Capítulo 18🍁

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Cruzando la puerta de la casa, Yoongi sintió y presenció cuando todo el cuerpo de su pequeño omega se tensó, observando el interior de su hogar.

—¿Pequeño? —llamó colocando su mano sobre el hombro.

Jimin respingo suavemente y observó a su alfa.

—No es necesario que lo hagamos ahora —intentó tranquilizar al presenciar el pánico en los dulces ojos grises tras esos grandes lentes circulares.

—N-no —tartamudeó.

Jimin apretó sus labios y movió nerviosamente sus manos frente a el.

Lo estaba arruinando todo, lo sabía y se estaba frustrando por no saber cómo arreglarlo.

—Jimin, pequeño... No es necesario-...

—¡Yo quiero! —interrumpió exaltado.

El pequeño erizo abrió de más sus ojos y llevó sus manos hacia su boca. Sacudió su cabeza sintiéndose terriblemente torpe.

Estaba tan nervioso, ansioso y asustado que no sabía qué sentimiento estaba dominando sobre el otro, todos estaban luchando en una guerra en su interior que lo mantenían en un estado confundido, y tal vez, algo sensible.

Presenciando como su pequeña pareja se deprimía, Yoongi lo tomó entre sus brazos y los trasladó al sofá de la sala, donde se sentó y acomodó a Jimin a horcajadas sobre él.

—Bebé —pronunció tomando entre sus manos el pequeño rostro del omega—. Necesito que me hables, que me digas qué está mal —pidió con suavidad, no queriendo empeorar el estado de su pareja.

Jimin mordió su labio inferior y tomó una profunda respiración.

—Tengo miedo... —susurró finalmente.

—¿De qué, pequeño? —murmuró.

El alfa contempló con ternura como las orejas de Jimin se pintaban de rojo, el cual después se trasladó a sus esponjosas mejillas.

Tomando las manos que apresaban su rostro, el omega las bajó y se inclinó hacia adelante, intentando esconderse en el cuello del alfa.

—No sé nada de esto, Yoongi... Tengo miedo de no ser suficiente —reveló finalmente—. Conozco la dinámica pero es la primera vez que yo... —balbuceo—. He jugado conmigo mismo antes pero solo en la necesidad de mi celo, y no es lo mismo... —intentó explicarse.

—Eres mío bebé, no importa lo que hagas, nunca me decepcionaras —afirmó—. Deja que cuide de ti y no te preocupes por nada —pronunció con voz baja.

—Pero... ¿Y si no soy lo suficientemente bueno? —insistió con temor, removiéndose para apoyar su pecho sobre el de su alfa.

—Pequeño —gimió Yoongi ante el movimiento—. Nadie nace sabiendo nada, uno lo aprende. Deja que yo te guíe, que te cuide...

—... ¿Y si yo también te quiero cuidar? —pregunto en un susurro.

—Te enseñaré —prometió logrando que el pequeño omega saliera de su escondite.

—¿En serio? ¿Lo harías? —preguntó.

—Somos pareja, pequeño, por supuesto que sí, puedes confiar en mí hasta en tus deseos más profundos —prometió y respiro profundamente—. Pero si no estás listo, lo que dije antes es verdad. Podemos hacerlo ot-...

Jimin se inclinó hacia adelante y presionó sus labios juntos para silenciarlo.

Si escuchaba otra vez esas palabras, podría comenzar a dudar y finalmente, aceptar.

Y el pequeño omega no quería eso, él quería ser marcado, quería pertenecerle a Yoongi y que este le perteneciera a su vez.

Cuando unas manos se colaron bajó su ropa, un chillido sorprendido escapó de sus labios. Aprovechando, Yoongi introdujo su lengua a la dulce boquita de su omega y comenzó a explorar con sensualidad, a la par que sus manos.

La mente de Jimin se dividió entre el caliente beso que se lo comía vivo y las fuertes y sensuales manos que recorrían su cuerpo casi como si tratara de trazar y recordar cada parte de un precioso mapa.

Rompiendo el beso, el pequeño erizo tomó una gran bocanada de aire que sus pulmones exigían. Aprovechando, Yoongi comenzó a repartir dulces besos por todo el rostro del omega.

Cuando llegó a sus lentes, los mordió y con lentitud se los sacó tirándolos al otro extremo del sofá.

Al contemplar la sonrisa depredadora del león, Jimin gimió y se inclinó por otro beso.

Los chasquidos de sus bocas comenzaron a llenar la sala. Necesitando más piel, el pequeño castaño comenzó a tirar de la chaqueta del alfa, intentando quitársela.

Separándose, el león rápidamente se deshizo de su ropa superior, revelando finalmente su piel.

El pequeño omega tragó al contemplar los marcados músculos del abdomen de su alfa, y su firme pecho.

—Puedes tocar —ronroneo el alfa.

Sin pensarlo, estrelló sus manos contra la piel y comenzó a tocar con curiosidad. Cuando sus dedos pasaron sobre los oscuros pezones, el alfa gimió roncamente.

Las manos que se habían quedado en su cintura se apretaron suavemente.

—Necesito verte también —rugió enviando una pequeña onda de electricidad por todo el pequeño cuerpo de Jimin.

—Por favor —gimió agudamente el omega.

Llevando sus manos al borde del suéter de Jimin, este alzó sus brazos ayudándole a sacar la molesta prenda junto a la camiseta.

Bajando sus brazos, el pequeño omega observó con nerviosismo a su pareja solo para encontrarse con el intenso deseo y lujuria en su mirada.

—Tan perfecto —murmuró Yoongi deslizando su dedo índice por la suave piel, desde el cuello hasta más abajo del ombligo.

Jimin gimió arqueando su espalda e inclinando su cabeza hacia atrás.

Cuando una caliente humedad se apoderó de uno de sus pezones, chillo sorprendido y alzó sus manos para agarrar la cabeza del alfa, agarrando entre sus dedos el rubio cabello.

—¡Yoongi! —jadeo el pequeño erizo, gimoteando descontento cuando el alfa se alejó y presionó sus labios en sus clavículas, succionando.

Necesitando una superficie plana y cómoda, el alfa se levantó sorpresivamente, sosteniendo del delicioso trasero a su pequeña pareja.

Jimin inmediatamente lo rodeó con sus piernas y brazos.

—Habitación —gruñó sin poder contenerse.

Con una mano temblorosa, Jimin señaló a su izquierda, a la primera puerta.

Apresurándose a cruzar la sala, Yoongi entró en la habitación y cerró la puerta detrás de ellos donde por un momento, cargó el cuerpo de Jimin y lo besó devorándolo completamente.

Sin poder pensar, el pequeño omega parpadeo confundido cuando la dura superficie cambió a una más cómoda y blanda.

Los labios de su alfa se alejaron y este escondió su rostro en la curvatura de su cuello, produciéndole algo de cosquillas con la agitada respiración.

—Se supone que iría lento, que me tomaría mi tiempo contigo —gimió contra su piel—. Pero solo probar tus labios me volvió loco.

Recuperando el aliento, el pequeño erizo comenzó a acariciar el cabello del contrario.

—No me importa —dijo finalmente luego de poder volver a recuperar el aliento y sus pensamientos—. Dijiste que ibas a cuidar de mí, a guiarme —le recordó.

Tomando entre sus pequeñas manos los rubios mechones, tiró suavemente de ellos, logrando que el alfa alzara su cabeza y saliera de su escondite.

—Confío en ti, Yoongi, nunca harías nada que me lastimaría —susurró y sacó su dulce lengua para lamer los labios del contrario.

Gimiendo, Yoongi abrió su boca y fue al encuentro nuevamente.

La intensidad y el calor volvió a ellos con tan solo esa pequeña acción.

—Te quiero sentir adentro, quiero que me marques para poder pertenecerte para siempre —gimió inhibido el pequeño erizo.

Los nervios y miedos de hace unos momentos atrás parecían haber desaparecido totalmente.

—Y yo te perteneceré a ti, pequeño —jadeo separándose.

Dejando a Jimin recostado sobre la cama, el león de Yoongi ronroneo con satisfacción al contemplar a su pequeño omega.

Sus regordetes labios estaban rojos e hinchados por sus apasionados besos. Manchas púrpuras y rojas estaban a lo largo de las clavículas, marcando la cremosa y suave piel de su pequeño.

Era un pequeño bocado delicioso y tentador que cualquier depredador querría devorar.

Tragando, llevó sus manos al borde del pantalón del omega, donde su pene estaba marcado por la prenda.

Con curiosidad, la apretó con su mano y Jimin gritó alzando sus caderas.

—¡Más! —pidió con sus manos intentando bajarse el pantalón.

Tomando las pequeñas manos, Yoongi las empujó a los costados y desabrochó el pantalón, bajándole el cierre.

Inmediatamente la dura erección salió quitándole el aliento al alfa al no contemplar ropa interior.

—No quería tener mucha ropa que estorbara —explicó Jimin un tanto avergonzado, escondiendo su rostro tras sus manos.

—Por eso dicen que los callados son los más peligrosos —se burló sin poder contenerse.

Antes de que su pequeño hablara, Yoongi besó la cabeza del hermoso pene y degusto el pre-semen.

Ambos gimieron roncamente por ello.

Necesitando que toda la ropa estuviera fuera, el alfa se apresuró a tirar de los pantalones fuera, deteniéndose un momento para sacarle las zapatillas y calcetines.

Preciosamente desnudo, Yoongi se dejó caer en el suelo y tomó los fuertes muslos de su pequeño, jalándolo más al borde de la cama y luego le separó más las piernas.

Deslizando su nariz por el interior de la suave piel de los muslos, arrastró también sus labios dejando pequeñas marcas de amor.

—Dobla y sube tus piernas pequeño, mantenlas abiertas —guio.

El alfa ronroneó satisfecho cuando sin dudar, Jimin flexionó sus piernas y le mostró aquel pequeño y dulce agujero que lo llevaría al cielo.

—Eres tan caliente, bebé —exclamó besando aquel lugar.

Jimin gimió y agarró con fuerza las mantas de la cama entre sus manos.

—¡Alfa! —gritó enterrando con fuerza el talón de sus pies cuando esa peligrosa lengua comenzó a entrar y salir de su pequeño agujero ansioso sin aviso alguno.

Sonriendo algo malicioso, Yoongi ronroneo mientras su lengua seguía penetrando en ese dulce lugar.

Los gemidos y sollozos de su pareja aumentaron considerablemente con ello.

—¡No más! —grito desesperado Jimin—. ¡Te necesito dentro! ¡Ahora! —chillo mandón.

Compartiendo la necesidad de su pareja, Yoongi se alejó y de su bolsillo trasero sacó una botellita de lubricante.

Su compañero podría ser un omega y liberarlo de forma natural, pero el alfa de todas formas lo utilizaría por precaución.

Levantándose, se deshizo rápidamente del resto de su ropa.

—Muévete más arriba, pequeño —pidió mientras apretaba su dolorosa erección.

Cuando el pequeño cuerpo se movió al centro de la cama, Yoongi se colocó entre las piernas de su omega y abrió la botellita.

Echando la sustancia en sus dedos, metió dos en el interior de su compañero quien rápidamente lo aceptó.

—Estoy listo, alfa —insistió Jimin siendo un desastre de dulce gemidos—. Por favor...

Asintiendo con su cabeza, el rubio alfa se echó un poco más de lubricante en su duro pene y observó a su pareja.

—¿Estás seguro? —preguntó.

—Eres a quien siempre he esperado —pronunció Jimin, estirando sus brazos rodeó el cuello de su alfa y lo atrajo para un beso.

Con eso dicho, Yoongi guio lentamente su pene al interior de su pareja.

Ambos gimieron en el beso a medida que el alfa penetraba e invadía aquel pequeño y apretado agujero.

Jimin sostuvo su respiración y trató de concentrarse en los tiernos besos de su alfa mientras el dolor pasaba.

—Por favor sigue —rogó cuando estuvo listo, moviendo sus caderas.

—Gracias al infierno —gruñó con desesperación el alfa antes de comenzar a mover sus caderas, aumentando lentamente el ritmo con cada estocada profunda.

La pequeña risa que había escapado de sus labios ante el comentario de su alfa, se transformó en un largo gemido extasiado.

La sensación de ser llenado por su pareja era incomparable, su pequeño cuerpo se sacudía con cada embestida de su alfa quien solo parecía aumentar el ritmo y la fuerza con cada una de ellas.

Yoongi gruñó satisfecho cuando las pequeñas manos de Jimin comenzaron a recorrer su espalda, enterrando sus cortas uñas sobre su piel.

Su león rugió en placer al igual que él.

El pequeño erizo chillo cuando su pareja salió de su interior y fue repentinamente dado vuelta.

—¿Yoonie? —pronunció agitado, observando sorprendido como había quedado montando a su alfa.

—Ven aquí —llamó.

Apoyando sus manos en el pecho de Yoongi, el omega se inclinó hacia abajo y juntó sus labios.

Las grandes manos del alfa masajearon sus glúteos, apretando y separando.

Jimin jadeó cuando sintió la cabeza del miembro llenar su interior nuevamente.

—Enderézate lentamente —ordenó Yoongi.

Asistiendo con la cabeza, el pequeño erizo fue enderezando su cuerpo, penetrándose a sí mismo con la deliciosa erección de su compañero.

—Vamos pequeño, salta —ordenó con una sonrisa salvaje.

Obedeciendo, el pequeño erizo comenzó a montar a su alfa.

—Yoonie, tú también —rogó necesitando la fuerza de su compañero quien contemplaba con lujuria su miembro rebotar con cada uno de sus saltos.

Mordiendo su labio inferior, las manos del alfa apretaron con fuerza la cadera del omega y lo jaló hacia abajo mientras empujaba hacia arriba, encontrándolo.

Crudos sonidos pecaminosos de piel contra piel llenaron la habitación, junto a gruñidos y gemidos extasiados.

Jimin chillo con deleite y dejó de apoyarse con una de sus manos en el fuerte pecho para comenzar a masturbarse.

El deseo vibraba en el interior de su cuerpo, estaba tan cerca que con tan solo una estocada más de su pareja...

El león contempló con placer cuando su pequeño erizo fue el primero en llegar a su deseado orgasmo, derrumbándose instantáneamente sobre su cuerpo.

—Jimin, ¿me aceptas como tu pareja? —preguntó el alfa obligando a su mente a trabajar.

—¡Sí! ¡Te acepto como mi pareja, mi alfa! —exclamó con su respiración agitada.

Con unas cuantas penetraciones más, el alfa gritó el nombre de su pequeño mientras llenaba su interior, marcándolo y sellando la pequeña ceremonia de apareamiento y enlace al llenarlo con su semen.

Sintiendo sus dientes crecer, inclinó su cabeza y mordió el cuello del omega hasta sentir el sabor de la sangre.

—Mío —gruñó satisfecho, lamiendo la zona donde había mordido.

Pronto, una sensación extraña recorrió sus cuerpos y ambos pudieron sentir cómo sus sentimientos y alma se unían en uno, completando el apareamiento.

Un leve ardor sacudió sus pechos, pero ambos lo ignoraron más sorprendidos por la magnitud de los sentimientos del otro.

Con su respiración agitada, Yoongi rodeó el cuerpo de su pequeño y contempló en silencio el techo de la habitación.

"Mi pequeño erizo es una cosita intensa" pensó cansado, con una sonrisita al recordar todo el momento.

—¿Pequeño? ¿Estás bien? —preguntó suavemente.

Cuando no recibió respuesta, giró su cabeza y contempló el durmiente rostro de su ahora oficialmente pareja.

Riendo bajo, Yoongi le permitió descansar unos minutos más antes de alejarse para limpiarlos a ambos y meterlos bajo las mantas.

Finalmente, Park Jimin era su pareja, y él, la suya.

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