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Es nuestro castigo, fingir que somos amigos y cuando no haya testigos, mi vida entera te daré.

— Morat (Cuando nadie ve)

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Las personas en el instituto son realmente molestas, no solo por el hecho de molestarlo a cada maldito minuto, si no por estar tan al pendiente del castaño. Sabe que Jaehyun es ese chico popular que recibe las miradas de aquellos que se encuentren a su paso, pero en verdad no soporta que cada estúpida chica y uno que otro chico se acercara a intentar algo con este mismo.

Jaehyun es suyo y la impotencia de no poder ir hacia él cuando alguna mosca le ronda, le hace querer terminar todo.

Pero no, porque no cambiaría la reconciliación que le brinda el castaño cuando él se molesta por el trato amable que les brinda a sus pretendientes. Definitivamente, los orgasmos eran una buena recompensa.

Y es que con una persona como Jaehyun es imposible no caer, no ceder a esas caricias que le brinda a su cuerpo sería un pecado, así que solo lo acepta. El castaño le da amor, aunque no quiera aceptarlo, Jaehyun está fascinado con ese cuerpo que se amolda perfectamente al suyo.

Y aunque sea sólo cuando están solos que pueden amarse, está bien por ahora. Está bien fingir ser solo amigos ante los demás y unir sus almas en secreto.

— Ah~ Mgh~ — Doyoung trataba de no soltar gemidos a volumen alto dentro del pequeño espacio, Jaehyun movía sus caderas hacia arriba de manera que el peliengro pudiera sentir como su punto dulce era deliciosamente abusado de forma continúa. — ¡N-no puedo m-ah!

— Vamos, bebé, córrete para mí. — susurró el castaño sobre su oreja, para después morder ligeramente el lóbulo de esta y escuchar el gemido ahogado que soltó su novio al llegar al tan exquisito orgasmo. Las paredes internas se amoldaron a su grueso falo, haciendo que llegara de igual forma dentro del pelinegro. — J-Joder.

Sus respiraciones estaban totalmente agitadas, Jaehyun besaba el hombro sudado mientras sentía a su novio empezar a respirar con normalidad, los espasmos en el cuerpo del pálido después del orgasmo hacían sonreír al castaño. Para el castaño estar así con el de piel pálida era fantástico, poder tener y marcar cada espacio de su piel lo hacia sentir afortunado.

— Eres hermoso. — dijo Jung después de salir del interior de su novio, jamás se cansaría de decirlo, Doyoung se veía hermoso después del sexo, con esas mejillas sonrojadas, labios hinchados, sudado, cabello desordenado y completamente desnudo. Hermoso. — Y eres mío.

— Estoy sucio, Jae. — un tierno puchero apareció en los labios contrarios, el pelinegro podía verse inocente aún después de haber gemido el nombre del castaño, Jaehyun sonrió enternecido por la acción y ayudó al menor a limpiarse para que pudiera empezar a vestirse.

Después de que el pelinegro estuviera arreglado, Jaehyun procedió a hacer lo mismo, pues el pequeño espacio del cubículo no dejaba que ambos se movieran con facilidad. Doyoung esperaba fuera del baño al castaño, nunca pensó que llegaría a saltarse una clase para poder estar con su novio, pero ahí estaba, sonriendo mientras mordía su labio inferior al recordar lo que en aquel baño había ocurrido.

— Vamos. — el menor quiso tomar la mano del mayor cuando este salió del baño completamente arreglado, pero este rechazó el toque, llevando su mano detrás de su nuca al notar a un par de chicos pasar por el pasillo.

— No podemos, ya lo sabes.

— Perdón.

— Está bien, solo recuerda que si llegan a enterarse, esto se acaba. No quieres eso, ¿verdad, bebé?

— N-no. - negó, sintiéndose asustado por imaginar perder al castaño. — No volveré a hacerlo.

— Te veo luego, ¿de acuerdo? Sabes a donde ir.

— Lo sé. Jaehyun...

— Hm...

— ¿Puedes darme un beso? — pidió con la cabeza baja, esto de volver a la realidad dolía. Jaehyun lo hacía volar lo más alto que podía y luego lo dejaba caer a esto, esta estúpida realidad en la que no pueden amarse, esta en donde Jaehyun es un cobarde.

— No.

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