Uno

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Grace.

Me desperté tarde, me la pase toda la noche pensando en un menú para mi clase de hoy, que no dormí nada, tuve que bañarme a una velocidad impresionante casi matándome al salir de la ducha.

Solo tome una manzana para poder comer algo en el camino, por si fuera poco el estúpido perro de mi madrastra se acaba de salir del departamento.

-¡Duquesa, ven aquí¡

Su ladrido desesperado por libertad se escuchaba por el pasillo, con todo el desastre que era ahora no la alcance, hasta que su gruñido me alerto de su ubicación.

-¿Es tuyo?

Señaló hacia el perro que jalaba de sus pants mientras gruñia.

-¡Duquesa! -me agache tratando de quitarlo de su ropa pero seguía aferrada a morderlo - cuanto lo siento, por eso no sale del departamento.

Siento que mi cara está tan roja como mi cabello, y como toda situación puede empeorar, el sonido de la tela rompiéndose es la cereza del pastel.

-Ay no.

Se agacha para tomar a Duquesa, esta lo deja de morder pero aun trae un trozo de tela en el hocico.

-Lo siento tanto.

Solo tomo a Duquesa entre mis brazos, y trato de ignorar el miedo que me invade al ver a mi enorme vecino en camisa de tirantes mostrando sus brazos musculosos, haciéndome sentir aún más pequeña de lo que estoy.

-Prometo pagar por tu pants, pero voy algo tarde, perdón de nuevo.

Solo asiente con la cabeza antes de meterse a su departamento y cerrar la puerta.

Corrí dejar al perro antes de irme a mis clases sin dejar de morirme de vergüenza pensando en cómo me verá ahora mi sexy vecino.



-Hubiera pagado lo que sea por ver tu rostro en ese momento.

-Es bueno que seamos amigas Alice, no te imagino si fueras mi enemiga.

-Ya es que eres adorable, por lo mismo ver tu carita infantil avergonzada sería lindisimo.

Me pellizca las mejillas, me tengo que acomodar los lentes por su acción. Siempre me molesta con mi apariencia, mi padre y madre son irlandeses, por lo que soy el estereotipo de chica pelirroja con rizos, algunas pecas, piel blanca, ojos azules. Solo mi estatura es algo pequeña dándome una apariencia más infantil, sin mencionar mi visión defectuosa que me hace usar los lentes las veinticuatro horas del día.

-¿Tienes una foto de tu vecino? Siempre dices que es sexy, pero jamás lo he visto.

-Claro que no tengo fotos, ni que fuera una acosadora, además él no sale mucho, veo que viene del gimnasio por las mañanas pero hasta ahí, lejos de lo que paso esta mañana nunca había cruzado palabra con él.

-¿Y como es?

-Supongo que es alto, aunque cualquiera a mi lado lo es, es de rasgos masculinos muy marcados, quijada fuerte, piel blanca, es asiático pero sus ojos son tan feroces que dios mio, su mirada me intimida siempre.

-Aparte de musculoso y serio, suena como de esos que te dan con furia, aunque debemos investigar a fondo y saber si rompe el estereotipo del asiático.

Me alzo las cejas, se muy bien a que se refería, pero lo que vi esta mañana, eso es un mito.

A pesar que las clases que llevo son de cocina, hoy me sentí realmente fatigada, me gusta más cuando hacemos practicas que cuando solo vemos la teoría, por lo que hoy fue fatal.

Llegando a casa mire a mi madrastra platicar con el vecino, le tocaba el brazo de manera descarada. No se como mi padre la soporta.

Saque mi teléfono y le marque a mi padre, no es que sea una soplona, pero debe de respetarlo aunque ande de viaje.

-¿Papá?

-Mi calabacita, ¿Cómo estas? ¿Cómo van tus clases?

-Maravillosas papá.

Pase de largo a mi madrastra para que me escuchara cuando pasara, solo pude poner atención cuando se despidió de manera nerviosa. Yo entre hablando por teléfono hasta mi habitación, me tumbe en la cama, hasta que colgué con mi papá.

Miau.

Mire hacia mi ventana y mi tierno visitante favorito aquí estaba.

-Hola mi amor.

En cuanto abrí la ventana entro para saltar a mis brazos, el garito no era mío, pero siempre me visitaba.

-¿Quieres un premio? Te traje unos nuevos.

Le encantaba acurrucarse en mi regazo, mientras comía los premios, me ha acompañado con mis tareas todo el tiempo, no sale de mi habitación pues duquesa lo molesta si lo llega a ver.

Por lo que se debe tener dueño, esta muy bien cuidado y trae un collar que dice "pumpkin" es curioso pues mi papá me dice de la misma manera.

-¿Tu dueño sabrá lo mimado que te tengo? -Solo ronroneo y se restrego contra mi pecho -un día de estos te dejare conmigo.

Una notificación llegó a mi bandeja de entrada, era un correo de Alice.

CONSEGUI RESERVACIONES!!!! ESTE FIN DE SEMANA IREMOS A VERLOS.

Alice tiene toda la semana diciendo que para mi cumpleaños me llevaría a esos clubes de stripers de la ciudad, y quería ir a uno de los más exclusivos. Pero era raro conseguir espacio.

-No es que no me de curiosidad, pero no soy tan extrovertida como ella, ¿tu que piensas? -se había quedado dormido - si, eso pensé.

Bueno pensaré en positivo.


Un gato consentido llegaba con su dueño, que se alistaba para salir.

-¿Cómo está ella? -Lo carga y le besa la cabeza -siempre llegas oliendo a su perfume, ¿te gustaría verla más seguido? -el gato maulla- Pronto, es que su inocencia me es demasiada, podríamos corromperla pero debemos esperar un poco más.



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