29. Silueta

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- Entonces... ¿solo Nathaniel?- preguntó la rubia tomando un sorbo de su café.

- Solo Nathaniel- sonrió. - ¿Y tú, solo Chloe?- ella asintió sin mostrar su asombro. Cualquiera que la hubiese visto, a decir por la joyería y vestimenta, diría que pertenecía a la clase alta. Más aún, si la hubiesen visto en las fiestas que daba su padre la hubieran reconocido como una Bourgeois. Nunca nadie (a excepción de su padre) la había tratado fuera del 'usted'. Claro está que el chicofrente a ella iría a ser parte de la excepción.

- Te agradezco por invitarme a descansar. Y ahora que hemos tenido la oportunidad de intercambiar palabras pienso que debo conocer mejor a mi salvador. Así que, solo Nathaniel, ¿a qué te dedicas? ¿en qué trabajas?- el pelirrojo pensó bien antes de contestar.

- Trabajo en una nave. Llevamos y traemos cosas muy seguido a distintos lugares-

- Oh. Eres un comerciante-

- Se podría decir- rió pasando su mano por su cabello hasta el cuello levemente sonrojado. La rubia frente a él miró a un lado ocultando su rubor al ver esa pose tan tierna. - ¿Y tú?- Chloe sonrió desanimada.

- Solo trato de mantener feliz a mi padre. Es lo que toda mujer debe hacer hasta casarse-

- ¿En serio?- eso atrajo su atención. - Yo siempre he creído que cualquiera puede hacer lo que quiera si así lo propone. Decidir si quieres ser juzgada por los que te rodean ya es cuestión tuya- los ojos turquesas del joven adulto se desviaron por un segundo hacia la ventana del local.

- La opinión del resto importa. ¿De qué manera entonces podrías ser catalogado como bueno o malo?-

- ¿Catalogado por quién? ¿Las personas? El juicio de otro siempre será distinto al tuyo. Si te guías por lo que el resto diga, jamás vivirás en libertad. Lo que en verdad te debe importar son tus acciones y que logras con ellas- dijo sin titubear.

- ¿Te han dicho que eres extraño?-

- Mucho- rió apenado.

- Sin embargo, tienes una perspectiva interesante- ella dibujó una sonrisa sincera. - Deberíamos vernos más a menudo. Talvez logre aprender de ti-

- Creeme cuando digo que no soy un modelo a seguir. Solo he vivido a la manera en la que quería- dijo saliendo a su lado.

- Que más da. Un poco de compañía es lo único que busco, especialmente en estos días- miró al cielo naranja antes de volver a ver al muchacho. - Gracias por el refrigerio y ayudarme. ¿Por cuánto más estarás aquí?-

- Según mi capitán, indefinidamente, por el momento-

- ¿Podríamos juntarnos mañana en este lugar? Justo cuando el reloj dé las tres-

- Con gusto- dijo sonriendo tímidamente.

- Perfecto- hizo una pequeña reverencia. - Nos vemos- se despidió alegre.

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"Querido amigo,

Si estás leyendo esta carta quiere decir que he muerto. Y lamento pedirte este favor estando ya bajo tierra pero eres el único en el que confío. Te pido que cuides de Marinette. Es muy pequeña para hacerlo por sí sola y mantener su secreto oculto del resto. Tuviste razón cuando dijiste que debíamos ser cuidadosos. Se que nunca has tenido experiencia cuidando niños, pero Marinette no te causará problemas. Aprende rápido, es ingeniosa, creativa, obediente y muy alegre. Como padre me rompería el corazón saber que toda esa felicidad que ella alberga desaparezca por mi culpa. Se que tú la cuidarás como ella lo merece. Como desearía verla crecer y convertirse en una mujer fuerte y soñadora.

》Hay algo que debes saber. Si bien, nadie puede saber de su secreto, es posible que ella lo olvide. En estos momentos mi hija deberá estar inconsciente contigo. Cuando despierte, no recordará mucho de lo que le sucedió. Olvidará que es una sirena, y así debe quedar. Otra sirena, cumpliendo los últimas deseos de Sabine, tuvieron que cantarle hasta dormirla cuando yo morí. La canción de las sirenas posee un gran poder, además de atraer hombres. No le han quitado la memoria, pero debieron lograr que aquel conocimiento que ella tiene sobre su origen se nuble. En otras palabras, Marinette no recordará que es una sirena, lo más probable es que lo confunda con algún sueño.

Será mejor para ella olvidarlo. Confío en que esto quede entre nosotros. De paso, la razón por la que decidí tomar este viaje tan repentino fue porque alguien nos descubrió. Gabriel Agreste. Él mismo hombre que te llevó a la quiebra. No solo mató a su esposa por nunca contarle el secreto místico, sino que logró enterarse de alguna forma que Sabine era una sirena. Con sus hombres nos emboscaron, y la mataron frente a mi. Fui un cobarde y huí con Marinette metiéndome en el primer barco que zarpaba.

Han pasado días desde entonces y aún no logro conciliar el sueño. Siento que él sigue mis pasos y viene a por mi. No sé cuanto tiempo me queda ni cual es su obsesión con este tema. Solo sé que mi hija no morirá a manos de ese hombre. Debo protegerla, mantenerla a salvo. Si esta carta está en tus manos, he cumplido mi único propósito, salvar a mi hija. Ámala por mi. Ella es mi tesoro más valioso. No permitas que le suceda algo malo, te lo suplico.

Tu buen amigo, Tom Dupain."


Nino leyó la carta en voz alta y terminó en esa última línea. La puso sobre la mesa tratando pero fallando en el intento de no mirar la reacción de la peliazul. Sus ojos zafiros estaban cristalizados pero no derramaban lágrima alguna. Sus labios los apretaba con fuerza. Se asombraron de su resistencia. Ella se aclaró la garganta.

- Mis madre fue asesinada- afirmó. Seguramente Fu le dijo lo opuesto al ser solo una niña pequeña e inocente.

- Viejo- susurró Nino mirando a su mejor amigo. Adrien tenía la boca tapada con su mano y sus ojos más abiertos que nunca. Su padre había asesinado a su madre; ella no murió por su enfermedad. ¿Acaso esa "tristeza" después de su muerte fue pura frustración de no haber conseguido la verdad de las sirenas?

- Maldita sea- murmuró al aire.

- ¿Ese Agreste vive aquí? Podríamos ir a hacerle unas preguntas- propuso la castaña cruzándose de piernas.

- No será posible. Gabriel Agreste...- Adrien apretó los puños. - ...murió hace años- dijo con odio. Las jóvenes intercambiaron una mirada.

- Entonces solo queda el hombre que ha recibido esta carta-

- Se llama Fu, y ha salido de la ciudad. Quien sabe cuando volverá- dijo Marinette rendida.

Alya iba a protestar hasta que un recuerdo se le vino a la mente. Era un poco más joven; ella nadaba junto con su mentora a toda prisa al recibir un llamado de auxilio. Era el de una gran sirena que había cambiado a muhas otras. Había alguien más allí.

Un naufragio, una muerte, un mensaje.

Se sobó la cabeza tratando de recordar.

- Según la carta, mi padre estaba en un barco. Es su última letra. La fecha dice que se escribió en 1637, cuando tenía cinco años. Él murió allí- dijo recordando que a los cinco años ella ya vivía huérfana al cuidado de Fu.

- Eres mitad sirena. Eso explica varias cosas, como el hecho de vivir tanto tiempo en tierra firme- habló la castaña poniéndose se pie. - Lamento mucho lo de tus padres, esa es la suerte que muchas de nosotras corremos- dijo poniendo una mano en su hombro.

- Pues Agreste murió hace años. Su castigo fue cobrado con la misma moneda-

- Felicidades capitán. Terminarás siendo nuestro único misterio- dijo Alya.

- ¿Qué dices?-

- Tu inmunidad- respondió. - Voy a volver a la playa, necesito ir a nadar-

- Déjame llevarte- se ofreció Nino llendo tras ella, dejando a la peliazul sola con el rubio.

- Habrá pasado mucho, pero lo que ocurrió con tus padres es una desgracia. Lo lamento-

- Gracias- dijo arrimándose contra una pared. - ¿Cómo sabías que Gabriel Agreste estaba muerto? No creí que los piratas tomaban en cuenta cosas tan triviales- Adrien suspiró, sentándose junto a ella.

- Porque yo lo maté- la azabache tragó duro, mirándolo escéptica.

- ¿Hablas en serio?-

- Si-

- No me lo puedo creer- dijo en voz baja. Debido al silencio prolongado Adrien volteó a verla. Tenía lágrimas en los ojos que luchaba por no derramar. Sus manos estaban hechas puños.

- Princesa- Marinette lo observó atónita. Ese apodo lo había usado cuando estaba borracho. - Ya conoces mi pasado. Me viste llorar y estuviste ahí para consolarme- rodeó su espalda con su brazo izquierdo. - La noche en que te emborrachaste me preguntaste si te quería, si eras algo para mi. Déjame decirte que tú eres irremplazable para mi. Tú con tu actitud de niña obstinada y berrinches estúpidos son únicos, al igual que tu presencia en momentos buenos y terribles. No es algo que cualquier mujer daría por un asqueroso pirata- le limpió las mejillas que ya iniciaban a mojarse. - Te quiero princesa, y quiero que sepas que tú también puedes contar conmigo. Soy todo tuyo- la abrazó fuerte cuando ella empezó a temblar.

》En cierto momento del viaje pensé en dejarte en París a que vuelvas con tu vida normal, pero me he vuelto muy dependiente de tu compañía, y haré todo lo que haga falta para tenerte a mi lado. Así que no temas y déjalo salir. Llora todo lo que necesites, porque guardártelo para ti misma no te hará ningún bien- dijo besando su cabeza y rodearla con ambos brazos.

Marinette descansó su cabeza en el pecho del joven. De repente se sentía muy cansada. Hizo lo posible para que no la viese llorar. No quería verse vulnerable, pero, aparte de descubrir la verdadera causa de muerte de sus padres que tanta pena le estaba atormentando, el estúpido ojiverde estaba consolándola con las palabras más dulces y hermosas que pudieron salir de su boca.

Que suerte la de ella. Contento y pesadumbre, dos en uno. Su llanto provocó que se quedara dormida. Sin duda habían pasado varios días en los que apenas había echado el ojo, y ahora en los brazos de su capitán no podía sentirse más cómoda. Adrien tardó en unírsele. Verla en ese estado era como ver a un bebé dormir, lindo hasta que despertara. Rió con sus pensamientos antes de saltar a los brazos de Morfeo.

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- ¿Estás conciente de que tu canto se escucha hasta acá?- gritó Nino eaforzándose por no caer bajo el hechizo de la canción.

- Lo siento. Pero cantar y nadar es lo esencial para una sirena, es como respirar y comer para los humanos-

- Pues no soy inmune como Adrien- renegó quitándose las botas.

- Métete, no está fría-

- No es eso lo que me preocupa- bromeó quitándose la ropa hadta quedar en interiores. Se metió de un chapuzón y nadó hasta donde estaba la morena.

- Eres bueno manteniendo la respiración-

- Obviamente no más que tú- desvió la mirada hacia la cola de la joven.

- ¿Qué?-

- Tus escamas parecen de oro- Alya soltó una risita.

- Lo tomaré como un cumplido- dijo. Nino se le acercó y la besó. Tras separarse, se pusieron a flotar sobre el agua.

- Nunca se lo he dicho a Adrien, pero siempre he deseado tener una familia- mencionó de repente.

- Quieres decir, ¿hijos y eso?-

- Exacto. Tener una esposa y tener varios hijos con ella. Vivir en una casa y tener una vida ordinaria. No es que no me gusta estar con mis amigos. He vivido prácticamente con ellos desde joven pero tener una familia propia es lo que más anhelo- Alya se le acercó por debajo, asustándolo.

- Estoy segura que algún día sucederá- sonrió.

- Me gustaría que sucediera contigo- dijo aprisionándola con sus brazos.

- Soy una sirena. ¿Realmente quieres vivir con una criatura peligrosa?- dijo jugando con sus garras. Nino besó su mejilla.

- Viví con el peligro al ser pirata. Puedo manejarlo. Además, si no es contigo no será nunca- Alya trató de mirar a un lado. - Se la madre de mis hijos- pidió penetrándola con sus ojos ámbar.

- Viviríamos al pie del mar-

- No hay problema-

- Cantaría todos los días-

- Me ajustaré-

- Tus hijos correrían el riesgo de heredar mi sangre. Convertirse en lo que soy-

- Convertirse en alguien fuerte, alegre, feliz y risueño como su madre- pasó dos dedos baj osu mentón. - Me parece perfecto- Alya no logró ocultar su sonrisa.

- Eres imposible Nino-

- No me has respondido- ella lo agarró del cuello para besarlo.

- Ya sabes la respuesta-

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Marinette preparó la habitación de Fu y la suya para sus invitados, aunque simplemente podrían irse a dormir al barco donde había más espacio. Adrien había salido a recorrer las calles parisinas para familiarizarse nuevamente en caso de que robe algo y tenga que huir.

Después de limpiar la casa hasta sacarle brillo, la peliazul caminó por los alrededores de su ciudad natal. Se sentía feliz de volver a pisar París. Había pasado tanto tiempo sobre el mar que ya no recordaba ni lo que estaba a la esquina de su casa.

En su pésimo estado de desorientación, se perdió. Que gracioso, perderse en la ciudad en la que había crecido toda su vida. Trató de recodar donde quedaba su casa. Sin éxito. Sintió a alguien cogerle del brazo y jalarla fuera de su camino.

- ¿Qué rayos?- dijo y calló al ver a la persona frente a ella.

- ¿Marinette?-

- ¡Chloe!- exclamó abrazándola de inmediato.

- ¡Oh querida amiga!- suspiró la rubia. - Te extrañe demasiado- dijo secándose el sudor. - Tengo mucho que contarte. Primero lo primero, en donde demonios te habías metido-

- Pues...- vió el cielo oscurecerse. - Te lo explicaré otro día. ¿Pasado mañana quizá?- la rubia se cruzó de brazos insatisfecha.

- ¿Has olvidado que puedes dormir en mi casa?-

- No puedo ahora. Necesito irme antes de que oscurezca. Te veré pasado mañana en la catedral, ¿de acuerdo?-

- No tengo de otra- Marinette la abrazó tratando de no reír.

- Te veré pronto-

- ¡Adiós! ¡No lo olvides!-

- ¡No lo haré!- gritó desapareciendo a lo lejos.

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Un barco lanzó el ancla cerca de la costa. Con toda la tripulación aniquilada, un solo hombre bajo exhausto, con el sudor empapándole la ropa. Descendió en el puerto y se adentró en la ciudad.

Se metió en el primer bar que halló y dejando algunas monedas sobre la mesa exigió varias botellas de alcohol. Tras beber hasta saciarse, sacó un cuaderno y un lápiz que llevaba consigo. Escribió lo que más anhelaba en el último papel que quedaba para acordarse que debía hacer después de su descanso y resaca.

Matar a Chat Noir.

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HOLA LECTORES
Cuanto tiempo. Pues les dejo un aviso diciendo que esta historia no tardará en llegar a su fin. Espero que estos últimos capítulos los estén disfrutando y cumplan sis expectativas.

Les agradezco todo su apoyo, votos y comentarios, realmente han sido el motor para echar este fanfic sobre ruedas. Se los agradezco.

Hasta el próximo cap.
Miraculousteen

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