• 139 | Piedad

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»139. Piedad«




"Tuve que soportar verte toda la noche coquetear con el amor de mi vida, ¿Quién mierda te crees que eres? Llegas y te robas toda su atención como si te perteneciera" Jungkook arqueó las cejas en sorpresa, confundido y aturdido porque ella parecía hablar de Taehyung, su Taehyung.

"¿Y a ti sí? ¿Te pertenece a ti, entonces?" Su lado posesivo salió a flote, haciendo que las palabras las soltara cargadas de veneno, la pelirroja intentó asentir y sonreírle  pero no planeó que Jungkook le diera un codazo, justo en las costillas, haciendo que se tambaleara. Apretó la zona dolorida con ambos brazos, fue tal el golpe y se sintió tan desorientada que no sintió cuando Jungkook le quitó la pistola y las esposas que colgaban de su jean, poniendo sus brazos por detrás de la espalda y presionándola contra el lavabo para ponerle las esposas.

"No sé quién eres, pero creo que estás lo suficientemente grande como para saber que no te puede pertenecer un artista, ni nadie. No eres dueña ni siquiera de los animales" Bramó él, haciéndola estremecer por la impotencia en su voz.

Jungkook tanteó los bolsillos de la chica, encontrando las llaves de las esposas, mostrándoselas después al conseguirlas y agitándolas frente a su rostro a la vez que sonreía, la pelirroja miró hacia el suelo, pensando que tal vez si hubiese dejado al castaño en paz desde el principio y no hubiese obligado a sus amigos a participar... Nada de eso estaría pasando.

"¡Angie! ¡¿Angie dónde estás!?" Se escuchó un grito agudo desde un intercomunicador radial, resonando en las silenciosas paredes del lujoso baño. Jungkook volteó en todas direcciones, buscando el objeto que produjo aquél sonido, hasta que fijó su mirada en el walkie-talkie colgado junto a una delgada cadena en el cuello de la pelirroja, y entrecerrando los ojos, acercó su mano a su cuello y tiró del collar con fuerza haciendo que se soltara, obteniendo el intercomunicador en sus manos. Angie se removió en su lugar, tratando de liberarse inútilmente, con los ojos picándole por el ardor que había dejado el collar en su cuello al ser arrancado.

Jungkook estrelló el intercomunicador, lanzándolo contra la pared de cerámica marmoleada en un ruido seco, volteando para observar a Angie de nuevo. Estaba harto, cansado, y no tendría piedad, ella estuvo meses acosándolo, seguramente siendo ella también quien mandó a todas esas personas a que le escribieran preguntando asuntos de su vida privada que no le concernían a nadie más que a él, llegando al punto de preguntar si sus padres habían fallecido —que incluso si ésto era un hecho bien sabido, nadie tendría porqué haberse enterado— joder, ¿Y se suponía que por ser una chica debía tener piedad? ¡No!, él de ahí no se iría hasta hacer sentir miserable a su acosadora.

"Estuviste detrás de mí todos éstos cuatro malditos meses" Exclamó, acercándose a ella un paso a la vez.
"...Desde aquél tweet donde él admitía que yo lo había besado, creíste que no me daba cuenta de que me seguías, al trabajo, a la universidad...cada día" Cuenta, su voz amenaza con quebrarse por el amargo recuerdo a la invasión de su privacidad pero se pide a sí mismo no mostrar debilidad y así lo hace.

"¡Me seguiste hasta aquí!. ¿¡Por qué no puedes aceptar que no puedes tener un romance con alguien inalcanzable para ti!?. ¿Por qué no puedes aceptar que él ya es feliz?" Vociferó, escupiendo las palabras con voz gélida —tratando de parecer firme y cruel incluso si por dentro había un revoltijo de ansiedad en su estómago— a este punto no le importaba si había hablado demasiado fuerte ni sus principios morales impuestos por su madre acerca de ser suave y dulce con las mujeres, Angie se merecía eso y... Más.

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