado entre los elegidos para ingresar al draft, sintió que todo su esfuerzo había sido recompensado.

Esa selección no solo superó todas sus expectativas, sino que también le abrió las puertas a un futuro lleno de posibilidades, confirmándole que estaba en el camino correcto hacia la realización de su sueño más grande.

Poco a poco está ascendiendo, escalando peldaño por peldaño hacia todo lo que alguna vez esperó en su carrera profesional y afortunadamente, su vida personal también se encuentra en un equilibrio perfecto.

Sus padres permanecen al tanto de cada paso que da, llenándolo de una motivación constante que le reconforta al saber que cuenta con el apoyo incondicional de su familia y por supuesto, lo más importante, es que su relación con Harry, continúa siendo una fuente de estabilidad emocional.

A pesar de las millas que los separan, ellos siempre encuentran momentos para conversar a través de llamadas o mensajes, expresándose mutuamente cuanto se extrañan y lo mucho que anhelan estar juntos, incluso si es solo por un día.

Este domingo lograron enlazarse en la videollamada que planearon el día anterior, y la verdad es que ambos lucen extremadamente felices de verse aunque sea a través de una pantalla.

No obstante, hay algo relevante que Louis tiene que decirle a su ratón y aún no sabe que palabras usar.

—Entonces, cuando me reuní con Liam, noté que tenía una extraña mancha roja en el cuello, así que le pregunté qué le había pasado, y se puso muy nervioso —relata Harry, enfatizando su historia con una mueca juguetona y un leve arqueo de cejas—. Al final, me dijo que era un sarpullido, pero yo no le creo.

Louis también eleva sus cejas, sonriendo revoltosamente antes de tomar otra porción de su almuerzo con el tenedor.

—No lo sé, parece demasiado sospechoso, ¿no crees? —comenta, después de llevarse a la boca el trozo de pescado que acaba de cortar—. Digo, todos van a una fiesta donde dices que Zayn estuvo muy cerca de él, y luego aparece con eso en el cuello... ¿A quién quiere engañar?

El rizado hace un gesto afirmativo, mostrando que está de acuerdo con la deducción de su novio y como si estuviera implicado en una investigación crucial, dramatiza la situación al tomar un sorbo largo de su café.

—Pienso lo mismo, amor, parece demasiada coincidencia —Realiza una ligera elevación de hombros mientras abre el paquete de galletas que tomó de la despensa—. ¿Zayn no te ha contado nada a ti?

—No, no me ha mencionado nada —Se frota el mentón con dos dedos, intentando recordar si recibió alguna información valiosa de su amigo—. Solo... últimamente sus estados en WhatsApp se basan en letras de canciones románticas.

Harry salta en su silla al escucharlo, dejando caer accidentalmente la mitad de su galleta al suelo del comedor.

—¡Los de Liam también!

Los ojos zarco de Louis se ensanchan con sorpresa y muerde la punta de su tenedor.

—¿Tú crees que por fin se estén animando a salir?

—Tal vez están en la fase de conocerse... aunque viendo el chupetón, me queda claro que tuvieron buena química.

—Siempre la han tenido, bombón —asegura, picando un poco de la ensalada que hay en su plato—. De lejos se notaba lo mucho que se gustaban.

—En eso tienes razón —Mastica otro pedazo de galleta, triturando la masa crujiente antes de continuar—: Solo espero que Liam se deje fluir, es la primera vez que se relacionaría con un hombre.

Automáticamente, el ceño del castaño se frunce.

—¿Cómo? —inquiere, dudoso—. ¿No se supone que es bisexual?

—Lo es, sí —responde con calma, limpiándose las comisuras con una servilleta—. A pesar de que le gustan los chicos, nunca ha tenido algo serio con ninguno.

Oh... ¿Ha estado saliendo solo con chicas hasta ahora?

—Formalmente sí —Chasquea la lengua y por medio del celular, observa cómo la confusión se apodera de su novio—. Digamos que ha tenido citas con uno que otro muchacho, pero hasta ahí.

Louis asiente, con una comprensión más clara de las posibles circunstancias en las que sus amigos podrían encontrarse.

—Pues yo espero que se den la oportunidad —agrega, destapando la lata de refresco que sacó de la máquina expendedora—. Se merecen algo lindo, ¿no?

—Sí, yo también deseo lo mismo.

—Ya veremos que dice el destino —menciona, luego de beber un largo trago de su bebida con sabor a limón—. Oye, por cierto, ¿qué hay de Niall? Apenas hablé con él y me dio la impresión de que continúa triste.

—Lo está, amor —informa, descansando la barbilla en una de sus manos—. Sigue decaído, es evidente que no se ha recuperado.

—¿Aún lo ves mal?

—No como al principio, pero sí. Y lo entiendo, Emilia ya me contó que su ruptura sí fue muy dolorosa.

Inconscientemente, el mayor presiona los labios, bajando lentamente la mirada hacia su plato como si buscara algo interesante en los restos de comida que tiene delante.

—Me imagino —musita, pasando su tenedor por el pescado a medio comer—. Ellos no terminaron porque se dejaran de querer.

—No, ella me dijo que no pudieron con la relación a distancia —agrega, cubriéndose la boca porque todavía no ha terminado de masticar—. Ambos están mal, y yo espero que el tiempo sane pronto sus heridas.

—Sí... yo también, sí —vacila, trazando círculos en la parte superior de la lata de refresco con su dedo—. Es... triste, ¿no?

—Así es, ojalá en un futuro vuelvan a coincidir.

—Sí, ojalá.

En ese momento, una pesada quietud se abate sobre la conversación, cargando la videoconferencia con un silencio incómodo.

Louis no aparta la vista de su plato, incluso pareciera que examina con detalle cada uno de los ingredientes que componen la ensalada del supermercado y Harry comienza a sentir que algo está fuera de lugar al percatarse de que su novio se encuentra extraordinariamente absorto en los alimentos que adquirió por la mañana.

Se queda callado mientras lo contempla por la pantalla, intentando descifrar lo que su expresión quiere decir, y pese a que no se hallan ni siquiera en el mismo país, no le resulta difícil concluir que las cosas no están del todo bien.

—¿Lou? —murmura, cerrando los dedos sobre la oreja cerámica de su taza—. ¿Qué pasa?

—¿Uhm?

—¿Qué pasa? —pregunta de nuevo, ladeando la cabeza y pasando saliva cuando siente que la garganta se le ha resecado—. Te pusiste serio de repente.

Ah, no, no pasa nada —Sus ojos azules se vuelven hacia la cámara, mostrando una sonrisa claramente forzada—. De hecho, hay algo que debo contarte.

—Bueno, te escucho.

Él se remoja los labios, es posible que también tenga problemas para tragar porque su manzana de adán acaba destacándose en su cuello.

Sus entrañas se retuercen cuando acomoda el tenedor sobre el borde del plato, apartándose momentáneamente de su almuerzo al empujarlo hacia el frente, mientras maquina cómo abordar el tema que necesita discutir, pues no preparó ningún discurso y mucho menos estructuró algún buen método de comunicación en su cabeza.

—Serás el primero en saber esto —masculla, esforzándose por ignorar el modo en que su ritmo cardiaco se acelera—, no le he contado a mis papás porque quiero que tu seas la primera persona en enterarte de lo que sucedió ayer.

Harry entreabre la boca, sin despegar la vista de la cámara frontal que quisiera atravesar en ese instante.

—¿Qué ocurrió? —curiosea.

—Ayer por la tarde me llamaron del área administrativa—explica entonces, haciendo una limitada pausa para suspirar—. Uno de los representantes vino por mí y me llevó a la sala de juntas principal, donde estaban reunidos algunos evaluadores y scouts del IPP.

—Ajá... —La entonación al final de la palabra busca incitarlo a que prosiga—. ¿Qué más?

—En resumen, me dijeron que poseo un potencial destacado, mencionaron que tengo un montón de fortalezas en el campo y aplaudieron el buen trabajo que he hecho desde que llegué —pronuncia con rapidez intencional, creyendo que su caja torácica será perforada gracias a los latidos desenfrenados de su corazón—. Y bueno... Lo importante es que me informaron que los equipos tienen permitido firmar a un jugador internacional para la escuadra de prácticas si es que lo consideran un buen elemento.

Progresivamente, la arruga que surca el entrecejo del menor se desvanece y en su lugar, brotan esos dos bonitos hoyuelos en sus mejillas.

—Confirma lo que estoy imaginando —Su dentadura aperlada ahora es la protagonista en su rostro—. ¡Dime que vas a estar en la escuadra de prácticas de algún equipo!

—Una franquicia va a ficharme, amor —corrobora la teoría, riendo suavemente al escuchar el grito emocionado al otro lado de la línea—. Por lo tanto, voy a continuar entrenando bajo la etiqueta de jugador internacional que me brinda el programa y quizá, en el futuro, pueda ir por un lugar en la plantilla oficial.

El ojiverde chilla otra vez, tapándose la boca con una mano y negando repetidamente con la cabeza.

Sus iris están vidriosos, francamente no logra contener el inmenso estallido de felicidad.

—¡Lo sabía! —Ríe con nerviosismo, al pasarse los dedos por sus rizos cortos—. Yo sabía que lo ibas a lograr, cariño, yo te lo dije, siempre confíe en tu gran capacidad, ¡esto y más te mereces!

Louis no puede evitar sonreír también, aunque de manera discreta.

Lo ama. Lo ama con una pureza intensa y a la vez enfermiza.

Está completamente loco por Harry.

—Esto es solo otro pequeño paso, bombón, aún me queda mucho camino por recorrer —Sacude las pestañas lentamente, antes de cambiar el rumbo de la conversación—. Además, hay otra cosa que debo decirte.

—¿Qué es?

Y, mierda, un dolor punzante le acribilla el pecho otra vez.

Lo sabe.

Sabe que jamás se acostumbrará a estar separado de su ratón favorito. Le duele enormemente hallarse al otro lado del océano, sin tenerlo entre sus brazos a diario, sin poder susurrarle palabras bonitas al oído y sin sentir su calor. Es una jodida tortura solo ver su precioso rostro en la fría pantalla, es horrible extrañar hasta el más mínimo detalle de él.

Reconoce que nunca podrá adaptarse a vivir lejos de él. Esa distancia le resulta insoportable, es una barrera invisible que lo asfixia y lo sofoca, causándole un vacío en el estómago.

Los pensamientos se acumulan en su mente, cada uno más caótico que el anterior, hasta el punto de bloquearle el habla. Las sílabas se le escapan, se fragmentan en su cabeza, y siente que es incapaz de articular una explicación coherente sobre lo que su decisión profesional realmente significa para ambos.

Respira hondo y escruta esos preciosos ojos verdes que, aunque no lucen tan brillantes en la videollamada, logra distinguir que lo captan con suma ilusión.

—Amor, la vigencia de mi participación en la escuadra es de dos años —manifiesta, mordiéndose por un instante la mejilla interna—. Lo que significa que debo quedarme aquí por ese tiempo.

Y ahí lo tiene.

El semblante de Harry se apaga por completo. Puede ver como sus hombros se hunden despacio y alcanza a notar la forma en que contrae el ceño, reflejando la perplejidad que la noticia le ha causado.

No es para menos.

El rizado se encuentra procesando el anuncio, intentando convencerse a sí mismo de que todo sacrificio tiene su recompensa y que no debe volverse un impedimento para que el amor de su vida salga adelante en aquello que tanto ha buscado por meses.

¿Qué son dos años, después de todo? Si lo piensa con objetividad y sin dejarse llevar por el sentimentalismo, está convencido de que veinticuatro meses no significan nada. No tiene por qué ser un obstáculo; las relaciones a distancia pueden funcionar. El hecho de que la de Niall no haya tenido éxito no implica que la suya vaya a ser igual.

—Eso es bueno, cariño —Atina a murmurar, curvando débilmente los bordes de su boca—. Es tu momento, y debes aprovecharlo, no puedes dejarlo pasar.

Instintivamente, Louis agita la cabeza en negación, pues no está dispuesto a permitir que lo más preciado que tiene en la vida quede en pausa.

—Escucha, hay otro tema —retoma, frotando las palmas en la tela de sus pantalones para secarse el sudor—. Me van a pagar por practicar con el equipo. Y tal vez no será tanto dinero como el que ganan los jugadores activos, pero lo que me van a dar está bastante bien.

—¡Aún mejor! Te van a pagar por hacer lo que te gusta, Lou —Aunque siente un nudo enorme en la garganta, sigue animándolo con entusiasmo—. ¿Qué más se puede pedir?

—Bueno... Puedo pedirte que vengas a vivir conmigo.

Entonces, el cuerpo de Harry se siente como si se hubiera congelado en su lugar, sin poder moverse más que para parpadear con lentitud, asimilando lo que acaba de escuchar.

Vislumbra la pequeña sonrisa de Louis, el color rosado que ha trepado por sus cachetes y la forma en que sus dedos nerviosos juegan entre sí sobre el escritorio.

—¿Tú quieres que yo...? —Escupe las únicas palabras congruentes que logra coordinar—. ¿De verdad?

—Sí —afirma, al rascarse la zona lateral del cuello—. Puede parecer precipitado y es verdad que no lo teníamos planeado, pero realmente quiero que estés aquí conmigo.

El menor boquea, un escalofrío bajándole por la espina dorsal.

—Lou, esto no es así de fácil...

—Ya sé que no lo es, de hecho nada en la vida es fácil —espeta, inclinándose un poco más hacia el celular porque el ansia lo está carcomiendo por dentro—. Aún así, creo que esto se trata de tomar riesgos, de lanzarse sin miedo a fracasar, y simplemente sujetar el timón para dirigir el barco, ¿cierto?

—Sí —titubea–, supongo.

—Y a pesar de que esto puede ser jodidamente imprudente, me gustaría que lo intentáramos.

—Amor, tú ni siquiera te has graduado y a mí todavía me faltan dos semestres.

Como si nada, el ojiazul se encoge de hombros, restándole importancia a ese dilema.

—Podemos encontrar la manera de terminar la universidad a distancia —comenta, sin inmutarse—. Lo investigué, actualmente existen algunos programas que lo permiten y de hecho, tengo que aplicar para alguno si lo que quiero es terminar mis estudios mientras estoy acá.

Harry se pasa una mano por la cara, cerrando los ojos al intuir que a su novio se le han botado dos tuercas y un tornillo.

Sin embargo, tiene que admitir que toda su alegría ha vuelto.

—Dios mío —resopla, aturdido por su pulso vergonzosamente apresurado—. Apuesto que ya lo tienes todo planeado.

—Así es —Se muerde el labio, suprimiendo una sonrisa de esperanza—. He estado buscando varias opciones de apartamentos y te aseguro que puedo pagar una renta sin problemas.

Otro suspiro, una exhalación duradera.

—Tendría que revisar mis papeles...

—Lo haremos, a mí me están ayudando con los trámites.

—¿Y cómo le voy a decir a mis papás?

—Yo hablaré con ellos, lo prometo. Siempre te he cuidado y esta vez no será la excepción.

Efectivamente, Louis se dedicó varios días a buscar respuestas concretas antes de hacerle la propuesta.

Y maldita sea, Harry piensa que dar un salto tan grande es una locura. Podría convertirse en la aventura más emocionante de su existencia, o tal vez en la terrible perdición de ambos. Hay muchas posibilidades, tanto buenas como malas, y no tiene idea que es lo que resultará de esta decisión.

No obstante, la duda no lo asusta; al contrario, la emoción y el temor se entrelazan, y por una vez en su vida, decide no preocuparse por lo que vendrá después.

Quiere estar con su jugador estrella. Quiere construir una vida junto a él, compartir metas, y verlo triunfar en lo que más le apasiona.

—Solo tengo una condición —Con una expresión serena, apunta hacia la cámara del celular con su dedo índice—. Buscaré un trabajo para poder ayudarte con los gastos, ¿bien?

Louis echa ligeramente la cabeza hacia atrás y coloca los ojos en blanco.

—Te dije que no tendrías que preocuparte por trabajar.

—Eso será en unos años —garantiza—. Por ahora, tenemos que hacerlo juntos.

La sonrisa que comparten es dulce e íntima.

Desconocen si están listos para avanzar hacia el siguiente nivel, pero, al fin y al cabo, ¿quién si lo ha estado?

Solo se trata de apostar por lo bueno.

── •∘°❁°∘• ──

── •∘°❁°∘• ──

-1, nos leemos en el capítulo final. 💫

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro