004 | SEDUCTOR

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Me tienes mirándote como tonto, sí, sé que me quieres también cuando me regresas la mirada❞

–STARING

●○○

—Sohee.

Por poco olvido lo apuesto que Taehyung es. Su áspera y masculina voz me recibe cuando toco el timbre de la casa, dejándome absurdamente muda. Lo contemplo como boba, trae el cabello mas largo que la última vez, un bronceado que luce demasiado atractivo en él y además noto que ha subido unos cuantos kilos que le sientan increíble, reflejados en sus brazos y extenso torso.

El pequeño se lanza a sus brazos gritando y chillando su nombre, procurando que todos en la cuadra se enterasen que su tío ha llegado.

—Hola, Tae. ¿Cómo has estado?

Tae me extiende una autentica sonrisa cuadrada, sosteniendo a su sobrino en brazos, quien se aferra fuertemente a su cuello. Me hace una seña con su cabeza para que entre en casa luego de saludarme.

—Oh, estoy esperando que Jungkook y Mingyu lleguen.

—Puedes esperarlos adentro.

Su penetrante mirada termina ocasionando que haga caso a su petición, pasando por al lado de él. Su presencia sigue sintiéndose imponente, justo como cuando lo conocí.

—Supe que te separaste de tu marido —suelta, sentándose en un sillón con el niño aún en sus brazos, aparentemente se quedó dormido ya que no mostraba ninguna señal de actividad.

—No puedo creer que hasta tu sepas lo que sucede por estos lados —ruedo los ojos, terminando por asentir en señal de confirmación. — Lo hice, pero bueno... ¿A ti como te va en la ciudad? ¿Qué tal tu trabajo?

—Pues... sigue siendo con un horario muy exigente y demandante, pero gracias a mi increíble mánager nuevas marcas han querido que desfile para ellas.

Tae es modelo de la nueva y prometedora agencia "GAM". No estoy al tanto de cuánto tiempo lleva en ella, pero sí sé que ha ido poco a poco abriéndose paso en el mundo del modelaje.

—Vaya, es increíble —le felicito, con un amargo nudo en mi garganta. Estoy contenta por él, sin embargo, me gustaría sentir nuevamente lo que significa ser exitosa. —Te felicito, Tae. Debes verte increíble en la pasarela.

—Puedes ir a verme cuando desees, estaría muy contento de verte allí —esbozo una sonrisa, jugando con la manga de mi campera. —¿Qué tal tu trabajo? ¿Ya conseguiste...?

—Oh, no. Yo... aún no consigo volver.

El asiente, en silencio. Me lanza una mirada comprensiva y cálida, dándome a entender que de alguna forma es empático conmigo. Taehyung y yo nos conocimos el año pasado, justo cuando con Jaeheum atravesamos una de nuestras tantas crisis matrimoniales. Él fue quien me dio el impulso a terminar el martirio en el que se convirtió mi relación, de hecho, estuvimos a punto de tener lo más cercano a un amorío, pero él tuvo que irse por motivos laborales.

—Estoy seguro de que cuando el momento llegue, volverás a ser la mujer prestigiosa que eres —su mano agarra la mía, dando suaves caricias confortantes. Debí sentarme en otro sillón, porque nuestra cercanía está haciendo que mis piernas tiemblen.

Fuera de la casa ambos escuchamos un auto, el que supongo es de Mingyu. Me levanto del asiento, con Taehyung siguiéndome el paso, después de dejar a su sobrino en uno de los sillones de tres cuerpos.

—Esos deben ser los chicos... será mejor que me vaya.

Abro la puerta, quedándome en el pórtico. Su atenta mirada sigue mis pasos, consiguiendo alterar mi interior.

—¿Nos acompañarás a acampar? —cuestiona. —Estoy seguro de que Taewoon ya te invitó, no hace falta decirlo.

—Pues... no lo sé aún.

—Piénsalo —remarca, gravemente. —Quizá... podríamos pasar tiempo juntos y conocernos mejor.

¡Joder! ¿Él acaba de decir eso?

—¿Sólo eso? —murmuro, siguiendo su juego.

—Lo dejo a tu imaginación —su boca se curva en una sonrisa, dejando un breve pero fogoso beso en mi mejilla. —Adiós, Sohee. Nos vemos pronto.



...

La noche anterior fue demasiado divertida. Junto con Mingyu y Jungkook estuvimos bebiendo y comiendo hasta altas hora de la noche, chismeando sobre diferentes personas y conociéndonos mejor.

Dado a mi estado etílico, olvidé cerrar las cortinas y justo ahora tengo un intenso rayo de sol dándome justo en el ojo. A regañadientes me levanto de la cama para volver la pieza algo más oscura, pero no consigo conciliar el sueño. Echo un vistazo a mi teléfono y las notificaciones, son casi las ocho de la mañana, estoy odiando a mi yo de ayer por no cerrar las jodidas cortinas.

Un mensaje en mi bandeja de entrada llama mi atención, se trata de Mingyu. ¿Cómo diablos pudo despertar tan temprano?

En cuanto leo su mensaje chillo de felicidad. ¡Es el mejor!

Al fin las cosas están saliendo bien, la suerte me acompaña. Espero que todo siga su rumbo y logre deshacerme de Jaeheum por completo y no volverlo a ver.

Ya que estoy despierta y no volveré a dormir, decido tomarme el tiempo para arreglarme para el encuentro. Tomo un largo y caliente baño que relaja mis músculos y mente, pongo música suave mientras elijo el atuendo más acorde a una cita para... un divorcio. Bueno, una cita para encontrarme con el abogado que hará posible que eso se efectúe. Debo verme no solo atractiva, sino poderosa y segura.

Cuando estoy lista, la hora marca las nueve con diez minutos. Tomo mi bolso junto con las llaves del auto y abro la puerta de entrada, asustándome con la presencia de Jungkook justo detrás.

—Casi me das un puto infarto, Kook.

—Lo siento —se disculpa, riendo ante mi expresión. —¿Dónde vas tan... arreglada?

—A la ciudad, Mingyu consiguió que su amigo abogado apartara una hora.

—Genial, espero que las cosas salgan bien —Inquiere, apoyando su brazo en el pórtico de la puerta.

—Yo espero que sus honorarios no sean tan costosos... ¿Tu dónde vas?

—Al gimnasio —contesta, acomodando el bolso en su hombro.

—¿A entrenar?

—Hago clases.

—¿Clases? —dudo. Le echo un fugaz vistazo a su atuendo, viste un buzo y campera gris claro. —¿De qué? Espera... ¿de qué trabajas?

—Soy personal trainer, también hago clases de kick boxing.

—Vaya... —eso explica mucho, como por ejemplo su esculpido y atlético cuerpo. —¿A qué gimnasio vas?

—Uno que está en la ciudad.

—¿Quieres que te lleve?

—Está bien.

Ambos subimos al automóvil cuando saco la alarma, Jungkook se sube en el asiento del copiloto, observando dentro con atención y detalle, murmurando un "wow".

—Que lindo auto tienes.

—¿Te gusta? —El asiente con la cabeza, pasando sus dedos por sobre el asiento de felpa color marfil.

—Honestamente creo que es muy lindo. Me gusta como combinaste los colores.

Es la primera vez que un chico admite que mi auto es lindo, cuando Jaeheum me lo obsequió decidí agregarle mis propios detalles y embellecerlo como se me diera la gana. Compré fundas para los asientos, agregué al manubrio un cubre volante en tonos rosado pastel con pequeños brillos incrustados, las fundas de piso son rosadas... todo en este auto está organizado de manera que no pasa desapercibido.

—Jaeheum decía que mi vehículo era ridículo —encojo los hombros, encendiendo el motor.

—Creo que ambos sabemos que Jaeheum era un imbécil.

Lo observo con una sonrisa, concordando con sus palabras. El camino hasta la gran ciudad de Seúl es divertido, Jungkook y yo hablamos sobre muchas cosas, me cuenta por qué se mudó a la casa de su abuela, cuánto le encanta hacer deportes y también cómo conoció al pequeño Taewoon.

En un semáforo lo pillo contemplándome de una manera que admito, consigue que mis vellos se ericen. Posee una intensa mirada color chocolate y estoy segura de que sabe muy bien lo atractivo que es y se aprovecha de ello.

—Deja de mirarme de esa forma.

—¿Qué forma?

—Así —señalo su rostro con mi dedo índice. —Cómo si me estuvieras coqueteando con la mirada.

—¿Crees que te coqueteo, Sohee?

Cuando atrapa con sus dientes la argolla de sus labios, consigue distraerme completamente. Mis ojos se mueven desde su mirada intensa y provocativa hasta su boca en donde su jueguito logra hipnotizarme.

—Si yo te coqueteara... —prosigue, dado mi silencio debido a su distracción. —Tal vez intentaría acercarme físicamente a ti...

Siento una de sus manos posarse en la piel desnuda de mi pierna, dando suaves caricias casi imperceptibles. Mi mirada se topa con la suya cuando decide acercar su torso hacia mi dirección, apoyando su brazo izquierdo en el respaldo de mi asiento.

—Buscaría tocarte de cualquier manera —sigue su juego provocativo, acercando su nariz a mi cuello. —O tal vez te diría lo atractiva que luces con esa falda, lo bien que resalta las curvas de tu cuerpo.

Debo admitir que ese tono áspero y ronco que emplea le queda perfecto, sabe utilizar sus atributos para alborotar hormonas y de seguro también para complacer. Pero él aquí no es el único que puede jugar con mi estabilidad.

—¿Sabes, Jungkook? —cuando su espalda vuelve a tocar el asiento, esbozando una sonrisa altanera, mi mano aterriza directamente en su pierna, a pocos centímetros de su intimidad. Puedo percibir que se asombra ante mi inesperada acción, tanto que traga saliva. Aquello me hace sonreír, porque él no es el único que puede alterar mis sentidos de esa manera. —Si tu quisieras coquetearme, te hacen faltan más que sólo halagos físicos.

Tomo un pequeño impulso para tomarlo detrás de la nuca, acercando su rostro al mío, rozando nuestras narices.

—Si quieres coquetearme, dime cuan inteligente crees que soy.

Rozo mis labios junto a los suyos, dejando que el frío metal de su aro toque mi boca.

—¿Sabes lo que me calienta?

Sobre mis pestañas noto como sus ojos se cierran, posiblemente esperando que mis labios impacten su boca y ambos nos besemos para cortar la tensión que él decidió comenzar.

—La intensidad me calienta más de lo que crees —murmuro en su oído —Que me busquen, que se preocupen por mí, que quieran estar junto a mí... que piensen que soy alguien a quien no pueden manipular con simples y comunes halagos sobre mi físico...

Muerdo el lóbulo de su oreja, sintiendo un respingo y suspiro abandonar sus labios.

—Me calienta los hombres que reconocen lo astuta e ingeniosa que soy, que no solo tengo bonito cuerpo, sino también un cerebro brillante.

Doy un apretón en su muslo antes de separarme y seguir con nuestro rumbo, dando por terminada la conversación. Cuando llegamos hasta el lugar, bajo del vehículo con mi bolsito en la mano, sin estimar que mi acompañante cruzaría hasta mi puerta. Me acorrala entre el vehículo, posicionando ambos brazos a los costados de mi cabeza.

—Odio cuando me dejan callado —susurra encima de mi rostro. Suelto una risita, mordiendo mis labios.

—Eres muy atractivo, Jungkook, eso lo sabes.

Juego con los mechones de su cabello, provocando que sus ojos se cierren disfrutando de mis inocentes caricias.

—Y tienes cara de saber hacer muchas cosas bien.

—¿Quieres comprobarlo? —murmura insinuante.

—Tomaste confianza demasiado rápido —bromeo, palmeando su pecho para salir de sus garras.— Pero bien jugado, casi me la creo.

Pongo la alarma al auto, verificando que todo esté en orden con mi atuendo y peinado.

—Realmente luces muy linda, Sohee.

—Gracias, Kook —doy un beso en su mejilla, poniéndome de puntitas. —Deséame suerte.

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