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Las cosquillas a sus costados lo hacen removerse entre las sábanas y soltar risitas por lo bajo, alguien está abrazándolo por la espalda mientras posa su mentón sobre su hombro y deposita una lluvia de besitos allí. Él sabe quién es, más finge no saberlo a pesar de que el aroma a canela de Jimin es inconfundible.

Los besos siguen hasta su mandíbula y cuando tocan sus labios, finalmente decide abrir los ojos, su característica sonrisa de conejito se extiende y contagia al peligris frente a él, quien al verlo despierto lo alza por los muslos y lo lleva entre sus brazos fuera de la habitación.

"Buenos días a mi omega bonito" Jimin susurra, acariciando con una mano los largos rizos achocolatados que el menor posee. Jungkook chilla, escondiéndose en el pecho contrario. "Regresé antes, me extrañaste mucho, uhm?" Pregunta, notando que su omega se encuentra muy a gusto, con sus brazos y piernas rodeándolo por completo.

Jungkook tararea feliz, alzando su cabeza sólo un poco para besar castamente el cuello de su alfa.

"Te extrañé demasiado, Minnie, ¿Te quedarás por más tiempo ésta vez?" El castaño se permite aspirar con serenidad ese aroma que tanto echó de menos por tres meses; tres meses donde durmió abrazando las camisetas de su alfa, puesto que era la única forma de sentirlo cerca.

Jimin no responde, espera hasta llegar al gran comedor, donde los betas que ayudan en el servicio doméstico de su casa se encuentran sirviendo el desayuno. En el centro de la mesa yacen veinte cajas de color púrpura y un gigantesco conejito rosa dentro de una canasta con dulces; el omega observa con ojitos brillosos las envolturas, su esposo amaba traerle regalos cada que regresaba de un viaje de trabajo.

Una vez que los betas se apartan de la mesa, se disponen a comer luego de agradecerle al personal por su arduo trabajo, dando pie para que estos se retiren tras hacer unas reverencias.

Waffles con crema y fresas, huevos revueltos, gimbap, sándwiches, cereal y neoduri son parte de su desayuno así como un jugo recién hecho de manzana; entretanto Jungkook se encuentra abriendo regalos, olvidando que su alfa aún no le había contestado la pregunta.

Jimin lo mira atento, sin despegar sus ojos de él en ningún momento.

"¡Café francés!" Exclama el castaño viendo las grandes bolsas de café molido con la bandera de Francia en ellas que ha sacado de una de las cajas, las abraza, viendo al peligris con una deslumbrante sonrisa. Jimin se sonroja, riendo al verlo tan alegre. "Siempre quise volver a probarlo, ¿Cómo lo supiste?" Sus ojitos se agrandan, y el alfa siente su corazón encogerse de ternura.

"Que ¿Cómo lo supe?, te la pasas hablando de ello desde que fuimos en nuestra luna de miel a París, así que pensé: ¿Por qué no llevarle a mi bebé algunos si estoy en Francia?" Cuenta, acercándose para acariciar el dorso de la mano del menor. Jungkook empieza a abrir otra caja mientras él teclea una respuesta rápida a su jefe desde su teléfono. "También te traje chocolates, el cacao allá es simplemente una exquisitez, están en- oh...." Dice, viendo con asombro a Jungkook, que en cuestión de segundos ha destapado una caja de bombones de chocolate rellenos de crema de maní y se lleva uno a la boca para degustarlo, riendo y arrugando la nariz cuando su alfa lo observa estupefacto.

"Están muy ricos" Murmura con la boca llena, consiguiendo que Jimin ría y se levante de su asiento para robarle un besito con sabor a chocolate al adorable omega; Jungkook se cuelga de su cuello mientras el peligris lo abraza por la cintura, se besan apasionadamente con sólo sus respiraciones entrecortadas escuchándose de por medio, de pronto el aroma a canela del alfa y el de lilas del omega se intensifican al punto de volverse embriagadores y dulces para cualquiera que pueda percibirlos, el castaño gatea hasta sentarse en el regazo de Jimin y inclina su cuello hacia un lado mientras las manos del alfa acarician su pancita con cariño. La marca en su cuello pide a gritos silenciosos ser tocada y sus plegarias son escuchadas cuando la sinhueso ajena acaricia con ternura la pequeña cicatriz antes de hincar sus colmillos dentro de ésta, Jungkook gime agudo y se aferra a los brazos de su mayor cuando el lazo se renueva, fortaleciendo la conexión entre ambos y creando un revuelo de sensaciones y emociones encontradas.

Cuando el proceso termina, ambos se observan sonrientes y se dan besitos esquimales, acurrucados contra la silla de cuero, se sienten seguros y cómodos estando juntos, incluso si uno de ellos aplaza el anuncio de un viaje de larga duración, prefiere olvidarlo, al menos por hoy, podría tener la oportunidad de pasar tiempo con su omega.

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