Capítulo 8: Corazones ahogados

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Los minutos volaron, hasta que llegaron a la clínica. Cuando Leorio atendió la puerta principal del lugar, abrazó a Narumi, entre angustiado y feliz por tenerla justo ahí, la castaña le devolvió el gesto con mucho cariño, dicha escena era presenciada por un rubio adulto que lo único que hizo fue desviar la mirada. Kerim se acercó a él sonriéndole levemente, transmitiendo algo de paz momentánea a su padre. Cuando el abrazo de la pareja de casados terminó, el joven médico volteó a ver al cazador de listas negras quien también cruzó sus opacos ojos grises con los de él, los orbes cafés brillaban con agradecimiento.

Kurapika asintió sin mucho ánimo.

El pequeño heredero de los Nostrade se presentó a Narumi, a lo que la mujer lo miró con ternura, el niño le parecía muy tierno; por su lado, Kurapika ya estaba lo bastante frustrado consigo mismo que solo quería volver a casa con hijo a terminar de estudiar los movimientos de Liam, tendría que pasar por la escuela donde trabajaba la esposa de Leorio a ver si tenía suerte en encontrarlo por ahí.

Pero Paladiknight lo detuvo.

—Tenemos que hablar un momento —comandó Leorio en tono serio, algo consternado, el rubio aceptó.

Ambos salieron del consultorio hasta la sala de espera que estaba alejado a una distancia considerable. Ninguno de los dos dijo algo en específico, estaban de pie frente al otro sin entablar un diálogo si quiera, Kurapika mantenía su mirada en el luego, como si fuera la cosa más interesante en el mundo. Leorio lo miró con detenimiento, antes de abrir sus labios y empezar hablar.

— Gracias Kurapika —Dejó salir, con sinceridad el joven cazador de medicina. El aludido elevó su vista hacia este, con sorpresa— Gracias... Por traerlas a salvo

El contrario, se relamió los labios un tanto antes de contestar con coherencia. Estaba sorprendido basta decir, en realidad, no se sentía merecedor un gracias; realmente si era honesto consigo mismo, quien debía agradecerle sería él.

— Descuida Leorio, no es necesario que me agradezcas — respondió sin emoción— es lo menos que podía hacer, cuidaste de Kerim mientras hacía mi trabajo

— Kerim me cae bien —lleva su mano hacia sus cabellos negros— es un niño increíble, lo haces muy bien —concedió el mayor, recordando lo que habló minutos antes con el rubio más pequeño.

— La verdad ... —el rubio frunce un poco el ceño— no esperaba que se llevarán tan bien, usualmente no es muy comunicativo con personas que apenas conoce.

— De tal palo, tal astilla —se mofa viéndolo simpático. El Kuruta lo ve con desdén— es una versión pequeña de ti, es genial lo disciplinado e independiente que es

El rostro del más bajo se tornó sombrío por breves instantes.

— Solo lo preparo para el mundo. Sin embargo... —tensa la mandíbula antes de continuar— ...Pensar en algo que le pudiera llegar a suceder... —apreta los puños.

—Hey, tranquilo —intervino su delirio mental— se eso muy bien, conozco el sentimiento, también daría mi vida por mi hija. Pero sé que aunque sea difícil, habrá un momento en donde no podremos estar ahí —ríe con amargura— si ella decidiera que quiere ser libre de mis cuidados, lo aceptaré, no por que deje de importarme mi pequeña, sino que... Es bueno que descubra el mundo por su cuenta. Recuerda que nos hicimos amigos de dos niños en el pasado, niños que estaban muy lejos de la normalidad y terminaron siendo más fuertes de lo que alguien podía imaginar

Cierto.

Gon y Killua a pesar de ser niños, se enfrentaron al peligro y muchos demás tipos de escenarios. El examen de cazador tenía sus riesgos, unos muy altos, no obstante, ellos fueron conscientes de esto y siguieron adelante.

Lamentaba con el alma haberlos dejado de lado y decirle a Gon que no se metiera en los asuntos de Leorio y él ese día.

—Lo arruiné con ellos también —mencionó abatido, Leorio lo observó— se supone que esto no debería de pasar, Gon también me pidió explicaciones justo como tú esa vez, simplemente le dije que no se meta y Killua se lo llevó con él a buscarte

— Eso... Lo sé —suspiró tomando asiento, el rubio imitó la acción del médico— ¿Quien no lo arruinó por completo?, Yo también lo arruiné —resopló. Kurapika un tanto curioso ante ello, espera a que continúe— pensé solo en mi felicidad sin tomar en cuenta el calvario por lo que a travesabas, aceptaste formar una relación conmigo, pero ninguno de los dos tenía un plan B si algo nos llegara arrebasarnos — cerró los ojos, sobando su nuca— Joder, tu trataste de superar las cosas, solo por mi, no por iniciativa tuya y no importa como suene o creas que no fue así. Pero yo estaba creando una dependencia algo insana hacia ti, una relación se basa en la confianza y en las ganas de ambas partes para mejorar; pero jamás te pregunté lo que querías realmente.

— Leorio... —soltó débilmente, ante su propio estupor— Yo... No sabía que pensabas eso de ti

— Hay muchas cosas que desconoces de mi —afirmó con pena.

El Kuruta no dijo nada, tomó una calada de aire y desvío sus ojos hacia algún punto de la sala.

— Siempre me sentí fuera del cuadro —pasó saliva, vaciló un poco antes de seguir— cuando mi clan fue abatido sin contemplaciones, decidí marcar mi propio destino el cual era recuperar los ojos de mi gente y destruir al Genei Ryodan —frunció el ceño, sus iris guardados bajo los lentes de contacto, se volvían escarlata— desde el inicio esa fue mi meta alcanzar, se los había dejado muy en claro a los muchachos y ti. Fuera como fuera, mi venganza era mi prioridad por encima de las cosas; la amistad no estaba en mis planes, sin embargo, fue tarde cuando me di cuenta que no quería perderlos a ustedes también, me alejé por sabía que si la historia se volvía a repetir... No me lo perdonaría

Cada palabra estaba siendo atentamente escuchada por Paladiknight.

— No solo fue el miedo que se apoderó de mí... Cuando capturaron a Gon y Killua. Si no que... Sentí miedo por qué... —lo mira fijamente— empecé a manifestar sentimientos muy contrarios a lo que sientes hacia un amigo, en ti —Leorio se mantuvo firme ante esto, aunque se tensó un poco— esa vez que profesaste tus sentimientos por mi, solo avivaron aún más mis propios sentimientos. Una parte de mi, estaba enteramente dichosa al saberlo, no creí que fuera posible que ese cariño especial... era recíproco, pero lo fue. Es ahí que mi temor creció a la par, amar y matar... No es fácil Leorio, por qué si llegan hacerle daño a la persona que amas solo por llegar a ti, entonces quedas en la nada misma.

— Por eso decidiste no casarte conmigo —intuyó absorto, el pelinegro.

— No es solo por eso — liberó esto inconscientemente, el mayor parpadeó confuso.

— ¿A qué te refieres? —preguntó escéptico.

Kurapika guardó silencio, Leorio supo que eso es lo mínimo que obtendría de él.

— Bien, entiendo. Aún con todo esto, tenías que decírmelo, se que soy un idiota con algunas cosas. Pero no hubieras lidiado con esto solo, en vez de deliberar por mi — musitó seriamente.

El de ojos grises, bufa por lo bajo— De verdad... Lo lamento —ocultó su mirada con su flequillo dorado— sé que seguirás odiándome... Pero...

— Escucha... —Leorio retomó la palabra— este día y los dos anteriores antes sido una mierda a decir verdad. No esperaba verte después de tanto tiempo, supongo ambos estamos de acuerdo en eso ¿no? —lo vio asentir lentamente— bueno, si me lo preguntas... Odiar no va conmigo, lo que nos sucedió es una herida que jamás sanará por completo, pero no soy un imbécil para odiar a alguien por tanto tiempo, ¿estoy decepcionado de ti?, Si. ¿Estoy furioso?, Si. ¿Pero de llegar al extremo de odiarte?, No

Para el cazador de listas negras, era algo sorprendente esa revelación.

— ¿Como dices no hacerlo? —demandó— ¿Hablas en serio?, tú mismo me dijiste que no querías volver a escucharme o verme. Después de lo que te hice... —aprieta los dientes— incluso me odio a mí mismo ¿y dices que no me odias?, ¿Por qué?

— Por qué a diferencia de ti, Kurapika. Yo no tengo tiempo para odiar —aclaró, los ojos del hombre rubio se agrandaron— se cuando dejar ir las cosas —se levanta y va de camino hacia el consultorio, dejando a un Kurapika aún más dolido y destrozado.

•••••

— Bien, eh... Narumi, ya conociste a Kurapika y su hijo Kerim —dijo alzándose de hombros, sonriendo apenas.

—Claro querido —asintió le contestó la sonrisa llena de cariño, aunque rebajó un poco esto al pisar su mirada en el Kuruta mayor— Le agradezco que haya ido hasta allá por mi

— Leorio cuidó de mi hijo en mi ausencia —espetó sin más— solo le devuelvo el favor, una vez más. Felicidades por su futura hija —felicitó de manera superficial, Narumi se encogió un poco de hombros.

— Kerim es lindo y muy educado —le sonríe al menor que se pone rojo de la vergüenza, estar cerca de féminas hacía sonrojar mucho al pequeño Nostrade— De hecho, mientras ustedes conversaban en la sala de espera... Quedamos en preguntarle si deseaba cenar con nosotros en nuestra casa

Tanto Leorio como Kurapika, se agotaron con su propia saliva.

El pelinegro empezó a toser con desesperación, Kurapika miró a su hijo en estado de Shock.

¡¿Otra vez Kerim?!.

— Si papá, ¿que mejor manera conocer gente nueva y reanudar los lazos, que una cena divertida? —habló con un brillo de emoción en los ojos. Kurapika quería tirarse por un precipicio.

—... A ti nunca te gustó esa clase de  cenas —dijo el rubio entre dientes.

— Siempre hay una primera vez para todo ¿no? —ahora su atención cae en el joven médico que no salía de su asombro.

— Leorio, cariño... ¿No dirás nada? —arqueó la ceja la castaña, ante la incertidumbre de su esposo.

Y ahí, el doctor reaccionó.

— A-Ah... ¡Si! —se paró erguido, mostrando una desaquilibrada sonrisa, mientras una gotita caía por su nuca— ¡Será altamente divertido, cielo! — vociferó riendo escandaloso.

Narumi rió.

Si, invitarlos a cenar, tal vez sería una forma más calma para dispersar la tensión que percibió apenas el rubio y ella intercambiaron palabras. Sabía que exageraba y que seguramente esa la personalidad del hombre, pero no quería llevarse mal con nadie. Quizá así se sentirá agusto, además, Leorio es su amigo después todo; aunque se le hacía raro de que su esposo no lo haya nombrado antes, es decir: Gon, Killua y Alluka eran los primeros amigos de Leorio a los que este último, mencionó primero y luego la lista crecía, los conocía a todos. Los de la universidad, su amigo Hanzo, Zepile, Knuckle, Shoot y Morel.

Al inicio se sorprendió mucho de la cantidad de amigos que tenía su esposo, pero le pareció altamente tierno esto. No creía que habían más, hasta que se lo mencionó ayer.

—¡Maravilloso! —chocó sus propias palmas con alegría, dejando a los hombres adultos, bastante inquietos— ¿Qué le parece mañana Domingo?

El hombre rubio entrecierra los ojos— Debo ejercer el cumplimiento de mi trabajo del que se me ah sido requerido, no solo puedo posponerlo y...-

— Papá... Tú me dijiste que rechazar la oferta ospitalaria de alguien más, es de mal gusto y deja mucho que desear de la persona —le recordó el niño sin ápice de dudas.

Si, definitivamente quería morir ahí mismo.

Leorio, no sabía que más hacer o decir. Las cosas se complican más, con lo recién hablado minutos antes, creía que ya había sido suficiente interacción con el último Kuruta, sin embargo, una vez más, la suerte le jugó en contra.

¡Demonios!.

¿Tener a tu ex pareja y tu nuevo compromiso?, ¿juntos?, ¿en el mismo techo, compartiendo una cena?.

Ya en serio, ¿Donde carajos debía ir a quejarse?.

Pero por otro lado, viendo las caras de su esposa y Kerim... No lo hacían más fácil, por su parte, sabía que Kurapika estaba tratando de evadir la propuesta y nada parecía funcionar. ¡Carajo y más carajo!.

Ok, debo calmarme, respira Leorio. Solo... Trata de ignorar el hecho de que ese pequeño bastardo te dejó mal parado en la puerta de una iglesia y se largó 7 años. Si, lo harás por Narumi, por Kerim y por ti, por qué eres un verdadero hombre maduro.

Claro que lo haría, después de todo. ¿Qué podía salir mal?

•••••

Ya en casa, Leorio abrió la puerta, dejando pasar a Narumi primero, la joven acariaba con mucho amor su pancita de cuatro meses y medio . Leorio sonrió con algo de cansancio al verla sana y salva. Cerró la puerta tras de sí. Narumi le sonrió con ternura, pero su rostro cambió a uno lleno de intriga.

— Cielo, ¿Por qué no me contaste que tenías otro amigo? —preguntó confusa.

¿Cómo abordar el tema ahora?. Lo único que pudo hacer es... Ser sincero, bueno, una parte de ello.

— Es... Kurapika era ... Mi mejor amigo —confesó con un matiz de ironía en su voz, la castaña lo escucha atenta. Leorio y ella toman asiento en el gran sofá. El médico observa su pancita abultada y la acaricia— nos conocimos hace tiempo en el examen del cazador. No nos llevabamos bien al inicio —recordó con nostalgia palpable— luego, decidimos unirnos para poder pasar la prueba, nos volvimos amigos. De hecho, es ahí donde te conté que conocí a Gon y Killua también  —la miró.

—Ajá, así es. Pero entonces, me omitiste la parte de tu amigo Kurapika —ladeó la cabeza.

El pelinegro suspira suavemente.

— Lo que pasa es que... Discutimos muy fuerte —llevó su mano hacia su nuca— por esa razón no te lo mencioné antes.

— ¿Seguro es sólo eso? —volvio a cuestionar.

—¿Eh?, ¿Por qué lo dices? —

— Uno no discute con su amigo y se dejan de hablar por mucho tiempo, Leorio. A menos que la discusión fuera por un asunto muy fuerte, además... Aceptaste cuidar de su hijo sin decir mucho, la verdad —puntualizó— no me lo tomes a mal, no es por nada malo, solo digo que... puedes decir lo que sea. Se notaba que ninguno de los dos deseaba estar juntos en esta cena

No solo eres tú quien quiere saber el verdadero motivo, Narumi.

— Yo... Si, lo cierto es que si —admitió con algo de derrota— no me siento muy agusto con esto, pero tampoco es cosa de otro mundo, ¿no? —replicó con pesar.

— ... —ella se queda en silencio mirándolo solamente, esto lo hace se tiene nervioso— aprovecha esta oportunidad y arreglen su conflicto —comandó.

Paladiknight parpadeó varias veces, petrificado ante esas palabras.

— Por cierto... —hace un gesto tierno.

— E-Eh... ¿Si?

— Eh pensado en algunos nombres para nuestra hija, los niños me ayudaron —incluso los sábados, los niños estudiaban— ¿Quieres ver las propuestas de las niñas?

De pronto, el alivio volvió en el el cuerpo de Leorio, sintiéndose más ligero en ese momento.

—¡Siiiii! —exclamó entusiasta— ya era tiempo de unas ideas buenas

— Sip, por qué Leoriana no es una opción muy factible

—¡¿Cómo?! —ultra mega indignado— Leoriana es un nombre muy hermoso, suena como de una princesa. Las demás enanas sentirán envidia —se cruzó de brazos, soltando un bufido.

Narumi rió.

Los dos empezaron a reír y bromear, a la vez que revisaban y meditaban todos y cada uno de los nombres escogidos por los alumnos de la pelo marrón, para la pequeña de la casa.

Una pequeña calma para una gran tormenta.


Continuará:...

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