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Dahyun se fue acercando sigilosa hasta su colega y mejor amiga con una sonrisa burlona. — ¿Sabías que los apoderados hablan más que sus propios hijos? —Sana frunció el ceño confundida, sin entender a donde quería ir la conversación.

— Quieres decirme algo en concreto, ¿cierto? —Dahyun al ser descubierta se rascó su nuca.

— Que eres muy notoria —Nuevamente su ceño fruncido apareció en la rubia. — Escuché cosas de los apoderados, como que tú y la señora Myoui se gustan, que son pareja... y bueno, hay mucho más. — Pasó su vista por la sala donde daban clases, donde justo en ese momento los niños estaban haciendo una actividad. — Los padres de familia hablan, y más aún cuando fue el desayuno.

Sana hizo una mueca negando con su cabeza. — Pensé que no era tan notoria.

— Oh, amiga, ¿Luego de que hayas tirado esa pila de vasos crees que no se darían cuenta? Por favor. —Avergonzada, Sana apartó la mirada pasándola por la sala. — Estás perdida por ella, eh. —Se burló.

— ¿Quieres que te recuerde la estupidez que hiciste el otro día cuando vino a dejar la doctora Hirai a Nayeonnie?

— No te atreverías.

Tranquilamente se sentó en una de las sillas que había detrás del escritorio de la profesora. — Ah... ¿Cómo fue? ¡Cierto! Te pusiste tan nerviosa que te caíste frente a ella, sin olvidar que tu ropa se mojó porque caíste justo en ese charco de agua, pero yo soy la que está perdida, ¿no? —Al ver el avergonzado rostro de su amiga, sonrió victoriosa. Se levantó cuando vio como una de sus alumnas levantaba la mano. — Me la debías. —Le palmeó la espalda al estar al lado de Dahyun.

— Lo sé. —Suspiró rendida. En el fondo sabía que en algún momento Sana tendría la oportunidad de burlarse; Estaban a mano.

Mientras tanto los niños dibujaban como decía la actividad, que era dibujar lo que quisieras tener en unos años.

Mayormente los pequeños dibujaban cosas que podría ser un tanto complicado de conseguir como un unicornio, dinosaurios, hadas o sirenas. Aunque claro, había algunos pocos que dibujaban algunas cosas con muchas más posibilidades de conseguir.

En silencio Sana fue pasando por los puestos de cada niño para ver el avance que llevaban. Muchos de los dibujos eran palitos bastantes cuestionables, ya que no se entendían con mucha claridad, pero se lograba entender mejor cuando el autor del dibujo lo explicaba.

— ¿Puedo ver, Nayeonnie? —Apuntó al dibujo. La niña miró a su profesora y luego a su dibujo, asintiendo un poco tímida, y es que todos sus demás compañeros habían dibujado cosas en común menos ella, pensando que quizás se había equivocado.

El dibujo estaba listo y coloreado con los crayones de color pastel que se les había entregado. Había una casa con segundo piso dibujada, a su alrededor había algunas plantas y dos macetas con flores en la entrada. Y por el que suponía era el patio, había un perrito de color café pequeño, además de, lo que suponía que era, una niña mucho más chiquitita junto a un corazón.

— Esto es una casa nueva, un perrito, y una hermanita. —Explicó cada dibujo mostrado en el papel.

— ¿Y el corazón? —La menor tímida apegó su conejito de peluche a su pecho.

— Es una pareja para mamá. —Al ver la expresión confundida de su profesora, prosiguió a seguir hablando. — Ella no ha tenido pareja desde hace mucho, mucho, mucho. —Explicó acompañada con sus brazos que exageraba un poco más su relato.

— ¿Y eso no te gusta? —Solía escuchar, mayormente de hijos que tenían padres separados, que no querían que sus padres tuvieran nuevas parejas, era nuevo que escuchara que una hija deseara que su madre tuviera pareja.

La menor negó con un mohín. — Dice que está muy grande ya como para tener pareja. —Hizo una mueca fastidiada. — Pero mi tía Momo también es grande y le gusta la profesora Dahyun. —Alegó.

— Ah, ¿sí? —Preguntó interesada.

Nayeon asintió. — ¡Sí! Yo las he visto, mi tía sonríe mucho con la profesora Dahyun. —Agregó. — Una novia le haría más feliz. —Concluyó con un mohín, y es que quería que su madre también fuera así de feliz, y sabía que ya lo era, pero pensaba que quizás una pareja para la mayor no sería mala idea, y que podría entregar otro tipo de felicidad, o al menos eso vio en una película.

— Nayeonnie, quizás tu mamá no necesite una pareja para ser feliz, ya te tiene a ti. —La menor hizo una mueca.

— Habla igual que mi mamá. —Y era verdad; Siempre que le decía a su mamá que podía tener pareja, ella le decía que no la necesitaba, y bla, bla, bla.

Para Mina no era necesario, ya tenía a su hija que la hacía completamente feliz, además de que su trabajo ya le ponía cierto horario limitado con su pequeña, no estaba dispuesta a gastarlos en citas o salidas con alguien que probablemente luego le alegaría por no pasar tiempo juntos.

— ¿A usted le gusta mi mamá? —Sana se sorprendió por la repentina pregunta de su alumna.

— ¿Q-Qué? —Fue lo único que logró formular.

— Pídale una cita, dirá que sí. —Sonrió orgullosa por su idea. Esa niña y sus preguntas le sorprendían cada vez más y más a Sana.

Dahyun que estaba revisando el trabajo de una de sus alumnas, escuchó todo al estar solo a dos puestos lejos de la rubia.— Ay, Nayeonnie, que buena idea acabas de tener, ¿Por qué no lo hace, profesora? —Se unió. Si las miradas mataran, probablemente ella ya estaría muerta.

— U-Uh... —Al tener dos pares de miradas curiosas por parte de su alumna y su mejor amiga, además que recientemente se había unido Jeongyeon a la batalla de miradas expectantes sin saber que había pasado, se relamió el labio nerviosa. La campana sonó, haciendo que las miradas acabaran. Ya era hora de irse a casa.

Al salir de la sala, los niños caminaban detrás de sus profesoras en filas junto a sus mochilas. El portón fue abierto y los padres empezaron a asomarse buscando a sus hijos.

La madre cirujana se asomó con cuidado de no empujar a los demás padres. Elevó la vista y cruzó miradas con su hija que, con el permiso de sus profesoras, corrió hacia su madre siendo alzada por esta.

Aunque solía ir Lisa, la niñera que tenían, a buscar a la menor, esta vez Mina tenía libre por la tarde, pero tendría que irse en la noche porque le tocaba el turno nocturno.

— Hey, inténtalo. —Alentó Dahyun dándole ánimos a su mejor amiga.

Tomó aire y se encaminó hacia Mina decidida, quien ahora estaba hablando con Tzuyu y Jihyo sobre quien sabe qué.

— Buenas tardes, profesora. —Dijeron las tres adultas al tener a la profesora frente suyo. Correspondió el saludo con una leve reverencia.

— Uh, yo venía a preguntarte algo —Habló mirando a Mina, la cual la miró expectante junto con su hija que tenía en brazos. — Algún día, solo cuando puedas, ¿te gustaría salir conmigo? —Las dos niñas, Nayeon y Jeongyeon quienes miraban todo desde los brazos de sus madres, sonrieron cómplices. Mientras tanto la pareja y madres de Jeongyeon se miraron entre sí sorprendidas y burlonas a la vez. Y en cuanto a Mina, era la más sorprendida.

Mina miró a su hija quien asentía, como si estuviera respondiendo por ella. — Mis días libres los aprovecho con Nabongs, y- —Fue interrumpida por la mencionada.

— Yo estoy bien, anda. —Dijo alentando a su mamá. Madre e hija intercambiaron miradas, una confundida, y la otra esperando que acepte.

Nuevamente la pelinegra miró a la profesora y respondió. — Y-Yo debo pensarlo, espero no te moleste.

Sana negó tranquila con una sonrisa. — Tómate tu tiempo, puedo esperar. —Mina sonrió más tranquila, además de gustosa por la respuesta de la otra.

Poco a poco los padres se fueron del lugar, y las últimas madres siendo Mina y las Yoo se despidieron de las profesoras con leves asentimientos se cabeza.

Había una propuesta que pensar.

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