001 | DESASTRE

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❝ Te convertiste en la criatura a la que ningún hombre se puede resistir. Tienes una mala reputación, picas como un escorpión, porque chica, eres Dios y el sexo es tu religión. ❞

THE BAD ANGEL

●○○

—El imbécil se niega a firmar el papel de divorcio.


Aerin, mi amiga y confidente, y quien ha estado escuchando mis constantes quejas por los últimos cinco minutos mediante el aparato móvil sobre las últimas noticias que me he enterado hoy, maldice junto conmigo al culpable de mi mal humor. Me desperté furiosa gracias al mensaje del estúpido de Jaeheum negando la petición, ¿Que se creía? Ni siquiera está viviendo en casa, nuestra relación terminó hace meses atrás, ¿De qué sirve seguir teniendo aquel nombre ante la ley?

¿Por qué suenas tan agitada?

—Estoy en el gimnasio —contesto, acomodando el auricular en mi oído.— Necesitaba botar la rabia de alguna forma, ¡Maldito hijo de puta!

Hey, Hee, tranquila. Buscaremos como resolver esto, quizá lo mejor sea buscar un abogado.

Apago el botón de la trotadora, secando el sudor de mi frente con la pequeña toalla que tengo a un lado. ¿Buscar un abogado? ¿Cuánto saldría eso? De seguro costoso, y no tengo el dinero en este momento como para pagarlo, maldigo el momento en donde Jaeheum me incitó a dejar mi trabajo para ser una mantenida. ¡Fui una estúpida! Sólo yo pude caer en sus juegos mentales de mierda.

¿Sohee? ¿Sigues ahí?

—Sí, sigo aquí —suspiro fastidiada, tomando la botella de agua que previamente dejé en la máquina.

—Disculpa, ¿la estás ocupando? —una voz y presencia masculina llama mi atención justo a un lado, sacándome del trance. Al instante tomo mis cosas para bajarme del aparato y darle el paso al hombre.

—Lo siento.

—Tranquila, esto es tuyo —me tiende mi teléfono el cual por poco se queda allí, le sonrío en signo de agradecimiento trasladándome hasta los camerinos.

—Lo siento Aerin, ¿qué decías? —vuelvo a concentrar mi atención en la conversación con mi amiga, al mismo tiempo en el que saco mi bolso junto al resto de mis pertenencias.

¿Qué harás luego?

—Debo ir a hacer las compras, ya casi no hay comida en casa. —Salgo del gimnasio cuando tengo todo en mis manos, despidiéndome del portero con una corta reverencia.—¿Por qué?

¿Por qué no vienes a la ciudad? Puedo acompañarte al supermercado.

—¿Quieres que maneje hasta la ciudad sólo para hacer las compras? —cuestiono irónica. Escucho como Aerin me insiste, empleando su tono chillón y no me queda más que aceptar, además necesito de su compañía, no me haría mal. —bien, quizá en una hora estoy por allá, te avisaré.

...

Como era de esperar, la salida a la ciudad sólo por las compras se extendió casi tres horas, y el sol ya estaba poniéndose cuando llegué a casa. Estaciono el auto frente al garaje para poder bajar la cantidad de bolsas que están en el maletero, resulta que las compras no fueron solamente comida, sino que también me di la libertad de comprar un bello atuendo para aumentar en algo mi autoestima y también mis deudas.

En el segundo trayecto para bajar las bolsas del vehículo, tomo entre mis brazos las dos bolsas de papel restantes repletas de diversa comida y con una de mis manos cierro el maletín. Me sentía como una auténtica malabarista, espero que nada resbale de mis brazos justo ahora.

—Espero no botar nad-

Efectivamente, como si hubiese llamado a la mala suerte, una de las bolsas desciende lentamente por mi brazo antes de que pueda terminar la frase. Los hechos suceden en cámara lenta, no consigo anteceder la posible caída y mis reflejos no deciden participar, así que me quedo viendo como una boba cómo los huevos salen disparados de la bolsa, chocando directamente en el asfalto.

—¿Es una puta broma?

Dejo la bolsa que aún mantengo en mi brazo en el piso, viendo el desastre que he causado. Todos los huevos están desparramados en la acera, dejando un bonito y amarillento desastre.

—¿Necesitas ayuda?

¿Ayuda? Qué gracioso. Si por ayuda te refieres a conseguir otra bandeja de huevos, yo feliz.

Centro la mirada en el portador de aquella varonil voz que jamás he escuchado, para encontrarme con un hombre un poco más alto que yo, vistiendo una blanca sudadera sin mangas pegada al cuerpo, exhibiendo uno de sus brazos repleto de tatuajes. ¿Y él de donde salió? Jamás lo había visto por aquí.

—Soy Jungkook, vivo al frente —anuncia, como si hubiese leído mi mente.

—Sohee —contesto cortamente.—Yo sólo... limpiaré este desastre, supongo.

Tomo la bandeja con los pocos huevos restante que lograron salvarse para meterla en su bolsa correspondiente. El chico frente a mi coge la otra bolsa en sus brazos antes de que tenga tiempo de decirle algo. Me sigue hasta la entrada de la casa en silencio, en donde me espera pacientemente en el pórtico cuando trazo mi rumbo hasta la cocina.

—Gracias por tu...

Otro escandaloso sonido se hace presente poniendo nuestros sentidos alerta. Lo observo con los ojos abiertos, sin comprender de dónde ha provenido.

—¿Qué...?

—No tengo idea que ha sido eso, iré a...

—¡Lo siento, Sohee! ¡No me mates!

El pequeño hijo de Yuwon llega corriendo hasta mi entrada, agitado. En su mano se encuentra un guante de béisbol mucho más grande que sus pequeñas manitos. Gracias a su rostro me temo lo peor, su mirada asustadiza me da una idea de lo que pudo haber sucedido.

—¡Hola Jungkook! —le saluda, antes de volver la vista hacia mí.

—¿Qué hiciste, Tae? —cuestiono, alzando una de mis cejas.

—¡Lo siento! ¡Mamá lo pagará, lo juro! —se esconde tras el chico cuando entrecierro mis ojos a su dirección, curiosa y temiendo lo peor, entro a la casa dirigiéndome hasta la cocina, en donde una bola de béisbol se encuentra en la encimera de centro y pequeños trozos de vidrio en el suelo.

—Agh, Taewoon... ¿qué has hecho? —suspiro por décima vez en el día, llevando las manos a mi frente.

—¡Lo siento, Sohee! Necesitaba practicar para mi partido —aun se encuentra escondido tras las piernas del chico tatuado, quien me observa con ganas de echarse a reír en mi cara.—¡Jungkook dile algo! ¿Tiene cara de que quiere matarme?

—Ven aquí, pequeño demonio.—tomo la mano de Taewoon sacándolo de su escondite, acercándome por consiguiente al cuerpo del nuevo chico que acabo de conocer, en donde el aroma a su colonia me golpea con tanto ímpetu que por poco pierdo mi foco de atención. —Escúchame, arreglaré este desastre ahora, pero si vuelve a suceder algo similar tendrás que cortar mi pasto por una semana, ¿entendido?

—Entendido, jefa. ¡Gracias Sohee, eres la mejor! —antes de irse corriendo me sonríe mostrando sus pequeños e infantiles dientes, besa mi mejilla, choca los cinco con Jungkook y se esfuma de la casa.

—Taewoon es un diablillo astuto —afirma el castaño, introduciendo las manos en los bolsillos de su chándal gris.—En mi casa arruinó el jardín cuando salió a pasear a su perro.

Suelto una risita al imaginarme el escenario, concuerdo con él, Taewoon sí es un pequeño diablillo que sabe cómo ganarse a la gente. Llama mi atención que el niño tenga tanta confianza con alguien que jamás he visto rondar por aquí, incluso se toma la confianza para llamarlo por su nombre, cuando claramente es mucho mayor que él. Aunque pensándolo bien... Taewoon ha sido así desde que lo conozco, confianzudo y parlanchín.

—Bueno, ahora tendré que arreglar dos desastres, definitivamente no es mi día de suerte.

—Tranquila, yo te ayudo.

Jungkook toma la iniciativa y agarra la escoba encabezando la nueva tarea que el mismo se ha propuesto; barrer los trozos de vidrio desparramados en el piso. La ventana de mi cocina está hecha añicos, ahora tendré que gastar dinero para comprar una nueva... ¡Maldición!

Observo desde atrás como el chico amablemente saca los trozos de cristal restantes, mientras yo estoy inmersa en mi propia nube de pensamientos buscando la manera de conseguir dinero rápido. Tal vez debería haber pensado mejor el ser una mantenida, en su momento lo creí buena idea, sobre todo cuando nuestra vida se basaba en viajar por el mundo. Ahora, estoy arrepentida de haber dejado el trabajo que me permitía subsistir y ser una mujer independiente, en donde además era alguien con una reputación en ascenso.

Si hay algo en la vida que me arrepiento, es de eso. Aunque si no fuera porque estoy desempleada y con una suerte envidiable el día de hoy, no estaría contemplando un panorama frente a mí bastante apuesto. Jungkook posee una retaguardia que sobresalta pese al pantalón de chándal suelto que viste, me permito deleitarme inocentemente ante su ancha y extensa espalda, en donde claramente se perciben lo tensión de sus músculos cuando realiza algún movimiento.

Es obvio que se ejercita, y mucho. ¿Dónde estuvo escondido todo este tiempo?






○●○

¡Hola a todos! He aquí el primer capítulo, ¿que les pareció?
¿Cómo creen que será la personalidad de Jungkook en esta historia? 👀
Los leo!
🤍

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