Primera vez

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Nadie podía creer que estén saliendo. Ni siquiera Thor. Pero por alguna razón, Loki Laufeyson se había acercado a él este año. Su último año en la preparatoria. Al principio, había pensado que era porque se salió bien en matemáticas y quería que le hiciera la tarea. De ser el caso, se hubiera llevado una gran desilusión porque Thor era estudiante permanente de la asistencia escolar extra para alcanzar un promedio apto para aplicar en la universidad. 

Tampoco era por dinero, porque los Odinson eran una familia trabajadora. No les sobraba para lujos, solo lo suficiente para no pasar necesidad. Thor incluso trabajaba algunos días para solventar sus gastos y no sobrecargar a sus padres. Era mecánico de coches y motocicletas en el taller de su abuelo Bor. Por esto, conducía una camioneta de segunda mano, ruidosa y despintada, con asientos de cuero barato y que apestaba a tabaco aunque él no fuma.

Lo que restaba era considerar belleza, Loki podría haber puesto sus astutos ojos azules en él por su gran y sobresaliente atractivo. Solo que lo único grande y sobresaliente que tenía era la barriga. Y es que no había dietas ni rutinas de ejercicios que pudieran salvar su estado físico. Al final, se rendía. No era perseverante para esperar los resultados. Podría también alegar que en su familia la genética no era favorecedora y que hasta por tomar un vaso de agua su peso se disparaba. Así que sí, era un joven con sobrepeso al que no le valían de puntos fuertes sus cabellos rubios y sus ojos azules. Por lo que se descarta el físico en la atracción inexplicable de Loki por Thor.

Si le preguntaban al propio Loki, este solo reiría en sus caras como si hallase hilarante que no encuentren la razón de su enamoramiento por Thor Odinson. Sostendría la regordeta mano de su novio y lo arrastraría a la camioneta de segunda para que este lo lleve por ahí a comer helado y besarse con los labios fríos y las narices congeladas. O para solo acompañar a Thor al trabajo, como ahora.

–Hagámoslo esta noche –habló Thor cuando los besos de Loki alcanzaron su cuello y sus manos fueron rápidas para colarse bajo la ropa de abrigo–, Lo…

Las yemas frías de Loki se arrastraron por su pecho hasta que dieron con su pezón. Torturó el punto un rato, sabiendo que comprometía a Thor, quien tendría que ingresar al trabajo en unos minutos. Aunque no sería Loki si no lo provoca, logrando que su sangre se agolpe al sur para luego retroceder y parpadear con inocencia. En esta ocasión, sin embargo, tras lo que dijo Thor se paralizó.

–¿Estás seguro?

Lo bonito que le parecía a Thor el rostro de Loki con sus ángulos filosos, sus ojos pequeños, pero juguetones y esos labios tan delgados que se perdían con facilidad en sonrisas que muestran todos los dientes. Si fuera justo, Thor tendría que preguntarles a todos los que cuestionan su relación, ¿qué le ven a Loki Laufeyson? Pero a él tampoco le importaban las razones de que Loki fuera el muchacho más codiciado, envidiado y pretendido por muchos en la escuela. Lo que era de interés era que lo harían esa noche.

–Sí, tengo la casa sola –enredó las manos en el cabello negro de Loki, tirándolo un poco para poder mostrar la garganta pálida de su pareja, donde quería morder y chupar hasta saciar su calentón–. Mis padres irán a casa del abuelo, pero como es una visita de intervención para que deje de apostar, no requerirán mi presencia.

Loki se removió, trepando más sobre él para llenarle el rostro de besos y apretujarlo en un abrazo asfixiante, pero cariñoso. Thor amaba esos gestos, tan impropios en Loki que lo hacían sentir privilegiado. Como si conociese un lado de Loki que era exclusivo y reservado para personas especiales. 

–Oh, Thor, ¡no puedo creer que lo haremos! –Aunque se detuvo, tomando el rostro de Thor en sus manos y estudiándolo–. No imaginé que lo haríamos un lunes, no es un día cool para perder la virginidad, ¿no lo crees?

Thor bufó, envolviendo a Loki en un abrazo que llevó a que se besen con hambre por otros minutos. Cuando la alarma de su teléfono sonó, debieron dejar sus arrumacos y alistar su ropa para salir. 

–Si quieres, podemos establecer fecha para el fin de semana. –Se encogió de hombros, intentando no reírse por cómo Loki abría la boca en shock y luego lo atacaba con la bufanda verde. El color favorito de Loki y que, casi sin notarlo, también se volvió parte de sus atuendos diarios.

–Ni lo sueñes, Odinson, te veré a las siete. –Un último beso, y se marchó.

Las horas de trabajo parecían no avanzar a su velocidad normal.

+

Cuando comenzaron a salir, Thor no tenía tanta experiencia en citas. Por lo tanto, fue sincero. Loki, que no había tenido parejas, decidió que no tenían por qué seguir las reglas de los demás, que le parecía aburrido ir al cine, a paseos románticos en los mismos lugares que todos frecuentan y que odiaba la presión de vestir y maquillarse para eventos superficiales. No se siente natural, le había dicho. Thor estuvo de acuerdo. Cuando salió con Sif en su tercer año de escuela media, debió acatar los protocolos de citas que leyó en internet y que le comentó Fandral. Funcionaron para Sif, no para él. Y con Loki no quería imitar lo de una relación anterior.

Por eso, sin citas, pero viéndose cada que querían, yendo a donde sea que se les ocurría cuando estaban juntos y hablando de todo sin mentiras ni actuaciones para agradar, lograron formalizar en un mes de conocerse. Y lo formal se debió a que Loki una vez fue a su casa porque Thor estaba encargado de limpiar el garaje y se ofreció a ayudarle. Su madre, Frigga, llegó del trabajo y los vio juntos antes de que Loki se acercara y se presentara como Loki Laufeyson, el novio de Thor, un placer. Con Odín, su padre, fue lo mismo ya que se quedó a cenar con ellos. 

–No sé cómo limpiarme. –Le costó pedir ayuda, pero no quería arruinar la ocasión.

Volstagg resopló, aunque no dijo nada y siguió atacando los bocadillos que Thor le ofreció ni bien llegó. Los dos eran tan glotones que solían ser molestados por competir a la barriga más grande. Fandral y Sif eran los que medían y daban los resultados para cobrar las apuestas que surgían de ello. De esa forma, combatían a los bravucones, quienes se aburrieron al no hallar respuesta a sus insultos, y obtenían un dinero extra.

–Escucha, lo que leí es que debes meterte el enema, descargar el agua dentro y esperar –Sif leyó–, luego vas al baño y evacuas todo.

–Suena fácil. –Intervino Fandral, que arrugó el rostro cuando vio la página que leyó su amiga–. Ewww.

–Bien, gracias, amigos, pero deben irse. Lamento no poder ir con ustedes a la reapertura de la hamburguesería. Podemos quedar otro día.

Sus amigos se acercaron y le palmearon la espalda, diciéndole que no se preocupe. Que mejor perder la virginidad que comer una hamburguesa grasosa de un sitio de comida que lleva tres clausuras de servicio en lo que va del año. Hogun, el callado, solo asintió en su dirección y le deseó suerte.

Cuando Loki llegó tenía tantos nervios que el beso fue un choque de dientes. Thor lo sujetó de los hombros, deteniéndolo para bajar hasta su rostro y besarlo lento. Se perdió en la sensación de aquellos labios suaves, de la lengua escurridiza que se enredó a la suya y el modo en que Loki se recargó en él, cruzando los brazos en su nuca. Lo quiso, tan desesperadamente, que temió presionar demasiado y asustarlo. Pero Loki no se acobardó, lo enfrentó demostrándole que ambos estaban en la misma página. 

–Eres bueno, Thor Odinson, me temo que no sé si podré dejarte ir.

Las caricias de Loki en su cabello podrían adormecerlo cualquier día, no hoy. Este lunes nada cool para perder la virginidad los toques solo aumentaron la tensión en sus cuerpos y los llevaron a moverse hasta el cuarto. Uno desnudó al otro, pero Loki fue el primero en quedar sin ropa ya que Thor deseaba posponer el momento. Le cohibía la desnudez. Sí, habían tonteado, un par de manos y oral, pero con ropa.
 
–Anda, bebé, quiero verte. –Loki era tan magro que sus huesos saltaban a la vista. Aunque no que fuera alarmante, porque el ejercicio diario y la alimentación nutritiva de este le daban un aspecto saludable. 

Y sexy, ¿por qué no? Piernas largas, cintura estrecha y un pene de tamaño promedio que comenzaba a despertar con interés. De pie, con el cabello suelto cayéndole a un lado del rostro y cubriendo sus hombros… era una visión de ensueño. Lo que restaba tal imagen era el fondo, el cuarto de Thor de paredes claras con posters de jugadores de béisbol y bandas que no escucha, pero que tienen portadas de álbumes que le gustan. Pero, por lo mismo, estaba encantado. Así, Loki no era un ser inalcanzable, sino alguien que puede tocar con solo estirar una mano. Lo que hizo, pellizcándolo y haciendo que ria divertido.

–¿Podemos apagar las luces? 

–No, lo haremos con luz porque tú debes verme y yo tengo que verte. –Se acercó, dispuesto a quitarle la camiseta, pero Thor se cubrió–. ¿Qué ocurre?

Sinceridad, eso los unía. Incluso si Loki solía mentir, sobre todo para no preocuparlo o para sorprenderlo o para hacerle bromas, todavía prefería escuchar la verdad. Como si no tolerase que Thor le mintiera, lo que creaba en este presión por ser respetuoso con los ánimos de Loki. Y es que Thor comprendía ese comportamiento, los padres de Loki eran un matrimonio complicado y distante. Raras veces estaban en casa. Loki había crecido con promesas rotas de juegos, de tardes compartidas, de cumpleaños. No quería más de esa mierda.

–Me avergüenza que me veas. –Suspiró cuando por fin lo dijo–: sé que es imposible esconder mi peso, pero la ropa me protege un poco. 

–Sé que estás gordo. –Rodó los ojos, y Thor se distrajo con el grueso delineador y las pestañas largas y rizadas–, no es como si pudiera pasarlo por alto, pero eres mi novio y vamos a tener sexo así que tienes que desnudarte. 

Lo hacía sonar fácil, pero Thor quiso creer que lo era. Cuando Loki volvió a acercarse, lo dejó continuar. Aguantó la respiración, levantando los brazos como si se tratase de un muñeco. Soltó el aire de sopetón cuando Loki lo tocó. Sintió cosquillas en el estómago, como cuando ve una pizza y una pinta de cerveza esperando por él tras el trabajo. O como cuando Loki va a la salida de clases e ignora a todos para concentrarse en él. Solo que ahora se trata de un reconocimiento, algo profundo: aceptación.

¿Cómo es que todos dudaban que fueran felices juntos? Es que no los conocían. No eran testigos de los pequeños, pero importantes gestos para una relación. Lo sentían mucho, pero tampoco iban a darles explicaciones.

Loki besó su pecho, justo sobre su corazón. Si percibió los latidos atolondrados, no los tomó a broma, sino que sonrió antes de cerrar los ojos y abrazarlo.

–Me gustas mucho, Thor. –Susurró Loki, y a Thor le recorrió un escalofrío cuando el aliento le golpeó un pezón–, y te quiero. Te me haces guapo, aunque no es tu cuerpo lo que me cautivó de ti. Es tu sonrisa, tan estúpida y bella que no resistí caer por ella. Cuando sonríes, tu rostro se ilumina por completo y yo… yo solo quería estar ahí, quería que esa luz me alcance y me cubra entero. Luego, fuiste tan dulce y tan torpe que no tuve dudas de que te gustaba y me dije que podía intentarlo. Daba igual si mi miedo a salir herido me reclamase que no te de espacio a conocerme, me abrí a ti y tú no te espantaste con mis modos hoscos de ser, ni mi lado posesivo. Te quise para mí y quería ser tuyo. –Beso su garganta, mordiendo su nuez de adán–. Y te quiero ahora, desnudo y abierto para que pueda meterte el pene y taladrar tu culo toda la noche, ¿mmm?

–Eres un romántico, Laufeyson, pero te quiero. –Se separó para desprenderse el jean–. Hagámoslo.

Ya estaba erecto cuando sus calzoncillos se unieron a su pantalón en torno de sus tobillos. Salió de estos, por poco cayendo cuando perdió el equilibrio. Loki lo aferró y lo condujo a la cama, para continuar besándolo y tocándolo. Recorrió toda la extensión de piel que alcanzó, erizándolo. Thor se encontró recostado y dejándose hacer hasta que Loki estuvo al tanto de todo sus rincones, entonces comenzó a explorar con su boca y esto llevó a que se mueva para cederle espacio. Sin embargo, la mano que lo tomó y comenzó a masturbarlo era tan habilidosa que temió terminar antes de iniciar así que lo detuvo.

–¿Quieres que te chupe? 

–¡Lo, estoy intentando no correrme! –Siseó, pero Loki le dio un golpecito en el estómago–. ¿Qué?

–Te pregunté si querías que te chupe, da igual si te vienes, seguiremos adelante. –Se encogió de hombros–, eres joven, ¿no? Te recuperarás.

No lo creía así, ya estaba algo agitado por los magreos y podía estallar si Loki continuaba masajeándolo. Asintió, sí, mejor se relajaba. Se acomodó en la cama, apilando las almohadas para poder ver a Loki tomar posición entre sus muslos gruesos, los cuales mordisqueó y apretujó. Su pene saltó ante esto, escurriendo unas gotas desde la punta que Loki fue rápido en recoger con la lengua. Saboreó, como si estuviera degustando un aperitivo. Al momento siguiente, lo tragó casi entero. 

–¡Dios santo! –gritó Thor, sujetándose de las sábanas porque no llegaba bien a Loki, que se ocupó de succionarlo con ahínco–. Más despacio, oh, así es perfecto. Loki, esto es…

–Eres un amante ruidoso, lo pillo. –Le guiñó un ojo, mientras sacaba la lengua y lamía su pene como si fuera una paleta–, no estoy seguro de que sea delicioso, pero me gusta cómo se siente tenerte en la boca.

Bajó hasta las pelotas, que cuidadosamente sorbió y lamió antes de volver a su erección que dolía de lo tensa que estaba. Se ahogó cuando fue ambicioso, pero no retrocedió tanto, solo un poco para respirar y volver a la carga. Thor era un espectador y a la vez receptor de un placer indescriptible. Ardía, su piel hormigueaba, los dedos de los pies se le enroscaron en lo que su novio lo engullía con esmero. Secándose el sudor del rostro, balbuceó que estaba cerca y Loki le pidió que se corra en su pecho. Lo bañó en semen, un poco salpicándole el rostro y era tan erótico y absurdo de ver cómo le sonreía orgulloso. 

–Lame. –Demandó cuando volvió a su lado y Thor obedeció.

Probar su semen fue inesperado, no creía que en su cabeza conjurase una escena tal. Nunca buscó esto en el porno, por lo que era hallar o no un fetiche. No llegó a una conclusión, pero cuando acabó de limpiar a Loki lo atrajo para besarlo y compartirle de sí. Este lo aprobó, por el modo en que chupó su lengua y se restregó contra él.

–Wow –dijo al fin Thor, cuando recuperó el aliento y tuvo su cerebro en funcionamiento otra vez–. Está siendo un lunes muy cool para perder la virginidad.

–Tonto. –Pero Loki estaba animado como él, así que permitió que Thor lo masturbe y le chupe los pezones hasta que estos se pararon sensibles–. ¿Tienes el lubricante?

–Sí, en tu mesilla, segundo cajón.

La mesilla de Loki, que Thor le asignó por las veces en que se quedaba a dormir con él. Sus padres no tenían inconvenientes, aunque Odín todavía actúe extraño cerca de ellos. Pero Thor no podía dejar a Loki solo en la enorme casona Laufeyson cuando podía acurrucarse con él en su cama y dormir abrazados. Lo que no sucedía tal cual como él imaginó, porque Loki era acaparador y caluroso, así que lo empujaba lejos y desordenaba la cama para destaparse. Así y todo, lo aceptaba y lo recibía las noches que quisiera.

–No sé cómo hacerlo, así que me dirás cómo se siente. –Se arrodilló entre sus piernas, ahora ayudándole a poner almohadas bajo el cuerpo para facilitar la tarea de dilatarlo–. ¿Huele bien? Tus pedos tendrán aroma a fresa. –Bromeó.

–Eres tú el que los huele conmigo, agradéceme la inversión. –Le guiñó.

Ya había tal nivel de intimidad, así que no le resultó a Thor chocante cuando Loki comenzó a tantear entre sus nalgas con los dedos embadurnados. Lo que sí fue una sorpresa era la sensación de ser abierto, primero con un dedo y luego dos y tres. La próstata, que Loki le prometió estimular, lo pilló distraído por los besos que su novio le daba en la panza. Una combinación de dulzura y calentura. Jadeó cuando su cadera saltó al aire por el roce de la glándula. 

–Voy. –Le anunció, retirando los dedos.

Solo que primero se le echó encima para besarlo, diciéndole que estaba feliz por hacer esto con él. Tuvo éxito en su técnica de relajarlo, porque Thor se derritió ante el amor que Loki prodigó en su cuerpo, en su corazón. No lo habían dicho aún, pero los te amo parecían innecesarios cuando se demostraban en acciones y en miradas. Thor lo reconocía en la forma en Loki lo sostenía durante los besos, como si necesitase asegurarlo para recordar que es real. Y él, por su lado, correspondía imprimiendo sus sentimientos hasta despejar cualquier duda antes de que esta naciera siquiera.

–Estoy listo.

Volviendo a tomar el lubricante, Loki se untó la erección y se abrió paso en su culo, que resintió los primeros centímetros. Aguardó hasta que el dolor tenue fue cediendo a un ardor e incomodidad soportable.

–Soy grande, ¿eh? –Fanfarroneó, pero no presionó hasta que Thor lo tomó del hombro y lo animó a continuar.

Conquistado el terreno, Loki permaneció quieto ahora porque no estaba seguro de durar. Thor no le facilitaba las cosas.

–¡No lo hago a propósito! –Se defendió, cuando Loki le jaloneó el cabello mientras se besaban–. Mi intestino se aprieta solo.

–Me estrangula, como una boa constrictora –explicó, riéndose cuando Thor lo golpeó en la cara–. ¿Qué? Es una lección, toma nota para cuando me lo hagas.

Se enderezó, apoyando las manos en su barriga para salirse y volver a meterse. Las primeras veces, fueron embistes lentos que hicieron que Thor se desarme y caiga contra las almohadas rendido. Que lo disculpe, pero no podía manejar el ser cogido y oír a Loki soltarle palabras obscenas y amorosas. Superaba sus sentidos, porque respiraba el sexo, el perfume caro de Loki, el desodorante de menta, sus pieles, el sudor. Todavía se saboreaba y en su boca la huella de Loki parecía una constante. Ni hablar del tacto, sentía todo hasta los huesos, dentro de sus músculos, corriendo por su sangre y bajo la piel porque allí habita Loki desde que salen juntos. Se hizo espacio en su interior, y hoy, ese lunes cool para él, no tan cool para Loki, donde pierde su virginidad, le deja que lo llene y lo marque. 

Solo resta que tome fuerzas para abrir los ojos, lo que consigue cuando el pene de Loki se tuerce y da con su próstata.

–¡Loki! –Manotea el aire y Loki va en su socorro para tomar su mano y ayudarlo a que vuelva a sentarse–. Te quiero, te quiero…

Los ojos de Loki se empapan de lágrimas que son de pura felicidad y Thor sabe que esto también los vuelve vulnerables, por lo que repite cuánto lo quiere para que se grabe en su cerebro y retumbe en el resto del cuerpo. 

–Estás duro. –Le señala Loki, y Thor baja la mirada, pero no se fija en él sino en cómo el otro sale y entra con un ritmo cada vez más acelerado–. Tócate.

Lo obedece porque Loki tiene esta faceta mandona y él, no va a mentir, tiene esta faceta obediente. Si es apenas por Loki, porque le gusta complacerlo con su sumisión, ¿qué más da? Aquí y ahora no tiene intención de sublevarse. 

–Bebé, eres precioso –susurra Loki, y cuando le sonríe la picardía que asusta a otros, aquella travesura permanente dibujada en su rostro, aparece para impulsarlo de nuevo al orgasmo–. Todo enorme y peludo, ¿te gusta sentirte lleno, no? No solo por la boca –llevó una mano a sus labios, metiéndole el pulgar para que Thor chupe–, también el culo. Eres un puto goloso, no puedes ocultarlo. Lo siento, siento que quieres tragarme y recibir mi semen hasta empacharte.

Si Loki practicó para soltarle esta charla sucia, Thor no puede saberlo. Solo advirtió que funcionaba porque su intestino se contrajo, como un reflejo a lo que este le decía, y gimió en torno al pulgar que chupaba. No aguantaría, menos cuando ya se había corrido antes. Pero Loki le ayudó a masturbarse así que entendió que no tenía que esperar más. Soltó un gemido que lo hubiera abochornado sino fuera porque la sangre le corrió por los oídos y se aturdió con el estallido blanco de su orgasmo. 

–Loki, Loki, Loki, Loki… –Era una súplica innecesaria, porque su novio lo asistió en todo lo que deseó. Más bien, se trató de un reconocimiento al hombre que lo arrojó al clímax y no lo soltó hasta que recuperó la capacidad de pensar–. Loki.

–Shh, bebé. –Sonrió, aunque apretando los dientes porque inició un saqueo en su culo que paró a los pocos minutos cuando disparó semen en su intestino–. Thor, dios mío.

Las fuerzas se le agotaron, así que se dejó caer sobre él. Thor lo abrazó, besando la frente sudorosa de Loki y hundiendo la nariz en el cabello negro que olía a shampoo de frutos rojos y a gel. Hizo un ruidito con la garganta cuando el pene de Loki salió y sintió escurrir la carga de este, pero no pasó mucho cuando su novio recogió todo lo que pudo con los dedos para volverlo a meter. 

–Quisiera tener un plug –murmuró Loki, algo somnoliento–, así guardarías todo dentro.

No se molestó en responder que le agradaba la idea. Su pene dando un brinquito lo delató. Suspiró contento, volviendo a recibir a Loki en sus brazos y prometió llevarlo mañana de compras.

Fin.







Nota:

Ah, el thorki, controversial, pero hermoso.

En fin, aquí mi aporte a la causa "amemos al Thor gordito y al Loki que lo ama pachoncito" jaja

Si llegaste hasta acá ¡gracias por leer!

:)

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