CAPÍTULO 5:

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Despierto para descubrir que estoy en una fosa, mis ojos sólo captan algunos árboles alejados y la tierra que cada poco se desprende de las irregulares paredes, cayendo sombre mi cuerpo. Entonces, noto como lentamente al borde se acercan mis padres, mis amigos, mis parientes, todos con un rostro espantosamente inexpresivo.

—¿Q-qué están haciendo? —Intento moverme pero los miembros no responden. El pánico me invade a medida que sé lo que planean hacer.

—Estás muerta, Penélope —. Dice mi madre desde arriba sin una nota de emoción.

Trato de hacer algo, cada vez se pone peor, se me forma un nudo en la garganta que no me permite siquiera abrir la boca.

—Estás muerta, Penélope —.Todos hablan al unísono y con sus propias manos me arrojan tierra.

Quiero gritar pero nada se oye de mis labios, el único sonido es el de mi ropa entrando en contacto con la tierra una y otra vez... ¡No estoy muerta! ¡Sáquenme de aquí!

—¡Estás muerta, Penélope! —Me cubren con mayor rapidez, casi llegando a mi nariz. ¡Por favor, escúchenme!, sigo aquí, ¡sigo aquí!

—¡¡ESTÁS MUERTA PENÉLOPE!! —Lo último que veo antes de ser enterrada por completo son sus rostros felices y macabros...

Termino sentándome con el sudor perlando toda parte del cuerpo que tengo descubierta y el corazón a más no poder. Para cerciorarme de que no se va a salir coloco una mano sobre el pecho, bien, sigue ahí...

Derek continúa dormido a un lado de los carboncillos rojizos. Es de noche aún, genial, cada vez descanso menos, pero cualquiera estaría así si lo único que tuviese para dormir fuese arena, una campera y...¡arena! Odio la arena, ¡malditos cristales milenarios fabricados con popó de pez!

Estoy hecha un asco, más que de costumbre, así que me acerco al agua, la cual moja mis pies con bastante delicadeza. Por suerte se encuentra bastante tibia, si hubiésemos caído un poco más al sur tendríamos problemas...

Volteo para asegurarme de que sigue dormidito como le corresponde, huumm, sí. Puedo quitarme la ropa, total, será rápido.

La dejo sobre la orilla y me zambullo con timidez, ah, se siente bien...al fin un poco de relax después de tanta mugre de náufrago. Observo fascinada como la luna crea una superficie plateada que se mueve en una eterna canción desconocida, como la espuma blanca me envuelve en una bufanda glamurosa, da la sensación que estuviese bañándome en piedras preciosas, millones de diamantes haciéndome sentir la chica más especial del mundo... Es hermoso sentir paz...

Al salir me percato de que mi ropa no está allí...¡¡DEREK!! Muevo mi cabeza como un foco buscando al fugitivo y...sigue tirado en la arena, ¿entonces?

Ahora con una ceja alzada por la confusión, escaneo la zona y...espera, ¿ese mono estaba ahí?

El bicho peludo y pervertido está olfateando mi ropa interior. ¡Sé que no he sido la más limpia últimamente!, ¡pero hay formas más educadas de llamar a alguien sucio!

—¡Oye mono, suelta eso! —Grito en voz baja (si eso es posible) para evitar que el único chico en la isla vea mis...pues mis...ok, necesito mi ropa ya— ¡Mono!

El susodicho gira su pequeño rostro plano, aún con mis bragas sobre la mitad de la cara y chilla para alejarse, o sea, lo opuesto a lo que quiero. Maldigo entre dientes y tras un suspiro decido salir por la alimaña, así, al estilo de Eva.

Me arrimo muy despacio, paso por paso, hacia esa fea cosa peluda que juega con sus pequeñas y posiblemente mugrientas manos.

—Ven...ven amiguito, no te haré daño —.Sonrío sin tratar de parecer una asesina serial. Avanzo un poco más y justo cuando estoy por alcanzarlo, sale despavorido dando pequeños saltitos a la selva... ¡Con mi ropa entre sus brazos!, ¡maldito pariente de Tarzán!

Lo persigo sin importar que mis nalguitas estén siendo iluminadas de lleno por la luna y de que es muy probable que Derek acabe viéndome interpretando una escena tipo porno de "Guardianes de la Bahía".

Luego de unos metros por fin decide soltarla, así que la tomo y me apresuro a ponérmela, excepto la que...la que tuvo contacto con su horrible nariz.

No pude pegar un ojo el resto de la noche, un poco por la pesadilla, y otro poco por temor a despertar con ese mono usando mis calzones...es lo más perturbador que me he puesto a imaginar, sí, espantoso. El punto es que no hice otra cosa más que observar el cielo y tratar de hacerme pasar por esas de las películas que se saben todas las constelaciones. Ahora, pregúntame cual que la luna creciente y no tendré idea, pero...si algo vengo aprendiendo en esta isla es que el tiempo sobra, podré aprender hasta artes marciales, creo. Aunque...ya va tiempo de que hagamos algo... No sé, ¿un mensaje? Emmm...

—¡Ya sé! —Salto en mi propio lugar, haciendo que Derek se despierte en un grito.

—¡¿Qué?! —Su cabello está hecho una maraña y le veo algo de barba en la zona baja de la barbilla, pero queda más raro por cómo tiene de grande los ojos, igual a un gato asustado.

Me pongo en pie con las manos en la cintura, tal vez no haya descansado bien, pero vaya que tengo energía...¡Prepárate, isla! ¡¡NOS VAMOS DE AQUÍ!!

Y...su cara sigue exactamente igual.

—¿Ya entendiste? —Me está impacientando, así que cruzo los brazos para no golpearle la nariz.

—Hacer un SOS de arena... ¿En serio?

Asiento:

—Sí, también podemos usar piedras...pero necesitamos muchas de ellas, sí, podríamos empezar ahora, ¿no? Después de desayunar...por cierto, estoy esperando mi pez.

—Espera un segundo... —Se para también, sólo para sacudirse un poco la arena y continuar—¿Has visto pasar algún avión estos días? Porque la verdad, yo no —. Alza una ceja.

Frunzo el ceño y me rasco la barbilla, tal vez tenga razón, pero...

1) No pienso dársela.

2) Un avión podría pasar en cualquier momento.

3) Mi idea no está tan mal, es mejor que nada.

4) En las películas siempre funciona.

—No importa, igualmente necesitamos completar la primera fase del plan...

—¿Y cuál es?

Pongo los ojos en blanco...creo que el sol le afectó el cerebro.

—Pues...desayunar —pongo ambas manos sobre su pecho y lo empujo—. Ve al mar y tráeme algo de comer —me falta una cosa, ah, sí— por favor —. Sonrío para no quedar tan grosera.

Increíblemente, él no acata mi orden, sino que se queda ahí paradito, incluso hasta creo que está dándome una sonrisa maliciosa.

—Con respecto a eso...

Mis ojos se agrandan por sí solos.

—No pensarás que yo...

Asiente sin siquiera abrir la boca.

No, ni piense que lo voy a hacer, no lo haré.

Diez minutos después:

—¡Vamos Penélope, mi abuela podría hacerlo mejor! —Grita desde la arena, dándome sus estúpidos ánimos... ¡Ojalá el mono roba ropa aparezca y lo destroce!

No sé cómo hizo para convencerme, pero aquí estoy, con el agua hasta la cintura, buscando algo que comer, y justo tiene que ser un pez, ¿por qué? Porque mi orgullo no permitirá llevar algo más pequeño, por eso.

—Mejor cierra tu boca si no quieres que te dé otra pedrada—. Alzo mi puño a modo de mafioso pidiendo vendetta. Pero él sólo responde con una estúpida risa despreocupada, sí, despreocupado...en una isla. El chico tiene problemas, probablemente sea algún síndrome, sí, es eso. Tiene los ojos raros (ya lo decía yo), además es pelinegro, se sabe por descontado que ellos siempre son problemáticos y por si fuera poco, hasta el nombre de loco tiene, Derek, el cual rima con...con...estúpido, imbécil y...y tarado también. En resumen, él es un tarado.

Genial, ya me distraje de nuevo, a ver si puedo encontrar el desayuno antes de quede hecha una pasa. Revuelvo el agua con las manos suavemente para provocar un poco de vibraciones y así atraer a los peces, porque pasan cerca, aunque no lo suficiente... Ah, pero los atraparé, de eso no hay duda.

Luego de unos minutos, uno algo grande decide nadar hasta mí, es mi oportunidad, le daré tan duro que no sabrá que lo golpeó, al estilo Bruce Lee, sí amiguito, te haré sushi en este mismo...

—¡¡¡AYYYYYY!!!, ¡¡¡¡PEZ DE PORQUERÍA!!!! —Sacudo la mano para que la suelte, pero se aferró a mis dedos con fuerza. Lo tomo de la cola aprovechando que está en el aire para que deje de retorcerse. Duele, duele mucho, maldito, juro que si llego a perder mi mano, mataré a tu esposa y a tus hijos, ¡¡a todos ellos!!

—¡¿Qué pasó?!

Derek se levanta de su sitio con una expresión pura de confusión y corre a meterse, pero lo detengo inmediatamente:

—¡No, deja, esta es mi pelea! —Frunzo el ceño mientras jadeo, ya, me está doliendo en serio, sí dejo que me chupe la carne por más tiempo, creo que la cosa se pondrá fea.

No sé de donde lo saqué, pero tras un instante de duda, muerdo al animal con ganas sobre el cuerpo, es...asqueroso, aunque peor sería no poder chocar los cinco.

Por fin deja de moverse y me suelta, dándome MI merecida victoria, sí, ¡eso, Pen!, ¡eres la maldita reina del mar!, ¡lo siento Ariel, alguien ya te sacó el título! Ah, espera... Arde, arde, ¡arde!

Salgo corriendo hacia la costa con un poquitín de pánico:

—¡¡LA MANO, CREO QUE PERDÍ LA MANO!! —Tiro el pez en la arena y presiono mi antebrazo para inmovilizarlo.

—¡¿QUE QUÉ?! —Pareciera que sus córneas se le van a salir del sitio, sin mencionar que se me acercó como un desquiciado a revisarme. Cuando quiere tocarme instintivamente me alejo, y eso lo altera aún más— ¡DÉJAME VER!, ¿QUIERES?

Sacudo la cabeza:

—¡NO!, ¡TÚ NO ERES UN MÉDICO!

Se lleva las manos a la cabeza mientras observa mi puño de sangre, el cual no miro más por temor a marearme.

—¡NO HAY NADIE MÁS AQUÍ! —Dicho eso agarra mi brazo y me obliga a extenderlo, observa detenidamente, alterado y luego de unos segundos escucho como libera el aire en un suspiro de alivio, pero a mí no me engaña:

1) Se hace el tranquilo para que yo tarde en descubrir que soy manca.

2) Se alegró de que perdiera la mano, porque moriré desangrada y así podrá tener las botellas para él solo.

3) Tal vez no liberó un suspiro, sino que se ahogó de la impresión por haber visto tanta carne fresca y sangre colgando de mi muñón.

—¡Están todos!

Abro los ojos con atención:

—¿Cómo?

Tiene una leve sonrisa en los labios:

—Están todos tus dedos... Ven, vamos a lavar eso—. Entrelaza nuestras manos con cuidado y me lleva a la mochila, me hace sentarme y obedezco, más por el aturdimiento que por otra cosa. Lo veo con el ceño fruncido, buscando agua sin sabor supongo. El cabello le cae graciosamente sobre la frente como si quisiera metérsele por los ojos... ¡Ja! parece un Emo, sí, un Emo muy lindo... ¡Feo!, ¡quise decir feo!

Para cuando vuelvo a la realidad, Derek ya viene con una botella en mano y gesto serio. La abre sin decir nada, da vuelta mi palma y vuelca un poco sobre mí, y la verdad es un alivio, la sal comenzaba a quemarme. Echa más agua y entonces masajea la piel ensangrentada con los dedos, y, por supuesto que me duele.

—Qué chillona, sólo te estoy quitando la sangre —habla bajo y sin contemplarme, completamente concentrado. Me muerdo el labio para no decir nada y espero a que termine—. Ya está, ¿ves? Sólo es una mordidita —. Con una sonrisa alegre pellizca mi nariz como si fuera una niña. Los ojos se me abren de par en par y siento un poco de calor ascendiendo a mi rostro, ¿qué?

Él se da cuenta de lo que hizo, y queda congelado con la boca abierta, como si alguien le hubiese puesto pausa.

—Eh...yo...—Se rasca la nuca y hace una mueca.

—Gracias —digo y observo mi mano, precisamente el dedo índice y el mayor, que juntos forman una media luna al rojo vivo no muy grande —. Voy a buscar el desayuno, tú enciende la fogata, hagamos barbacoa a ese maldito.

—Claro —. Sonríe de costado.

¡Holaa! ¿Todo bien? Espero que sí... Necesito aclarar algunas cosas. Normalmente actualizo los domingos, pero como yo no soy normal... No, mentira, en realidad el Internet se está portando mal conmigo, así que aprovecho mientras funciona y tengo tiempo. ¡Nos leemos luego!

¡Saludos desde mi rincón! :D.

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